Por Alma Bolón
18 julio 2023
https://extramurosrevista.com/la-universidad-entregada/
1) La autonomía ni la libertad de cátedra consisten en un multiple choice doctrinario
Días atrás, la Universidad de la República rechazó someterse a la auditoría habitualmente exigida por el sistema partidario, mediático y empresarial (ese sistema que espera los resultados de este examen para exclamar: “siempre lo dijimos, en la Universidad son unos buenos para nada, lo que saben es gastar dinero”).
Ante la consabida negativa universitaria, la ministra A. Arbeleche declaró “La autonomía es si quiere dar Marx o Smith”, poniendo de manifiesto una concepción futbolista de la Universidad de la República y de la autonomía (1). La autonomía y la libertad de cátedra son mucho más que un ejercicio del libre arbitrio en su versión más deportista (y excluyente): Marx o Smith, Peñarol o Nacional, espíritu o materia, café o té, libertad o igualdad, gobierno u oposición, fresa o chocolate, ateos o creyentes, etc.
Más allá de que en A. Arbeleche está clara la tradicional y supra
partidaria pretensión de estipular cómo la Universidad debe gastar su
dinero, su caso se agrava al confundir la autonomía y la libertad de
cátedra con la autorización del alistamiento dogmático: “Marx o Smith”.
La
autonomía no consiste en poder tener su equipo de autores predilectos,
sino en la posibilidad de creación de conocimientos inéditos a partir de
la constante reconsideración crítica de los conocimientos entregados
por la tradición inmediata o lejana. Por “reconsiderar”, entonces, no
debe solo entenderse una reconsideración en vistas a la superación
técnica (al incremento de prestaciones técnicas), sino sobre todo
deberíamos entender que la reconsideración es, antes que nada, crítica
de los fundamentos y de los presupuestos implicados. Y la autonomía es,
precisamente, la posibilidad formal (un derecho jurídicamente formulado)
y la posibilidad política (un deseo compartido de efectuar esa
posibilidad, de hacerla efectiva) de reconsideración crítica de los
fundamentos de lo que se da por bueno. Por cierto, para nada alcanza el
amparo jurídico si falta la energía del deseo.
Entonces, con la autonomía, estamos lejos del multiple choice (Marx
o Smith o Keynes…) y estamos en plena política, en tanto que práctica
del disenso y cuestionamiento de las variadas fábricas de
consentimiento. Estamos ante la condición imprescindible para que haya
conocimiento válido, razón de ser de la Universidad.
2 ) Auditoría para quien quiera oír
Con lo anterior, para nada estoy diciendo que la autonomía de la Universidad de la República dispense de “auditorías”. A menudo para desconsuelo, las magistrales palabras de Carlos Quijano siguen siendo verdad: “La Universidad es el país”. Lejos del lugar común, tan cómodo para descalificar, que asimila la Universidad a una torre de marfil o a un coto cerrado, el país suena y resuena, de mil maneras, en la Universidad: la Universidad es una gran caja de resonancia que tiene el país. No solo sucede que la Universidad está en el país, también y sobre todo sucede que el país está en la Universidad, para bien y para mal, según los momentos. En los decenios previos a la dictadura, en aquellos momentos de politización intensa y de clara identificación de lo condenable, el país y la Universidad eran uno: “la Universidad es el país”. La intervención de la Universidad, la destitución de centenas de docentes, la prohibición de estudiar a miles de estudiantes fueron sin duda actos de autoritarismo y de represión cometidos por la dictadura de civiles y de militares, comparables a los cometidos contra otras instituciones y otras personas. También fueron el reconocimiento de que la Universidad, a semejanza de una buena parte de la sociedad uruguaya, no estaba dispuesta a aceptar el modelo social y económico que la dictadura venía a imponer o profundizar.
