Los tres imputados fueron procesados y el juez determinó la prisión preventiva por 120 días en tanto se concluye el proceso
Audiencia pública por denuncia de torturas y detenciones clandestinas en "Los Vagones" de Canelones
El viernes 29, a las 16.30 horas, en el Juzgado Letrado de Canelones
de 1er Turno de dicha ciudad, tendrá lugar la formalización, por parte
de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad a cargo del
Dr. Ricardo Perciballe, de una causa penal contra tres ex policías por
torturas en el centro de reclusión clandestino conocido como “Los
Vagones”.
La audiencia pública se realizará en el marco del nuevo Código del Proceso Penal y allí se iniciará la sustanciación de los hechos denunciados el 6 de mayo del presente año por parte de la Secretaria de Derechos Humanos de la Intendencia Departamental de Canelones, y que actualmente es patrocinada por el Observatorio Luz Ibarburu.
Las torturas, las vejaciones, las atrocidades, se produjeron aproximadamente entre los años 1968 y 1979 aunque no se descarta que haya casos por fuera de ese período del que se tienen decenas de testimonios.
El largo camino para reconstruir la historia, recopilar testimonios y llegar hasta ubicar los lugares exactos donde estuvieron instalados aquellos vagones del terror, fue tarea de mucha gente. Se logró con el trabajo de la sociedad civil, la Universidad de la República a través de las facultades de Humanidades y Ciencias Sociales, el gobierno departamental y la Secretaría de Derechos Humanos de Canelones, la Institución Nacional de Derechos Humanos y decenas de anónimos.
Inicio
Un grupo de vecinos y vecinas de Canelones, formaron en el año 2016, la Asociación Civil Ágora. Tienen mucho en común. Les gusta charlar, tomar mate, reír y soñar. Y también les une la necesidad de construir la memoria colectiva sobre el centro clandestino de detención y tortura "Los Vagones". Entre los integrantes y adherentes, hay esposas de expresos, esposos de expresas, y por quienes directamente estuvieron presos y presas en el centro clandestino de detención.
Según explicó al Portal del PIT-CNT, Eugenia Cabrera, presidenta de Ágora, también se ha ido sumando gente de la zona, que quiere participar en calidad de adherente de la asociación civil. "Más que el horror nos une la esperanza" asegura.
Cuando fue detenida, Eugenia trabajaba y estudiaba Servicio Social en la Universidad de la República, "porque no había Facultad de Ciencias Sociales". Precisamente, el trabajo de investigación y recopilación de testimonios de lo que sucedió en aquellos años en "Los Vagones", se ha realizado con la cooperación de las facultades de Ciencias Sociales y Humanidades.
Uno de los ejes del trabajo de investigación implicó entrevistas, charlas, preguntas y búsqueda de testimonios. Por otra parte, un equipo de antropólogos realizó tareas de excavación para llegar a ubicar los sitios en los que estaban colocados los vagones que conformaban aquel centro de tortura. Según contó Cabrera, el proyecto museológico y el reconocimiento como sitio de la memoria en el espacio del Barrio Olímpico, han sido "mojones" en el camino. Con las excavaciones y el trabajo de antropólogos se logró ubicar dónde estaban las celdas, las casetas de los guardias, el espanto, la verdad. "Se encontraron los cimientos donde fueron apoyados los vagones y aunque parezca menor, haber podido identificar dónde estaban los calabozos le da sentido a nuestro trabajo de construcción de la memoria. Los lugares donde estuvieron los compañeros y compañeras. Sin el trabajo de los museólogos, arqueólogos no habría sido posible".
La Universidad de la República también participa en la sistematización de la información recopilada en las entrevistas realizadas. "Nos están ayudando además en la preparación para que esas entrevistas puedan ser compartidas con la población a través de la web".
