martes, 24 de febrero de 2009

El Salvador País de oportunidades

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I. EL NEOLIBERALISMO EN EL SALVADOR


Las políticas neoliberales aplicadas en nuestro país han provocado efectos negativos sobre los sectores de menores ingresos. El crecimiento económico obtenido no ha significado una mejora en las condiciones de vida de las y los pobres. Sólo han beneficiado a los sectores de más altos ingresos. Entre estos efectos están:
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El aumento en la concentración del ingreso

Las políticas neoliberales han hecho más pobres a las pobres y los pobres.

En 1988, el 10 % más pobre de la población urbana recibía el 1.8 % del ingreso urbano. En 1991, este mismo 10 % recibía solamente el 0.98 % del ingreso.

En 1988, en el otro extremo, el 10 % más rico de la población urbana se quedaba con el 27.48 % del ingreso. En 1991, este porcentaje se elevó al 38.36 %.

Esto significa que en 1988, de cada 100 colones de ingreso obtenido en el área urbana, un colón con ochenta centavos iba al 10 % más pobre de la población urbana. En 1991, bajó a 98 centavos. Mientras tanto, el 10 % más rico pasó a recibir de 27.48 colones en 1988 a 38.36 colones en 1991. esto de cada 100 colones de ingreso a nivel urbano.
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La pérdida del poder de compra de los salarios

El poder de compra de los salarios, o salarios reales, se mide comparando los salarios que reciben las trabajadoras y los trabajadores con la variación de los precios o la variación de la inflación. A medida que los precios suben, si los salarios se mantienen iguales o aumentan menos que los precios, las trabajadoras y los trabajadores compran cada vez menos con la cantidad de billetes que reciben como salario.

Comparando los salarios mínimos decretados por el Gobierno para el área rural entre los años 1988 y 1995, con la evolución de los precios en los mismos años, el poder de compra de los salarios se ha reducido en un 22.8 %. Es decir, las trabajadoras y los trabajadores han perdido cerca de una cuarta parte de la capacidad adquisitiva que tenían en 1988.
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Deterioro de las condiciones laborales

Las condiciones del empleo se han deteriorado al crecer el nivel de la informalización de la actividad económica. Mucha más gente trabaja por su cuenta. El problema de la información es que los trabajadores que así están por su cuenta no reciben las prestaciones legales. Además, el empleo y los ingresos son inestables.

En 1988, el sector formal de la economía generaba el 58.3 % del empleo urbano en 1995 el 52.9 % del empleo. Mientras tanto, el sector informal pasa de 41.7 % al 47.1 % para los mismos años. La tendencia de crecimiento es con más mujeres que hombres y más jóvenes que adultos.

Una de las fuentes de generación de empleo en los últimos años es la maquila, donde las condiciones del empleo son precarias. Hay muchos ejemplos donde empresas de este tipo se han ido, dejando a los trabajadores sin empleo, sin pagarles sus sueldos y demás prestaciones.

A la informalización también ha contribuido la privatización y la reducción de plazas en el sector público. Esto ha dejado en el desempleo a varios miles de trabajadores.
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Feminización de la pobreza

Ninguna teoría económica, ni siquiera el marxismo, contempla la desigualdad de género en sus intentos por teorizar el quehacer económico de las sociedades

El neoliberalismo contribuye a que haya un mayor número de mujeres pobres que de hombres pobres, a que el porcentaje de las mujeres pobres crezca más rápido que el de los hombres pobres y a que las mujeres sean las más afectadas, entre otras, por las políticas que recortan todo lo relacionado con el bienestar social.

En el neoliberalismo, siguen existiendo y se profundizan las características siguientes, que contribuyen a la desigualdad entre géneros:
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Trabajo doméstico

El trabajo doméstico sigue siendo considerado como cuestión exclusiva de la mujer, aún de la que trabaja fuera de la casa. El trabajo doméstico, reproductivo y educativo, al no generar dinero, no se contabiliza y no está considerado como una actividad productiva.
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Invisibilidad del trabajo de la campesina

Por el deterioro de la ecología, las campesinas deben ir cada vez más lejos a buscar leña, agua y forraje. Esta inversión de tiempo y de energía no se toma en cuenta, dado que no genera dinero. Además, las mujeres campesinas que trabajan en la milpa no son reconocidas como trabajadoras agrícolas, sino como amas de casa. Tampoco tienen acceso a la propiedad de la tierra.
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Aumento de las mujeres jefes de hogar pobre

Al no encontrar trabajo en el campo ni en la ciudad, muchos hombres optan por emigrar a los Estados Unidos. Las mujeres quedan al frente de los hogares. A estos se suman los hogares donde el hombre ha abandonado a su familia. Las mujeres jefas de hogar tienen que sostener al núcleo familiar con “trabajos y salarios de mujeres”, que son siempre efectuados en peores condiciones que los trabajos considerados “trabajos de hombres”.
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Hogares en situación de pobreza

Las necesidades básicas de la población son: la alimentación, el vestuario, la vivienda y misceláneos. Las familias que no pueden satisfacer estas necesidades mínimas se consideran en situación de pobreza. Y las familias cuyos ingresos mensuales ni siquiera les llega para cubrir las necesidades de alimentación, se encuentran en situación de extrema pobreza.



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