Hoy sigue sucediendo lo mismo -“la Universidad es el país”-, solo que país y Universidad cambiaron al unísono. En un momento que aquí no se intentará situar, sucedió que país y Universidad de la República empezaron a aceptar lo antes inaceptable e inaceptado. En marcos discursivos simplemente cínicos (“es lo que hay y hay que adaptarse”) o simplemente jesuíticos (atrás quedaron la discordia y el conflicto; hoy, para poder ser modernos y zafar del tercermundo atrasado, deben reinar la tolerancia, la colaboración, la comprensión, la confianza, el diálogo, la paz… y quien no quiera nuestra paz y nuestro amor recibirá un mamporrazo).
Ese país que mudo permite o distraído colabora con la entrega de la tierra y el agua tiene su correlato en una Universidad que, salvo excepciones, permite y colabora con la entrega de la soberanía nacional y con la entrega de su propia autonomía. En las líneas que siguen, algunos ejemplos ilustrarán lo afirmado; estos ejemplos pueden revestir un carácter de “auditoría” y de “rendición de cuentas”.
Si sigue siendo verdad, como sigue siéndolo, que la Universidad es el país, entonces, también la Universidad debe rendir cuentas ante el país. Solo que esas cuentas no serán rendidas a pedido de quienes -el sistema partidario-mediático-empresarial- históricamente no han tenido más voluntad que sojuzgar a la Universidad poniéndola a su servicio, imponiendo su criterio (el único que conocen: perpetuar el lucro y los privilegios ajenos, mientras recogen algunas miguitas). Esta “auditoría” se dirige a los oídos de quienes no quieren ni un país entregado ni una Universidad entregada.
En consecuencia, como la confusión entre política y números forma parte de la entrega -forma parte de la entrega atribuir a los números una suerte de fuerza aséptica que imagina contemplar “la realidad” directamente, desinfectada, números mediante, de política, ideología, creencias, mitos, deseos, engaños, manipulaciones, etc.-, por mi parte trataré de no confundir política y números.
Es así que esta “auditoría” será fundamentalmente política, porque las contadurías, con sus balances y sus contralorías, con su ejercicio contable constante, son imprescindibles en el mundo de la empresa, en donde las ganancias y las pérdidas deben ser constantemente monitoreadas. Pero el mundo de la empresa no es el mundo y, muchísimo menos, es el mundo de la Universidad. El mundo de la empresa es tal vez la parte más dañina y destructiva del mundo.
3) El automatismo de la flexibilidad
Como señalé en oportunidades anteriores, los últimos treinta años vieron un desplazamiento de vocabulario; el léxico tradicionalmente asociado al mundo de la enseñanza (“estudio”, “libro”, “estudiante”, “facultad”, “biblioteca”, “crítica”, “huelga”, “manifestaciones”, “represión”…) fue desplazado por “formación”, “aprendizaje”, “evaluación”, “gestión”, “centro”, “planificación”, “proyectos”, “colaboración”, “flexibilidad”, “innovación”… y otros términos indispensables en el funcionamiento empresarial. El desplazamiento no es solo una sustitución de unas palabras por otras: implica y viene con un cambio de prácticas (2).
En este rubro, destacaré “la flexibilidad”, concepto cardinal del mundo empresarial desde los ochenta, cuando por ejemplo al cobijo de gobiernos de “izquierda” como el de François Mitterrand, circulaba sin tropiezos la expresión “cultura de empresa”, queriéndose decir que la empresa ya no debía ser vista como un lugar de conflictos y de enfrentamientos, sino como una “cultura” en la que todos participaban colaborando, y con buena onda, por favor, fun-da-men-tal-la-bue-na-on-da. En ese esfuerzo empresarial por hacer de la empresa un ámbito amigable y cool, fuente de desafíos, innovación y superación personal, entre los cuadros medios fue difundiéndose la deseada “flexibilidad laboral”, que suponía deshacerse de la tiranía de marcar la entrada y la salida, ya que podía llegarse a las 08:00 ¡o a las 08:15! ¡o a las 08:23!, aunque esto supusiera que también la hora de salida de la oficina era muy “flexible”, por lo que los empleados podían irse a las 19:00 o a las 19:30 o a las 21:30, o no tener que ni entrar ni salir más, porque al ser “la flexibilidad” la característica de “los mercados” libremente sometidos a la competencia perpetua, también sucedía que las empresas gozaban de “la flexibilidad”: un día para que se trabajaran veinte horas seguidas y otro día para poner de patitas en la calle. (En Francia, la ola de suicidios de trabajadores de la empresa de comunicaciones France Télécom ejemplificó los efectos de este management basado en “la flexibilidad”, es decir, en retorcer al máximo el cuerpo y el espíritu de sus empleados (3).)
