Hace dos años, el apartamento de la calle Massini estaba habitado por un oficial, su esposa y su pequeña hija
/ Foto: Manuela Aldabe
Una punta
Nuevos elementos en la causa de Elena Quinteros.
13 abril, 2018
Un pedido de acceso a la información realizado por el Observatorio
Luz Ibarburu al Ministerio de Defensa permitió que se conociera en qué
expediente militar fue adjudicada la vivienda que habitaba la militante
desaparecida Elena Quinteros a la División de Ejército I. Esta semana, Brecha
pudo confirmar que la documentación, que puede resultar clave para la
causa penal, fue localizada en el Archivo Judicial de Expedientes
Provenientes de la Justicia Militar. El apartamento sigue siendo
usufructuado por los militares hasta el día de hoy. Ahora lo ocupan la
viuda y los hijos de un oficial caído en Haití.
“El inmueble sito en la calle Ramón Massini 3044 apto 103 fue
confiscado por sentencia definitiva de primera instancia número 123/77
de fecha 7 de diciembre de 1977, confirmada en segunda instancia por
sentencia número 99 de fecha de agosto de 1979, en los autos caratulados
‘Alma Verónica Rodríguez Vignart’ causa de este juzgado número 38/76.”
La cita aparece en un oficio de la justicia militar fechado en enero de
2018, como parte de la respuesta a un pedido de acceso a la información
pública realizado por el coordinador del Observatorio Luz Ibarburu
(Oli), Raúl Olivera, en diciembre del año pasado al Ministerio de
Defensa Nacional (Mdn).
El apartamento ubicado en Massini y Libertad es el último lugar
donde vivió la maestra Elena Quinteros, militante del Partido por la
Victoria del Pueblo (Pvp), desaparecida desde que fuera arrancada de la
embajada de Venezuela dos días después de su detención en junio de 1976.
Una investigación de Brecha1 reveló en 2016
que el inmueble de Pocitos viene siendo ocupado por oficiales y sus
familias, en una modalidad denominada “vivienda de servicio”, de la que
poco se conoce, y que es administrado por la División de Ejército I
hasta la actualidad. En aquel entonces, estaba habitado desde hacía
cuatro meses por un oficial, su esposa y su pequeña hija.
Lo desconocido hasta este momento era en qué expediente militar se
encontraba la adjudicación del inmueble. Ahora se sabe que estuvo
vinculado a la causa caratulada por el Supremo Tribunal Militar como
“Alma Verónica Rodríguez Vignart”. Esa es la primera novedad de la
respuesta del Mdn a la solicitud de información. Alma Rodríguez, ex
presa política ya fallecida, vivió durante su embarazo en el apartamento
de Massini. Durante ese período Elena visitaba la casa como supuesta
acompañante de Alma, y una vez que ella dio a luz, se fue y Elena se
instaló allí.
“Obtener una respuesta del Mdn tenía como primer objetivo sacar
una vez más esta causa del pozo de la desidia al que históricamente ha
estado condenada, ya sea por el sistema judicial o por el resto de las
instituciones estatales”, dijo Olivera, también autor del libro Secuestro en la embajada, sobre el caso Quinteros. Olivera destacó que el ministerio cumplió “en tiempo y forma”
con lo solicitado, pero lamentó que una información que se desconocía
desde hacía más de 30 años fuera ubicada en menos de 30 días, “cosa que mientras estaba Fernández Huidobro no pasaba”, afirmó.
Para el equipo del Oli, conocer en qué situación fue incautada la
casa y tener acceso al expediente de Alma Rodríguez podría aportar otros
datos relevantes para la causa que investiga la desaparición de Elena.
Entre otras cosas, podría probar que fue detenida en ese inmueble, dato
que surge de la investigación realizada por Olivera, pero que hasta
ahora no ha sido probado por la justicia. También hay expectativas de
que en dicho expediente se mencione a Elena por su nombre, elemento que
no aparece en ningún registro. De hecho, en el memorando secreto sobre “la conducta a seguir frente al caso Venezuela desde el punto de vista de las relaciones internacionales”,
que el entonces canciller Juan Carlos Blanco ordenó que se elaborara
para el director de Asuntos de Política Exterior, Álvaro Álvarez, el
vicecanciller Guido Michelín Salomón y el embajador uruguayo en
Venezuela, Julio César Lupinacci, se refieren a Elena como “la mujer”. “En
algún expediente aparecerá ‘la Parda’ o ‘Amestoy’, el alias con el que
actuaba Elena en la campaña de aparición del Pvp en 1976”, sostiene Olivera.
La información entregada al Oli señala que el expediente caratulado
“Alma Rodríguez” fue remitido en 1986 por la justicia militar a la
Suprema Corte de Justicia (Scj), en cumplimiento de la ley de amnistía.
