Fiestas dionisiacas del FMI en Paraguay
Luís Agüero Wagner
Luego de proclamar una y mil veces como el obispo de los pobres a su líder, presentado como un teólogo de la liberación tercermundista, recibir el respaldo de toda la izquierda latinoamericana y sus agencias noticiosas, hablar hasta el hartazgo de socialismo, reforma agraria y agitar el puño izquierdo crispado, el movimiento que llevó a la presidencia del Paraguay al obispo Fernando Lugo ha decidido convocar para dirigir las finanzas de su gobierno desde el Ministerio de Hacienda a un conocido personero del Fondo Monetario Internacional, el economista Dionisio Borda.
Unos apuntes sobre sus ideas económicas señalan como sus objetivos erosionar y minar las bases de lo que denomina “estado depredador”, una forma eufemística de proclamar su afán privatista. Los “logros” para Borda son los que el FMI considera excelentes, los índices macroeconómicos en orden, la inflación controlada y el crecimiento económico.
No se tiene en cuenta, sin embargo, que el crecimiento económico se ha logrado merced al aumento de las exportaciones de soja, un negocio que en Paraguay está en manos de un puñado de extranjeros que depositan sus ganancias en bancos del exterior, que conlleva un alto costo en desempleo –no crea fuentes de trabajo-, concentración de las tierras –obliga a los campesinos a vender sus parcelas al sector agroexportador, la migración masiva, contaminación ambiental, intoxicaciones y hasta pérdida de vidas humanas.
Las mafias que manejan el negocio de la soja transgénica incluso han apelado al terror impuesto por los paramilitares en las zonas donde campesinos se resisten a ceder, y sólo por citar un caso reciente, el viernes 25 de abril el agricultor Pedro Silva fue atacado con disparos de armas de fuego en la zona de Lima (departamento de San Pedro) en represalia por su activismo en contra del cultivo de soja. Aunque se realizaron las denuncias correspondientes, las autoridades hacen todo lo posible por cubrir con un manto de impunidad los hechos.
La designación de Borda se enmarca en los planes del imperio norteamericano en Paraguay, cuyo eje central seguirá siendo su penetración por medio del fortalecimiento del Plan Umbral que seguira financiando fuertemente programas gubernamentales "anticorrupcion" y el fortalecimiento de la "sociedad civil".
Todo el chorro de dinero será administrado y expedido vía USAID. Con esto apuntarán a controlar a entidades gubernamentales, aparatos de inteligencia, movimientos sociales, y ONGs. Cason ya cumplió su misión, sentó las bases para un financiamiento mas agresivo, fortaleció a la USAID, y por sobre todo tumbó al partido colorado al mando de Nicanor Duarte.
Para dar seguimiento a estos precedentes nadie mejor que la nueva embajadora de Estados Unidos en Paraguay Liliana Ayalde, la que estuvo al mando de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) nada mas y nada menos que en Nicaragua, Bolivia y Colombia. Hoy su misión consistirá en seguir de cerca los pasos de Lugo, endulzarnos con la cooperación e intentar alejarnos del "eje del mal".
El mismo James Cason en su reunión con Lugo adelantaba que USA apuntaba a incrementar el rubro destinado al Plan Umbral Paraguay, solo faltaba la nueva pieza que lo ejecute.
La nueva embajadora tiene una foja de servicios ideal para la misión que ahora le asignaron en Paraguay. Nacida en Baltimore en 1956, Liliana se graduó en Estudios de Desarrollo Internacional en la Universidad Americana de Washington.
Desde que ingresó ingresó a la oficina de Servicio Exterior de los Estados Unidos en 1981, ha ocupado puestos claves para la penetración imperialista y las campañas de desestabilización. Fué directora de Usaid/ Bolivia desde agosto de 1999 donde administró una cartera de alrededor de $us 100 millones por año hasta mediados del 2004. Entonces fue designada Directora de USAID Colombia hasta el 2008.
También dirigió a Usaid en Nicaragua. Antes estuvo en la oficina central de Asuntos Americanos en el Extranjero, en el buró para Latinoamérica y el Caribe, y comandó la oficina de Desarrollo de Recursos Humanos de Usaid en Bangladesh.
El gobierno de Fernando Lugo, que llegó al poder saludado como un triunfo de la izquierda latinoamericana –aunque la mayoría de los grupos opositores que impulsaron su candidatura fueron financiados por el embajador norteamericano James Cason, culmina así los aprestos para las reformas neoliberales que los centros de poder tienen trazados para el Paraguay.
Con una izquierda funcional a los intereses de la embajada norteamericana, se anuncian los festejos dionisíacos, con Dionisio Borda como maestro de ceremonias, que el FMI y el imperio norteamericano han decidido celebrar en Paraguay.
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