lunes, 9 de noviembre de 2009

Los tapados de la ESMA


Enviado por Amarelle
Página/12

Por Diego Martínez

El 12 de septiembre de 1978, cuando la mayor parte de los secuestrados de la ESMA ya habían sido “trasladados” en vuelos de la muerte, el almirante Emilio Massera condecoró a ochenta y un hombres por su actuación “en el Grupo de Tareas 3.3, en operaciones reales de combate”. La lista incluye secuestradores, torturadores, mecánicos que reparaban autos robados, médicos que atendían partos en cautiverio e inyectaban a las víctimas de los vuelos, aviadores, técnicos aeronáuticos y hasta el electricista que reparaba las picanas. Alfredo Astiz, Jorge Acosta y otros once combatientes serán juzgados desde la próxima semana en Comodoro Py. Ocho están procesados con prisión preventiva. Cinco continúan prófugos. Murieron como mínimo 27: los menos como imputados –incluido el prefecto Héctor Febres, envenenado antes de escuchar su sentencia–, la mayoría en el anonimato. Página/12 investigó y buscó al resto: 28 desconocidos, libres e impunes. Cinco son dueños o directores técnicos de empresas de seguridad privada. Varios hicieron carrera en la Armada y supieron merodear altas esferas de gobierno. Uno fue director de Inteligencia Naval hace apenas cinco años. Otro presidió el Foro de Almirantes Retirados, bastión de lucha a favor de la impunidad de sus miembros.

La resolución secreta lleva el número 745/78. Se titula “Otorgar distinciones a personal componente del Grupo de Tareas 3.3” (GT 3.3). Invoca como fundamento la resolución 736/78, que instituyó premios a protagonistas de “hechos heroicos y acciones de méritos extraordinarios, individuales o de conjunto”, y la firma Massera, comandante en jefe de la Armada. La lista incluye sesenta marinos, ocho miembros de la Policía Federal, tres del Ejército, tres del Servicio Penitenciario Federal, dos de Prefectura y cinco civiles, divididos en cuatro categorías: heroico valor en combate, honor al valor en combate, operaciones de combate a secas, y premio al esfuerzo y la abnegación. Sólo cuatro figuran además como heridos en combate. Excepto los suboficiales, todos son realzados con el rango de Don. La orden escrita firmada por Massera fue incorporada a la causa a cargo del juez federal Sergio Torres hace casi seis meses.

Un operador Florido

La resolución de la Armada, que niega conservar información sobre la guerra sucia, fue incorporada a la causa “a título de colaboración” por el capitán de fragata médico Carlos Octavio Capdevila, procesado con prisión preventiva por atender a mujeres embarazadas en la ESMA a partir de 1979. La condecoración incluye a los colegas que lo precedieron: Carmelo Spatoco, Héctor Reinaldo Ricciardi y el comisario Francisco Antonio Diez, todos fallecidos. El 18 de mayo, preso en el penal de Ezeiza, “Tommy” Capdevila solicitó ampliar su declaración. Explicó que llevaba seis años detenido y consideró injusto que le prorrogaran su prisión preventiva. “Mi colaboración no ha sido tenida en cuenta”, afirmó, y le recordó al juez que varios miembros del GT 3.3 que mencionó en 2007 “no han sido llamados a prestar declaración indagatoria”.

Citó como ejemplo al capitán de navío auditor Pedro Carlos Florido. Reiteró que supo “por comentarios del capitán Acosta que en 1977 y 1978 cumplió funciones” en la ESMA, que lo vio “salir numerosas veces del despacho del capitán (Horacio) Estrada” en 1980, y manifestó su sorpresa de que, lejos de estar detenido, “hasta no hace mucho tiempo siguió manejando nuestras causas como integrante del Servicio de Inteligencia Naval, por tener relación personal con varios jueces federales, entre los que se encuentra Su Señoría y (María) Servini de Cubría”, declaró.

