viernes, 25 de febrero de 2022

Ejemplo de lucha

 





Este jueves cientos de personas concurrieron bajo lluvia al velatorio del exintegrante del MLN-T.

Bajo lluvia, cientos de personas dijeron adiós a Jorge Zabalza. Rehén de la dictadura cívico-militar durante 13 años, el exintegrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T) falleció a los 79 años en la madrugada del miércoles en el Hospital de Clínicas. El Tambero, como le decían en su entorno cercano, estaba internado por complicaciones derivadas de un cáncer de esófago que lo aquejaba desde hacía años.

Este jueves se llevó a cabo el velatorio en el barrio La Comercial. Minutos después del mediodía, cientos de personas, viejos y jóvenes, de distintas clases sociales, se juntaron en la esquina de Nueva Palmira y Cufré para despedir a Zabalza. Uno de ellos fue Ricardo Ehrlich, exintendente de Montevideo y hasta hace unos días coordinador transitorio del Frente Amplio (FA).

“Nos conocimos en la cárcel”, expresó Ehrlich, para quien Zabalza fue “un hombre de una gran coherencia que vivió de acuerdo a sus principios”. “Creo que hoy acá hay toda una generación con la que él compartió su vida, que respeta y respetó sus opciones” y su “enorme compromiso con sus ideas”, mencionó en diálogo con la diaria.


“Compartimos distintos momentos”, continuó Ehrlich, “sobre todo cuando yo estuve con responsabilidades de gestión y había que resolver problemas, él [Zabalza] se acercó buscando resolver problemas concretos, con un compromiso muy firme con sus principios y con la gente, con los humildes”. Esto último, sostuvo Ehrlich, “es lo que hace que hoy toda una comunidad muy diversa manifieste su dolor y su respeto a lo que significó su vida”.

Zabalza se incorporó a los tupamaros en 1968 e integró el grupo de presos que se fugaron de la cárcel de Punta Carretas en 1971, y posteriormente fue uno de los nueve rehenes tupamaros que estuvieron presos en cuarteles militares desde 1972 hasta 1985, durante toda la dictadura cívico-militar.

Irma Leites, referente de Plenaria Memoria y Justicia, estuvo también presente y señaló a la diaria que “en este momento” lo que más le pesa “es la convicción de que hay muchos luchadores” cuya “pasión fue el cambio social, la revolución, que en aquel momento la vimos a la vuelta de la esquina, y no estuvo a la vuelta de la esquina, pero la seguimos buscando siempre y el Tambero es un ejemplo de eso”.

En cuanto a la figura de Zabalza, lo ubicó entre los “revolucionarios que han sido coherentes desde el inicio de nuestra lucha” y “que a lo largo de este tiempo se han mantenido hasta el final”.

“Un referente ético”

En conversación con la diaria, el referente sindical y exdiputado del Partido por la Victoria del Pueblo Luis Puig dijo sobre Zabalza que “fue un tipo que vivió como pensó toda su vida”. “Yo creo que cumplió con esa premisa básica que planteaba el Che Guevara de que un revolucionario debe poner el pellejo atrás de las ideas. Sin dudas, el Tambero lo puso a lo largo de toda su vida”, afirmó.

Para Puig, a pesar de las “muchas diferencias”, Zabalza era una persona con quien “podías discutir de frente, fuerte, y terminar con un abrazo, manteniendo cada uno sus posiciones”. Además, destacó: “Cada vez que estábamos en conflicto en el sindicato del gas siempre aparecía su presencia solidaria dando una mano”. “Yo creo que es un referente ético muy importante para la izquierda uruguaya y un referente para las futuras generaciones”, resumió.

En 1985, a la salida de la dictadura cívico-militar, Zabalza fue liberado y continuó su militancia política en el MLN-T, ahora desde la legalidad. En 1994 fue electo edil por el FA y acabó asumiendo la presidencia de la Junta Departamental de Montevideo. En ese entonces protagonizó varias polémicas con otros dirigentes políticos del FA.

A comienzos de 1999, un par de años después, Zabalza abandonó el Movimiento de Participación Popular y más tarde, en el 2000, se alejó definitivamente del FA y criticó en particular a sus excompañeros del MLN-T.

