martes, 12 de septiembre de 2017

El huracan Raúl

El FA le cortó la cabeza






"No somos niños. Somos gente grande", así comenzó Daniel Figares un editorial sin concesiones. Al frente de su programa Rompekbeas (El Espectador), el periodista se refirió a la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic con una virulencia que hizo que el video se volviera viral en pocos minutos.
En particular, Figares condenó la defensa a Sendic que propiciaron Tabaré Vázquez y José Mujica. "(Sendic) no es ningún chiquilín. Cobra casi 600 mil pesos por mes¿De qué está hablando Vázquez?, ¿qué le está pasando?, ¿qué es lo que pasa por su mente cuando quiere tratar esto como si fuera una cuestión de chiquilines? (...) ¿Qué pavada está diciendo? ¡Es insólito!", cuestionó.






COSECHANDO AMIGOS - ROMPKBZAS
El huracán Raúl
En 1914 muchos creyeron que el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo fue lo que originó la Primera Guerra Mundial. Pero ese crimen fue la gota que desbordó el vaso.
Lo mismo que ahora la tarjeta corporativa de Raúl Fernando Sendic. La gota que desbordó un vaso que se venía llenando con una desastrosa gestión en Ancap; con un título falso y con sus erráticas declaraciones desde el año 2015.
Hoy lunes, tenemos un país exasperado. Todos contra todos, cruzando insultos, acusaciones sobre traiciones, adjudicando culpas a diestra y siniestra.
La política desprestigiada al máximo, para regocijo de los que añoran tiempos sin políticos como paradigma.
Si alguno cree que ganó algo con esta renuncia, se equivoca, perdieron todos.
Porque lo que hizo Sendic en Ancap tiene decenas de antecedentes; porque los estropicios con viáticos y tarjetas corporativas fueron cometidos por miembros de todos los partidos fundacionales.
La cabeza de Sendic fue servida al plato. Reconozcamos que se la cortó él mismo. Pero esto no soluciona los graves problemas éticos que su accionar reveló. Porque Sendic no fue ni es el único abusador.
Desde el punto de vista ético, todos los partidos perdieron la virginidad. Eso es lo grave.
Algunos quieren salvar sus culpas, revisando culpas ajenas. Y podremos hacer largas listas que a muchos gustaría empezara con una Eva y una manzana. Pero el problema seguirá allí.
¿Un short, un colchón que no fue y unas compritas personales son nuestra medida de la corrupción? Ayer Mujica, demostrando el valor que le otorga a la ética dijo: “En Brasil descubren maletas con millones de dólares a un ex ministro y en Argentina se vio a un tipo tirando bolsos con plata por sobre el muro de un convento, pero acá hacemos un lío bárbaro por un short y uno pesos”.
Y si, esa puede ser nuestra medida y no está mal. Porque en realidad lo que importa no es el monto sino la acción. O como se entiende el manejo y uso de los dineros públicos. Algo que a Mujica no parece preocupar en función de sus objetivos políticos.
Los ejemplos sobre su forma de entender la ética política sobran. Liquidó Pluna en circunstancias poco claras, fraguó un remate y terminó entregando la cabeza de dos funcionarios que cumplieron sus órdenes.
Le otorgó un negocio de exportación a Venezuela a un compañero porque “de algo tenía que vivir”.
Incentivó a Sendic a desarrollar juntas todas las inversiones que necesitaba Ancap y también terminó entregando su cabeza.
Muchos pensarán que es propio de soñadores, pero sin un concepto claro y firme sobre la ética pública no hay un proyecto político válido. Además, la historia está llena de ejemplos de militantes asesinados por sus propios compañeros para, supuestamente, defender una propuesta política. Recomiendo leer Arcángeles de Paco Ignacio Taibo II.
El problema más grave que tiene el accionar político en estas latitudes es que la gente sigue creyendo en caudillos e iluminados, sin darse cuenta de su propio poder ciudadano.
Pero hay otro aspecto de esta situación que no parece menor y debería ser tema de preocupación de los frenteamplistas.
Sendic no fue el único abusador. Hay tal vez centenares de ejemplos de frentistas que creyeron llegado su momento cuando accedieron al gobierno. Ayer mismo leía comentarios al respecto en una red de frenteamplistas. Pero también me acordé de un comentario del ex intendente Oscar De Los Santos cuando en una entrevista le pregunté sobre su mayor decepción en el gobierno y contestó sin dudar: “La actitud de muchos compañeros que creyeron tener más derechos que otros ciudadanos”.
