martes, 3 de marzo de 2020

Demonios

Oscurantismo


>>> “Oración interreligiosa por la patria” en la Catedral de Montevideo


Convocada por el Arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, la Conferencia Episcopal del Uruguay y representantes de la colectividad judía e iglesias cristianas.


 El Rabino Max Godet tocó el shofar, instrumento litúrgico judío, en la oración interreligiosa por la patria.




>>> El pacto Lacalle - Opus Dei es evidente.



El Arzobispo de Montevideo, cardenal Daniel Sturla, y la Conferencia Episcopal del Uruguay, junto con representantes de la colectividad judía e iglesias cristianas, convocaron al presidente Luis Lacalle Pou, este lunes 2, a las 19:00 horas, a presenciar una oración interreligiosa por la patria. “Todas las iniciativas a favor de la nación y del país son bienvenidas, las religiosas, las laicas, todas”, precisó el mandatario uruguayo antes de ingresar a la catedral.
Por su parte, Sturla dijo: “La Iglesia católica abre sus puertas a la fe judía, a la fe cristiana en distintas acepciones, a la Iglesia evangélica, rezando por la patria e invocando a Dios para que bendiga a este país. Todos desean lo mejor para el país, por una sociedad más libre y justa”.
Acompañaron al mandatario el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, y el prosecretario, Rodrigo Ferrés, además de ministros, legisladores, miembros del cuerpo diplomático y líderes religiosos.
Además del cardenal Sturla, estuvieron presentes el presidente de la Conferencia Episcopal del Uruguay, obispo de San José, Arturo Fajardo; el pastor Jerónimo Granados, ministro de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata; el obispo Daniel Genovesi, de la Iglesia Anglicana del Uruguay; el pastor Pedro Lapadjian, de la Iglesia Evangélica Armenia; Daniel Dolinsky, rabino de la Nueva Congregación Israelita del Uruguay (comunidad judía), y Max Godet, gran rabino de la Kehila (comunidad judía).
A la salida de la actividad, Lacallle Pou manifestó su apoyo a todas aquellas celebraciones laicas o religiosas que tiendan a unir a los uruguayos y promuevan la tolerancia.

>>> Curas, militares y del OPUS DEI los falangistas

Sergio Sommaruga

La laicidad está en el ADN de nuestra sociedad, pero hay indicios de que está en peligro.
Un peligro real, ya que viene desde lo más alto del poder.
El pasado lunes se llevó a cabo una “misa inter-religiosa” en la sede principal de la iglesia católica para bendecir al nuevo gobierno.
Participaron varias religiones, con la honrosa excepción de la iglesia metodista.
Acudieron a la misa, en primer plana, el propio presidente y buena parte del nuevo gabinete.
El hecho en sí reviste una enorme gravedad en el plano de la defensa de la laicidad. Pero también es un hecho grave en el campo de las consecuencias políticas, ya que no es descabellado incluir esta acción política-religiosa en una manifestación de las intenciones neoconservadoras de muchos de los sectores que impulsan el nuevo gobierno.
Por esa misma razón, parece razonable pensar que este hecho ya debe estar repercutiendo críticamente en el seno de estas iglesias, habida cuenta la diversidad política que hay en su comunidad de feligreses.
Debe ser un duro golpe para los creyentes con ideas de izquierda, ver a sus referentes religiosos tomar partido de una forma tan alevosa.
Sin embargo, la valoración de esta gravedad y las eventuales consecuencias que provoque la confesión política de las cúpulas eclesiales, es un asunto que no es del orden público.
Y está bien que así sea.
Lo que sí es de orden público y acá la cosa si se pone alarmante, es la gravísima violación a la laicidad en la que incurrió el gobierno electo al concurrir y legitimar este evento religioso.
Las personas en su fuero íntimo pueden profesar las creencias religiosas o antireligiosas que prefieran o más le venga en ganas y razón, pero en tanto representantes oficiales del poder público, deben abstenerse claramente de actos como el que se llevo a cabo el lunes en la Catedral de Montevideo.
El nuevo gobierno no solo no hizo lo que debía sino que le dio difusión oficial
La difusión realizada por presidencia de la República de las imágenes de este acto religioso, mostrando a las principales figuras del nuevo gobierno, terminó de sellar y catapultar, lo que ya era evidente.
Se trato de una decisión gubernamental y política.
Un acto de compromiso de esta índole no tiene precedentes en la historia moderna de Uruguay.
Así de grave son las cosas.
Resulta tragicómico y revelador constatar como los que ayer se hacían los defensores a rajatabla de la laicidad para prohibirle a los gremios estudiantiles que expresaran sus ideas sobre un plebiscito sobre ideas represivas, violen, ahora sí y con toda claridad, la laicidad que decían defender.
Defender la laicidad no es un hecho menor.
La laicidad es pensar y dejar pensar.
Es no imponer una creencia como verdad oficial.
Es luchar contra el dogmatismo en todas sus formas y manifestaciones.
La laicidad es defender la libertad sobre el poder.
Pero la laicidad no es una palabra. Es una actitud y una política.
Que algo hoy la laicidad nos parezca un principio fundamental no significa que mañana lo siga siendo. Si no cuidamos activamente la laicidad nada nos asegura su vigencia y permanencia.
Y recuerden, que como ya dijo alguien, el plan es ir desplumando la gallina, pluma por pluma. Por tanto, sepamos, de ahora en mas, no hay batallas menores, porque todas son parte de la lucha principal por la libertad.

>>> Macabro













1 comentario:

  1. Sr. Sommaruga permítame hacerle una puntualización con respecto al título:....Opus Dei falangistas. Durante la dictadura franquista había en juego varios actores (a los que hábilmente Franco manejaba de acuerdo a sus intereses): obviamente los militares, los falangitas (clásicos y los de la JONS), monárquicos e incluso partidarios de un régimen sin monarquía (por ejemplo el Gral Mola y el Gral Sanjurjo eran representantes; dicho sea depaso ambos murieron en circunstancias misteriosas), la Iglesia. Está última durante todo el régimen fue capitaneada por los Jesuítas y es recién a principios del 1960 que ministros del Opus Dei empezaron a ser tenidos en cuenta por Franco.
    Lo que me gustaría comentarle es que en esa "interna" la falange era archienemiga del Opus Dei y sus ministros. Lo más llamativo de eso es que el motivo fundamental de esa enemistad (además de la pérdida de peso en el régimen) fue el que los ministros del Opus Dei incorporaron ideas liberales en economía (neoliberalismo liso y llano), en cambio los falangistas buscaban el fortalecimiento del estado y la autarquía, además que la falange de por sí no es mayoritariamente religiosa.
    Posdata: me olvidaba de los Carlitas que también estaban.
    Espero no haberlo importunado con este comentario.

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