lunes, 22 de diciembre de 2008

Homenaje a Floreal Garcia

A 34 AÑOS DEL CRIMEN
UN MURAL RECUERDA A LOS CINCO FUSILADOS DE SOCA


La obra se instaló en la Ruta 70 cerca de Ruta 9, donde, el 20 de diciembre de 1974, fueron encontrados los cuerpos de los cinco tupamaros que habían sido secuestrados en Argentina, trasladados en el "vuelo cero" y torturados salvajemente, antes de ser fusilados como supuesta represalia por el asesinato en París del coronel Ramón Trabal.

Amaral García tomó el micrófono y se paró delante del mural en el que, desde ayer, se recuerda el asesinato de sus padres y de los otros tres uruguayos fusilados por la dictadura, el 20 de diciembre de 1974. Hizo un largo silencio en el que recorrió las miradas de las más de doscientas personas que habían viajado hasta ese lugar de la Ruta 70 cerca de la Ruta 9. "¿Por qué?" preguntó... "Siento como si hubieran matado a cinco pájaros", llegó a decir antes de expresar, emocionado, "me abandonan las palabras" y estrecharse en un abrazo con los familiares de las otras víctimas.

Los padres de Amaral, Floreal García y Mirtha Hernández, junto a Graciela Estefanell y el matrimonio de Héctor Brum y María de los Angeles Corbo, embarazada de cinco meses, fueron acribillados a balazos en ese paraje casi intransitado, hace 34 años, como una supuesta represalia de la dictadura, que aún presidía Juan María Bordaberry, ante el asesinato en París del coronel Ramón Trabal, cuya muerte, adjudicada entonces a un inexistente "Comando Raúl Sendic", se sospecha hoy como otro crimen del régimen. Los cuerpos de los cinco fusilados fueron luego arrojados detrás del cementerio de la localidad de Soca. Un comunicado de la Dirección Nacional de Relaciones Públicas (Dinarp) los presentó como un ajuste de cuentas y destacó que tenías ropas de procedencia argentina. El macabro parte de la dictadura no olvidaba subrayar los antecedentes "subversivos" de los muertos, aunque admitía que ninguno se encontraba "requerido" en el momento.

El silencio

El libro "El color que el infierno me escondiera" del escritor Carlos Martínez Montero, da cuenta de una sesión del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), el organismo que los militares habían impuesto el 9 de febrero de 1973, en la que se votó asesinar a cinco tupamaros en aquella falsa represalia. Otras investigaciones periodísticas han corroborado la existencia de aquella reunión en la que se resolvieron los fusilamientos. Hay testimonios, incluso, de que no fueron diez los muertos porque sólo habían traído a cinco desde Argentina. Los matrimonios García Hernández y Brum Corbo, como Estefanell, habían sido secuestrados aquel 8 de noviembre en Buenos Aires. Amaral García, tenía sólo cuatro años y quedó en manos de dos represores argentinos. Recién lograría recuperar su identidad en 1985, cuando fue hallado por las Abuelas de Plaza de Mayo en la provincia de Formosa. El periodista Germán Araújo y familiares de uruguayos desaparecidos lo trajeron a Uruguay. Desde entonces, A
maral
pregunta "¿Por qué?". La denuncia judicial que sobre los fusilamientos se realizaron luego de la dictadura, llevaron a una intensa indagatoria del juzgado de Pando, pero cuando se disponía a citar a Bordaberry, el caso fue archivado durante el gobierno de Julio María Sanguinetti. En la causa había testimonios de la tortura que presentaban los cuerpos y la declaración de un oficial de la Armada, hermano de Mariela Corbo, de que el comandante en jefe naval, Víctor González Ibargoyen le había pedido disculpas por no poder evitar la decisión del Cosena bajo influencia del Ejército.

La verdad

El manto de la impunidad cubrió el caso durante 30 años, hasta noviembre de 2005, cuando un sobreviviente, Julio Abreu, rompió el silencio que le habían impuesto bajo amenazas y narró a LA REPUBLICA lo que realmente había ocurrido con los fusilados de Soca desde su secuestro en Buenos Aires, su detención en centros clandestinos argentinos, su traslado en avión ("vuelo cero") y su reclusión en Montevideo en el centro de torturas de la casona de Punta Gorda, hasta que se los llevaron y ejecutaron. Abreu no era militante político y había sido secuestrado por estar en un cumpleaños donde capturaron a Floreal García. Sufrió la pesadilla del silencio impuesto por la dictadura y los gobiernos que le siguieron, hasta que sintió que podía hablar. Debió esperar dos años más para dar su testimonio ante la jueza penal Graciela Gatti, quien incorporó el caso a la causa contra el dictador Bordaberry, a quien inicialmente procesó por once casos de homicidio, entre los que aún no se incluyen
a lo
s fusilados de Soca. La jueza Gatti ya ha reabierto también el caso Trabal, cuyos antecedentes reclamó a Francia; mientras que la fiscal Ana María Telechea, actuante en la causa, no descarta seguir incorporando todos los casos de muertes y desapariciones ocurridas durante el mandato de Bordaberry, aún cuando algunas de ellas han sido archivadas o amparadas en la Ley de Caducidad. R.R.