Sé que muchos dirán y con razón…”bueno, esa es la historia del país”. Cada uno que accede al gobierno se siente con el derecho de colocar en el Estado a sus amigos y correligionarios; a favorecer a quienes pusieron dinero para su campaña, y a abusar de su particular posición de privilegio.
Si la renuncia de Sendic sirve para bajar la medida con la que vamos a juzgar a todos los aprovechados y abusadores de los dineros públicos, a futuro tal vez la evaluaremos como positiva.
Hay otro asunto no menor y sobre el que se debe advertir, porque en honor a la verdad mucha gente lo piensa.
Anoche escuchamos al ex senador y dirigente del MPP, Ernesto Agazzi, señalar alborozado: “A los que no les gustaba un Sendic en la Vice, ahora van a tener a una Topolansky”. Frase reveladora porque muestra descarnadamente que algunos viejos dirigentes empepistas y de gran peso en la interna, leen la realidad solo en clave sectorial.
Lo mismo me pasó escuchando a Mujica, jamás mencionó al Frente Amplio. Algo por otro lado habitual en él. Durante su gobierno ¿alguien lo escuchó hablar de la fuerza política que lo había llevado a ese lugar? Siempre, siempre, habló en singular…”yo quise, yo hice, yo no pude”….. es decir, para él no había un gobierno y una fuerza política, sino solo y únicamente su voluntad.
Hay emepepistas más jóvenes, menos atados al pasado tupamaro, que tienen otra visión. Sin embargo hoy por hoy su opinión no pesa.
Y entonces nos encontramos con esta realidad, Lucia Topolansky esposa de Mujica, será la vicepresidenta. Una señora que no vaciló en mentir para intentar salvar a un compañero….”yo vi el título”….. pero olvidando su responsabilidad institucional.
Si algunos creyeron que con la renuncia de Sendic se resolvían todos los problemas del gobierno, se equivocaron. Ahora comienza otra etapa que muestra a un MPP muy fortalecido y a un presidente Tabaré Vázquez aislado.
Por lo pronto, dirigentes de la 711 como el diputado Felipe Carballo anunciaron ayer que su sector “tendrá ahora otra actitud en el Parlamento, vamos a mirar los proyectos de ley de otra forma, porque ya hemos votado cosas con las que nos estábamos de acuerdo”.
En el mismo sentido fueron las declaraciones de Mujica cuando señaló anoche: “En toda esta discusión, no se pensó que puede pasar con los eventuales votos que apoyan al Gobierno en el Parlamento. Y ese es un núcleo de compañeros que tiene sus cuatro o cinco votos. Esos votos (de la Lista 711) pueden terminar en que alguno se salga de la disciplina partidaria y que el Gobierno quede 'colgado', perdiendo la mayoría parlamentaria, algo grave en el corto plazo”
Se la ponen muy difícil al gobierno. Y mucho más ahora que el MPP tendrá otro senador. Desde ese lugar Mujica aparecerá como el articulador entre la 711 y el gobierno, proyectando su imagen política por lo que a nadie debería extrañar que aparezca nuevamente como candidato a la presidencia en el 2019, a pesar de sus dichos en contrario.
Las resoluciones que la Justicia debe adoptar sobre Ancap, sobre el Fondes y eventualmente sobre ASSE y la Regasificadora, tendrán ahora un valor político superlativo en un sentido u otro.
Finalmente, hay que destacar el papel del periodismo en esta situación. Todo lo que su supo sobre Sendic, Ancap, titulo y tarjetas corporativas, se supo a través de los medios. Sin ellos nada habría pasado o en todo caso se hubiera arreglado entre gallos y mediasnoches.
Desde el poder político en forma antidemocrática y nada novedosa se intentaron todas formas de desprestigio. Pero no fueron los periodistas que despilfarraron 900 millones en Ancap; ni los que dijeron tener un título que no poseen, ni los que usaron displicentemente dineros públicos.
Hay que hacerse cargo muchachos. El huracán Raúl no fue obra del cambio climático sino de decisiones políticas equivocadas.
La columna de Carlos Peláez en Rompkbzas810
AUDIO: http://www.espectador.com/politica/356736/el-huracan-raul


La izquierda después de Sendic

12 • sept. • 2017

Fernando López D’Alesandro en Nacional

Terminó. Por lo menos lo más grave terminó. Sin embargo, la inédita renuncia del vicepresidente obliga a la reflexión sobre el presente y el futuro de la política y del gobierno. La renuncia del sábado dejó derrotados, golpeados y heridos. Vale como advertencia, como señal y, principalmente, quizá como el inicio de una profunda reflexión sobre la izquierda, sus razones, sus formas de actuar, sus maneras de gobernar y de hacer política.

