>>> La historia de los padres del nieto 121: dirigentes del PRT-ERP desaparecidos en el '76
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Con
la identificación de hijo menor de Ana María Lanzilloto y Domingo Menna
ya suman 121 los nietos recuperados. La pareja formada por Ani y el
Gringo era la de dos "cuadros" revolucionarios. De Ani conocemos menos
pero sabemos de su larga militancia, que estuvo presa durante la
Dictadura de Lanusse, que al salir en libertad su paso por la carcel no
la debilitó sino que la fortaleció en sus convicciones, que
posteriormente formó pareja con el Gringo. De él conocemos más. Pese a
que solo compartimos algunas reuniones, no se si pocas o muchas porque
uno lo siente muy cercano. Su amigo y compañero Abel lo describe, así:
"De una voluntad, decisión y coraje a toda prueba; una convicción
ideológica revolucionaria marxista firme; gran creatividad para
enfrentar situaciones nuevas; una capacidad casi arrolladora para captar
nuevas voluntades; una conducta que sabe que el ejemplo personal es
trascendente; una alegría y picardía constantes; una manera muy fuerte
de reaccionar y calentarse ante lo que considera mal hecho; un humor que
le quitaba solemnidad a su actuación, una curiosidad sistemática y afán
por estudiar, estudiar y saber cada día más, con la mente pensando en
la construcción socialista; una sensibilidad hacia los demás que lo
llevaba a cometer imprudencias".
Todas estas virtudes estuvieron presentes cuando debió enfrentar la más dura de las pruebas a que fueron sometidos los revolucionarios.
Lo que sigue lo tomamos de nuestro trabajo:
La moral de los militantes, del libro La historia del PRT-ERP.
Estando en manos del enemigo en El Campito, uno de los centros clandestino de Campo de Mayo, el mayor campo de tortura y exterminio de la Dictadura: Domingo Menna, que había sido detenido el 19 de julio de 1976, fue “trasladado” el 11 de noviembre. Casi cuatro meses de interminables sufrimientos en los que el Gringo no les dijo nada, al contrario, pensaba en un plan de fuga, tenía algunos chequeos hechos. Al menos tres testimonios concuerdan que destruido físicamente, pero entero anímicamente alentaba a los demás secuestrados y que se había ganado el respeto de sus verdugos. No lo torturaban más. Dos días antes de su “traslado”, y luego de haber sido interrogado una vez más, al regresar al galpón donde estaba encadenado con los demás secuestrados, se produjo el siguiente diálogo del jefe de guardia con Menna:
- ¿Qué le dijo el General?
- Que si colaboraba se terminaba el ERP.
- ¿Y es cierto eso?
- ¡La verdad que sí!
- ¿Y va a colaborar?
- Me dieron dos días para pensarlo, pero no, les dije que no hacía falta pensarlo.
Merbilháa se asumía miembro del CE del PRT y orientaba a otros detenidos en cómo comportarse ante los interrogatorios. Habían pasado más de tres meses de su secuestro sin sacarle nada, tampoco lo torturaban más salvo un día en el que le preguntaron por Stamponi. Otro secuestrado que iba a ser trasladado con perspectiva de salida le preguntó si tenía algún mensaje; Eduardo pensó unos instantes y le dijo: “Avisá a los compañeros del Partido que los dos cubanos de la Embajada estaban secuestrados por el Ejército adonde te conté”. Y lo despidió con un: “¡Hasta la victoria!”. Según Pola Augier, en la escala de valentía ante la tortura el puesto más alto lo ocuparon los pibes de la Juventud Guevarista y las compañeras. Por el contrario, cuando los oficiales del “Ejército Argentino”, que habían forjado su moral de combate en las cámaras de torturas contra militantes, niños y ancianos desarmados y engrillados, debieron enfrentar en el campo de batalla a los ingleses, dieron muestras de los mayores actos de cobardía que registra nuestra historia.
La valentía es parte de la ideología de los revolucionarios. Ella fue una construcción fortalecida, a diario, en el combate de clases. Los compañeros que se pusieron al frente de la lucha fueron conscientes, desde el inicio, de los enormes sacrificios que demandaría una revolución verdadera, por lo que muy tempranamente comenzaron esa construcción. Sin ella hasta el más guapo se desmorona ante la décima parte de los sufrimientos que soportaron nuestras compañeras y compañeros. Así lo expresó el líder revolucionario chileno Miguel Enríquez en el inicio de su militancia: “Juro que si he de escribir o hacer algo en la vida será sin temor ni pusilanimidad; sin horror al qué dirán; con la franqueza que salga de mi cerebro; que ha de ser libre de prejuicio y dogmas. Si no soy de constitución valiente, me haré valiente por la vía racional”.
Todas estas virtudes estuvieron presentes cuando debió enfrentar la más dura de las pruebas a que fueron sometidos los revolucionarios.
Lo que sigue lo tomamos de nuestro trabajo:
La moral de los militantes, del libro La historia del PRT-ERP.
