lunes, 21 de enero de 2019

Todos somos familiares

La justicia al revés



>>> Zuluaga le inició un juicio por difamación
Si tocan a uno, nos tocan a todos




Richard Mariani: "Prefiero ir preso que retractarme"




Richard Mariani (29) combina la militancia política y social con el fútbol. En estos dos ámbitos vivió los momentos de mayor felicidad pero también los más duros. Hace dos años recibió, durante un partido en Argentina, un balazo de goma de la policía y perdió la visión en un ojo. También, en un “acto de rebeldía” contra la dirigencia esquivó la seguridad del Estadio Centenario y se metió a la cancha para demostrarle a Antonio Pacheco que la hinchada lo bancaba.

Luego de ser el vocero de la campaña que exigía la destitución del responsable de la seguridad de la selección uruguaya, Miguel Zuluaga, éste le inició un juicio penal. Asegura que en caso de que la Justicia le pida que se retracte prefiere ir a la cárcel. Fue la cara visible de la campaña que pedía que se desvinculara al integrante de la selección, por estar acusado de torturas durante la última dictadura cívica militar que sufrió el país.

Nació en democracia. No tiene familiares ni amigos desaparecidos pero lo que pasó durante esos 12 años es un tema que siempre le preocupó. "Quiero que se sepa la verdad y haya justicia", asegura.

En la concentración en el memorial de detenidos desaparecidos en el Cerro en repudio al atentado que sufrió en 2018

Si bien la iniciativa denominada "Hagámosle un gol a la impunidad" fue apoyada por distintas organizaciones sociales, como el grupo de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, la inquietud fue planteada por un grupo de jóvenes de una asociación civil que lleva el nombre de Rebeldía Organizada de la que Mariani también forma parte.

Pese a que sabía que esta decisión podía traerle consecuencias en el futuro, y de hecho le trajo, decidió ser el vocero y ponerse la campaña al hombro.
Así, Mariani fue fundamental para que, luego de varias entrevistas con distintos medios de comunicación, el tema se instalara en la opinión pública y, finalmente, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) les concedió una reunión que duró más de una hora.

Luego de escucharlos, los representantes de la AUF les comunicaron que debían hablar con Tabárez y con los jugadores referentes del equipo, para darles una respuesta. Unos días después, Zuluaga se quedaba sin Mundial, tras 18 años de trabajar con la selección.

Pero la historia no terminó allí. En noviembre, recibió una llamada de la comisaría de su barrio. Un agente policial le informaba que debía notificarse y, al otro día, debió presentarse en la Fiscalía para responder por una denuncia penal que Zuluaga presentó contra él por difamación e injurias. "Es un método que utilizan los represores para defenderse", sostiene el joven sin sorpresa.

"Ahora hay dos caminos, uno de los dos vamos a terminar presos", adelanta con tranquilidad. Si bien Mariani afirma que no hubo difamación e injurias porque las pruebas que utilizaron para acusarlo son públicas, admite que la Justicia lo puede ver de otra forma y pedirle que se retracte públicamente. "Pero no lo voy a hacer", sostiene. Asegura que prefiere ir a la cárcel que darle la razón -sin tenerla- a los militares.

De militar a recibir la propuesta de ser alcalde

Mariani nació en el barrio Palermo, pero cuando tenía 11 años el divorcio de sus padres trajo como consecuencia la mudanza a la casa de su abuela en Delta del Tigre junto a sus hermanos más chicos.

La familia compuesta por seis hermanos -él es uno de los del medio- quedó partida. Su padre falleció en 2003 y ahora Mariani vive con su madre que es oxígeno dependiente. Desde que la enfermedad de su madre empeoró asumió la responsabilidad de cuidarla y ser el sustento del hogar en el que viven también sus hermanas más pequeñas, de 15 y 17 años.

Pese a que empezó a trabajar con 14 años en la construcción, estudió hasta quinto de liceo. Desde 2015, es funcionario de Secundaria: cumple tareas como auxiliar de servicio del liceo de Delta del Tigre. Pero el trabajo en la construcción, que viene de familia y se lo enseñaron sus tíos que eran albañiles cuando era solo un adolescente, lo sigue conservando; siempre que puede hace alguna que otra changa.

En 1997, cuando era niño, su padre cobró una herencia que sumaba una importante suma de dinero que duró hasta 2001 cuando la familia terminó enfrentada por un juicio, luego de que los tíos de Mariani los estafaran, según cuenta.

“Cuando agarramos esa cantidad de plata, que era mucha en aquel tiempo, mi madre siempre nos trasmitió que si comía uno teníamos que comer todos. Cuando organizábamos una merienda en la rambla iban todos nuestros amigos de la cuadra, sino no se hacía”, relata.

Esos valores son los que hicieron que Mariani se preguntara desde chico cómo podía ayudar a los demás y ya de más grande sus convicciones lo llevaran a militar dentro del MPP.


En la demolición de la casa de una mamá jefa de hogar que sufrió un incendio a causa de violencia doméstica. Le están construyendo su casa a través del Plan Juntos

Hace unos ocho años, estaba con unos amigos charlando y consiguieron un poster del Che Guevara que planteaba la idea de aprender el valor de la organización, enseñar el valor de la rebeldía para así obtener por rebeldía organizada. De estas dos últimas palabras surgió el nombre, que unos años después, pondrían al espacio que conformaron dentro del Movimiento de Participación Popular (MPP). “Siempre fui un militante a pie”, sostiene.