En Uruguay, en la postdictadura, también circuló la expresión “cultura de gobierno”, con la que se avisaba que solo se admitirían críticas “constructivas”, es decir, que abundaran en el supuesto consenso, para acrecentarlo, y no que lo pusieran en tela de juicio. En la Universidad de la República, a partir de la Ordenanza de Grado se instaló, como una novedad deseable, “la flexibilidad” en la organización de planes de estudio, susceptibles de desarrollarse según la apetencia del estudiante y no según algún tipo de ordenamiento de los conocimientos disciplinares. Esta “flexibilidad” se potenció durante la declaración de pandemia y la fulminante decisión del rector Arim de pasar al uso de plataformas internéticas para enseñar, tomar parciales, etc. En esta situación, “la flexibilidad” supuso la capacidad para switchear de lo presencial a lo distancial, como si se tratara de “dos modalidades” equivalentes de enseñanza, solo separadas por un conmutador que precisamente revela “la flexibilidad” pedagógica de docentes y de estudiantes. Tanto la Universidad de la República instaló la idea de que son “dos modalidades del aprendizaje”, que en junio de 2023 Anep tuvo la iniciativa de suspender las clases de Primaria (nuevamente el “colapso” del sistema médico amenazaba…), y de pasar a la modalidad a distancia (4). De igual modo, en Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación inmediatamente se autorizó a los docentes padres de escolares a pasar ellos también a la modalidad a distancia. Por fortuna, esta vez, el gremio de Magisterio pudo hacer oír lo dañino de la “solución”, mientras quedó a la vista que hoy, en el ámbito de la enseñanza uruguaya, el reflejo esperado es “la flexibilidad”: la conmutación automática de la “modalidad presencial” por la “modalidad distancial”.
Pero “la flexibilidad” tuvo también su expresión en la proliferación de grados bajos (I, II) con escasa carga horaria, empleados como mano de obra a menudo sobrecalificada y siempre barata. Por las últimas reglamentaciones aprobadas, esta mano de obra barata también viene con fecha de caducidad, ya que sus posibilidades de prórroga en los cargos, ya antes limitadas, disminuyen drásticamente. La sistemática precarización de las fuentes de trabajo es el correlato de “la flexibilidad” en tanto supuesta virtud de la modernización. La precarización de sus docentes que organiza la Universidad de la República viene junto con la competencia por los escasos fondos en disputa: se compite por extensiones horarias, por proyectos, por cargos de mayor jerarquía, por el alumnado extra curricular o extra universitario susceptible de engrosar los cursos (pagos) de formación permanente, por publicar bajo el principio siempre vigente de publish or
perish, por ser bien visto por las autoridades.
4) Evaluar bien para ser bien evaluado
Igualmente, destacaré cómo la enseñanza pública uruguaya en su conjunto, sin exceptuar a la Universidad de la República, se plegó a esa particular ideología numérica que es la ideología de “la evaluación”. Está claro que, en el mundo de la empresa, la evaluación es un requisito imprescindible para seguir existiendo y, sobre todo, acrecentando sus ganancias, razón de ser empresarial. Con este propósito, la medición es constante y rápidamente detecta dónde se pierde y dónde se gana, cómo se pierde y cómo se gana. Por intrincadísima que sea la identificación de los anónimos que se ocultan en las sociedades anónimas y otros fondos de inversión, el mecanismo empresarial es simple: medir dónde y cómo se gana más (5).