"Éramos tan jóvenes"
Eugenia preside Ágora aunque no estuvo detenida en "Los Vagones" sino en la cárcel de mujeres de Canelones, después de haber estado en la clandestinidad. Con el paso de los años, aprendió a valorar el aire que respira, los colores y los reencuentros con los viejos conocidos de aquellos años. A celebrar los abrazos, las risas y las miradas. Cuando salió de la cárcel, recuperada la democracia, intentó retomar los estudios pero ya nada era igual. "Me sentí una vieja cuando fui a la Facultad y eso que tenía 32 años, pero bueno, todo había cambiado, nosotros habíamos cambiado, entonces éramos tan jóvenes…".
Eugenia tiene una hija socióloga y confía en que pronto podrá ser abuela. "Todavía no tengo nietos pero los espero con ansias". De todos modos, disfruta a más no poder sus dos sobrinos nietos y dice que son la alegría de cada día. "Ellos me hacen una persona muy feliz, mis sobrinos nietos, mi familia y mis amigos, especialmente aquellos que mantengo desde hace tanto tiempo".
La presidenta de Ágora, celebra también que el camino esté lleno de gente joven que quiere construir memoria, como la directora de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno de Canelones, Valeria Rubino. "Ella es muy joven y ha sido un apoyo tremendo, se abrazó a esta causa, es invalorable lo que ha hecho en este tiempo".
Sensibilidad
La directora de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno de Canelones, explicó al Portal que cuando conocieron la iniciativa no dudaron un segundo en preguntar de qué forma podían ser parte y contribuir con el trabajo que se había proyectado. "Fue un trabajo de mucha gente que quiso ayudar, pero en mi caso, cuando me encontré con tantos testimonios de hechos de apariencia delictiva, con tanta evidencia, el camino que tenía era el de la denuncia". Rubino actuó como funcionaria pública que tuvo conocimiento de hechos de apariencia delictiva pero también desde el compromiso humano. "Fueron decenas o cientos de personas, porque no podemos precisar la cifra ya que nadie escribió nada, esas personas estuvieron secuestradas, estaban ahí pero no se registró que salieron de allí, tan solo algunos que luego fueron procesados y fueron trasladados a las cárceles. Pero los que están registrados por algún motivo de traslado a otro sitio de detención y dejaron de ser detenidos clandestinos son la minoría". Para la responsable de DDHH del gobierno de Canelones, lo que existió en "Los Vagones" fue lisa y llanamente el terrorismo de Estado aplicado a detenidos en condiciones clandestinas. "Gracias a la sociedad civil, esto ahora es visible y llegamos a una instancia judicial".
Rubino entiende que todo lo que ha tenido que realizar en este proyecto trasciende el cargo y la función administrativa. Habla de involucramiento y compromiso de la institucionalidad con las políticas de DDHH.
"La gente con el paso del tiempo, viene a contarnos cosas, cuando van envejeciendo y tienen miedo de morir sin haber contado todo, se acercan y nos tratan de ayudar contándonos lo que padecieron o lo que vieron. Como víctimas directas o como vecinos que vieron o escucharon algo".
El trabajo hormiga
En cuanto al proceso de trabajo, la jerarca dijo al Portal que hubo que dejar de lado los escritorios y hacer tarea en territorio. "Cuando se comienza a reconstruir esta historia, como en cualquier orden de la vida, hay que asumir el trabajo de peón. La teoría sirve mucho, los libros son maravillosos, pero si realmente uno quiere meterse con la historia real y poder contar muchísimo que aún no se ha contado, debemos necesariamente realizar el trabajo de peón. Hay que escuchar, leer, volver a escuchar y preguntar más. En estos cuatro años, la sociedad civil ha trabajado miles de horas que aunque hubiera querido, el Estado no habría podido pagar. Miles de horas de trabajo de hormiga, día a día, y nuestra tarea fue colaborar y ayudar a que la información se sistematizara", aseguró.
