“Si
usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una
injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante (que ser
parientes)”.
Nuestra culturita relativamente
occidental, supuestamente cristiana y básicamente regida por la
ideología y la metodología falaz de los grandes medios de desinformación
del imperialismo capitalista, no concibe así nomás la huelga de hambre
como medida razonable de lucha de impronta popular en pos de logros que
supongan el mejoramiento de las condiciones generales y particulares de
vida o que impidan su empeoramiento.
En realidad,
lo que predomina en el “imaginario popular” de prácticamente el mundo
entero, es el prejuicio -el equívoco colectivo sistemáticamente
inducido- de que no tiene sentido tratar de resistirse ante los embates
letales de la explotación burguesa llevada a extremos inimaginables en
los tiempos en los que la pequeño-burguesía convirtiéndose en burguesía,
llamaba a entregar hasta la vida para acabar con el anacronismo feudal
antihumano, invocándose la “igualdad”, la “justicia” y la “fraternidad”
como valores intrínsecos de la condición humana...
Puede
afirmarse, incluso, que a estas alturas está muy extendida la idea de
que es una locura propia de fanáticos esquizoides poner en riesgo
nuestras vidas en función de reivindicaciones sociales que esencialmente
representan, justamente, la defensa de la vida, cada día más amenazada
por la agudización de los efectos del funcionamiento irracional de un
sistema económico-social completamente a-histórico y crónicamente
irrespetuoso de los derechos humanos más elementales.
Así,
pues, que en este paisito aparentemente apacible y domesticado, la
increíble odisea del sirio-libanés Jihad Diyab no solamente es asimilada
mayoritariamente como un episodio exótico y ajeno a la “uruguayéz”
inventada, sino que, además, la manera en que el gobierno ha tratado de
descalificarle y estigmatizarle, ha producido la percepción casi
generalizada de que estamos ante los caprichos majaderos de un tipo
“raro” al que se le brindó amparo y paga injustamente con exabruptos
“que ofenden la esencia de la bondadosa y sagrada orientalidad”.
¡Dejémosno
de jorobar, señores!!! Nos quepa o no la huelga de hambre y sea cual
sea la fantasía que nos hayan construido respecto a “otras culturas” y a
la magia reaccionaria caganchera fusionada con surealistas arrebatos de
un falso progresismo queriendo justificar cualquier barbaridad
retrógrada, el caso de Jihad Diyab va más allá de si compartimos o no
los fundamentos ético-filosóficos-religiosos de recursos de lucha como
el que este supuesto refugiado ha defendido -en serio y no simulando,
como se llegó a conventillear desde la misma cancillería- con su propio
pellejo y no el de otros.
La verdad de la
milanesa es que el asunto Jihad ha sido manejado desde el oficialismo
con una torpeza política admirable, que aumenta en la misma medida en
que se sigue insistiendo en no admitir que el Estado uruguayo NO CUMPLIÓ
los términos del acuerdo contraído con el sirio-libanés 13 años
torturado en Guantánamo y que, nos guste o no, Jihad Diyab TIENE RAZÓN.
Si
hoy, 8 de Octubre de 2016, el gobierno admite ese incumplimiento y pide
más tiempo para resolver la situación; si hoy, 8 de Octubre de 2016, se
reconoce pública, honesta y valientemente que la salida está
obstaculizada por las presiones imperiales de los EE.UU.; si hoy, 8 de
Octubre de 2016, se les ocurriera el gesto elementalmente saludable de
disculparse ante Jihad Diyab, el mismo pueblo uruguayo y el mundo
entero...
Si hoy, 8 de Octubre de 2016, el
simple y sano sinceramiento pudiera más que el “instinto” de justificar
lo injustificable como ayer mismo lo hiciera el Sr. Nin Novoa en una
absurda y dantesca “conferencia de prensa” que más se pareció a la
“crónica de una muerte anunciada”; si eso ocurriera, no solamente cabría
la esperanza de que el perseguido Diyab suspendiera su huelga de hambre
y de sed a la espera de la concreción de una solución cierta; cabría
también la esperanza de que los uruguayos pudiésemos creerle un cachito
al menos a un gobierno nacido de la prédica de la defensa de los
derechos humanos y un mínimo de justicia negada por todos los gobiernos
anteriores.
Tiene sentido, este 8 de Octubre
(así, con mayúscula) del 49° aniversario del asesinato de Ernesto Ché
Guevara por mandato del Estado yanqui, repetir con el Ché:|
“Si
usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una
injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante (que ser
parientes)”.
Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 8 de Octubre de 2016.-
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