Este procedimiento, de brutal simplicidad, fue traído por los organismos internacionales (Banco Mundial, Bid) y adoptado como el ideal regulador de la enseñanza pública uruguaya en todos sus niveles. A tal punto fue así, que el gobierno de Mujica creó el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), un organismo totalmente separado de cualquier institución de enseñanza y totalmente pegado a índices, estadísticas, indicadores y porcentajes que de manera supuestamente aséptica, indican lo bien o lo mal que está la enseñanza en Uruguay con respecto a otros índices, estadísticas, indicadores y porcentajes, fabricados e impuestos por regimientos de expertos entre aeropuertos, conferencias y consultorías. Como en materia de educación todos los partidos gobernantes muestran la misma docilidad ante las directivas globales, en el actual gobierno, el Ineed de Mujica funciona como el organismo acreditador de los “licencidos en Pedagogía”, es decir, de los profesores otrora identificados por la disciplina que, al haberla estudiado con cierto detenimiento, podían enseñarla en Secundaria. El Ineed de Mujica “acredita” porque también necesita “evaluar”, es decir, “contabilizar” a cuántos individuos más (siempre debe ser “más”) puede colgársele el rótulo “licenciado”.
En todos los niveles del sistema público de enseñanza, “la evaluación” de unos se convirtió en “la evaluación” del evaluador. ¿Por qué la maestra “evalúa” que todos sus alumnos saben leer y los promueve, a sabiendas de que no saben leer? Porque si no evalúa que toditos saben leer, si dice la verdad, ella será mal evaluada (y eventualmente sancionada por los cuerpos inspectivos). ¿Y por qué la maestra será mal evaluada si evalúa que todos los niños no saben leer? La maestra será mal evaluada y eventualmente sancionada porque sus superiores deben presentar porcentajes a sus superiores, porcentajes indicativos de que todos los niños de Uruguay saben y quieren leer. De otro modo, los superiores de los superiores de la maestra, si no presentan evaluaciones indicativas de que todos los niños de Uruguay saben y quieren leer, serán sancionados, es decir, no serán más superiores de los superiores de la maestra. ¿Y por qué? Porque los superiores de los superiores, de no presentar las evaluaciones de éxito total, recibirán tirones de oreja de los expertos, y entre tirón de oreja y tirón de oreja, tal vez no ganen las siguientes elecciones los superiores de los superiores de los superiores de la maestra.
Desde hace varios codicenes, el sistema funciona de esa manera, como una máquina que arroja evaluaciones positivas; en pos de esto, se han inventado todo tipo de planes para captar aspirantes a las franquicias constantes que el sistema ofrece(6). Cuando el actual presidente del Codicén, luego de una nueva evaluación, descubre que los estudiantes de Magisterio y de Profesorado tienen dificultades con la lectura y con la escritura, sin duda alguna está llevando agua para su molino de “transformación educativa”. No es más que eso, y su intención transformativa solo empeorará lo que ya venía haciéndose mal(7).
Este sistema que promueve al número como forma supuestamente aséptica de presentarse la realidad -en su simple, numérico y desinfectado democratismo- también se instauró en la Universidad de la República, adonde llegó por las mismas vías que a Anep: los organismos internacionales y el plan Bologna en su versión latinoamericana, el proyecto Tuning(8). Así, la “masificación” se confundió con la “democratización”, por lo que oponer cualquier reparo pasaba a ser interpretado en clave de espíritu “antidemocrático”, “elitista” o “conservador y acaparador de privilegios que no se quieren compartir”. Sucedió entonces algo similar a Primaria y a Secundaria, desde donde llegaban estudiantes (ex escolares) con dificultades para leer y sin hábito de hacerlo, estudiantes que, en facultades como Medicina o Fic o Psicología, eran (son) “evaluados” con pruebas parciales y exámenes de multiple choice. Sucedió que los docentes que opusieran reparos, por ejemplo no cumpliendo con las expectativas de estudiantes, de autoridades universitarias y de organismos internacionales, rápidamente serían mal evaluados, por no saber enseñar, o por ser elitista, o por no saber adaptarse a la nueva época “democrática”.