El bando de los asombrados

José Mujica es el primer derrotado. Asombró su ligereza durante todo el proceso. Supuso que no iba a pasar nada, supuso que las bases del Frente Amplio (FA) pondrían paños fríos a lo que era una erupción volcánica. El ex presidente no calibró ni la gravedad de los hechos ni el carácter de la militancia frentista. Al fin de cuentas, sabedor de que la estructura se conserva por ficciones y que sólo ofrece una sobrerrepresentación al Movimiento de Participación Popular y al Partido Comunista, Mujica supuso un alineamiento automático que salvaría a su delfín. Dos realidades golpearon a Pepe: una fue que primó el principio de realidad sobre la fuerza del dogma y de la autoridad; la otra, que Raúl Fernando cotizaba tan bajo que ni él podía levantarlo.

Sucedió algo muy llamativo: el Tribunal de Conducta Política (TCP), por unos días, fue el FA. Su veredicto, contundente y unánime, no daba lugar a dudas. Así, el TCP fue el penúltimo dique de contención del frenteamplismo. Si no se lo acataba, si no se aceptaba su resolución, ¿para qué existía la institucionalidad del FA? El último dique fue la militancia de la estructura. Añosa, desgastada, envejecida en su vida y en sus concepciones, la gente de los comités de base tomó la realidad por el cuello y marchó con ella, generando una correntada de rechazo a Sendic y de apoyo al TCP tan asombrosa como inesperada. ¿Por qué?

Angelo Panebianco sostiene que en los momentos de grave crisis política, cuando la base fundante de los partidos se ve cuestionada, las organizaciones tienden a volver a su pacto fundacional, a la búsqueda de su esencia primigenia. Los últimos 40 años están llenos de ejemplos, y la crisis de Sendic sintoniza con esta hipótesis.

No quiero decir con esto que los comités ni la militancia sean guardianes del frenteamplismo en estado puro o cosa similar. Pero sí sucede que el fallo del TCP y las vidriosas explicaciones del vicepresidente y los suyos no dejaban mucha duda sobre sus conductas. La ortodoxia tradicional hubiera barrido bajo la alfombra y apoyado al “compañero atacado, en las buenas y en las malas”, pero se optó por no negar y aceptar lo inevitable. Sin querer, la gente generó una nueva regla, que se podría expresar así: “No somos puros, pero nos diferencia la manera en que resolvemos los hechos de corrupción”. Y al hacerlo, el FA se salvó a sí mismo. “Luis debe morir para que la nación viva”, sentenció Robespierre al fundar su voto a favor de la ejecución del rey. Sería una exageración suponer una veta jacobina en la decisión de las bases, pero la tentación del símil es demasiado fuerte. Quien escribe escuchó en estos días a militantes decir una y otra vez: “Hay que salvar la herramienta”.

Nada pudo hacer Mujica ante esta realidad que no vio ni previó. Cuando todo se caía, adelantó la posibilidad de su candidatura para 2019, como amenaza, como revancha, como chantaje o como una advertencia, en una suerte de foquismo electoral del siglo XXI. Ya ni siquiera esa posibilidad espanta, lo que profundiza aun más la derrota política del ex presidente. El domingo post mortem, su análisis no fue más allá de la preocupación por los votos que se podrían perder en el Parlamento si el grupo de su heredero frustrado entrara en rebeldía. Algo poco trascendente, teniendo en cuenta que su partido se salvó de un abismo sin retorno.

La renovación de la izquierda

El golpe a Mujica es, también, un porrazo a un estilo, a una concepción de la política de izquierda. No sólo cayó la ligereza de los juicios, la superficialidad del análisis o la subestimación de la gente, la crisis de Sendic pone sobre la mesa una serie de cuestiones que la izquierda debería empezar a solucionar definitivamente.