Nunca dejó de tener una participación activa en defensa de los derechos humanos. El año pasado fue condenado, junto con otras cinco personas, por atentado durante las protestas de febrero de 2013 en la sede de la Suprema Corte de Justicia, que cuestionaban el traslado de la órbita penal a la civil de la entonces jueza Mariana Mota, que tenía a su cargo más de 50 expedientes vinculados a la violación de los derechos humanos en la dictadura.


“Fijate que el Tambero se va procesado”, manifestó Leites, quien también fue condenada por esa misma protesta. La dirigente de Plenaria Memoria y Justicia valoró su compromiso con “las luchas actuales contra la impunidad, contra el terrorismo [de Estado], contra la injusticia”. A lo largo de su vida, Zabalza “tuvo muchas instancias que no sólo compartimos, sino que nos marcaron como militantes”, sostuvo.

Por otro lado, Leites destacó “el elemento de que él haya abandonado una clase, una vida que podía haber sido muy cómoda, en aras de otros que realmente la pasábamos mal”. Zabalza era hijo de Pedro Zabalza Arrospide, dirigente del Partido Nacional y exintendente de Lavalleja. “Todos los sectores más marginales veíamos en estos compañeros que ellos entregaban todo y hasta abandonaban una clase para pasarse al bando de los oprimidos”, remarcó Leites.

A las cuatro de la tarde, en punto, en medio de muchos aplausos y al grito de “¡arriba los que luchan!”, el cortejo fúnebre partió hacia el Cementerio del Norte, donde será cremado.

 

 >>> El más consecuente de los líderes tupamaros

 Durante esta madrugada falleció producto del cáncer Jorge Zabalza Waksman, líder de los Tupamaros de Uruguay, luego de una vida de camino revolucionario, lucha antidictatorial, búsqueda de justicia y consecuencia política.

Durante la madrugada de este miércoles 23 de febrero falleció en el Hospital de Clínicas de Montevideo, Jorge Zabalza Waksman "el tambero", histórico dirigente del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros de Uruguay, organización revolucionaria que desarrolló la lucha guerrillera en un país donde se pensaba que esta opción era imposible.

Jorge perdió a su hermano, Ricardo Zabalza Waksman, el 8 de octubre de 1969, durante una de estas osadas acciones, en la toma de la localidad de Pando a 32 kilómetros de Montevideo.

Jorge Zabalza fue parte de los presos políticos que protagonizaron la histórica fuga del Penal de Punta Carretas (1971), junto a otros 110 de sus compañeros tupamaros.

Recapturado en 1972, con la instauración de la dictadura cívico militar (1973) Zabalza se integra al grupo de los líderes tupamaros conocidos como los rehenes de la dictadura. En aquel grupo estaban además Raúl Sendic, Pepe Mujica, Eleuterio Fernández Huidobro, Mauricio Rosencof, Adolfo Wasem, Julio Marenales, Henry Engler y Jorge Manera.


 

Terminada la dictadura, los tupamaros se integran al Frente Amplio, los históricos lideres ocuparan diversos cargos en la media que esta organización que aglutina al progresismo uruguayo fue ganando espacios, el Tambero Zabalza, un tipo muy autocritico y reflexivo, se encargaba de dirigir la revista "Mate Amargo", el órgano oficial de los tupamaros, hasta que en 1994 fue electo edil en la ciudad de Montevideo, ejerciendo la presidencia de la Junta Departamental.

El 24 de agosto de 1994, a raíz de la extradición de tres ciudadanos vascos acusados de pertenecer a la organización independentista vasca ETA, se produjeron en Montevideo frente al Hospital Filtro manifestaciones que Zabalza respaldó como un deber moral de solidaridad hacia compañeros de lucha, sin embargo, varios sectores de la izquierda uruguaya se desmarcaron de éstas.

Ejerciendo el rol edil, es cuando tiene sus primeras discrepancias con el giro socialdemócrata que vivía la izquierda uruguaya en general (Frente Amplio) y también los Tupamaros en particular. En 1997, cuando el frenteamplista intendente de Montevideo, Mariano Arana, propuso dar en concesión el Hotel Casino Carrasco, propiedad del municipio de Montevideo, Jorge Zabalza se opuso, fue el único de todos los ediles del Frente Amplio que lo hizo, apegado a su conciencia y su histórica consecuencia. El hecho hizo fracasar la concesión y provocó como efecto colateral la renuncia de Tabaré Vázquez a la presidencia del Frente Amplio.