En base al Plan de Capacidades de la Armada y a las directivas del Consejo de Defensa 1/75 “Lucha contra la subversión”, ambos de 1975, Capdevila calculó que la suma de oficiales superiores y jefes que participaron de la guerra sucia asciende a 1200 marinos, “que indudablemente tenían capacidad de decisión”. “Sólo resta a Su Señoría ordenar a la Armada que suministre los datos de quiénes cubrían esos cargos e indagarlos”, propuso.

“En mi modesta opinión todos aquellos que hasta la fecha no aparecieron deben estar muertos”, arriesgó, y para dar con los responsables de los vuelos consideró “imprescindible investigar a la Fuerza Aeronaval 3 de Ezeiza”, dato que coincide con las declaraciones de ex mecánicos del área militar de Ezeiza citados el mes pasado por Páginal12.

Tiburones y panteras

Varios condecorados tuvieron una larga carrera naval. La mayoría pasó a retiro en la década del ’90. Seis siguieron en actividad en el siglo XXI. Héctor Julio Alvarez alcanzó el grado de vicealmirante. En 1998 participó como comandante del Area Naval Austral del primer ejercicio combinado con la Armada de Chile. En la foto que publicó La Nación aparece tomando un café, en Puerto Williams, con el contraalmirante chileno Jorge Arancibia Clavel. En 1999 el presidente Fernando de la Rúa lo nombró director de Personal Naval. Entre 2003 y 2006 presidió el Foro de Almirantes Retirados.

Cinco llegaron a ser contraalmirantes: Gerardo Enrique Ferrer, Jorge Daniel Marquardt, Jorge Horacio Fuertes, Mario José Bilesio y Horacio Luis Ferrari. En septiembre de 2003 el ex presidente Néstor Kirchner designó a Ferrari como Director de Inteligencia Naval, cabeza de la estructura que sería denunciada por el espionaje ilegal en la base Zar. El ex ESMA es también vicepresidente del Centro Naval y “capitán general de rugby” en el club Centro Naval. Un sobreviviente denunció en 2007 que Ferrari era el apellido de “Pantera”, jefe de operaciones del GT 3.3 que reemplazó a Enrique Yon. Otro mencionó al “teniente Ferrari” a secas. El fiscal Eduardo Taiano precisó en su dictamen de 2005 que “Pantera” era en 1977 teniente de navío. El condecorado era en 1978 teniente de fragata. Vive en un departamento de la avenida Libertador.

Entre los distinguidos hay al menos dos sobre quienes obran en la causa datos contundentes. Un “suboficial Mazola” aparece en distintas declaraciones como “ayudante de Acosta y Radice”. En 2005 Taiano incluyó en su dictamen a “Aníbal José Mazola” y apuntó que actuó entre 1977 y 1979 en el sector de logística del GT 3.3. La Armada respondió que ningún suboficial tenía ambos nombres y envió el certificado de defunción de un tal Julio Mazola. Hasta allí llegó la búsqueda de la Justicia. La condecoración precisa el nombre: “Suboficial mayor Domingo Aníbal Mazola”, que hoy tiene 78 años.

Los sobrevivientes recuerdan a tres miembros del Servicio Penitenciario Federal en la ESMA. “Fragote” es Carlos Generoso, preso en Ezeiza. “Paco” es Roberto Naya, prófugo. El tercero se apodaba “Yoli”, “presumiblemente apellidado Guerra”, apuntó el fiscal Taiano. Massera condecoró a tres penitenciarios: Generoso, Naya y el “oficial adjutor Arturo José Guerra”, que hoy tiene 59 años, vive en Ezeiza y llegó a ser alcaide mayor.

Un razonamiento similar se aplica a los miembros de la Policía Federal. Massera condecoró a siete. Ernesto Weber, maestro en el arte de la picana, goza de arresto domiciliario. Juan Carlos Fotea Dineri, alias “Lobo”, está preso en Marcos Paz. Siguen prófugos Roberto González, alias “Federico”, el “Gordo Juan Carlos” Linares y Pedro Salvia, alias “Angosto”. Carlos Pérez, alias “Bicho”, está muerto. El último es el agente Raúl Cabral, cuyo apellido nadie conocía y “tiene que ser Tiburón porque es el único que falta del grupo de la Federal”, apunta un sobreviviente. Taiano incluye a “Tiburón” en 1977 y 1978 en el sector operaciones del GT 3.3.

