La Diaria, 21 mayo 2009
ESTE AÑO LA CONSIGNA DE LA MARCHA DEL SILENCIO FUE “EN EL 2009 ELEGIMOS VERDAD, JUSTICIA, MEMORIA Y NUNCA MÁS”
Con una esquina rota
Familiares de desaparecidos volvieron a reclamar el fin de la impunidad
Los años pasan. Los rostros cada vez con más arrugas, los carteles
cada vez más amarillos, y las mismas preguntas, los mismos nombres
que antes se repetían como dolor y reclamo, y que hoy ya son un ritual
contra el olvido. La 14ª marcha del silencio fue eso. Ausencia de
palabras y presencia de muchos que poblaron diez cuadras de 18 de
Julio con la consigna “En el 2009 elegimos verdad, justicia, memoria
y nunca más”.
Hugo Martínez ocupó la primera fila, sobre la izquierda. Durante largas cuadras, desde Jackson y Guayabo hasta la Plaza Cagancha, sostuvo un cartel con el rostro de su hijo. La fotografía en blanco y negro era de un adolescente, y la persona que lo sostenía tenía más de setenta, pero los años no lograron borrar ese vínculo inconfundible que une a un padre y a un hijo. A Jorge Martínez se lo llevaron una noche de la casa de sus padres, a la una de la madrugada, cuando tenía 17 años y cursaba el preparatorio de Agronomía. Cuando las Fuerzas Conjuntas patearon la puerta, Jorge se incorporó en la cama donde dormía. “Ya vienen a joder, milicos hijos de puta”, dijo. Su padre recuerda que se lo llevaron en un camión “lleno de gurises” como él. Desapareció en abril de 1978.
“Es para no olvidarse de lo que pasó, porque si olvidás lo quepasó, puede volver a pasar. Hay que recordarlo y seguir en la lucha, seguir buscando a los desaparecidos y no dejarlos en el olvido, como si eso ya hubiera pasado”, dice Sofía Velázquez, que tiene un año más que el que tenía Jorge cuando se lo llevaron. Quiso asistir ayer a la marcha por ese motivo. Para Juan Andrés Fernández, que tiene 22 años, la memoria es el ejercicio que todos los pueblos necesitan hacer para no repetir la historia.
Un ejercicio que “se da en la calle y no en el escritorio”.
La marcha recuerda la fecha del asesinato, en Buenos Aires, de Rosario Barredo, William Whitelaw, Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, en 1976. La consigna de ayer daba cuenta de todo lo que resta por hacer en materia de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Luisa Cuesta, de la organización Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos, afirmó que tiene la “esperanza” de que un próximo gobierno pueda avanzar más de lo que ya ha hecho éste. “En este gobierno hubo cosas que nos hubiera gustado que hubiera hecho y no las hizo, pero hay muchas que las ha hecho y que nos han ayudado. Al menos hoy nadie puede decir que no dijimos la verdad, que habían matado a los desaparec idos, que los habían enterrado, y la prueba está que aunque sea dos, encontramos sus restos”, señaló.
Cuesta también tiene la esperanza de que este gobierno anule la Ley de Caducidad y que no sea necesario someterla a plebiscito en las próximas elecciones. Pero en todo caso, se mostró convencida de que, si se plebiscita, la gente la va a anular. “Nosotros ya lo perdimos y hace muchos años, pero es otro el momento”, consideró.
En la marcha estuvieron presentes los precandidatos frenteamplistas José Mujica y Marcos Carámbula, además de autoridades de gobierno. Pero más allá de los flashes de las cámaras y de los micrófonos y del clima de campaña que inevitablemente llevan a cuestas, su presencia -que no es nueva en estas marchas- no distorsionó el rumbo silencioso de miles. El escritor Mario Benedetti tampoco estuvo ausente: antes de entonar el Himno Nacional, con el que se cierra todos los años la marcha, se escuchó un fragmento del disco “A dos voces” que grabó con el músico Daniel Viglietti. El poema se llama “Desaparecidos”, y dice que están en algún sitio, nube o tumba, allá en el Sur del alma. ■
Natalia Uval
jueves, 21 de mayo de 2009
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