Cuando se enteró que no existían denuncias presentadas en Canelones sobre las atrocidades cometidas en "Los Vagones", Rubino comprendió que tenía la responsabilidad de que esa información llegara a la Justicia. No solo por ser funcionaria pública "sino porque no entiendo otra forma de proceder" acotó. "Nunca me habría imaginado que todo eso tan brutal no había sido denunciado ante la Justicia", concluyó.
La audiencia pública se realizará en el marco del nuevo Código del Proceso Penal y allí se iniciará la sustanciación de los hechos denunciados el 6 de mayo del presente año por parte de la Secretaria de Derechos Humanos de la Intendencia Departamental de Canelones, y que actualmente es patrocinada por el Observatorio Luz Ibarburu.
Las torturas, las vejaciones, las atrocidades, se produjeron aproximadamente entre los años 1968 y 1979 aunque no se descarta que haya casos por fuera de ese período del que se tienen decenas de testimonios.
El largo camino para reconstruir la historia, recopilar testimonios y llegar hasta ubicar los lugares exactos donde estuvieron instalados aquellos vagones del terror, fue tarea de mucha gente. Se logró con el trabajo de la sociedad civil, la Universidad de la República a través de las facultades de Humanidades y Ciencias Sociales, el gobierno departamental y la Secretaría de Derechos Humanos de Canelones, la Institución Nacional de Derechos Humanos y decenas de anónimos.
Inicio
Un grupo de vecinos y vecinas de Canelones, formaron en el año 2016, la Asociación Civil Ágora. Tienen mucho en común. Les gusta charlar, tomar mate, reír y soñar. Y también les une la necesidad de construir la memoria colectiva sobre el centro clandestino de detención y tortura "Los Vagones". Entre los integrantes y adherentes, hay esposas de expresos, esposos de expresas, y por quienes directamente estuvieron presos y presas en el centro clandestino de detención.
Según explicó al Portal del PIT-CNT, Eugenia Cabrera, presidenta de Ágora, también se ha ido sumando gente de la zona, que quiere participar en calidad de adherente de la asociación civil. "Más que el horror nos une la esperanza" asegura.
Cuando fue detenida, Eugenia trabajaba y estudiaba Servicio Social en la Universidad de la República, "porque no había Facultad de Ciencias Sociales". Precisamente, el trabajo de investigación y recopilación de testimonios de lo que sucedió en aquellos años en "Los Vagones", se ha realizado con la cooperación de las facultades de Ciencias Sociales y Humanidades.
Uno de los ejes del trabajo de investigación implicó entrevistas, charlas, preguntas y búsqueda de testimonios. Por otra parte, un equipo de antropólogos realizó tareas de excavación para llegar a ubicar los sitios en los que estaban colocados los vagones que conformaban aquel centro de tortura. Según contó Cabrera, el proyecto museológico y el reconocimiento como sitio de la memoria en el espacio del Barrio Olímpico, han sido "mojones" en el camino. Con las excavaciones y el trabajo de antropólogos se logró ubicar dónde estaban las celdas, las casetas de los guardias, el espanto, la verdad. "Se encontraron los cimientos donde fueron apoyados los vagones y aunque parezca menor, haber podido identificar dónde estaban los calabozos le da sentido a nuestro trabajo de construcción de la memoria. Los lugares donde estuvieron los compañeros y compañeras. Sin el trabajo de los museólogos, arqueólogos no habría sido posible".
La Universidad de la República también participa en la sistematización de la información recopilada en las entrevistas realizadas. "Nos están ayudando además en la preparación para que esas entrevistas puedan ser compartidas con la población a través de la web".
"Éramos tan jóvenes"
Eugenia preside Ágora aunque no estuvo detenida en "Los Vagones" sino en la cárcel de mujeres de Canelones, después de haber estado en la clandestinidad. Con el paso de los años, aprendió a valorar el aire que respira, los colores y los reencuentros con los viejos conocidos de aquellos años. A celebrar los abrazos, las risas y las miradas. Cuando salió de la cárcel, recuperada la democracia, intentó retomar los estudios pero ya nada era igual. "Me sentí una vieja cuando fui a la Facultad y eso que tenía 32 años, pero bueno, todo había cambiado, nosotros habíamos cambiado, entonces éramos tan jóvenes…".