En febrero de 2016, el responsable de comunicación de la Scj, Raúl
Oxandabarat, informó a este semanario que la documentación no había
podido ser encontrada en la sede: “Los legajos no están”, afirmó. Esta semana, Brecha
pudo confirmar que estos fueron localizado en el Archivo Judicial de
Expedientes Provenientes de la Justicia Militar (Ajprojumi), entre otros
3 mil expedientes. El Oli enviará un escrito al Juzgado de Vigésimo
Segundo Turno, que entiende en la causa Quinteros, solicitando que se
obtenga este expediente y se cite a tres personas a dar testimonio,
entre las que se encuentra un integrante del Organismo Coordinador de
Operaciones Antisubversivas (Ocoa).
LOS MISMOS DE SIEMPRE. De acuerdo con la ley de
amnistía, el Ejército tenía 120 días a partir de su promulgación para
devolver los bienes incautados a las personas amnistiadas. El ministro
Jorge Menéndez consultó sobre esto al comandante en jefe del Ejército,
Guido Manini Ríos. En su nombre, respondió el jefe del Estado Mayor del
Ejército, general Marcelo Montaner, en un oficio fechado en enero pasado
–e incluido en la respuesta al pedido de acceso a la información–, que
ni el titular del inmueble de la calle Massini, el argentino Ricardo
Alberto Antonolli, “ni sus eventuales causahabientes, se presentaron a reclamar la entrega del bien”.
¿Puede quien no existe reclamar algo? Pues Antonolli era la identidad
ficticia del uruguayo José Félix Díaz, esposo de Elena Quinteros, quien
efectivamente compró con un documento falso la casa en cuestión, que
serviría como base de operaciones del Pvp. “Cuarenta años después
las Fuerzas Armadas siguen mintiendo. Ya en 1976 sabían que Ricardo
Antonolli no existía. Que nueve años después se esperara su reclamo es
parte de la operación de borrar toda huella de la participación de la
dictadura en la desaparición de Elena. No sólo había que desaparecer a
Elena, también se debía hacer desaparecer toda mención a ella. Pero
Elena siempre vuelve. Volverá una y otra vez hasta que se haga justicia”, expresó Olivera.
En la actualidad, de acuerdo con la información otorgada por el
Ejército, la vivienda permanece ocupada por la viuda e hijos de un
teniente coronel fallecido en servicio durante el terremoto de 2010 en
Haití.
Uso y abuso
El Ministerio de Defensa prometió un relevamiento de los inmuebles incautados durante la dictadura que están hoy en manos de las Fuerzas Armadas. El anuncio sobreviene tras la publicación de Brecha que demostró que un apartamento en el que vivió Elena Quinteros sigue siendo utilizado 40 años después por el Ejército, concretamente para alojar a oficiales junto a sus familiares.
El propio ministro, Eleuterio Fernández Huidobro, fue quien debió salir a dar explicaciones, luego de una investigación de Brecha
que corroboró el uso por parte del Ejército de un apartamento en el que
vivió Elena Quinteros (la unidad 103 del edificio ubicado en Ramón
Massini 3044) y de donde habría sido secuestrada por primera vez.
Fernández Huidobro dijo que desconocía este caso y alegó que “ningún ministro de Defensa podía imaginárselo”.
Sin embargo no descartó que surjan otras situaciones similares mediante
el relevamiento que habría resuelto (no sin antes adelantar que
necesitará recursos, “porque sale caro”). Se trata de una nueva
investigación administrativa que el jerarca debe abrir frente a
irregularidades en la cartera bajo su responsabilidad (que está también
en el candelero por los recurrentes robos de armas y municiones en
dependencias militares) y que tendrá resultados inciertos.
A partir de la información sobre bienes incautados en la dictadura el
ministerio deberá decidir si toma acciones de reparación. La definición
deberá ser política, y entre las posibilidades manejadas figura brindar
a las propiedades un fin acordado con los involucrados, o en el caso de
que hayan fallecido, con sus familiares o las organizaciones que hayan
integrado, dijeron a Brecha fuentes de esa secretaría de Estado.
“Me parece muy bien la investigación de Brecha, que nos ilumina respecto de cosas que pueden estar pasando hoy mismo”,
respondió Fernández Huidobro al ser entrevistado por la periodista
Georgina Mayo para el informativo de Televisión Nacional del Uruguay
(Tnu), aunque no respondió a los reiterados intentos del semanario de
consultarlo. Tampoco lo hizo el director de Asuntos Jurídicos,
Notariales y Derechos Humanos del ministerio, Roberto Caballero –a quien
en el despacho de Fernández Huidobro se le define como el secretario
personal del ministro.