Durante esos años de fuerte militancia, a Mariani le ofrecieron en 2015, cuando tenía 25 años postularse como alcalde de Ciudad del Plata. Pero prefirió dar un paso al costado por su corta edad y porque consideró que había otros compañeros que podían cumplir mejor la tarea.

Mariani y sus compañeros de militancia sentían que a quienes vivían en Delta del Tigre les hacía falta estar organizados para enfrentar algunas problemáticas que habían en el barrio y así también dar respuestas a los propios vecinos. “En ese momento, nosotros decidimos que teníamos que continuar con Rebeldía pero separándolo totalmente de la política partidaria”, señala.

Pintando un muro del barrio que invitaba a los niños a una actividad de Reyes Magos organizada con Rebeldía Organizada.

Pero, igualmente, muchos continuaron militando dentro del MPP, cambiándole el nombre al espacio, esta vez con un nombre que hace referencia a Eduardo Galeano: Los nadies.

Si bien Mariani cuenta que ahora está “un poco” alejado de la política partidaria por la cantidad de tiempo que le demandan todas las actividades que lleva adelante con Rebeldía Organizada, admite que teniendo en cuenta que es año de campaña electoral, también se hará un lugar para militar por el Frente Amplio.

Fútbol

Pero hay una faceta de Mariani que no es tan conocida y que alterna con su militancia. “Soy hincha de Peñarol desde que tengo uso de razón”, dice entre risas. Siempre está detrás del arco alentando al cuadro de sus amores, antes en la tribuna Ámsterdam ahora en la Washington Cataldi del Campeón del Siglo.

Uno de los momentos más difíciles que le tocó afrontar en su vida lo vivió en el fútbol. En 2016, Mariani viajó a Buenos Aires a ver el partido entre Peñarol y Huracán por la Copa Libertados. “Allá la policía es mucho más violenta”, recuerda. “Cuando vas de visitante todo el tiempo los hinchas locales te tiran piedras, y yo pensé que había sido una piedra”. Así comienza el relato Mariani de un episodio de violencia dentro del fútbol en el que perdió la vista en su ojo derecho.

Mariani recibió un balazo de goma por parte de la policía. “Se te apaga todo y es como volver a empezar”, cuenta todavía afectado por lo que sucedió. La policía, que no lo dejaba salir del Estadio, lo tuvo más de media hora tirado en el piso hasta que por fin llegó una ambulancia.

Cuando fue trasladado al hospital los médicos lo consolaban diciéndole que tuvo suerte, le recordaban que hacía unos años un hincha de Estudiantes había muerto luego de recibir un balazo de goma. “Era como el consuelo del pobre”, dice. Lo cierto es que le habían pegado en la frente, en el pecho y en el ojo. Producto de ese disparo tuvo un estallido ocular.

“No veo nada de ese ojo, un 3%, me rompieron la retina que no tiene reparación, pero mantengo el globo ocular no sé hasta cuándo. Ahora, por el resto de mi vida, cada seis horas, me tengo que poner una gotita”, explica.
Debió pasar tres meses acostado en una cama esperando que le bajara un coágulo de sangre del ojo para ver si lo podían operar, algo que finalmente no sucedió.

Recibió una indemnización de 12 mil dólares, luego que videos de ese día probaran que la policía le disparó sin ninguna razón. Con ese dinero se pudo comprar una camioneta que utiliza para trasladar a su madre al hospital y también para trabajar.

Pero ese no fue el único episodio que protagonizó. En 2011, Mariani, eludió a la seguridad del Estadio Centenario y en un acto de “rebeldía contra la dirigencia” se tiró dentro de la cancha y corrió hasta Antonio Pacheco “el último ídolo de Peñarol” para regalarle una remera de cuando este jugaba en Wanderers. “Desde ahí quedó una relación con el Tony de amistad, de agradecimiento por su calidad humana”, dice.

Con Antonio Pacheco en 2013 cuando entró a la cancha para regalarle una remera y mostrarle su apoyo

En el fútbol Mariani también busca ayudar a los que más lo necesitan y luchar por una sociedad más justa. Recuerda que cuando Hernán Fioritto, estaba internado luego de haber sido baleado por hinchas de Nacional, fue a verlo y se puso a disposición de la familia.

Hernán le contó que su ídolo era Pacheco y antes que su situación se agravara, Mariani se comunicó con el futbolista –con quien ya tenía un vínculo– para pedirle si podía ir a verlo.

Al otro día el Tony estaba ahí, dándole fuerzas a Hernán para que se recupere. Y Mariani hasta el día de hoy mantiene el vínculo con la familia Fioritto, a quienes describió como "gente muy buena y laburante".

Richard también fue uno de los impulsores de la campaña que pedía “precios populares” para ir a ver a Peñarol y el encargado de que durante la última Marcha del Silencio, en la tribuna de los aurinegros flameara una bandera en la que se leía “Para que no se repita más, verdad, memoria y justicia”.











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