Abnegados

Las condecoraciones “al esfuerzo y la abnegación” son las únicas que incluyen a civiles. Oscar Hermelo intervenía en la preparación de los autos no identificables que se usaban en los secuestros. “En 1977 era mi subordinado en el Taller de Automotores, hombre de confianza del grupo de tareas”, escribió el capitán Adolfo Scilingo en 1995, cuando el menemismo designó a Hermelo como fiscal de ejecución. El artículo que ese año publicó Horacio Verbitsky incluye una foto en el taller de la ESMA donde Scilingo le entrega una maqueta de un auto en reconocimiento por su labor. Hermelo sobrevivió en el Ministerio Público hasta el mes pasado. Renunció tras una investigación ordenada por el procurador Esteban Righi a partir de una denuncia del legislador Juan Cabandié, nacido en la ESMA. El fiscal Alejandro Alagia consideró probada su actuación en la ESMA.

Gonzalo Torres de Tolosa, también abogado, ex defensor de varios de sus compañeros, está denunciado como asiduo visitante a la ESMA, miembro del sector “automotores”, y pariente lejano del Tigre Acosta. Scilingo declaró que el “Teniente Vaca”, a quien identificó como Torres de Tolosa, lo acompañó en uno de sus dos vuelos de la muerte. Estuvo apenas un día preso, por orden del juez español Baltasar Garzón. Taiano solicitó su detención hace ya cuatro años.

El mérito del “instructor de práctica” Carlos Héctor Gattoni sería el buen mantenimiento de las picanas. “Gattoni era el apellido de un profesor de la ESMA a quien apodaban ‘Gato electrónico’”, recordó un sobreviviente. “Era profesor de electricidad o de física. Había quedado mal de la cabeza después de tirarse un clavado a una pileta vacía. Tenía entre 30 y 35 años, usaba bigotito”, agregó.

Entre los abnegados figura también el suboficial mayor del Ejército Juan Alberto Brezzo, mencionado por Scilingo en “automotores” con “un sueldo espectacular”, y el “instructor de práctica” José Cotelo. El capitán de navío Oscar José Cabrera murió en 1981. El capitán Osvaldo Agustín Garutti, fallecido hace una década, era íntimo del almirante Chamorro, director de la ESMA. El agente civil Luis Antonio Corvini falleció a los 84 años hace menos de un año. Su esposa no recuerda la condecoración aunque sí que “trabajó toda la vida en la ESMA, enseñaba mecánica”. El médico Francisco Antonio Diez, comisario inspector de la Policía Federal y vecino de Palermo nacido en 1920, habría muerto dos años atrás.

DOCUMENTO EXCLUSIVO QUE REVELA LOS NOMBRES DE 81 PERSONAS QUE INTEGRABAN EL GT 3.3

Los 28 de los que nunca se habló

La orden firmada por Massera para condecorar a 81 integrantes o colaboradores del Grupo de Tareas de la ESMA reveló la existencia de 28 personas que no fueron denunciadas. Más pruebas para el juicio que comienza la próxima semana.


NIEGAN CONTACTO CON EL GT Y NO RECUERDAN LA CONDECORACION

Nadie estuvo, nadie vio

Página/12 intentó comunicarse con aquellos que fueron condecorados por pertenecer al GT de la ESMA, pero que no están procesados ni prófugos. La orden secreta es clara al señalar la pertenencia a la banda de represores.

