martes, 19 de marzo de 2019

Discrepancias con la dirección




>>> El PIT-CNT y UPM

Hay temas que no se discuten



La postergación reiterada de un balance sobre la campaña contra la ley de riego llevó a la Coordinación de Sindicatos a hacer públicas sus discrepancias con la conducción del Pit-Cnt



“Es hora de que las preocupaciones dejen de quedar encerradas entre cuatro paredes, presas de la sordera y el menosprecio político.” Bajo esta bandera, algunos sindicatos pertenecientes a la orgánica del Pit-Cnt hicieron pública una denuncia contra el funcionamiento “antiestatutario” de la línea política mayoritaria y de filiación frenteamplista, alegando “falta de democracia interna” y la “sobrerrepresentación” ejercida por parte del Secretariado Ejecutivo.

El Pit-Cnt no es una central sindical. Al menos, no lo sugiere así su historia ni sus documentos fundacionales. La palabra “central”, de hecho, no es mencionada ni una sola vez en el estatuto vigente, piedra angular de la organización desde 1966. Manejado y finalmente descartado en las discusiones germinales de la entonces Cnt, el término fue sustituido por “convención”, a impulso de quienes se resistían a actuar bajo la égida de una estructura orgánica vertical, vanguardizada por dirigentes omnipotentes, y, en cambio, propugnaban un tipo de organización de corte federado, auspiciosa de las diferencias ideológicas en la interna y con respeto a la autonomía de sus componentes. Este último modelo consensuado de convención –no un simple mote lingüístico– resultó ser una condición casi sagrada para la unidad estratégica del conjunto de los trabajadores en una sola organización. No obstante, la vieja pugna de sentidos entre centralistas y federalistas (comunistas y anarquistas, entonces) continúa insistiendo, casi sesenta años después, a la luz de un nuevo contexto.

Desde el último congreso, en mayo de 2018, el plenario sindical quedó partido en tres. Las discusiones llevaron a la confluencia política de bloques diferenciados: la corriente Gerardo Cuesta (integrada por sectores afines al oficialismo, con predominio del Partido Comunista), En Lucha (impulsada por la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado –Cofe–, de Joselo López y la Federación de la Bebida) y el llamado Grupo de los Ocho, que ocupa un lugar minoritario y en el que convergen sindicatos que expresan con mayor énfasis la independencia del Poder
Ejecutivo.1 Con más de la mitad de los votos, la resolución del congreso recogió el documento presentado por la primera corriente y –además de refrendar a Fernando Pereira en la Presidencia y a Marcelo Abdala en la Secretaría General– aprobó uno de los aspectos más discutidos internamente:

“En Uruguay asistimos a la agudización de la lucha entre dos proyectos de país: de un lado, el proyecto de restauración conservadora (…); del otro lado, el proyecto de cambios profundos de la clase trabajadora organizada y su sistema de alianzas”, quedó expresado en el texto de balance.
Los sindicatos pertenecientes al tercer grupo decidieron emitir una carta abierta dirigida a los afiliados de la organización, haciendo públicas denuncias contra la conducción llevada adelante por las corrientes mayoritarias –encarnadas en la figura de su presidente y su secretario general–, que a su juicio representan comportamientos contrarios al estatuto de la organización. La causa inmediata de esta decisión tiene su origen en la reunión de la última Mesa Representativa del mes de febrero, en la que –según la carta– la línea mayoritaria decidió postergar una vez más el balance político de la campaña contra la ley de riego. El posicionamiento a favor de la derogación de la norma había sido consensuado orgánicamente; no obstante, de acuerdo a lo expresado en el documento, fue eludido por los sindicatos mayoritarios, que ahora se resisten a realizar una evaluación de la fallida campaña. Lo que puede aparecer como un mero episodio de discordancia política es presentado por la Coordinación de Sindicatos o Grupo de los Ocho como un “conjunto de prácticas” que forman parte de un modelo de funcionamiento que carece de “democracia interna” y atenta contra los estatutos.

“Parte del problema es no entender que, más allá de legítimas mayorías y minorías, el Pit-Cnt no es una central, sino una convención”, afirman, destacando que se trata de una diferencia “conceptual, política y estatutaria”. “Actuar como central, cuando en realidad se trata de una convención de sindicatos, es llevar las tensiones normales de las diferencias políticas a extremos insalubres para la unidad”, valoran. En este sentido, se enfatiza como síntoma fundamental del supuesto viraje centralista la “sobrevaloración” del Secretariado Ejecutivo en detrimento de la Mesa Representativa, principal instancia de conducción política de la organización, y se señala que “la mesa no es ni un mero receptor de informes, ni un mecanismo para legitimar posiciones previamente establecidas por fuera”. Por otra parte, se critica el “constante ejercicio de sobrerrepresentación” llevado adelante por la Presidencia y la Secretaría General, al tiempo que se cuestiona la ausencia de informes acerca de la actuación de trabajadores en los organismos públicos y la falta de legitimidad en la participación en eventos internacionales.