 

Ese mismo año 1997 en una visita a Uruguay del presidente de Francia, jacques René Chirac, en un acto oficial donde donde le entregaban las llaves de Montevideo, Zabala le reclama "¿Por qué el gobierno francés apunta a la bomba, a la guerra nuclear, desoyendo el clamor que provocan sus pruebas en el atolón de Mururoa? No queremos capitales franceses".

Hacia el año 2000, Zabalza rompe con la dirección tupamara de Mujica, tras el triunfo electoral de 2004 y el ascenso a la presidencia del Frente Amplio, se vuelve un fuerte crítico de sus antiguos compañeros. De Pepe Mujica señaló: "Mujica transformó su pasado en un relato épico; hoy es operador del capitalismo".

 

Pese a su enfermedad, un cáncer de esófago que arrastraba de años, «el Tambero» supo mantenerse militante, en las calles, apoyando organizaciones en lucha, escribiendo libros, participando de foros y debates, siempre presente en la lucha contra la ley de caducidad de los crímenes de la dictadura, con las organizaciones de derechos humanos y memoria.

>>> No nos olvidaremos 

 

 


El mejor momento de la historia de la televisión uruguaya, donde mate de por medio con el gran Omar Gutierrez prendiera fuego una bandera de Estados Unidos en vivo.





En cuestión de días –primero Xenia Itté, después Eduardo Bicho Bonomi y finalmente Jorge Tambero Zabalza– se fueron definitivamente tres connotados extupamaros que tuvieron un protagonismo destacado en capítulos sustanciales del proceso revolucionario de nuestro país, a los que el desarrollo político posdictadura, dócil ante las determinaciones personales, asignó diferentes roles, en ciertas circunstancias antagónicos. No es mi intención ahora establecer comparaciones entre una militante social que otros pretendieron reducir a la condición de compañera de un dirigente, un activo gobernante que supo ser integrante del aparato armado de la guerrilla urbana y un empecinado e implacable combatiente de las fuerzas físicas que disuelven las convicciones en la sopa del pragmatismo.

En las muchas conversaciones que mantuve con Zabalza como fuente privilegiada de episodios que reconstruí en Sendic, Fugas y La Comisión Aspirina (y que debo diferenciar de las otras muchas conversaciones, como las que se dan entre amigos, en boliches, en asados y, últimamente, con más frecuencia, en velorios), el relato intentaba eludir el protagonismo personal y aportar cierta distancia, cuando, en realidad, la anécdota solía tenerlo también a él como parte sustancial de los episodios reconstruidos. En esas ocasiones me deslumbraba la memoria sin concesiones del Tambero y su fidelidad a los hechos, como cuando revivió el intento de fuga de los tres rehenes (Raúl Bebe Sendic, Julio Viejo Marenales y él) recluidos en una piscina de sal en un cuartel de Paso de los Toros, que, en principio, parecía facilonga, porque el techo de ese celdario improvisado era de chapa galvanizada. Al Tambero –que ocupaba la celda más alejada de los escalones que llevaban al agujero de entrada– le correspondió la tarea de serruchar los clavos que sujetaban la chapa con las sierritas para descabezar ampollas que lograban sustraer en las visitas a la enfermería. El Bebe y el Viejo debieron amansar la ansiedad durante los meses que oficiaron de campana. Cuando el Tambero hizo fuerza con el hombro y la cabeza en la parte de la chapa liberada, esta no se movió ni un milímetro. El Bebe, a cuatro celdas de distancia, no le creyó, lo acusó de cobarde y no le dirigió la palabra. Mucho después supieron que sobre el techo de chapa estaba depositada buena parte de la estructura prefabricada del puente Bailey, utilizado por el general Liber Seregni durante las inundaciones de 1959, que, por supuesto, era imposible de mover, sin importar lo tozudo que pudiera ser el Tambero.

La prisión ocupó buena parte del tiempo de su militancia. Pero si su condición de rehén de la dictadura (que compartió con otros 17 prisioneros, hombres y mujeres escogidos como escudos humanos para eventuales represalias contra los oficiales que desplegaban con esmero la guerra sucia de torturas, asesinatos, violaciones y desapariciones) acentuó el rechazo a cualquier forma de contemporización con los terroristas de Estado, esa etapa carcelaria no monopolizaba sus recuerdos. No olvidaba una cara ni un nombre, y ese registro casi fotográfico resultó providencial para reconstruir esas porciones de la infamia protagonizadas por los valientes a la hora de torturar pero flacos de memoria frente a los magistrados. Hasta el momento de su muerte fue perseguido judicialmente por su presunta responsabilidad en aquel despliegue espontáneo en rechazo a la decisión de la Suprema Corte de Justicia de desplazar a la jueza Mariana Mota de los casos de terrorismo de Estado, porque la investigación apuntaba directamente a un general retirado de la inteligencia militar que había matado en la tortura a un heladero de Carmelo. En su postura intransigente, polémica, que lo enfrentaba a la izquierda institucional, el Tambero fue un chivo expiatorio que la derecha no soltó, como forma de escarmiento para una asonada inventada.