Eugenia tiene una hija socióloga y confía en que pronto podrá ser abuela. "Todavía no tengo nietos pero los espero con ansias". De todos modos, disfruta a más no poder sus dos sobrinos nietos y dice que son la alegría de cada día. "Ellos me hacen una persona muy feliz, mis sobrinos nietos, mi familia y mis amigos, especialmente aquellos que mantengo desde hace tanto tiempo".
La presidenta de Ágora, celebra también que el camino esté lleno de gente joven que quiere construir memoria, como la directora de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno de Canelones, Valeria Rubino. "Ella es muy joven y ha sido un apoyo tremendo, se abrazó a esta causa, es invalorable lo que ha hecho en este tiempo".
Sensibilidad
La directora de la Secretaría de Derechos Humanos del gobierno de Canelones, explicó al Portal que cuando conocieron la iniciativa no dudaron un segundo en preguntar de qué forma podían ser parte y contribuir con el trabajo que se había proyectado. "Fue un trabajo de mucha gente que quiso ayudar, pero en mi caso, cuando me encontré con tantos testimonios de hechos de apariencia delictiva, con tanta evidencia, el camino que tenía era el de la denuncia". Rubino actuó como funcionaria pública que tuvo conocimiento de hechos de apariencia delictiva pero también desde el compromiso humano. "Fueron decenas o cientos de personas, porque no podemos precisar la cifra ya que nadie escribió nada, esas personas estuvieron secuestradas, estaban ahí pero no se registró que salieron de allí, tan solo algunos que luego fueron procesados y fueron trasladados a las cárceles. Pero los que están registrados por algún motivo de traslado a otro sitio de detención y dejaron de ser detenidos clandestinos son la minoría". Para la responsable de DDHH del gobierno de Canelones, lo que existió en "Los Vagones" fue lisa y llanamente el terrorismo de Estado aplicado a detenidos en condiciones clandestinas. "Gracias a la sociedad civil, esto ahora es visible y llegamos a una instancia judicial".
Rubino entiende que todo lo que ha tenido que realizar en este proyecto trasciende el cargo y la función administrativa. Habla de involucramiento y compromiso de la institucionalidad con las políticas de DDHH.
"La gente con el paso del tiempo, viene a contarnos cosas, cuando van envejeciendo y tienen miedo de morir sin haber contado todo, se acercan y nos tratan de ayudar contándonos lo que padecieron o lo que vieron. Como víctimas directas o como vecinos que vieron o escucharon algo".
El trabajo hormiga
En cuanto al proceso de trabajo, la jerarca dijo al Portal que hubo que dejar de lado los escritorios y hacer tarea en territorio. "Cuando se comienza a reconstruir esta historia, como en cualquier orden de la vida, hay que asumir el trabajo de peón. La teoría sirve mucho, los libros son maravillosos, pero si realmente uno quiere meterse con la historia real y poder contar muchísimo que aún no se ha contado, debemos necesariamente realizar el trabajo de peón. Hay que escuchar, leer, volver a escuchar y preguntar más. En estos cuatro años, la sociedad civil ha trabajado miles de horas que aunque hubiera querido, el Estado no habría podido pagar. Miles de horas de trabajo de hormiga, día a día, y nuestra tarea fue colaborar y ayudar a que la información se sistematizara", aseguró.
Cuando se enteró que no existían denuncias presentadas en Canelones sobre las atrocidades cometidas en "Los Vagones", Rubino comprendió que tenía la responsabilidad de que esa información llegara a la Justicia. No solo por ser funcionaria pública "sino porque no entiendo otra forma de proceder" acotó. "Nunca me habría imaginado que todo eso tan brutal no había sido denunciado ante la Justicia", concluyó.