El presupuesto desigualitario de cuño sociológico, ya vigente en
Primaria y en Secundaria -no hay que exigir ni tener expectativas porque
sus “contextos” no les permiten poder-, termina agudizando o creando lo
que dice constatar.
Pero también, en la Universidad de la República,
la masificación en vistas a una buena evaluación numérica de la
institución se pone de manifiesto en lo que señalé antes, a saber la
precarización de la vida docente, constantemente sometida a la
competencia, para la que el docente, amén de conseguir buena fama
(siendo cool y no haciendo olas), debe juntar méritos, es decir, sumar
líneas que prolongan las líneas del curriculum vitae.
En cierto modo,
precarización y evaluación se complementan de una manera insidiosa,
puesto que ambas colaboran con la buena marcha del sistema controlador
central, en sus varias escalas jerárquicas. Porque está claro que la
Universidad de la República se ha alejado de lo que fue: ha renunciado a
su razón autónoma y ha asumido silencio o complicidad con la entrega
del país a los saqueadores (ex Botnia/UPM 1, Montes del Plata, UPM 2,
expansión de Zonas Francas, Afaps, Aratirí, Ley de Riego, empresarios
médicos, especulación inmobiliaria, OMS/Pfeizer, OMS, Hidrógeno Verde,
Neptuno, Arazatí…)(9).
Véanse si no las propuestas que se hacen a través de la coordinación de una red integrada por más de veinte servicios de la Universidad de la República, en plena crisis hídrica, y a pesar de las fundamentadas denuncias sobre la entrega del agua y la tierra a accionistas tan anónimos como codiciosos(10). No solo cualquier referencia a las empresas saqueadoras del agua de Uruguay es versallescamente disimulada en las propuestas universitarias, sino que además se recomienda hacer inversiones para potabilizar agua, es decir, para que las empresas saqueadoras sigan teniendo acceso al agua pura y gratuita del acuífero y para que los habitantes del país tomemos, luego de haber pagado, agua desalinizada, además de dedicarnos a juntar agua de lluvia y a bañarnos con agua de lavar los platos (o al revés, no importa). ¿Acaso no sabe esta coordinación de veinte servicios de la Universidad de la República cuál es la proporción entre el agua consumida en uso doméstico y el agua utilizada por los agronegocios y las industrias extractivas? Explotando la buena disposición de muchas personas a “hacer algo”, se intenta culpabilizar a los ciudadanos comunes y corrientes (la acusación es: “utilizamos agua potable para todo”, cf. nota (10)), para así mejor disimular quiénes son los grandes consumidores de agua en Uruguay y quiénes son los grandes contaminadores. Deliberadamente, se ignora, por ejemplo, lo que saben los expertos honorarios de la ONU, que recientemente se pronunciaron: “El agua para el consumo humano representa apenas el 5% del suministro total de agua potable [en Uruguay]. Por lo tanto, no priorizar su uso es inaceptable”, dijeron los expertos” (11).
Las propuestas de la red temática de la Universidad de la República prefieren culpabilizar a los ciudadanos, al igual que lo hace el gobierno uruguayo, en un “informe” titulado “¡Cuidemos el agua!”, que desmenuza los litros de agua potable que gastamos al cepillarnos los dientes, lavarnos las manos, lavar los platos, tirar la cisterna (tradicional), tirar la cisterna (moderna), etc., sin decir ni media palabra del 95% del agua potable que no gastamos los ciudadanos ni al cepillarnos los dientes ni al tirar la cisterna, ni en ninguna de las tareas domésticas, incluidas regar las plantas y lavar el auto(12). Ya en 2018, Víctor Bacchetta advertía sobre el consumo de agua de UPM2, equivalente al de 44 millones de personas (13).
Entonces, esta “Universidad que es el país”, hoy sorda y distraída ante la entrega y el saqueo de sus bienes y de su soberanía, está bastante alejada de la Universidad que hubo, la Universidad que por ejemplo alumbró a un Mario Wschebor y su ensayo, de cristalino título, “Imperialismo y Universidades en América Latina”, ganador en 1970 del primer premio en el concurso literario organizado por el semanario Marcha. ¿Cómo es posible que aquella Universidad y aquel país hoy luzcan tan lejanos, siendo que lo que se instaló bajo el nombre “globalización” es algo de efectos tan similares a los del imperialismo, es decir, la entrega y el saqueo?