Disfrutaba, en cambio, de rescatar las aristas épicas del trabajo anónimo de decenas de presos que, picando paredes, elaborando herramientas, trenzando hilos y escondiendo tierra, facilitaron la increíble fuga de Punta Carretas, a puro ingenio, sin ayuda exterior. Una hazaña en la que él tuvo una participación decisiva. En aquellas conversaciones me llamó la atención cómo el cariño y la admiración por Sendic no se resintieron nunca, a pesar de los antecedentes, lo que quizás pueda explicarse por el valor que el Tambero otorgaba a la coherencia tanto política como personal de Sendic, con quien compartió buena parte de su período clandestino, tanto en la capital como en los montes del litoral. No ocurrió lo mismo en su actitud con Eleuterio Ñato Fernández Huidobro y José Pepe Mujica, a quienes objetó en forma implacable su «plasticidad» política. Sin embargo, en alguna entrevista aclaró: «Cuando me dicen que Mujica es un traidor, digo que no, porque él expresa una realidad que existe», que, a su juicio, dejaba por el camino los principios en aras de administrar el capitalismo.

Cardando en los recuerdos de esas charlas, cobra fuerza el intenso sentimiento del Tambero respecto de su hermano Ricardo, asesinado tras la toma de Pando, que en ocasiones lo llevaba a sugerir que había asumido un destino que le correspondía a él. Y también los lazos con su padre, Pedro Zabalza, caudillo blanco de Lavalleja, al principio hombre de Benito Nardone, que con el tiempo se desplazó hacia la corriente de Wilson Ferreira Aldunate. Si para el Tambero, en sus años de militante estudiantil, la carrera política de su padre era incompatible con los lazos familiares, cultivados con devoción, que vinculaban a los Zabalza con la patriada de los Saravia, la relación entre el padre blanco y el hijo tupamaro preso les dieron otra sustancia a aquellos lazos que impidieron cualquier ruptura. Y es posible conjeturar que el papel que la violencia ocupó en las ideas del tupamaro abrevó en la fidelidad familiar a las revoluciones blancas. Si esa violencia se justifica en los objetivos –patria para todos, en 1904 y en 1966–, hay algo de hipocresía en reverenciar una y desclasificar otra. En cierto momento reflexionó: «Pienso que los pueblos no pueden renunciar de ninguna manera al uso de la fuerza. Es el último recurso que les queda, pero ese uso de la fuerza tiene que ser por una decisión masiva, multitudinaria».

Integrante del grupo inicial de los tupamaros, al final de la década del sesenta, y fundador del Movimiento de Participación Popular, en la década del noventa del siglo pasado, el Tambero vivió sus últimos 20 años sin fisuras en su coherencia, conviviendo con los humildes en Santa Catalina. Como muchos de aquellos tupamaros, en Montevideo o en Artigas, que nunca renunciaron a su condición y que andan por ahí sin vínculos con las estructuras herederas, pero incapaces de negarse a sí mismos y a la historia que forjaron, para desespero de la derecha.

Se extrañará su ácida ironía, que alertaba sobre los cantos de sirenas.

 

 

 

 

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2 comentarios:

  1. Reciban nuestro saludo compañero, su familia y gentes compañeras. Su ejemplo ha de ser memoria viva que señala la forma digna de andar en la lucha cuando es verdadera.
    Editamos y difundimos: Uruguay: Jorge Zabalza ejemplo de lucha
    https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2022/02/25/uruguay-jorge-zabalza-ejemplo-de-lucha/

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  2. QUE TE PUEDO DECIR, QUE NO DESCANSES EN PAZ, SEGUI ALUMBRANDO, SEGUI SEÑALANDO A LOS TRAIDORES, DALE BATALLA A ALGUNOS QUE ANDAN CONTIGO POR AHI...

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