Se realiza primera audiencia de formalización oral y pública en una causa por delitos de lesa humanidad
Los vagones: se imputa a responsables de torturas en centro de detención clandestina en Canelones.
Hoy a las 16.30 se realizará la primera audiencia de
formalización por parte de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa
Humanidad de una causa penal contra imputados por torturas en el centro
de detención y reclusión clandestino conocido como “Los vagones”, en la
ciudad de Canelones. La denuncia fue presentada el 6 de mayo. Según
dijo a la diaria la responsable de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Intendencia de Canelones, Valeria Rubino –quien presentó
la denuncia ante la Fiscalía que dirige Ricardo Peciballe–, el colectivo
Ágora-Identidad, derechos humanos y memoria canaria fue “recabando
testimonios de personas que fueron secuestradas en ese centro
clandestino de detención y tortura” y los hizo llegar a la Secretaría,
que los empezó a sistematizar, entre otras cosas, para integrarlos a los
contenidos de una página web que está por lanzarse. “Ahí es que empiezo
a ver que testimonio tras testimonio dan cuenta de cuestiones
delictivas”, contó. Rubino averiguó si los hechos testimoniados ya
habían sido denunciados, y al enterarse de que no, decidió “presentar
una denuncia en calidad de funcionaria pública”, ya que si constata
hechos con apariencia delictiva, debe denunciarlos, según está
determinado por la ley.
“Presenté un escrito al fiscal correspondiente de que esa era la información que yo tenía y que me parecía que le competía a su función”, agregó Rubino. “Cualquier funcionario de la intendencia que hubiera constatado esos delitos habría hecho lo mismo”.
Rubino dijo que hasta ese paso fue su iniciativa; luego fue el fiscal el que evaluó que los testimonios constituían suficiente prueba para abrir una causa. Será la primera vez que se dé trámite a una causa penal por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura por medio del nuevo Código de Proceso Penal, que habilita que las audiencias sean orales y públicas. Según pudo saber la diaria, los imputados son tres policías retirados que aparecen reiteradamente en los testimonios de detenidos y torturados como los jerarcas a cargo de los operativos represivos.
“Los vagones” estuvieron ubicados en un primer período en el Parque de Artigas de la ciudad de Canelones, conocido como Prado, y posteriormente fueron trasladados a la zona del barrio Olímpico de la capital departamental. Por “Los vagones” pasaron alrededor de 400 personas, muchas de ellas, en la segunda etapa, víctimas de la Operación Trabajo, uno de los brazos de la Operación Morgan, desatada contra el Partido Comunista en 1975.
“Presenté un escrito al fiscal correspondiente de que esa era la información que yo tenía y que me parecía que le competía a su función”, agregó Rubino. “Cualquier funcionario de la intendencia que hubiera constatado esos delitos habría hecho lo mismo”.
Rubino dijo que hasta ese paso fue su iniciativa; luego fue el fiscal el que evaluó que los testimonios constituían suficiente prueba para abrir una causa. Será la primera vez que se dé trámite a una causa penal por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura por medio del nuevo Código de Proceso Penal, que habilita que las audiencias sean orales y públicas. Según pudo saber la diaria, los imputados son tres policías retirados que aparecen reiteradamente en los testimonios de detenidos y torturados como los jerarcas a cargo de los operativos represivos.
“Los vagones” estuvieron ubicados en un primer período en el Parque de Artigas de la ciudad de Canelones, conocido como Prado, y posteriormente fueron trasladados a la zona del barrio Olímpico de la capital departamental. Por “Los vagones” pasaron alrededor de 400 personas, muchas de ellas, en la segunda etapa, víctimas de la Operación Trabajo, uno de los brazos de la Operación Morgan, desatada contra el Partido Comunista en 1975.
>>> Excavación de Los Vagones
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