La resolución del Plenario y la renuncia del vicepresidente fortalecieron al FA. Ese 20% que las encuestas mostraban alejado, potenciales votos en blanco, estaba a la espera de una decisión acorde con la esencia fundante del FA y de la izquierda. La señal del oficialismo, para adentro y para afuera, es altamente positiva: muestra a las claras que estamos en un sistema en el que gobiernan las reglas y no los hombres, en el que el peso del liderazgo tiene “el freno de la ley” que nos iguala y nos protege. Pero este hecho, al parecer tan simple, tiene grandes implicancias en el desarrollo de la izquierda y condensa cuestionamientos a la burocracia, a la ortodoxia, al caudillismo, a la militancia y a las “garantías del contrato”.

El gobierno de leyes es un gran avance como herramienta de transformación social, y será desde ahí que se radicalizará la democracia en sus múltiples dimensiones. El caudillismo es un atraso que nos retrotrae a la tiranía, que es uno de los pilares del totalitarismo. La izquierda del siglo XXI no aspira a una sociedad militante, por imposible y porque las experiencias han sido nefastas. Y para no caer en esto, el mejor antídoto es concebir y apoyar una izquierda ciudadana, que asuma lo plural, lo diverso, lo alternativo y, principalmente, la legalidad como forma de gobierno. La representación debe ser más que la militancia. El peso de la gente decidiendo con su voto debe ser más importante que la permanencia en un local o la concurrencia a reuniones los jueves y a comisiones el resto de la semana. La crisis de Sendic refleja que triunfó la legalidad sobre la ortodoxia clásica, y que, al fin y al cabo, los frentistas no confunden compañero con cómplice.

Podemos estar tentados en señalar una contradicción en el hecho de que la misma militancia añosa y clásica con su actitud de apoyo al TCP salvó a la izquierda de la debacle, haciendo a un lado el habitual amparo al compañero por el solo hecho de serlo. Sí, pero en ese acto la estructura del FA, dialécticamente, se transformó en su contrario y, sin quererlo, como pasa siempre en la historia, podría haber sentado las bases de algo nuevo y mejor.

El nuevo contrato

Hacer política implica transar, pero no a tal grado que no nos reconozcamos a nosotros mismos, decía Javier Barrios Amorín. Fue, también, ese límite natural de lo político lo que perfiló a la izquierda renovada; lo legal prima sobre lo político, y lo político no puede superar jamás las fronteras éticas.

Recordar eso nos lleva al pasado para repensar el futuro. En 1971 el FA hizo un contrato con la ciudadanía fundado en lo dicho y en la necesidad de la democracia transparente, sin trampas, de la legalidad radical y de la ética como brújula en la acción. El affaire Sendic trastocó las reglas del contrato. La presión de la gente, la resolución del TCP y la decisión del Plenario salvaron la historia en gran parte. Sin embargo, aquel trato de hace 46 años quedó golpeado y dejó en evidencia sus partes agotadas.

El FA debe reconstruir el contrato con la gente, pero en base a las novedades que planteamos más arriba y otras que este limitado escriba no visualiza. Quizá esa sea la piedra refundacional que le permita al FA mantener el poder para profundizar su proyecto. Esquivar esa decisión puede terminar mal. La izquierda no debe olvidar que estuvo al borde del precipicio. Salir de esa orilla peligrosa implica tomar otros caminos: no se puede dar un paso en ciego hacia adelante.



De Gonzalo Cousillas
En Uruguay podés comprarte una banca en el poder legislativo, hacer carrera política, o política como si fuese una carrera, y no es necesario ser una Verónica Alonso o un Novick para hacerlo. Hace tiempo que lo puede hacer cualquiera en el partido de izquierda, el que gobierna. Porque entre las nuevas formas de hacer política que el FA asimiló, el dinero juega un papel fundamental en cada campaña.

Ya no importan tus ideas o propuestas. Ya no es necesario tener un montón de compañeros organizados y discutiendo, militando, tratando de convencer al electorado. Muchos grupos ya no creen que la forma colectiva sea la más eficiente para ganar votos, y mucho menos, que esta forma tenga algún valor en sí misma o que aporte a la calidad de nuestra democracia. Solo precisas dinero para convertirte en un producto atractivo y bien exhibido en la góndola electoral. Y el analfabetismo político que se expande cada vez más por nuestro pueblo (quizá intencionalmente) prepara y nutre el terreno para que estos personajes lamentables crezcan fuertes y lozanos. El caso más resonante es el de nuestro flamante ex vicepresidente. Porque yo todavía militaba en el Frente cuando la 711 sorprendió con una cantidad increíble de votos en aquella interna, los votos que luego iban a respaldar a Sendic como posible integrante de la fórmula presidencial. Eso se logró con dinero. Con mucho dinero. Es que no se explica (o al menos no se explica sin el factor dinero) cómo una persona con las aptitudes (y actitudes) políticas similares a las de un niño de ocho años pudo generar tanto apoyo.