Por Diego Martínez

Página/12 intentó comunicarse con los ex miembros del Grupo de Tareas 3.3 que no están procesados ni prófugos. Logró hablar sólo con seis. Dos cortaron de inmediato. Los otros cuatro negaron haber actuado en la ESMA y dijeron no recordar la distinción de Massera. Varias esposas tomaron nota del teléfono de este diario, pero sus maridos nunca se comunicaron. Una se enojó con la guía telefónica porque creía no figurar. En la casa del capitán de corbeta Alberto Inocencio Di Marzio informaron que “salió al doctor” el viernes por la mañana. Cinco horas después estaba internado en terapia intensiva. Varias viudas informaron sobre el fallecimiento de sus maridos. Sólo una se manifestó “muy contenta” por la actuación de su esposo en la guerra sucia.

El capitán de navío Hugo Roberto Ortiz estuvo destinado durante toda la dictadura en la Escuela de Aviación Naval.

–Usted fue condecorado por participar en “operaciones de combate”, pero es aviador. ¿En qué tipo combates participó? –preguntó Página/12.

–No tengo nada que hablar con usted –respondió ofuscado. Y cortó.

Ortiz llegó a ser jefe de la base Zar en 1991, director de la Escuela de Aviación Naval en 1995 y comandante de la Fuerza Aeronaval 3 en 1998. No es el único aviador condecorado. También fue distinguido por su “honor al valor en combate” el teniente de navío Julio Alberto Pieretti, que según un obituario del Instituto Aeronaval murió el año pasado. Los capitanes de fragata Guido Paolini y Rodolfo Alberto Bogado eran técnicos aeronáuticos. .

El segundo que cortó la comunicación es el capitán de navío Julio José Steger, radicado en Bahía Blanca . Alcanzó a decir “yo no estuve en la ESMA” y no volvió a atender. Steger integra la comisión de modelistas navales del Instituto Nacional Browniano y la Cámara de Administradores de Propiedad Horizontal de Bahía Blanca. Es socio en una empresa de limpieza y mantenimiento del contraalmirante Carlos Hugo Robacio, comandante del Batallón de Infantería 5 en Malvinas.

El capitán de corbeta Jorge Daniel Arias, otro bahiense, respondió que “lamentablemente no le voy a poder contestar”. Negó haber sido distinguido por Massera, sugirió que se trató de “una confusión” y aseguró que “en 1976 estuve en la Antártida y en 1977 fui oficial del cuerpo de alumnos”.

El cuarto es el contraalmirante Mario Bilesio, que en 2003 desautorizó a Astiz a fijar domicilio en su casa y pidió que no le envíen más notificaciones para el camarada en desgracia. El ingeniero Bilesio es jefe de inspección en la construcción del buque a vela Escuela Goleta “Santa María de los Buenos Ayres”, destinado “a incentivar la cultura marítima de la sociedad argentina”.

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El capitán de navío Alberto Rodolfo von Wernich es primo segundo del capellán Cristian von Wernich.

–¿Recuerda en qué combates participó?

–No, fue hace muchos años.

–¿Participaba de operativos en los que se capturaban personas?

–En absoluto. Siempre estuve en La Plata, era profesor militar, de manera que no tengo nada que decir.

–¿Recuerda la condecoración por su actuación en el GT 3.3?

–No la recuerdo, la debo tener por ahí.

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El capitán Rafael León Rodríguez, jefe de relaciones institucionales del Estado Mayor Conjunto hasta 1995, explicó que “sin orden superior no puedo hablar, usted sabe cómo son los códigos”.

–Usted fue condecorado por integrar el GT 3.3.

–No, yo en la escuela tuve a mi cargo un curso de mil cien personas. Y por si fuera poco cursaba en la universidad, tenía que salir volando a las seis y volvía a mi casa de madrugada.

–Massera lo condecoró por “operaciones en combate”.

–Es llamativo. En 1976 fui jefe de la compañía del curso máquinas. En 1977 era el segundo del curso “mar y servicios”, con once especialidades. No tenía tiempo ni para respirar. Eramos ciento y pico, la plana mayor de la escuela, encargados de seis mil alumnos. ¿Sabe el quilombo que es eso?

–¿Tenía contacto con secuestrados?

–Para nada.

