Récords. Ventas de trigo se multiplican por cuatro
Exportaciones crecen 50% en primer semestre del año
Ventas pasarían este año los US$ 6.000 millones.
Las exportaciones en los seis primeros meses del año en US$ 3.195 millones, muestran un crecimiento de casi 50% con respecto a igual lapso de 2007, cuando habían alcanzado los 2.130 millones. Según datos dados a conocer por el Instituto Uruguay XXI, en el mes de junio las exportaciones habían totalizado los US$ 677 millones, contra US$ 417 millones de igual mes del año pasado, por lo cual el incremento fue de 62%.
Los datos anualizados (julio 2007 - junio 2008) muestran que las ventas totales al exterior se ubican en US$ 5.662 millones, casi 35% más que en los doce meses que terminaron en junio 2007. Este crecimiento de las exportaciones está dado mayormente por un impulso en las colocaciones de productos del agro, en especial cereales y también en carnes, cuyos precios siguen aumentado de manera constante. Las exportaciones de soja crecieron 122%, las de trigo 434% y las de carnes 70%. Por otra parte, Rusia multiplicó por diez sus compras y Brasil las aumentó un 50%.
Las exportaciones de 2007 fueron por US$ 4.598 millones y se espera que este año se acerquen a los US$ 6.000 millones, con lo cual serían las más elevadas en la última década. Durante el año 2004, las ventas fueron por US$ 2.970 millones, en 2005 por US$ 3.423 millones, en 2006 por US$ 3.989 millones y en 2007 se llegó a US$ 4.598 millones. En los registros de Uruguay XXI desde el año 2000 a la fecha, las ventas al exterior más bajas fueron en 2002 con US$ 1.977 millones.
Por otra parte las importaciones (sin petróleo y sin energía eléctrica) se ubicaron en junio en US$ 625 millones. El principal producto exportado en el primer semestre de este año fue carne bovina congelada por un valor de US$ 521 millones, representando el 16% del total de las ventas al exterior, y habiendo crecido 65% con respecto a igual período de 2007. En un segundo lugar está la soja, con ventas que llegaron a US$ 262 millones, habiéndose duplicado en relación a un año atrás.
La carne bovina fresca o refrigerada está en la tercera posición con US$ 201 millones y un crecimiento de 73%, mientras que en un cuarto lugar se ubica el arroz con exportaciones por US$ 180 millones, contra US$ 116 millones del primer semestre de 2007. Sorpresa también dio el trigo. Sus exportaciones se multiplicaron por cuatro y pasaron de US$ 20 millones a US$ 111 millones.
El principal cliente de Uruguay sigue siendo Brasil, quién adquirió el 15% de las compras del primer semestre, habiendo pasado de US$ 316 millones a US$ 478 millones. En segundo lugar se ubica la Zona Franca Nueva Palmira, esto debido a las exportaciones que hacia ese destino se realizan mayormente de soja y otros cereales. Argentina está en una tercera posición.
Andrés Capelán
En ese sentido operan los diversos planes del Ministerio de Desarrollo Social, la Reforma Tributaria, el restablecimiento de los Consejos de Salarios, y los criterios utilizados para la fijación de las tarifas públicas y el precio del boleto, por ejemplo. Habría que ser muy necio para decir que el gobierno no está haciendo nada para mejorar las cosas, pero tal vez no esté haciendo todo lo que podría hacer, y a la velocidad que lo podría hacer.
En 2005, el presidente Vázquez asumió en una coyuntura internacional sumamente favorable, pero inestable. Por eso urgían los cambios redistributivos. Ahora, la explosión del precio de los alimentos y la incesante suba del precio del petróleo están conspirando contra las políticas redistributivas del gobierno, que no son ni lo veloces, ni lo profundas que tal vez podrían haber sido, y sin dudas debían haber sido. Tan sólo la baja incesante del dólar impide que se desate una crisis de envergadura.
Al momento de tratar de solucionar este grave problema del aumento del precio de los alimentos, el gobierno se encuentra con que no tiene herramientas para hacerlo. Es lógico, el sistema (todo el corpus legal e institucional) no está armado para amparar a los más infelices, sino para beneficiar a los más privilegiados. Pero además, mientras por un lado la evolución que han sufrido en los últimos años los medios de producción hace que cada vez se genere más plusvalía con menos trabajadores; la casi libre importación de todo tipo de bienes y mercancías impide la reconstrucción de una industria nacional.
Eso quiere decir que no hay manera de generar puestos de trabajo genuinos y con salarios dignos. El valor agregado que tienen nuestras exportaciones, sigue siendo muy bajo. Es que mayormente seguimos exportando lo mismo que en la época de la colonia (por así decirlo): carne y granos. En cambio, casi toda la mercadería elaborada viene del extranjero, desde los autos hasta los encendedores y la ropa. ¿Por qué Uruguay no puede fabricar y exportar –por ejemplo– desodorantes y Argentina sí? ¿Es sólo una cuestión de escala?
A los gobiernos anteriores no se les podía reclamar nada a este respecto, ya que desde 1985 en adelante, se preocuparon especialmente por destruir la industria nacional y sustituir su producción por bienes importados. Claro, esas eran las nuevas reglas del juego del naciente “capitalismo global”, y lo siguen siendo. Pero ahora se supone que el gobierno ya no “juega para el enemigo”, y sería de esperar que –ya que no está planteado cambiar el sistema– al menos encontrara la manera de jugar un mejor papel.
Pero, además de la lentitud de los cambios, lo que desconcierta al ciudadano esperanzado es que –más allá de los discursos– no se ve muy claro cual es el planteo estratégico. Lo que se ve es un país lleno de soja, eucaliptus, pasteras, zonas francas, autos cero kilómetro y cantegriles. Sobre éstos, diré que si bien es verdad que se han eliminado muchos, también es verdad que siguen brotando como hongos después de la lluvia.
Es que la tasa de natalidad de los más pobres es muy alta (altísima) y por eso es necesaria una mayor velocidad en las políticas de redistribución, reinserción y educación. Hay miles de familias que vienen viviendo en esas condiciones generación tras generación y ni siquiera se plantean dejar de hacerlo. Claro que tal vez sea mejor así, pues –tal como están las cosas– no hay manera de que su situación cambie. En el mejor de los casos a lo único que pueden aspirar es al servicio doméstico, a la venta callejera, o a la vigilancia privada; en el peor, a la mendicidad y al reciclaje de residuos.
Y todos esos miles de desplazados, de “condenados de la tierra”, no son una “malformación” del sistema. Por el contrario, son parte de él. Porque el Capitalismo necesita que haya desplazados, desocupados, informales, malnutridos, malinstruídos. Sin ellos, sería imposible que hubiera tanto rico como hay. Y aquí vamos al título de la nota: si la riqueza no para de aumentar y los ricos son cada vez más ricos mientras los pobres siguen siendo pobres, algo no está bien.
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