Aquí hemos sembrado compañeros






Una producción de crezano

Mensaje de Crysol, leido por Guillermo Reimann, Presidente de la organización, al inaugurar el Mural Recordatorio a los Asesinados de Soca al cumplirse 34 años
en el día de ayer. La ceremonia se llevó a cabo en Ruta 70 a 200 metros de Ruta 9 en el Departamento de Canelones en el lugar en que aparecieron los cuerpos
acribillados a balazos.

Los parlamentarios asistentes al acto fueron el Senador Rafael Michelini y el Diputado por Canelones Horacio Yanez.




Hoy 21 de diciembre de 2008 reclamando Verdad, justicia y Nunca más Terrorismo de Estado, en este lugar y desde este lugar, a 34 años del crimen, decimos a viva voz:



María de los Angeles Corbo PRESENTE Graciela Estefanell Guidali PRESENTE Mirtha Yolanda Hernández PRESENTE Héctor Daniel Brum PRESENTE Floreal García Larrosa PRESENTE


También decimos, reconfortados:



Amaral García PRESENTE Julio Abreu PRESENTE


* * *



GRACIELA ESTEFANELL GUIDALI tenía 34 años, era oriunda de Paysandú, estudiaba Agronomía (le faltaban dos materias para recibirse). Había estado detenida en 1971 por Medidas Prontas de Seguridad y había salido para Chile de donde se trasladó a Buenos Aires cuando el golpe de estado de 1973.



MARÍA DE LOS ANGELES CORBO tenía 26 años y estaba embarazada de seis meses y medio cuando la mataron. Era esposa de HECTOR DANIEL BRUM que tenía 28 años y era estudiante de Arquitectura. Ella había estado detenida en 1971 por Medidas Prontas de Seguridad y él estuvo preso ese mismo año en Punta Carretas. Ambos emprenden viaje a Chile y luego a Buenos Aires en 1973.



MIRTHA YOLANDA HERNANDEZ tenía 29 años cuando la asesinaron y su esposo, FLOREAL GARCÍA, 31. Su hijo AMARAL GARCÍA, había nacido el 25 de octubre de 1971, tenía tres años cuando fue secuestrado junto a sus padres. Floreal estuvo preso en Punta Carretas en 1971 y en 1972 se va para Chile, donde se encuentra con su esposa y su hijo; en 1973 se trasladan a Buenos Aires, donde residen junto a un familiar de Floreal y a Graciela Estefanell, en el barrio de Caballito.



Floreal García tenía notoriedad por su carrera como boxeador, fue Campeón Uruguayo de peso mosca y obtuvo el título de Campeón Panamericano en 1963, constituyendo uno de los mayores logros obtenidos por el boxeo uruguayo. Sorpresivamente, desiste de participar en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 1964, se casa con Mirtha Yolanda Hernández, una gurisa humilde como él de Los Olivos, pequeño barrio situado entre Las Acacias y el Hipódromo de Maroñas, y se pone a trabajar como obrero en la textil Cuoopar.



Vecinos del barrio y muchachos del club Centeya promovieron la placita con el nombre de Floreal García, en su barrio. Anoche, 20 de diciembre, en el club Centeya se presentó el libro “Floreal García. Un luchador social” de Daniel Fernández y Gabriel Velazco.



El 8 de noviembre de 1974 estos compatriotas fueron secuestrados en Buenos Aires por efectivos de civil junto a Julio Abreu, seguramente con participación de personal uruguayo. Floreal, Mirtha, Amaral y Julio Abreu son detenidos en la casa de otro uruguayo que festejaba su cumpleaños; ese mismo día Graciela, María de los Angeles y Héctor son secuestrados en el lugar donde vivían.



Cabe consignar que Abreu no tenía vinculación con el MLN ni con ningún grupo de la izquierda uruguaya, simplemente quiso el destino que compartiera un cumpleaños con otros compatriotas quienes, ellos sí, sin dudas, ya estaban en la mira de los organismos represivos por sus vínculos, directos o indirectos, con el Movimiento de Liberación Nacional.



Durante 40 días fueron torturados en diferentes centros de reclusión clandestinos de la vecina orilla hasta que son trasladados en avión a Uruguay, pasan a estar recluidos en la “Casa de Punta Gorda”. El famoso “vuelo cero” iniciaba el mandato sangriento, las alas desplegadas del Cóndor irían y volverían una y otra vez de orilla a orilla.



El niño Amaral García fue separado de sus padres y bajo el nombre de Juan Manuel Moreno fue entregado ilegalmente a una familia argentina y luego vivió con otra familia, en Formosa, permaneciendo 10 años sin recuperar su identidad y retornó al Uruguay y a la familia de sus padres, en 1985, luego de su localización de la que participaron Madres y Familiares de ambos países rioplantenses.



Amaral recuerda haber visto a sus padres por última vez en un lugar al que lo llevaron, que olía a creolina y sus padres estaban bajo una frazada comiendo churros, recuerda que lo convidaron con churros en lo que seguramente fue planeado como una “despedida”.



A Julio Abreu le tocó ser involuntario testigo de primera mano del periplo terrible que debieron soportar las compañeras y los compañeros durante esos 40 días. Por fortuna, él fue liberado en los mismos momentos en que los cinco compañeros marcharon hacia el dramático final: un desenlace que ni el paso del tiempo ni la superación de aquella época consiguen atenuar la marca de dolor y de consternación que dejara aquel episodio. “Por algo me dejaron vivo” dice hoy Abreu, aliviado en su interior por poder contar aquello que vivió.



La canallesca y burda estratagema de simular el asesinato del coronel Ramón Trabal a manos de un comando tupamaro internacional, y la feroz represalia tomada en consecuencia contra los cinco compañeros constituyen hechos, de naturaleza política tan cruenta como de una insanía psicológica que sigue demandando a gritos verdad y justicia, hoy, aquí y ahora!!



El cuerpo embarazado de seis meses y medio de María de los Angeles Corbo, el de Graciela Estefanell Guidali, el de Mirtha Yolanda Hernández, el de Floreal García Larrosa y el de Héctor Daniel Brum, evidenciando toda la saña de la tortura de los días precedentes, fueron salvajemente acribillados a balazos y tirados acá, en este lugar que hoy nosotros, de esta manera, estamos purificando, reparando en escasa pero imprescindible medida, levantando en forma de reconocimiento y de memoria, nuestro tributo para bien del presente y del futuro de la sociedad uruguaya toda.





Wilson Ferreira Aldunate en México, en conferencia de prensa decía: “cuando se produjo el asesinato en París del coronel Trabal, los altos mandos se reunieron con Bordaberry y con el ministro de defensa Walter Ravenna. Se decidió en esa reunión asesinar a algunos uruguayos de izquierda, luego se fijó el número: cinco; y luego se discutió si los asesinados debían ser presos políticos o militantes de izquierda que se encontraban en el extranjero. Primó esta última solución y cinco uruguayos jóvenes, todos menores de 30 años, que habían sido secuestrados en Buenos Aires, aparecieron muertos en suelo uruguayo (…) Bien, en esa reunión donde se tomó esa decisión todos los militares presentes votaron a favor y Bordaberry, el presidente, dejó constancia de que no compartía la medida”



Sergio Israel, autor del libro “El enigma Trabal”, publicado en 2002, dice que “entre los ejecutados estaba la hermana de un oficial de la marina a quien el comandante de la fuerza, al darle el pésame, le diría que toda la fuerza tenía su parte de culpa, porque para evitar que se matara a cien, la Fuerza Aérea y la Marina acompañaron al Ejército en matar a cinco”.



13 años después, en 1987, un historiador norteamericano llamado Scott Myers narraba en su libro “Los años oscuros” su entrevista con Bordaberry, que le dijo entonces: “A la mañana siguiente (de la muerte de Trabal) recibí la noticia de que en Soca habían encontrado cinco tupamaros muertos. Habían huido de Uruguay y estaban viviendo en Argentina. Esto francamente, en mi opinión, fue una acción del general Alvarez”



Carlos Martínez Moreno en su libro “El color que el infierno me escondieron” da cuenta de la votación realizada en el COSENA: votaron cinco en vez de 10 guerrilleros muertos. Bordaberry habría dejado constancia que no compartía la decisión.







Por su parte, el canciller Juan Carlos Blanco en las exequias de Trabal intentaba acusar también a los tupamaros por la muerte de sus compañeros, rechazando la versión de que los fusilamientos de Soca hubieran sido una acción de los militares. “No tuvimos una reacción irracional y destemplada” dijo Blanco en el cementerio.