El diálogo deriva en el juicio que se avecina.

–Es una gran payasada. ¿Cuáles son los cargos? –pregunta Rodríguez.

–Privaciones ilegales de la libertad, torturas, violaciones, homicidios, desapariciones.

–Que yo sepa están acusados por delitos de lesa humanidad. ¿Sabe cuándo fue acordado eso? Muchos años después de los hechos...

–¿Niega los desaparecidos que pasaron por la ESMA?

–No afirmo ni niego nada. Digo que están juzgando por una cosa tirada de los pelos.

–¿Por qué fue condecorado junto con Acosta y Astiz?

–¿Qué quiere que le diga? Será porque me porté bien y tuve una buena foja de servicios.

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El capitán de navío Ernesto José Tenconi, jugador de golf del club Villa Adelina, fue hasta 2007 jefe de la División Patrimonio Histórico Cultural de la Armada.

–Fue condecorado por “operaciones de combate”, ¿recuerda?

–No, no fui condecorado.

–¿Estuvo en la ESMA entre 1976 y 1978?

–No.

–¿Cuál era su destino?

–No me acuerdo.

–Cuando fue el golpe de Estado, ¿no recuerda?

–¿Cuál golpe?

–El último, marzo de 1976.

–Estaba en Puerto Belgrano.

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Alicia Eugenia Palma, casada con el capitán de corbeta Eugenio Noziglia, aseguró a Página/12 que “el señor murió”.

–¿De qué diario llama? –indagó.

–Página/12.

–¿Qué necesita?

–Hablar con su esposo sobre la ESMA.

–No tuvo nada que ver con la ESMA.

–¿Era su esposo en aquella época?

–Sí, fue mi marido durante 45 años. Dígale al señor de Página/12 que apunte a otro lado.

–Su marido fue condecorado por su trabajo en la ESMA, ¿recuerda?

–No. ¿Quién se lo dijo?

–Es una resolución de la Armada, firmada por Massera.

–No creo que haya sido así. Y si fue así, yo estaría muy contenta. Buenos días y que siga bien (y cortó).

CINCO EJECUTIVOS EN EMPRESAS DE SEGURIDAD PRIVADA

De la milicia a los negocios

Por Diego Martínez

Cinco ex miembros del Grupo de Tareas 3.3 ocupan u ocuparon altos cargos en empresas de seguridad privada. El capitán de navío Hugo Roberto Ortiz es presidente, accionista y director técnico de Protección Millenium SA, con sede en Santos Dumont 4457. Sus clientes van desde el HSBC hasta el barrio privado Marinas del Pilar. Rafael León Rodríguez es director técnico de Laseg SRL, que presta servicios de vigilancia privada y custodias personales. El contraalmirante Jorge Horacio Fuertes fue hasta 2006 director técnico de S&E Seguridad Privada SA. En 2007 lo reemplazó su camarada Rodríguez. El capitán de fragata Carlos María Zanardi Ocampo fue director y luego responsable técnico de Kontrol Defensa Electrónica SA, que presta “servicios de vigilancia privada, custodias personales y vigilancia con medios electrónicos, ópticos y electro-ópticos, con autorización para el uso de armas”. Su esposa informó que volverá a la ciudad “recién en diez días”. El capitán de navío Basilio Baltasar Chantir fue durante diez años jefe de seguridad y servicios del centro comercial Alto Palermo y es desde 2004 director de operaciones de Otto Garde y Cía. y de GLA SA, según su web “la primera gerenciadora profesional de Retail Real Estate, un segmento que combina el negocio de bienes raíces con el mercado de centros comerciales”. Ambas firmas comparten personal, teléfono y sede: Ramón Falcón 7145. Página/12 intentó hablar con Chantir el viernes. En su trabajo, por la mañana, informaron que “salió a una reunión”. Por la tarde, que “en realidad hoy no estuvo”. Su esposa recomendó llamarlo al anochecer. Tras conocer el motivo informó que “está en Uruguay, viene periódicamente


Canción inútil



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