La 711 movió platales en la calle. Hubo un despliegue impresionante, una mesita de cartonplast en cada esquina con un militante jornalero repartiendo "la lista de Sendic". Estos militantes paradójicamente son fáciles de conseguir entre el pobrerío que la izquierda no logra erradicar. Con esa intensidad de presencia en la calle se veía venir una buena votación de la 711. Claro que llegado el día de las internas ninguno de estos miles de militantes a sueldo fue mandatado a colaborar en la estructura del movimiento frenteamplista. Su causa era Sendic persona, Sendic producto vendible y nada más. Dicen las malas lenguas que todo ese dinero provenía de "donaciones" de empresas muy "agradecidas" con Sendic por múltiples negocios provechosos concretados con ANCAP.

Dicen. Es que no se explica cómo un bobo proverbial al que nunca vimos cómo se le caía una sola idea lograse tanto apoyo. Pero Sendic era el producto perfecto; era "joven", buen mozo, la aparente sencillez de sus declaraciones disimulaban bastante bien su falta de seso, no hablaba de ideología, esa cosa tan aburrida e innecesaria y tenía además el componente mítico y la vinculación con la historia de nuestra izquierda que le daba el apellido Sendic. Los muchachos de marketing y los colores del Frente se encargaron del resto. Nunca faltaron los avivados que sabían bien como explotar esa figura. Fue más o menos así el ascenso de este tipo. Un compañero ideal y dócil para un Tabaré que prefiere siempre tener al tupamaraje lo más lejos posible. Nadie pensaba que aquel famoso "abrazo con las culebras" era el principio de la descomposición irreversible de los principios frenteamplistas y de una forma diferente de la cultura política dentro de la democracia burguesa. Los izquierdistas de Rolex pueden llegar en su Audi a ocupar altos cargos de gobierno así de fácil y con más derecho que organizaciones políticas formadas por miles de personas preocupadas por la discusión y transformación real de nuestra sociedad. O por lo menos con más derecho que muchos compañeros más capaces y con una ética bien diferente.

El dinero da poder y esto no es noticia. Y en la vuelta andan varios Raul Sendic todavía. Más que andar asustando con el cuco de la vuelta de la derecha al gobierno, habría que fijarse las prácticas de derecha que se dan dentro del FA y ahí sí, asustarse. Porque da miedo. En esa de que cualquier monedita sirve está la clave de la degradación de la expresión política de nuestro pueblo. No sé por qué preocupa tanto la vuelta de la derecha si en realidad lo preocupante es como está ganando terreno a buen ritmo en el partido que gobierna. Se puede obrar libremente como la derecha bajo la bandera del Frente y no pasa nada. Incluso se puede gobernar como la derecha y no pasa nada. Ya no se sabe bien cual es el proyecto a defender porque casi no hay trabajadores discutiéndolo. Y ahí es que se vuelve difícil imaginarse una ciudad construida y formada únicamente por cúpulas que se sostienen en aire. Es difícil pensar cómo se van a sostener más tiempo. Creo que va a hacer falta mucho dinero para el cartonplast y la mano de obra barata, y ese dinero va a aparecer porque muchos grandes empresarios ya se están avivando de cual es su partido.

ACLARACIONES: La derecha no va a ganar las próximas elecciones por las opiniones que acabo de compartir. Se los aseguro. No sean boludos. No soy nadie. Eviten sus reproches porque ni yo soy Yoko Ono ni el Frente Amplio son los Beatles. Solo quería recordar en voz alta esta historia, sin mencionar que la 2121 sigue a la cabeza en la tabla de procesados y que cada vez veo más gente viviendo en la calle. La unidad de la izquierda es una cosa muy linda pero con estos tránsfugas no se puede ir ni a la esquina, porque izquierda es otra cosa. Y digo todo esto sin antes preguntar si hoy en día es posible autoproclamarse de izquierda sin cuestionar el capitalismo.







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