Yo personalmente puedo agregar algo: en la mañana del 22 de diciembre de 1974, al volver de la panadería del Penal de Libertad, un oficial que había estudiado antes conmigo, se apersona en mi celda de Primer piso sector A y me advierte que “la cosa se va a endurecer acá adentro (en el Penal), tras lo cual me cuenta lo de Trabal y lo de Soca, hechos de los que aún no teníamos noticias en el Penal. Y con pesadumbre, palabras más, palabras menos, me expresa dos cosas: “Nosotros teníamos mucha confianza en el Viejo” (refiriéndose a Trabal), y también: “las balas que tienen los cuerpos de Soca son las que usa el Ejército Nacional”. Créanme que los gestos fueron más elocuentes que las palabras.



“Por suerte mataron a cinco y no a diez” les dijo Bordaberry a familiares de Floreal que lograron entrevistarse con el dictador en 1975. Bordaberry les dijo que no sabía nada y que no podía hacer nada. El comisario Castiglioni les dijo: “antes nos tocaba a nosotros, ahora les toca a ustedes”. La familia García movió cielo y tierra por su nieto Amaral, por su hijo Floreal, por su nuera Mirtha Hernández, recuerda la crónica periodística.



El 7 de noviembre de 2005 el periodista e investigador Roger Rodríguez desde páginas de La República titula “El único sobreviviente de los cinco fusilados de Soca rompe su silencio de 30 años” - “Julio Abreu habla por primera vez para que se reabra el caso judicial y se sepa la verdad”. Roger, hermano, gracias una vez más, y en tu nombre el recuerdo a tantos colegas que bregan por Verdad y Justicia, como Ana María Mizraghi, Samuel Blixen, Víctor Carrato, entre otros.



Es todo un símbolo la tapa de la diaria del 8 de setiembre de este año: en la fotografía se ve a Uruguay García, hermano de Floreal y aquí presente, saludar, acariciar casi, el rostro de Julio Abreu - también presente acá - a la salida del juzgado donde acababa de dar su testimonio a la jueza Graciela Gatti sobre los fusilamientos de Soca. Debieron transcurrir 34 años, lo importante es haber llegado, haber podido. Julio: comprendemos tu largo silencio y nos llena de emoción y de gratitud que hoy estés aquí con nosotros. Gracias también a ti, Pilar Elhordoy por patrocinar esta causa y en tu nombre nuestro reconocimiento a colegas tuyos como Hebe Martínez Burlé y Oscar López Goldaracena, entre otros.





Compañeros: hoy 21 de diciembre de 2008 reclamando Verdad, justicia y Nunca más Terrorismo de Estado, en este lugar y desde este lugar, a 34 años del crimen, decimos a viva voz:



María de los Angeles Corbo PRESENTE Graciela Estefanell Guidali PRESENTE Mirtha Yolanda Hernández PRESENTE Héctor Daniel Brun PRESENTE Floreal García Larrosa PRESENTE



Finalmente, permiso Daniel Viglietti, para seguir escribiendo como Pedro, con su dedo grande en el aire:



¡VIVAN LOS COMPAÑEROS!





BANDERAS A LOS ASESINADOS DE SOCA

A: Mirtha Hernández, María de los Ángeles Corbo,

Graciela Estefanell, Héctor Brum y Floreal García,

nuestros muertos.

en este punto remoto

en este campo

perdido y encontrado

en este suelo del país

plantar bandera...!!

aquí

como un patíbulo silvestre

a cielo abierto y pájaros

fueron traídos a morir

fueron abandonados

las compañeras y los compañeros fusilados...

aquí

dieron sus vidas

regaron con su sangre nuestro sueño

mojonearon la historia...

aquí

clavamos señales cardinales

los cinco rumbos ciertos

las 5 puntas de la estrella señera...

aquí

volvemos

como vuelven

los inolvidos y los recomienzos

las tozudas utopías matreras

los invictos recuerdos

los desafíos siempre renovados

los compromisos con la luz y la verdad y el pan y la pelea...

aquí

estamos dando una pelea

-como púgiles lúcidos de la memoria-

la de nombrarlos y reincorporarlos

a nuestro andar de hoy

a nuestra lucha

que sigue siendo la misma por la que cayeron...

aquí

hemos sembrado compañeros

aquí

plantar bandera...!!

miguel ángel olivera

(diciembre 2008)





Crysol



Asociación de ex pres@s polític@s de Uruguay

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