Como dije antes, “flexibilización” y “evaluación”, esos dos pilares empresariales hoy asentados en la Universidad, a través de la precarización laboral y de la competencia constante, participan activamente en el quehacer controlador, burocrático, regimentador, que mantiene a la vista el ojo vigilante, el ojo que ordena y dispone hasta dónde llegará la torsión del espíritu y del cuerpo en aras de adaptarse y sobrevivir. Hasta dónde deberá renunciarse a lo que se experimenta, a lo que se sabe, a lo que se querría decir.
En esta medida, según el viejo truco versallesco, crece la corte, instalada en un hermoso parque (ex predio de la Facultad de Veterinaria), entretenida en administrar, es decir en evaluar, los asuntos corrientes, en particular los que mantienen en condición de “precarios” a todos los docentes. Solo que el humor criollo a veces es negro e involuntario, por lo que ese retiro cortesano recibe el nombre de “campus”, siendo que no hay ni medio salón de clase ni media habitación estudiantil (solamente oficinas burocráticas), tal como lo dice su sitio electrónico: “Están contemplados en el campus universitario los Prorrectorados de Enseñanza, Investigación, Extensión y Actividades en el Medio, y sus Comisiones Sectoriales; el Prorrectorado de Gestión; la Comisión Coordinadora del Interior (CCI); el Servicio de Relaciones Internacionales (SRI) y la Comisión de Evaluación y Acreditación (CEyA)” (14). Aprovechando el “prestigio” de la lengua latina pasada por las universidades estadounidenses (siempre imaginadas como si todas fueran Princeton o Stanford…) se nombra “campus” lo que solo puede ser un rincón cortesano, sin estudiantes, sin clases, sin bibliotecas, sin comedores ni residencias, sin vida estudiantil, ni vida del deseo de saber(15): solo evaluación, flexibilización, planificación, gestión, innovación…
Arriba de todo, se pretende homenajear así a las insignes hermanas Luisi.
Notas y referencias
1) Véase https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Arbeleche-por-negativa-de-Udelar-a-auditoria–La-autonomia-es-si-quiero-dar-Marx-o-Smith–uc859643.
2)
He mostrado cómo la camarilla integrada por la saqueadora UPM, la
Fundación UPM, la Universidad Católica y Anep tienen gran afinidad para
financiar e impartir cursos, en el ámbito de la enseñanza pública
uruguaya, sobre “evaluación”, “liderazgo”, “planificación”, “psicología
positiva”, “innovación” y otras preocupaciones empresariales. Véase https://extramurosrevista.com/agresion-y-dogma-de-la-filantropica-upm-en-la-ensenanza-publica-uruguaya-laicidad-en-retirada-del-estado-uruguayo/
3) https://fr.wikipedia.org/wiki/Affaire_France_T%C3%A9l%C3%A9com
4) Analizo esto en https://extramurosrevista.com/la-ensenanza-a-distancia-como-desastre-de-la-distancia/, inicialmente publicado en Tramaalsur.org – Canal Social Latinoamericana
5) Me refiero a esto en: https://www.youtube.com/watch?v=H9aNrh9MgoY&t=719s y en:
https://extramurosrevista.com/agresion-y-dogma-de-la-filantropica-upm-en-la-ensenanza-publica-uruguaya-laicidad-en-retirada-del-estado-uruguayo/
6) Analizo esto en https://brecha.com.uy/anepico-y-catastrofico/
7) Analizo esto en https://extramurosrevista.com/transformacion-educativa-espanol-ingles-literatura-que-socioemocionada-estoy/; también en https://extramurosrevista.com/titulos-por-decreto-o-formacion-docente-universitaria-y-autonoma/
8) https://almadecana.wordpress.com/2012/10/26/aquellas-luces-estos-mercados/
https://www.cse.udelar.edu.uy/blog/proyectos-academicos/proyecto-alfa-iii-tuning-america-latina-innovacion-educativa-y-social/
9)
Por cierto, existe un número discreto de universitarios que se
manifiestan, algunos de ellos nucleados en torno a las investigaciones
del profesor Daniel Panario, o de Daniel Pena, o del Movus, o del
Movimiento Uruguay Soberano que encabeza Hoenir Sarthou, o en torno a la
revista Extramuros dirigida por Aldo Mazzucchelli. En este plano,
quisiera destacar el informe de Graciela Piñeiro: “Proyectos de
producción de hidrógeno-metanol en las localidades de Tambores
(Tacuarembó) y Pueblo Centenario (Durazno), Uruguay, a partir de los
recursos de agua subterránea de la región”. Mayo de 2023.
