TREINTA Y TRES NO DUERME LA SIESTA Y NOS INVITA A CAMINAR
La apacible siesta sabatina de la ciudad de Treinta y Tres, en fresca primavera uruguaya, se vió ruidosamente interrumpida este fin de semana por una impresionante y masiva movilización popular que transcurrió durante casi tres horas –desde las 16 a pasadas las 19 horas--, amalgamando diversas capas sociales en enérgica reivindicación de la tierra como patrimonio nacional no mercantilizable ni negociable y expresándose contundentemente contra la instalación de la megaminería a cielo abierto, depredadora y altamente contaminante.
La jornada se inició con una enorme marcha de gente a caballo, a pié y en vehículos, identificada fundamentalmente por el estandarte tricolor de la bandera de Artigas y la consigna sostenida y entusiasta de LA TIERRA NO SE VENDE; LA TIERRA SE DEFIENDE, en un recorrido que abarcó prácticamente todo el centro de la ciudad y que culminó multitudinariamente en una emotiva concentración en la hermosa Plaza Libertad.
Allí, las organizaciones locales y aledañas convocantes, junto a muchísima gente llegada de zonas adyacentes y desde el sur del país, expresaron un mismo punto de vista de clara conjunción espiritual y racional en el sentido de rescatar el criterio de que la tierra es del que la trabaja y de que su defensa impostergable, pasa por rechazar todo intento de imponernos autoritariamente y mediante el engaño, aventuras empresariales que ya han mostrado a escala continental su carácter destructivo, saqueador y productor únicamente de más opresión y dependencia, en perjuicio de toda la sociedad y no tan solo de los diversos sectores dedicados directamente a las tareas ganaderas y agropecuarias.
La declaración central fue “cortita y al pié” y tuvo la virtud de señalar en palabras sencillas y bien entendibles, los motivos que hacen de esta cuestión, la cuestión popular-nacional más urgente y estratégica, que llama al pueblo oriental a unirse férreamente por encima de divisas y particularismos, para combatir una estrategia político-económica decididamente entreguista y cuyos estragos, de prosperar, serían duramente sentidos por las futuras generaciones en el aspecto productivo y en el de la salud popular, sin que nadie “quede afuera”.
Desde el sur participó casi un centenar de personas mayoritariamente convocadas por la adhesión del Colectivo de Lucha por la Tierra, que fue co-organizador de las marchas realizadas en Montevideo en mayo y octubre últimos bajo las mismas reivindicaciones centrales del sábado 3 de diciembre, y uno de cuyos objetivos más importantes es tratar de infundir en las poblaciones urbanas y suburbanas la convicción de que la causa es de todo el pueblo trabajador, más allá de fronteras departamentales y de organizaciones particulares del movimiento popular. En el acto en Plaza Libertad de 33, el Colectivo señaló la importancia de redoblar esfuerzos para que se haga justicia en el caso del colono artiguense Ney Thedy, injustamente desalojado de su tierra el 28 de abril de este año y, encima, perjudicado luego con la malversación de sus bienes, confiscados por el Estado.
(Desde el norte lejano, llegó también un saludo comprometido del sindicato cañero UTAA).
Hay que decirlo: quienes participamos de esta inolvidable y “pedagógica” jornada sabatina de lucha y fervor popular altamente unificador, hayamos ido de donde hayamos ido, hemos vuelto con la percepción de una realidad que puede más que mil análisis y mil declaraciones, y que reclama la multiplicación por doquier de estas expresiones de serena convicción de que efectivamente “nada podemos esperar, sino de nosotros mismos”, para impedir que el Uruguay sea rematado “al bajo precio de la necesidad” y para lograr que la tierra sea usufructuada socialmente y en beneficio del que la trabaja.
(En la foto, en primer plano, el Dr. Sarthou haciendo declaraciones para la prensa artíguense; atrás, el abogado de Colonización, tras una reciente y demorada audiencia pública en la que el abogado de Thedy cuestionó severamente la conducta del juez actuante, Marcelo Malvar Juncal).
CASO NEY THEDY: UNA IMPUNIDAD QUE TAMBIÉN HAY QUE DENUNCIAR
Desde que el veterano cañero-colono de Bella Unión Ney Thedy fuera injustamente desterrado del predio del Instituto Nacional de Colonización en el que desde hacía veinte años criaba animales para el ordeñe y la producción familiar de lácteos, no ha cesado un sostenido e irrespetuoso hostigamiento en su contra, buscándose su desmoralización y el renunciamiento a la justa pelea por la restitución de su fuente de trabajo y la reparación por los severos daños materiales y morales causados por el Estado uruguayo desde el 28 de abril de este año.
No conforme con el caprichoso desalojo, el directorio de Colonización secuestró “vía judicial”, en octubre, la totalidad de los animales propiedad de Ney Thedy, los va dejando morir apestados y mal alimentados; gasta 9.000 dólares mensuales en personal al cuidado del predio, y, encima, pretende el disparate –comunicado recientemente por escrito a la familia Thedy— de trasladar la responsabilidad de esos gastos increíbles y despilfarradores al mismo colono perjudicado.
(La deuda de Thedy no llegaba a los 3.000 dólares; 72.000 dólares lleva gastados ya Colonización en “cuidar” el predio del que se lo expulsó. Tan irresponsable es la conducta de Colonización, que uno de los encargados de la “atención” de los animales, es un técnico en el combate a las plagas de hormigas, respetable tarea que, sin embargo, no tiene nada que ver con el cuidado de vacas lecheras y sus crías).
Hasta ahora, a las irregularidades y despropósitos del directorio del INC, le ha correspondido una sorprendente complementariedad de la representación judicial a nivel local, que ha avalado todo lo actuado en contra del colono y que, además, no ha procedido conforme a las formas y las normas jurídicas, al eludir y no dar trámite a las reclamaciones debidamente presentadas por la defensa de Ney Thedy, a cargo del Dr. Hélios Sarthou.
Estos extremos de comportamiento abusivo por parte de quienes actúan representando al Estado uruguayo, habilitan la implementación de acciones legales en aras de una pronta y debida rectificación, y, además, ponen en serio riesgo la permanencia en sus cargos de los responsables directos de lo denunciado, que compromete no solamente a individuos, sino también y esencialmente a la institucionalidad político-administrativa vigente.
Conmovidos y doloridos por las evidencias de la barbarie del “proceso cívico-militar”, hoy venimos aprendiendo con todo esto la dura lección de que la impunidad no es cosa únicamente del pasado ni se limita a la persecución y la represión político-ideológica extremas. Con ella, también, se encubren en el presente flagrantes arbitrariedades con quienes viven de su trabajo honesto y honrado, y que constituyen gravísimas violaciones a los Derechos Humanos.
Denunciarlo, cuestionarlo y no bajar los brazos, es defender nuestra tierra, nuestros recursos naturales, el futuro de los que vendrán y el presente de los que no podemos seguir permitiendo un manoseo que empieza por despojársenos de lo poco que tenemos, para dejársenos despojados de soberanía, de autodeterminación popular y de Derechos Humanos que no son negociables.
A los responsables de tanto daño y soberbia, les queda una única alternativa:
¡Devolver ya a Ney Thedy todo lo que le corresponde por derecho y como fruto del trabajo propio y no del favoritismo politiquero o las coimas por rifar “el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad”!!!.
Gabriel Carbajales, 4 de diciembre de 2011
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