20 Dec 2017 | Por: Hemisferio Izquierdo
En una nota del diario El Observador titulada “Sindicatos radicales ganan peso y trancan fuerte” (1), durante un pasaje en que el cronista detalla la composición de un paisaje alarmante lleno de sindicalistas radicalizados, se dice: “En la conducción de los gremios estatales hay listas de ultra izquierda. Ocurre en UTE, el Correo, ANCAP y AFE. Luego del anuncio del aumento de 3,2% en la tarifa eléctrica que regirá a partir del mes próximo, la Agrupación de Funcionarios de UTE (AUTE) –controlada por la corriente no frenteamplista Hemisfero (sic) Izquierdo–, emitió un comunicado criticando la decisión oficial...”.
Ante tamaño dislate no deberíamos darnos por aludidos, pero sucede que somos la única cosa en Uruguay que se llama “Hemisferio Izquierdo”. Por eso, y ante preguntas de nuestros lectores, decidimos salir a formular algunas aclaraciones, y de paso aprovechar para hacer lo que hacemos: crítica política.
La parte de desmentidos resulta breve, se despacha con un sólo párrafo. Lamentamos decepcionar a los consumidores de cucos, pero Hemisferio Izquierdo es simplemente un sitio web (2). No somos una “corriente” de nada ni controlamos a nadie (ni siquiera a nosotros mismos, como bien saben nuestros lectores, padres, madres y tutores). Mucho menos podríamos controlar al sindicato de la UTE. Y si nos dieran a elegir, preferiríamos controlar la electricidad de nuestras editoriales, que a veces nos quedan un poco pasadas de voltaje y otras veces medio timidonas (de a poco le vamos agarrando la mano).
Eso sí, como portal, somos decididamente de izquierda. No al modo cuantitativo de la economía del miedo de El Observador (llena de gradientes y escalas del tipo de “ultra”, “radical”, “extrema”). No nos interesa el izquierdómetro, ni jugamos a ser el Super Yo de la Izquierda. Decimos que somos decididamente de izquierda porque pensamos (como mucha gente) que el capitalismo es un sistema social injusto, violento y depredador de la vida y la naturaleza. Que destruye las relaciones sociales y el medio ambiente. Que necesita para reproducirse de las guerras y de la explotación. Que no es algo exterior a nosotros sino que nos constituye en nuestras formas de ser convirtiéndonos, por ejemplo, en seres que para ser felices necesitan consumir o para ser exitosos aplastar a otros. Que lejos de ser una fatalidad extra-humana el capitalismo es una construcción histórica. Que en consecuencia es posible y urgente acometer las tareas políticas, culturales y colectivas para superarlo. Que el punto de partida es complicado porque el neoliberalismo ha logrado convertirse en el sentido común del conjunto de la sociedad, y en particular ha sido asumido por buena parte del progresismo gobernante, entregado a la ideología de la gestión que despolitiza las injusticias sociales y las reproduce. Que por eso una (modestísima) tarea intelectual necesaria en nuestro tiempo es la de promover análisis y debates teóricos y políticos que convoquen a las diferentes izquierdas del Uruguay en torno un conjunto de problemas que vuelvan a poner en el centro la cuestión de la superación del capitalismo. Y por eso y para eso, a grandes rasgos, es que existe Hemisferio Izquierdo (3). Allí escriben y hablan intelectuales, académicos y militantes sociales y políticos de diversas organizaciones sociales y partidos de izquierda (incluyendo el Frente Amplio, para nuevo resbalón de la nota que comentamos).
