Existe profundo malestar por discurso del Comandante Rosales
Lo que dijo el Comandante:
“EVENTUALES ACCIONES INDIVIDUALES INCORRECTAS”
Escribe: Andrés Capelán
MONTEVIDEO/URUGUAY/21.05.07/COMCOSUR AL DÍA En su discurso en el Día del Ejército, el comandante en jefe del arma, Jorge Rosales, volvió a demostrar o que es un ignorante o que es un hipócrita. Yo no sé cuánto de tonto tendrá el comandante Rosales, no lo conozco más que por las mentas que de él hace la prensa, pero una persona inteligente e informada nunca podría haber dicho que "el Ejército, como institución, no quiere ser juzgado por eventuales acciones individuales incorrectas, desarrolladas por algunos de sus integrantes".
A ver, Rosales, déjeme explicarle: las violaciones a los derechos humanos cometidas por sus colegas en las décadas de 1970 y 1980 no fueron “acciones individuales incorrectas”. Nunca dejó de funcionar la cadena de mandos, todo estaba incluído en un plan general de cerco y exterminio de la oposición (armada y desarmada) al plan neoliberal que se lanzó por esos años en todo el mundo. Los que torturaron, desaparecieron, asesinaron, violaron, y robaron niños y bienes, lo hicieron cumpliendo órdenes superiores (la tan mentada “obediencia debida”).
Fue la institución Estado Uruguayo la que, mediante su brazo armado y cumpliendo órdenes emitidas para todo el cono sur desde Washington D.C., atentó contra las instituciones democráticas dando el golpe de Estado en 1973 y desató el Terrorismo contra su pueblo. Por eso se llama Terrorismo de Estado. Por eso es una indecencia que usted hable de “acciones individuales incorrectas”. ¿O está usted insinuando que las Fuerzas Armadas uruguayas fueron las únicas en la historia en la que sus integrantes hacían lo que les parecía sin rendir cuentas a nadie? ¿Quiere darnos a entender que las Fuerzas Armadas uruguayas de entonces eran una trouppe de payasos en lugar de una institución militar hecha y derecha?
Refiriéndose al desfile de Terroristas de Estado por los juzgados, usted exhortó a rechazar "cobros pendientes, revanchas o venganzas", porque "el mundo va en otra dirección, camina a otra velocidad". No, Rosales, no, esto que está pasando no se llama revancha ni venganza: se llama Justicia. Lisa, llana, simplemente: Justicia. Y la Justicia es la única manera de cerrar las heridas. No sé para donde mira usted, ni en qué mundo vive, pero si (por ejemplo) mira hacia Argentina o hacia Chile, verá que al contrario de lo que usted insinúa- el mundo camina cada vez más rápido hacia la Verdad y la Justicia.
Usted dice que el Ejército "no acepta ni quiere ser rehén de las parcializadas interpretaciones históricas que sobre su accionar pretenden algunos reivindicar, olvidando que las mismas respondieron a la acción de aquellos sectores de la sociedad que intentaron derrocar a gobiernos democráticos a través de las armas". ¡Caramba Rosales! Aquí las únicas que derrocaron a un gobierno democrático a través de las armas fueron las Fuerzas Armadas. Además: ¿Los niños que sus colegas robaron a sus padres antes de ejecutarlos extrajudicialmente intentaban “derrocar a gobiernos democráticos a través de las armas”? ¡Vamos comandante!
Pero también, su enfoque contradice directa y flagrantemente lo expresado por todos los comandantes que lo antecedieron, quienes hace mas de un año hicieron pública una declaración haciéndose responsables por todo lo actuado durante los años de plomo. “La primera y más vieja consigna del Mando Militar, a la que nos aferramos de por vida, establece que el Jefe es responsable de lo que hacen sus subordinados” decían entonces sus predecesores. ¿No le da vergüenza decir ahora en cambio que "el Ejército, como institución, no quiere ser juzgado por eventuales acciones individuales incorrectas, desarrolladas por algunos de sus integrantes"?
Su discurso se contradice directa y flagrantemente con la orden 77/77 del entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, Gregorio Álvarez, que hace 30 años decía: "Este Comando no permitirá fijar forma de revisionismo de lo actuado por sus integrantes durante la guerra contra la subversión y si alguna actividad reñida con los Derechos Humanos se le adjudica, el suscrito se responsabiliza de haber dado la primera orden en ese sentido, por su condición de jefe del Estado Mayor Conjunto en la época de referencia".
Por si fuera poco, su planteo se da también de bruces con lo que afirman y reafirman quienes perpetraron las que usted llama “acciones individuales”, como el coronel José Gavazzo, que en carta al semanario Búsqueda decía el pasado jueves que lo único que hizo fue “cumplir con su deber”. Si yo fuera Gavazzo estaría muy enojado con usted. ¿Que es eso de lavarse las manos así como así -incluso al precio de desprestigiar a la institución que tanto dice amar- al afirmar que en esos años no existió la verticalidad del mando? ¿Unas Fuerzas Armadas en las que había quienes hacían lo que querían? ¡Por favor, comandante, no me tome el pelo!
Al finalizar el acto, la prensa pidió a Tabaré Vázquez su opinión sobre el discurso del comandante Rosales. El presidente dijo que la brindaría luego de leerlo y estudiarlo, pero igual opinó que "En principio me parece un discurso muy serio, muy responsable, con muchos aspectos muy compartibles (...) un discurso muy enjundioso, muy profundo que merece ser estudiado". ¿En qué quedamos? ¿No era que lo iba a estudiar antes de dar su opinión? Pero además: ¿qué discurso escuchó usted? El discurso de Rosales no es ni serio, ni responsable, ni enjundioso, ni profundo. ¡Es impresentable! Merece sí ser estudiado, así como también merecería ser estudiado su relevo. Pero bueno, cada presidente tiene el comandante en jefe que se merece. ¿No?
jueves, 24 de mayo de 2007
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