Rosario Touriño
Brecha
Por lo menos tres sectores parecen configurarse en la interna del Partido Comunista. Los matices también tiene su expresión en el movimiento sindical. Los recortes están marcados por las diferentes evaluaciones del primer gobierno de izquierda y también por hacia dónde dirigir la mira: a la derecha o a la interna izquierdista.
Las posturas que tomaron diferentes dirigentes sindicales comunistas en la
reciente discusión del primer paro de 24 horas por parte del Pit-Cnt -que se
concretó el miércoles 20- parecen haber expuesto, una vez más, las
diferentes líneas políticas que subyacen en la interna del Partido Comunista
(PCU). La evaluación de la gestión del primer gobierno de izquierda es muy
dispar a nivel de la dirigencia, y al analizar los posicionamientos de
algunas de las figuras de este sector vuelven a emerger distintas
vertientes.
Por un lado, ha quedado de manifiesto una línea más moderada, encarnada por
los integrantes del Secretariado Ejecutivo de la central obrera Juan
Castillo y Jorge Bermúdez. Ambos dirigentes habían acordado en la dirección
de la central sindical la realización de un paro parcial con movilización,
pero luego, en la Mesa Representativa, el grueso de los dirigentes
comunistas que están al frente de diversos sindicatos se pronunció a favor
de la paralización por 24 horas. La situación motivó una carta de Bermúdez
al Consejo Central del pcu, en la que solicita no ser tenido en cuenta en la
confección de las candidaturas de la lista 1001. En el texto, el gremialista
de la salud privada reconoce que "hay acciones que le quitan al partido el
papel clave que debe jugar para profundizar el proceso de cambios"
(Búsqueda, jueves 21). A su criterio, esas acciones "afectan el
funcionamiento de una línea política clara (y) los hechos sucedidos en la
Mesa Representativa del pit-cnt no son más que una muestra de las diferentes
versiones sobre cómo abordar la realidad, que tenemos muchas veces los
militantes comunistas". Bermúdez también recordó que hace ya bastante tiempo
que dejó sentada en la orgánica del partido su discrepancia con la
caracterización mayoritaria del "actual momento político", y sobre todo de
la tesis del "gobierno en disputa". Para él, la disputa es con "la derecha y
la oligarquía" y no en la interna.
La carta será analizada en el congreso del pcu que se desarrollará durante
el primer fin de semana de octubre. También se hará otro tanto con la
idéntica decisión de Castillo de no ser tenido en cuenta para las
candidaturas de la 1001 (expresada en una sesión del Comité Central del 26
de julio último). El coordinador del pit-cnt dejó traslucir su desgaste e
incluso sugirió la posibilidad de renunciar a la central o al propio pcu.
Ambos dirigentes perciben que la primera administración frenteamplista se
inscribe en una fase de "acumulación de fuerzas", sentando las bases de una
serie de reformas como la tributaria o la de la salud que deben ser
profundizadas. En este sentido, suelen manifestar un balance más positivo de
los cambios y no una impronta de "oposición de izquierda". La postura más
moderada es también la más cercana a la ministra de Desarrollo Social,
Marina Arismendi.
Otra vertiente, que parece cobrar importancia creciente en la interna del
partido, es la liderada por el dirigente de la Federación de Profesores de
Secundaria (Fenapes) Pedro Balbi, un ex diputado por la lista 1001 que ahora
se desempeña como coordinador del frente sindical del partido. Variadas
fuentes consultadas por Brecha coincidieron en el rol aglutinador que está
teniendo Balbi a nivel de los sindicatos con fuerte presencia comunista y
talante crítico respecto al gobierno (como Sutel, la Unión de Trabajadores
del Hospital de Clínicas y el sindicato metalúrgico). Integrantes del propio
PCU reconocen que Balbi es sin duda el que está más a la "izquierda" del
partido. El docente prefirió no pronunciarse públicamente sobre las
diferencias internas. "Somos un partido que debate, pero que luego resuelve
y actúa. Pero no existen dos opiniones en el partido sobre las cosas
fundamentales", resumió a Brecha. Balbi cree que no se debe hacer un
análisis "politológico" (esto es, en función de la pertenencia a los
diferentes sectores políticos) sino "clasista" de la interna del pit-cnt.
Este último criterio es el que primó, de acuerdo a su visión, en la votación
del paro del miércoles 20.