Nos genera algo de curiosidad saber por qué medios (o por cuales fuentes) el periodista de El Observador llegó a confundir a nuestro portal con una “corriente” capaz de “controlar” un importante sindicato de nuestro país. Pero sobre todo nos interesa señalar la reiteración obsesiva, por parte del diario, del viejo mecanismo de la estigmatización de las posturas de izquierda que más cuestionan el orden dominante, apelando al miedo para aislarlas políticamente. Así, en la nota que comentamos, el crecimiento de posturas críticas en el sindicalismo es pintado como si fuera una nube de langostas que se aproxima peligrosamente. Hay toda una gimnasia de adjetivación que se estira al máximo para que quepan en un mismo extremo izquierdas muy diferentes. De lo que se trata es de construir un cuco, uno que es el mismo pese a sus diferentes apariencias. Nada relevante a propósito de la realidad del sindicalismo, la izquierda o la economía política uruguaya se puede conocer o entender por esa vía. Pero eso no importa, porque El Observador, ante todo, lo que hace es una militancia intelectual-política de derecha presentada como “periodismo objetivo”. Por lo demás, nos preguntamos si errores tan grandes no responden, también, a las condiciones adversas en que deben trabajar los periodistas de dicho medio, en el que se ha llevado adelante un achique de personal (por ejemplo, profesionales correctores) que se hace evidente en la merma de la calidad de los contenidos que ofrece.
Por todo lo expuesto, el Consejo Editor de Hemisferio Izquierdo declara:
Que la seriedad con que El Observador elabora sus “análisis” de la realidad sindical del Uruguay deja mucho que desear.
Y como queda mucho que desear, hay que irse con el deseo a otra parte, lejos de los cucos de sábanas cortas que agita un medio de prensa al que le queda lo derechoso, pero ha ido perdiendo el rigor profesional.
El deseo vive mejor en el encuentro con otros/as en los espacios y las formas que seamos capaces de inventar para militar y crear otra realidad a la izquierda de la que tenemos.
Llamamos a apagar el televisor y encender el transistor y sentir una cosquillita por los pies. A cerrar las pestañas de los medios hegemónicos y abrir las pestañas (con) los medios alternativos.
Que no nos inventen miedos. Que no nos controle nadie.
Notas
(1)
La nota fue publicada el 17/12/2017 firmada por el periodista
Maximiliano Montautti:
https://www.elobservador.com.uy/sindicatos-radicales-ganan-peso-y-trancan-fuerte-n1152395
(2) Aquí estamos y así somos: www.hemisferioizquierdo.uy
(3)
Nuestro Manifiesto fundacional se puede leer en:
https://www.hemisferioizquierdo.uy/single-post/2016/05/03/Editorial-Hemisferio-Izquierdo
Sectores radicales enfrentados a la administración pública o
acciones sindicales con visos de intransigencia tomaron notoriedad en
los últimos tiempos y le generaron dolores de cabeza al gobierno, además
de provocar posiciones de encono dentro de las internas de los gremios y
en el PIT-CNT.
Si bien la participación de
radicales en los sindicatos no es alta, algunos dirigentes lograron
imponer sus posturas y confrontar con los directorios de empresas
públicas. En otros casos, las medidas no son solo desarrolladas por la
ultra izquierda (no frenteamplista); también sindicatos vinculados al
Partido Comunista han tomado acciones de ese tipo en el sector privado.
El anuncio oficial se había
dado a conocer un año atrás y desde allí el Ejecutivo mantuvo su
postura. Sin embargo, el sindicato defendió al servicio de salud ya que
lo reconocía como una conquista de los trabajadores lograda hacía más de
60 años. Esa prestación particular para los funcionarios de ANCAP
quedó sin efecto en julio. Pero durante el mes anterior no faltó el
fuego cruzado. Allí, el gremio decidió aplicar medidas en la planta de
La Tablada (proveedora de combustibles para Montevideo y departamentos
cercanos), lo que determinó el desabastecimiento de las estaciones de
servicio. Con la medida impactando en la población, el gobierno recurrió
a la herramienta de la esencialidad, que siempre provoca escozor en el
Frente Amplio.
El lunes 12 de ese mes al
mediodía la ministra de Industria, Carolina Cosse, dijo: "Este conflicto
me tiene preocupada y sorprendida porque creo que se están tomando
medidas extraordinarias y hacen que toda la población se vea afectada".
Ese mismo día a última hora de la tarde el Ministerio de Trabajo dio a
conocer un decreto donde declaraba esencial a la importación,
producción, distribución y comercialización de todos los combustibles.
El otro cortocircuito –que todavía persiste– es el que mantienen los trabajadores del Banco República
(BROU) con el Directorio. El conflicto se originó luego de una
reestructura que la institución viene aplicando desde hace un par de
años con el cierre parcial de sucursales en localidades del interior y
fusiones de agencias montevideanas.
Pero los
ánimos se crisparon a partir de mayo de este año cuando la unión de
varias listas de ultra izquierda ganó las elecciones en el sector de
banca oficial de AEBU y se quedó con la presidencia.
Luego se impusieron en asambleas de trabajadores del BROU para definir la aplicación de medidas.
Todavía
tienen tomada la dependencia del Mercado Modelo –que dejó de funcionar a
principios de noviembre– y por unas horas llegaron a ocupar la sede
central del banco en Ciudad Vieja y la agencia céntrica 19 de Junio.
La
posición asumida por el sector radical de AEBU contrasta con las
posturas de otras listas como la 98 (Partido Socialista, Asamblea
Uruguay) y la 17 (básicamente del Partido Comunista y otros sectores
frenteamplistas). Esas, no están de acuerdo con la manera en que se
lleva adelante el conflicto con el banco, pero todavía no lograron
torcer la postura de los radicales. El enfrentamiento entre el
Directorio y la mayoría del sector de banca oficial traspasó la órbita
laboral y se instaló en el ámbito político.
Allí
intervino la bancada del Frente Amplio, que intentó destrabar el
cortocircuito y convocó a reuniones a dirigentes del partido de
gobierno. Encuentros a los que, obviamente, no concurrieron los
dirigentes radicales por no sentirse frenteamplistas. En las últimas
semanas, el Directorio del BROU anunció que frenaba el cierre parcial de
otras cinco sucursales en el interior y marcó su intención de dialogar
sobre otros aspectos con el sindicato. Sin embargo, el ala radical de
los bancarios no acepta negociar con la sucursal Mercado Modelo cerrada.
Amigo para unos, para otros no
Desde
la llegada del Frente Amplio al gobierno en 2005 varió la lógica y el
relacionamiento de los sindicatos con la administración. La dirigencia
estaba claramente identificada con el partido triunfador y mucho se
habló de su posicionamiento a la hora de hacer reivindicaciones.
Incluso,
algunos dirigentes reconocían que les había resultado mucho más fácil
treparse a un estrado para criticar y enfrentarse a gobiernos de los
partidos tradicionales que hacerlo con uno con el cual tenía afinidad.
Pero esa lógica no funcionó con los dirigentes de la ultra izquierda y algunos comunistas ortodoxos.
En
el primer mandato de Vázquez se produjo un quiebre en la interna. En
agosto de 2008 en una Mesa Representativa del PIT-CNT la postura radical
primó y se aprobó el primer paro general de 24 horas contra un gobierno
de izquierda.
En esa oportunidad, los
radicales contaron con los votos de muchos sindicalistas del ala más
dura del Partido Comunista, descontentos con el manejo de la política
económica a cargo del ministro Danilo Astori.
El
paro generó un cortocircuito en la interna del PIT-CNT, que luego fue
zurciéndose como pudo, mientras los radicales continuaron, hasta la
actualidad, con fuertes críticas al Ejecutivo de izquierda.
"El
gobierno amigo funcionó aunque no se lo reconozca, pero la ultra
izquierda no maneja ese concepto y en algunos casos se nota", comentó a
El Observador el experto laboralista y exministro de Trabajo, Santiago
Pérez del Castillo. Añadió que los sindicatos radicales "están tomando
más fuerza" en el sector público aunque ello no se traslada al privado.
En la conducción de los gremios estatales hay listas de ultra izquierda. Ocurre en UTE, el Correo, ANCAP y AFE.
Luego
del anuncio del aumento de 3,2% en la tarifa eléctrica que regirá a
partir del mes próximo, la Agrupación de Funcionarios de UTE (AUTE)
–controlada por la corriente no frenteamplista Hemisfero Izquierdo–,
emitió un comunicado criticando la decisión oficial. El gremio indicó
que "hoy existen condiciones para bajar las tarifas de los hogares, pero
los intereses corporativos y los compromisos con los grandes capitales
han primado por sobre los intereses populares".
Lorena
Lavecchia es integrante del consejo de banca oficial de AEBU en
representación de la "Coordinadora para el Cambio" que obtuvo la
mayoría. Además, el mes pasado, dos listas que integran ese grupo
ganaron las elecciones para la nueva integración de la comisión
representativa (sindicato de base) del Banco República y ella asumió la
presidencia.