LA UNIDAD. Mientras algunos representantes de la línea mayoritaria desmerecen el comunicado y consideran que se trata de una expresión minoritaria, los dirigentes de la corriente liderada por Cofe no se han manifestado. No obstante, el presidente del sindicato de la bebida, Fernando Ferreira, admitió a Brecha que “algunas resoluciones que deberían ser avaladas por la Mesa Representativa no están pasando por ahí. El estatuto es claro. Y a veces nos enteramos por las redes sociales de que algún compañero anda por ahí representando al Pit”. Además, manifestó que “el comportamiento de la corriente mayoritaria hace que algunas comisiones no tengan la apertura que deberían tener”, y que “la mesa ha perdido su importancia como ámbito de discusión máximo y su carácter de conducción política. Está muy desgastado o venido a menos”. Sin embargo, rehuyó imputar “intencionalidades” en el secretariado.

El alegato del Grupo de los Ocho ataca dos frentes. Por un lado, señala problemas de funcionamiento interno de la organización. Y, por otro, vuelve públicas las tensiones políticas que prometen agudizarse en el transcurso del año electoral. En este sentido, manifestaron que pretenden posicionar al movimiento sindical con respecto a la instalación de Upm, otra discusión que a su entender ha sido eludida por la conducción mayoritaria. “Desde hace varios años, hay mucha evidencia de que existen una cantidad de temas que ya no se discuten”, dijeron a Brecha representantes de la Coordinación de Sindicatos. “Hay desdén y menosprecio político o directamente una forma de entender la conducción del Pit-Cnt que, en los hechos, subvalora a la mesa, un órgano que tiene signos de decadencia en sus procesos de discusión que son alarmantes. Y las reuniones, que tendrían que ser mensuales, hasta hace poco se hacían tres o cuatro veces al año. Entonces, los temas no se discuten o se discuten tarde. ¡Y, sin embargo, el Pit-Cnt parece que siempre tiene posición sobre todo! ¿De dónde salen? De un ejercicio de sobrerrepresentación”, manifestaron.

Echando mano del estatuto, sostienen que el Secretariado Ejecutivo debería ser un brazo ejecutor de las políticas discutidas por el congreso y la mesa. No obstante, aseveran que este último ámbito está siempre abocado a discutir “paros y medidas”. “Como consecuencia, si la mesa tiene un rol de instrumentalización y el secretariado, un rol de conducción, eso es claramente invertir lo que establece el estatuto”, afirman desde la Coordinación de Sindicatos. “No somos ‘pieletristas’, ¡se trata del documento fundacional!, la garantía para la unidad. En el movimiento sindical, convergen distintas corrientes históricas (no sólo distintas realidades sectoriales del mundo del trabajo) que requieren espacios de diversidad. Si el movimiento sindical no conserva la estructura de convención para contener esa diversidad, se desborda y se rompe. De hecho, es preocupante porque ya hay muchos sindicatos y federaciones que se están dividiendo por esta causa. La unidad por la base se está quebrando. Y hay indiferencia respecto a eso.”

Sobre las vinculaciones internacionales del Pit, afirman: “Para nosotros, no hay que discutir nada. Hay que respetar el estatuto. Allí se establece claramente, sin doble lectura ni ambivalencia, que la representación en el exterior tiene que ser aprobada por la mesa. Entonces, cuando se va a la Oit (Organización Internacional del Trabajo), a Venezuela, a Israel, a Brasil (¡o se viaja en el mismo avión que el gobierno a buscar mercados!) y la mesa no se entera, no sólo se está cometiendo un error político, sino que se está violando el estatuto. Y pasa algo peor: se va al exterior sin pedir permiso, pero, además, no se rinden cuentas. ¡Entonces, nadie sabe nada! No es un tema de confianza, es un problema de procedimientos. En el movimiento sindical, nunca se hizo el balance de si había que haber ido o no a Israel. Nunca se discutió. Se adoptan comportamientos y modalidades de funcionamiento que responden a una central y no a una convención, que es lo que somos. Seguir ese camino puede llevar no sólo a aplastar minorías, sino a debilitar la unidad”.

1.   Integrado por la educación privada (Sintep), funcionarios de Ute (Aute), de Codicen (Ufc), gastronómicos (Sughu), postales (Afpu), ferroviarios (UF), funcionarios de la Udelar (Affur) y artes gráficas (Sag).





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