Estando en manos del enemigo en El Campito, uno de los centros clandestino de Campo de Mayo, el mayor campo de tortura y exterminio de la Dictadura: Domingo Menna, que había sido detenido el 19 de julio de 1976, fue “trasladado” el 11 de noviembre. Casi cuatro meses de interminables sufrimientos en los que el Gringo no les dijo nada, al contrario, pensaba en un plan de fuga, tenía algunos chequeos hechos. Al menos tres testimonios concuerdan que destruido físicamente, pero entero anímicamente alentaba a los demás secuestrados y que se había ganado el respeto de sus verdugos. No lo torturaban más. Dos días antes de su “traslado”, y luego de haber sido interrogado una vez más, al regresar al galpón donde estaba encadenado con los demás secuestrados, se produjo el siguiente diálogo del jefe de guardia con Menna:
- ¿Qué le dijo el General?
- Que si colaboraba se terminaba el ERP.
- ¿Y es cierto eso?
- ¡La verdad que sí!
- ¿Y va a colaborar?
- Me dieron dos días para pensarlo, pero no, les dije que no hacía falta pensarlo.
Merbilháa se asumía miembro del CE del PRT y orientaba a otros detenidos en cómo comportarse ante los interrogatorios. Habían pasado más de tres meses de su secuestro sin sacarle nada, tampoco lo torturaban más salvo un día en el que le preguntaron por Stamponi. Otro secuestrado que iba a ser trasladado con perspectiva de salida le preguntó si tenía algún mensaje; Eduardo pensó unos instantes y le dijo: “Avisá a los compañeros del Partido que los dos cubanos de la Embajada estaban secuestrados por el Ejército adonde te conté”. Y lo despidió con un: “¡Hasta la victoria!”. Según Pola Augier, en la escala de valentía ante la tortura el puesto más alto lo ocuparon los pibes de la Juventud Guevarista y las compañeras. Por el contrario, cuando los oficiales del “Ejército Argentino”, que habían forjado su moral de combate en las cámaras de torturas contra militantes, niños y ancianos desarmados y engrillados, debieron enfrentar en el campo de batalla a los ingleses, dieron muestras de los mayores actos de cobardía que registra nuestra historia.
La valentía es parte de la ideología de los revolucionarios. Ella fue una construcción fortalecida, a diario, en el combate de clases. Los compañeros que se pusieron al frente de la lucha fueron conscientes, desde el inicio, de los enormes sacrificios que demandaría una revolución verdadera, por lo que muy tempranamente comenzaron esa construcción. Sin ella hasta el más guapo se desmorona ante la décima parte de los sufrimientos que soportaron nuestras compañeras y compañeros. Así lo expresó el líder revolucionario chileno Miguel Enríquez en el inicio de su militancia: “Juro que si he de escribir o hacer algo en la vida será sin temor ni pusilanimidad; sin horror al qué dirán; con la franqueza que salga de mi cerebro; que ha de ser libre de prejuicio y dogmas. Si no soy de constitución valiente, me haré valiente por la vía racional”.
"Sé que es un médico de 40 años y tiene dos hijos", le contó Menna a Radio La Red de La Rioja, agregando que la noticia de la aparición "fue una alegría súper inesperada".
"Nos descolocó, no sabíamos para donde agarrar", continuó Ramiro. "La posibilidad de que esto ocurriera es disminuía, aunque siempre queda un margen chiquito de esperanza".
Ramiro Menna, hermano del nieto que recuperó su identidad, contó que el anuncio "fue una alegría súper inesperada". La conferencia de prensa de Abuelas de Plaza de Mayo sobre el tema se suspendió por la muerte del ex yerno de Estela de Carlotto.
En ese sentido, Menna recordó que al momento de desaparecer, su madre estaba con un embarazo casi a término y la familia llegó a pensar que podría haberlo perdido en una sesión de tortura. "Corría el rumor de que había habido un parto y que había nacido, pero tampoco era seguro", relató.
"Mi hermano va a pasar una situación traumática, difícil, para él fue toda una sorpresa", reveló Ramiro remarcando que el nieto recuperado "no tenía ni la menor sospecha" de que era hijo de desaparecidos.
>>> Habló el hermano del nieto recuperado 121
Una historia trágica Ramiro y su hermano son hijos del dirigente del PRT-ERP Domingo Menna y de la riojana Ana María Lanzillotto. El mismo día, los dirigentes guerrilleros Roberto Santucho y Benito Urteaga fueron asesinados por una patrulla del Ejército en un departamento de Villa Martelli, partido de Vicente López. Ambos compartían esa vivienda con Menna y Lanzillotto.
"Cuando los secuestran a mis viejos de la casa de Villa Martelli donde estábamos viviendo, a mí me llevan, no de la casa, sino de una guardería maternal donde yo estaba. Y desde esa fecha hasta la primera o segunda semana de agosto, yo también estuve desaparecido", reveló al respecto Ramiro.
Finalmente, sus tíos recibieron el dato del secuestro y fueron a buscarlo. "Estuvieron más de una semana rogando", contó Menna.
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>>> Recuperación del nieto 121
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