10) Cito:
“La apertura del panel «Aportes de la Udelar ante la crisis hídrica y
socioambiental», estuvo a cargo de las coordinadoras de RETEMA, Solana
González y Valentina Pereyra quienes destacaron que la Red está
integrada por más de 20 servicios de la Udelar y tiene el objetivo de
generar redes que se vinculen con los temas ambientales dentro de la
Udelar. Acotaron que en el marco de la Expo feria, consideraron que era
pertinente que estuviera presente el tema del agua por su gran
importancia en el contexto actual de crisis hídrica y socioambiental.
Aportes
de Facultad de Ingeniería. López destacó que para enfrentar la
situación actual antes que nada es necesario que haya inversiones que
apunten a garantizar nuevas fuentes de agua para potabilizar. Señaló que
el país siempre tuvo una cobertura de agua potable muy alta y de muy
buena calidad pero entiende que se requiere bajar el consumo de este
recurso. «Utilizamos agua potable para todo, quizás sea el momento de
empezar a pensar otras estrategias, por ejemplo aprovechar el agua de
lluvia y reutilizar a nivel domiciliario las aguas que provienen de la
pileta de la cocina, del lavarropa, de la pileta del baño y la ducha,
(aguas grises), lo que implica ciertos estudios y tratamientos y que la
normativa acompañe estos cambios», sostuvo. Por otro lado resaltó que es
fundamental proteger la calidad del agua porque ello simplifica el
proceso de potabilización. Para lograr esto destacó la necesidad de
gestionar las cuencas con racionalidad en lo que se refiere a la
aplicación de agroquímicos.”
https://udelar.edu.uy/portal/2023/06/retema-organiza-panel-aportes-de-la-udelar-ante-la-crisis-hidrica-y-socioambiental/
11) Informe de expertos de ONU: https://www.ohchr.org/es/press-releases/2023/07/un-experts-urge-uruguay-prioritise-water-use-human-consumption
12)
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.gub.uy/unidad-reguladora-servicios-energia-agua/sites/unidad-reguladora-servicios-energia-agua/files/2021-03/Cuidemos%20el%20agua.-_0.pdf
13) https://www.sudestada.com.uy/articleId__617e9977-ae7c-4f4f-b982-480c5c3907a4/10893/Detalle-de-Noticia
14) https://udelar.edu.uy/portal/2022/03/nuevo-campus-universitario-luisi-janicki-pioneras-universitarias/
15)
Tanto el Diccionario de la lengua francesa como la Wikipedia en español
coinciden en señalar que la palabra latina “campus” resurge con el
sentido contemporáneo en el idioma angloestadounidense y en la
Universidad de Princeton; también indican que se trata de edificios
construidos en vastos espacios verdes y que comprenden locales de
enseñanza, comedores y residencias universitarios. “El Campus incluye
todas las propiedades de una universidad, incluido el conjunto
de edificios que la forman. Generalmente un campus incluye
las bibliotecas, las facultades y escuelas, las aulas, las residencias
para los estudiantes, las zonas deportivas y las áreas de esparcimiento
como cafeterías, tiendas, jardines y parques”, dice la Wikipedia en
español. https://es.wikipedia.org/wiki/Campus
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