por Darwin Desbocatti
Péguese un buen “Pueblon Emergency” con el “Valenti Reduce Chet Fat Fast”, y verá que su vida cambia…
En esta ocasión, me permito hacer un publicity. Una nota que me da dividendos comerciales. Hay que ser más tolerante con uno mismo y darse espacio para generar dinero a costa de otros, no hay que ser tan mezquino con uno, hay que abrir el corazón y vaciar los escrúpulos.
¿Está cansado de que su entorno lo acuse de cajetilla? ¿Su profesión le exige una estética más vinculada a lo popular y no la consigue por más que haya puesto una foto de Chele Calzados de salvapantallas en su laptop? ¿No le alcanza con ir a ver murgas al club Malvín (que parece un Shopping de Hamburgo) para que lo consideren un tipo de pueblo? ¿Sus ojos celestes y el pelo lacio y platinado, más su sospechoso y autoproclamado parecido a Robert Redford, le juegan en contra de sus intereses?
Compre el “Valenti Reduce Chet Fat Fast”, y sea parte del populacho, entrevérese con el vulgo sin recibir esas miradas clasistas que tanto duelen. Pierda la gordura cajetilla con la que cae pesado en esos círculos amantes del pastiche. Sáquese de encima ese confite de burgués-clase-media-medio-yupie que tantas barreras le pone a su vida a la hora de hacerse amigos pobres y ganar su confianza.
Digamos la verdad, sin tapujos, los de clase humilde en ese sentido son bastante hijos de puta, hay que reconocer: se creen que por comer fideos son más que uno y lo andan segregando a uno, riéndose de uno a las espaldas (de uno), mirando con aires de “no tenés calle, no entendés nada, andá a almorzar a ADM, cheto asqueroso”. Y eso duele, vaya que duele. Y son muchos, la pelota que son en pila estos de clase humilde y trabajadora, más de lo que cualquier país desearía.
Pero por suerte, ahora hay una forma de que los botijas de la empleada no lo miren torcido, de que los obreros de la reforma de su casa no lo agarren pal chijete, de que los que le hacen el flete le dirijan la palabra y no pongan la excusa de que van en la caja del camión para sostener los muebles (¡vamos señores del flete!, ¿se creen que no nos dimos cuenta de que ya están atados los muebles, y que en realidad lo hacen para no hablar con uno, como si uno fuera de apellido vasco de seis sílabas y parte del linaje eterno de este país?).
Hasta la Princesa Laetitia Darenberg precisa cada tanto ir a las llamadas y tocar al populacherío un rato, hasta Paez Vilaró le gusta sudar con los negros ahí y tomar vino suelto con ellos. Hay que admitirlo: es necesario para cualquier individuo ser aceptado en esos círculos, por más reja electrificada que uno tenga en su casa.
Con el “Valenti Reduce Chet Fat Fast” usted logrará un Pueblon Emergency fenomenal, que ríase del que encajó Galeano. Al finalizar el régimen se sentirá capaz de ir a la tribuna de De Igual a Igual solo, sin un perro rotweiller ni nada. Es una dieta integral, una transformación de la estética y el espíritu, del alma y el aspecto, del adentro y el afuera, de las moñitas y del tuco.
A continuación, el testimonio de uno de los favorecidos por el “Valenti Reduce Chet Fat Fast” (todavía no terminó el proceso, pero ya muestra muchos avances, el otro día caminó por La Teja y ni lo putearon, ni de lejos, ni con voz finita y repitiendo “alcahuete de los yanquis, mema del FMI”, nada, un éxito): Danilo Astori, un candidato de pueblo.
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De eseJ
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jueves, 26 de febrero de 2009
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