Finalmente, en la línea del medio es donde parece moverse el actual
secretario general del pcu, Eduardo Lorier.* El senador no cree en esa
dicotomía que se está manejando entre "el gobierno en disputa" versus "la
acumulación de fuerzas". Quizás buscando conciliar ambas posturas, considera
que la estrategia debe ser "contradecir para acumular". De acuerdo a su
visión, el partido se ha parado de esta manera en su exigencia del 4,5 por
ciento para la educación, las casi 20 modificaciones que se lograron en la
instrumentación de la reforma tributaria y la firma del tlc con Estados
Unidos. De alguna manera, su visión es que el proyecto de izquierda se
afianza y "acumula" en tanto más se acerque el programa. Y en esa
dialéctica, Lorier considera que el pcu ha tenido un rol fundamental,
cimentado en la importancia que tienen las bases.
El secretario general admite que se han producido "matices" en algunos
temas. En abril último, Castillo planteó una solicitud de licencia en el
Comité Central a raíz de presuntas declaraciones de Lorier al diario El
Observador contrarias a la instalación de una segunda terminal de
contenedores en el puerto de Montevideo. El dirigente del pit-cnt, muy
molesto, le recordó al senador que el pcu no había tomado posición orgánica
sobre este tema. Luego Lorier desmintió las versiones de prensa y Castillo
siguió integrando la dirección del partido. Pero lo cierto es que se
perciben diferencias de enfoque en el tema de las asociaciones
público-privadas (en el caso de afe, por ejemplo) o en el rol de las
inversiones extranjeras en la economía uruguaya. Recientemente, en una cena
en la Asociación de Dirigentes de Marketing, Castillo saludó la llegada de
inversión extranjera "de calidad" al país, y los mayores beneficios
obtenidos por los trabajadores en este período (aunque cuestionó que no se
haya recuperado el salario previo a la crisis de 2002).
Para Balbi, en cambio, la principal discrepancia con el gobierno es la
política económica, sobre todo en tres ejes: la priorización de la deuda
externa, la promoción de inversión extranjera "a cualquier precio", y la
falta de regulaciones del mercado. "Nosotros queremos que el Estado se meta
más en la economía. Queremos que los cambios se profundicen y trabajar para
que existan cambios dentro del cambio. Hay que tomar el programa del fa y
aplicarlo", opina. Cuando se habla de "gobierno en disputa", la referencia
apunta, según el dirigente, a que el Ejecutivo "sigue siendo presionado por
el bloque de poder dominante, que sigue siendo el mismo, porque la sociedad
está dividida en clases. No estamos hablando de disputas entre nosotros,
sino de lograr una nueva hegemonía, con los trabajadores en el centro del
poder". La oposición es muy fuerte también a la reforma del Estado (por
considerarla "neoliberal"), el proyecto de ley de educación, la promoción de
las zonas francas o la habilitación de competencia en la telefonía.
De todos modos, varios dirigentes consultados consideran que se está lejos
de una fractura. "El límite de los matices es la línea del partido. Y este
no es un partido de líderes, sino un partido con una rica vida orgánica.
Discutimos, porque somos seres humanos, pero una vez que hay una decisión
mayoritaria, se acata", apuntó una fuente partidaria. Y precisamente en su
próximo congreso los comunistas tendrán la ardua tarea de consensuar esa
línea. En esa instancia, el pcu definirá sus lineamientos programáticos de
cara al congreso del fa, las candidaturas para la lista 1001 y la estrategia
de la campaña electoral. "Tendremos que acordar los elementos programáticos
básicos", remarcaron las fuentes.
* Marcando una vez más un perfil, Lorier fue el único legislador
frenteamplista que no votó el Tratado Marco de Comercio e Inversiones entre
Uruguay y Estados Unidos (Tifa, por sus siglas en inglés). En el momento de
la votación se retiró de sala.
Radicales y comunistas
Cada uno en su lugar
ninguna estrategia de coordinación entre el ala más disidente del partido y
los grupos de la llamada izquierda radical. Miembros de la vertiente más
crítica del partido discrepan con la metodología "divisionista" del
autoproclamado "polo principista" (sindicatos vinculados a la
ultraizquierda), en virtud de considerar que pueden terminar siendo
funcionales a la derecha. Las fuentes consultadas entienden que la votación
del paro del 20 de agosto se explica más en una visión "clasista" que en la
de alianzas de corrientes políticas. En este sentido, los dirigentes del ala
más izquierdista del pcu buscan incidir en las propias estructuras del
Frente Amplio, y no seguir la línea de Asamblea Popular y quizás la
Corriente de Izquierda. De alguna manera, la estrategia de los comunistas es
canalizar todo el descontento sindical y social dentro del frenteamplismo, y
no promover el crecimiento de los movimientos escindidos.
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