La
dirigente sostuvo que hubo un cambio en los sindicatos cuando comenzó
el mandato de Vázquez en 2005. "Se escucharon discursos cuando asumió de
dirigentes diciendo: 'nosotros no estamos con el gobierno, nosotros
somos el gobierno'.
Entonces muchos de ellos
comenzaron a funcionar dentro de los sindicatos como articuladores",
recordó. A partir de ese momento se generó una dinámica que "atenta
contra la organización sindical", añadió.
Con el paso de los
años, ese relacionamiento de cercanía entre gobernantes y sindicalistas
provocó un proceso de descreimiento en algunos trabajadores.
El
director del Instituto de Relaciones Laborales de la Universidad
Católica, Juan Manuel Rodríguez, indicó a El Observador que las
ideologías pesan dentro de los sindicatos.
"Las
movilizaciones sindicales siempre están impulsadas por dirigentes con
pensamientos ideológicos y políticos", explicó. "Está claro que en el
movimiento sindical uruguayo, a diferencia de lo que ocurre en la gran
mayoría de los países, el PIT-CNT no es de una sola ideología, sino de
muchas y de múltiples posiciones políticas", señaló.
Esa
diversidad de opiniones hacen que "frecuentemente en cada conflicto se
expresen distintas visiones y propuestas donde la que gana es la
mayoritaria", sostuvo Rodríguez. Igualmente consideró que el caso del
conflicto del Banco República tiene sus particularidades. "No es un
hecho frecuente ni de AEBU ni del movimiento sindical, donde las
posiciones sean tan públicas y con posturas claramente contrarias".
El ejemplo privado
Fuera
del ámbito estatal, hay ejemplos de sindicatos con conducción comunista
que se enfrentan de forma frecuente a los empleadores. La construcción
es uno de los sectores donde los empresarios sufren en carne propia la
fuerza de los sindicatos. Según relató una compañía de peso que opera en
Uruguay, en el último tiempo se ha dado un giro radical en los
delegados de base.
Eso ha llevado a que muchas veces llegan
planteos al gremio madre (Sunca) que "sorprenden" a la propia dirección
dominada por comunistas. El secretario general del Sunca es el
comunista Óscar Andrade.
Uno de los temas que más alarma a los empleadores de la construcción es la magra productividad laboral del sector.
Las
fuentes citaron un ejemplo concreto de cómo pesan esos costos en
Uruguay. Por ejemplo, con los contrastes que se dieron en la obra de la
planta de Montes del Plata entre los trabajadores extranjeros y los
locales, donde para hacer el trabajo de un foráneo eran necesarios "tres
o cuatro" de sus pares uruguayos.
Otros de los
temas donde los empresarios tienen poco para hacer en la extensión del
horario de trabajo. "Vos le ofrecés horas extras pagas y con todos los
derechos como corresponde pero no hay vuelta: la respuestas es no",
alertaron.
El argumento es que si acceden a
ello le quitan empleo a otros trabajadores. Como las constructoras
siempre corren a contrarreloj por los tiempos en las obras y la idea es
aprovechar el máximos posible las horas de sol, algunas empresas están
comenzando a instrumentar dos turnos con ingreso corridos para corregir
en algo ese déficit.
La ocupación por un feriado
Hay
un caso recordado en el sector automotriz. Hace tres años se discutió
durante meses el cambio de categoría en los Consejos de Salarios de
empresas que confeccionaban autopartes pero se regían bajo el laudo
textil. Había problema de interpretación sobre el trabajo y la actividad
realizada y las discusiones llevaron meses. Pero finalmente esas
empresas quedaron clasificadas como autopartistas. En ese sector es el
sindicato metalúrgico (comunista) quien representa a los trabajadores.
Pero
antes de la firma del acuerdo para el pasaje de categoría llegó un
feriado del sector metalúrgico, pero que no era para los textiles.
Entonces los trabajadores sindicalizados no concurrieron a trabajar,
aunque todavía no gozaban del beneficio de ese día libre. La empresa
sancionó a esos empleados, el incidente generó un conflicto y el
sindicato metalúrgico terminó ocupando la fábrica por un feriado que aún
no correspondía.
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