“Hay transferencias de propiedades, hay que hacer una revisión histórica muy profunda”, dijo Fernández Huidobro a Canal 5. Y agregó que “es probable” que este apartamento debió haber sido restituido al final de la dictadura, aunque se abstuvo de informar lo que hará: “Hay que averiguar el origen de todos los inmuebles, de dónde vinieron, y en el caso tomaremos las medidas correspondientes”. El ministro de Defensa también logró ser contactado telefónicamente por Subrayado (Canal 10). En diálogo con ese medio afirmó que necesita conocer el origen de los padrones para “así ver qué hago, qué espacio legal tengo para hacer alguna cosa”.
También recordó que de su ministerio depende directamente el local donde funcionó la Cárcel del Pueblo del Mln, “de la que fui responsable siendo tupamaro y ahora soy responsable como ministro”, que quiso entregar al Museo de la Memoria y a la Intendencia de Montevideo “y no la quieren”.
En sus declaraciones a Canal 5 Fernández Huidobro dijo que hay unidades militares “que fueron construidas en chacras que pertenecían al Mln”, e incluso destacó que “hay un cuartel que esta edificado en un bien que era del Mln”. Uno de los artículos de Brecha
publicados la pasada semana, que abordaba el historial de apropiaciones
indebidas de dinero y bienes durante la dictadura, hace mención
justamente a una chacra ubicada en la ruta 31, perteneciente a tupamaros
disidentes, comprada por el antiguo dueño de radio Fénix, incautada en
1974, y que pasó a ser el predio donde se instaló el Regimiento de
Artillería Antiaérea.
“Deben de haber hecho la misma cuestión legal, que como eso
pertenecía a los sediciosos, porque así fue catalogada la mártir, pasó a
la jurisdicción del Ministerio de Defensa. El problema es que en
algunos casos puede haber derechos adquiridos, con ese mismo criterio
personas pudieron haberlas comprado de buena fe”, expresó el ministro a Canal 10.
En la misma investigación del semanario también se detalló el uso que
se le está dando al inmueble en el que vivió Elena Quinteros en 1976.
De acuerdo al militar que actualmente vive en el apartamento, se utiliza
como vivienda para oficiales del Interior (“Cuando vos te casás tenés derecho a una vivienda de servicio, siempre y cuando haya una disponible”).
Fuentes del Ministerio de Defensa Nacional (Mdn) admitieron que el uso
de estas viviendas es muy discrecional y que suele ser el jefe de cada
unidad el que decide a quién se le otorgan, en función de lo que
considera buenas conductas o lealtades de sus subordinados.
SENTENCIA PERDIDA. Para Brecha fue
imposible acceder a una comunicación con Fernández Huidobro, pero en
cambio sí logró una respuesta de la Suprema Corte de Justicia a
propósito del contenido de la sentencia interlocutoria del 29 de
diciembre de 1979 que, al parecer, según una decisión del juzgado
militar, habilitaba al Batallón 13 de Infantería a disponer del uso del
apartamento donde residió la maestra Elena Quinteros. La inquietud era
legítima, porque esa sentencia interlocutoria podría explicar qué clase
de conflicto de intereses ocurría en torno al apartamento de la calle
Massini, en tanto un decreto-ley de 1975 habilitaba a las Fuerzas
Armadas a disfrutar de la posesión de los bienes que podían ser
confiscados durante los operativos represivos. En una primera gestión,
funcionarios de la Scj habían informado que el legajo de esa sentencia, y
decenas de otras dictadas en el curso de 1979, “no están”.
Brecha había solicitado a la Suprema Corte, por
intermedio del responsable de sus relaciones con la prensa, Raúl
Oxandabarat, una gestión para ubicar ese documento. A comienzos de esta
semana Oxandabarat se comunicó con el semanario para informar que “efectivamente, el legajo no aparece”,
después de una búsqueda en la biblioteca y en uno de los archivos de la
Scj. Según el funcionario, hay otra instancia de búsqueda en el archivo
general de la Suprema Corte y en el Archivo General de la Nación.
Oxandabarat dijo no tener una explicación concreta de la falta de esos
documentos de 1979, pero aventuró que podría tratarse de “un desorden” de la época. “Lo real es que los legajos no están”, dijo.
Aunque no se descarta una intencionalidad en la desaparición de los
documentos, tal acción sería incongruente, porque el traspaso de la
propiedad de Elena Quinteros y su fundamentación están debidamente
documentados en la Dirección General de Registros. No hay dudas de que
el apartamento está administrado por la División 1 de Ejército, tal como
confirmó Brecha con el militar que actualmente lo ocupa.
Habría que preguntarse, en cambio, si la desaparición de la sentencia
(o las sentencias referidas a propiedades de “sediciosos” incautadas
por las Fuerzas Armadas) guarda relación con una grave omisión de la
primera presidencia de Julio María Sanguinetti, puesto que el
decreto-ley que habilitaba a quedarse con los bienes incautados fue
anulado por otra ley, de marzo de 1985. Los términos de esa ley
anulatoria nunca fueron aplicados en lo que tiene que ver con
propiedades confiscadas.
sábado, 14 de abril de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado