lunes, 2 de julio de 2018

Los enemigos internos




ROMPKBZAS  A solicitud fiscal, la justicia proceso la semana al coronel (r ) Carlos Anselmo Díaz Vecino de 56 años, acusado de ser quién vandalizó dos placas de la memoria: una ubicada frente al ex CGIOR y la otra frente al hospital militar.

Pero en el año 2014 Díaz Vecino junto a otros cuatro coroneles había sido denunciado por agraviar al mayor Juan Arias. La denuncia fue formulada ante el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro , aunque hasta ahora no ha tenido ninguna consecuencia.
La ira y consiguientes agravios contra Arias se desataron cuando se publicó una foto de este participando en una marcha contra la impunidad.  
El ex mayor Juan Arias se desempeñó como observador militar en el Congo y en ese papel debió participar en a defensa de la base de la ONU en Bunia, donde había 5.000 refugiados y  100 periodistas extranjeros.
Luego de los ataques Arias entrevistado por una periodista de AFP  que “su presencia en el Congo era, fundamentalmente, por razones económicas, además de explicar que Uruguay vivía en democracia pero que había sufrido una dictadura militar”.
Por esa razón fue sancionado por el entonces Ministro de Defensa Yamandú Fau, por lo que el mayor decidió pasar  a retiro.



Samuel Blixen
8 julio 2016

 Juan Arias con la fotografía que generó los insultos / Foto: Manuela Aldabe

Hace dos años que el mayor retirado del Ejército Juan Arias aguarda una decisión del ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, sobre una acusación de traidor, documentada en un expediente que, al parecer, sigue en el despacho del secretario de Estado. Para un oficial tal acusación es extremadamente grave, máxime cuando fue formulada en medios electrónicos de acceso público.
La renuencia del ministro a tomar una decisión estaría relacionada al hecho de que los acusadores son coroneles que ocupan cargos de alta responsabilidad en la jerarquía del Ejército, y algunos de ellos con probabilidades de acceder al generalato. La acusación de traidor, además de otros insultos de grueso calibre que salpicaron también a la esposa del mayor Arias, se originaron en la militancia del oficial retirado en actividades contra la impunidad. De ello se deduce, a estar por la reacción de los coroneles, todos miembros de la misma generación de Arias, que reclamar la verdad sobre los crímenes de la dictadura es una “traición a la patria”, por lo que se concluye, además, que los torturadores, los ladrones de niños, los asesinos hacen patria si están uniformados.

¿Somos o no mercenarios? El origen del entuerto que cada dos por tres interfiere en las siestitas del ministro de Defensa es un artículo publicado en Brecha en setiembre de 2011, donde el mayor Arias explicó por qué había pasado a retiro y por qué consideraba que el incentivo económico es una de las razones para integrar los contingentes de Naciones Unidas.
Destinado como observador militar en el Congo, el mayor Arias coincidió en Bunia, provincia de Ituri, con el destacamento uruguayo, que en 2003 enfrentaba una situación delicada, a menudo envuelto en fuego cruzado, en una región transitada por rebeldes, contrabandistas de minerales, agentes extranjeros y bandas de tribus rivales. En medio de uno de los peores ataques contra el cuartel general de la Onu, con cinco mil refugiados y más de 100 periodistas, Arias concedió una entrevista a una reportera francesa de Afp. Resultado de esas declaraciones, Arias fue sancionado a rigor, durante diez días, por el comandante del Ejército, Carlos Daners, y el ministro de Defensa de entonces, Yamandú Fau: Arias había incumplido una orden, al formular declaraciones personales, y había comprometido el prestigio del Ejército, al afirmar que su presencia en el Congo era, fundamentalmente, por razones económicas, además de explicar que Uruguay vivía en democracia pero que había sufrido una dictadura militar.
Al término de su misión en África, Arias concluyó que la sanción impuesta deterioraba sustancialmente su calificación para ascensos, por lo que pidió pase a retiro voluntario, y se desempeñó en la actividad privada. Recién en 2011 Arias contó, a Betania Núñez, de Brecha, por qué adelantó su retiro y habló sobre su experiencia en Bunia, formuló reflexiones sobre las condiciones de preparación militar para participar en misiones de paz de la Onu, y avanzó comentarios sobre la vida cotidiana de las tropas en el Congo, a partir de preguntas sobre la ocurrencia de inconductas, algunas delictivas, protagonizadas por soldados uruguayos en Haití.

Sobre héroes y cagones. Esas declaraciones a Brecha dispararon la animadversión, que tuvo un primer reflejo en una insólita demora en otorgar el retiro a su esposa como subalterna combatiente (en lugar de administrativa). Pero fue la reproducción en una página de Facebook (compartida por miembros de la promoción 1983 de la Escuela Militar) de una foto en la que el mayor retirado Arias aparece en una manifestación convocada por la Mesa Permanente contra la Impunidad, en marzo de 2011: “el 18, a las 18, en 18”, para reclamar al Poder Ejecutivo que se evitase la prescripción de numerosas denuncias ante la justicia archivadas por el gobierno de Sanguinetti.
La foto “posteada” en la página de Facebook de la promoción Cruzada Libertadora 1825 (cruzada que no se ha visto enaltecida por los contenidos publicados) fue iniciativa del coronel Luis Silva Schinca, hoy secretario del jefe del Estado Mayor del Ejército, quien el 5 de junio de 2012 escribió: “El “Gazú”, ex de la tanda, en plena marcha, vaya a saber por qué asunto…”. Inmediatamente aparecieron los “me gusta”: “Gazú traidor la reputamadre que te parió hijo de mil puta” escribió el coronel Ignacio Helgue, hoy segundo comandante del Comando de Apoyo Logístico del Ejército; “Paren, che, no prejuzguen, capaz que es la marcha del orgullo gay”, escribió el coronel José Díaz Vecino, miembro del estado mayor personal del comandante del Ejército, Guido Manini, quien había agregado: “No sólo el culo tiene sucio, también la conciencia”, ante el comentario del coronel Silva Schinca, de que Arias anda “como gurí chico que hizo cagada o como quien anda con el culo sucio, como él … cagonazo!!”, a lo que el coronel Walter Daniel Urbeltz, hoy retirado, abundó con: “Mal nacido, resentido, cagón y traidor de todo lo que se le cruce”. Para mayor abundamiento el coronel Helgue compartió: “Gazú Arias, mostraste en Bunia que eras un cagón, llorabas mientras los soldados uruguayos aguantaban el palo”, lo que motivó al coronel José Olivera Laport, hoy subjefe del Estado Mayor del Ejército, a exclamar: “Miraaaá”.
En verdad, en aquel 2003 en Bunia, el coronel Roberto Moreira, comandante del sector donde operaban las tropas uruguayas, había consignado los siguientes comentarios en su libreta personal de anotaciones, una libreta en poder de todos los oficiales, de capitán para arriba. Refiriéndose a Arias, escribió en junio: “Este señor jefe, en circunstancias de alto riesgo durante una prolongada situación militar fuera de control, donde las matanzas de civiles y ajusticiamientos causaron cientos de muertos en forma salvaje, se mantiene en cumplimiento de sus obligaciones durante los más difíciles momentos que ha experimentado la misión de Monuc, debiendo soportar repetidos ataques al cuartel general del que forma parte como observador militar. Demuestra en la oportunidad claros conceptos de sus obligaciones”. En agosto de 2003, el coronel Moreira anotaba que el mayor Arias había “desempeñado tareas de enlace que permitieron solucionar en forma pacífica situaciones explosivas por la presencia de grupos armados, con valor, resolución y sentimiento profundo del deber”; y en octubre escribía que el mayor Arias tuvo una “participación destacada en la solución de una rebelión que afectó la seguridad de los observadores militares en la villa de Kabalo, contribuyendo a la protección de la población civil”.

El ministro no sabe, no contesta. Hay, entonces, una contradicción de base entre lo que dice el legajo del mayor y los comentarios posteados en Facebook por sus ex compañeros de promoción, que lo cuestionan con los más gruesos insultos. La verdadera razón de tamaña andanada parece estar en la militancia del mayor Arias, y hacia allí apuntó el abogado Federico Álvarez Petraglia en el escrito que acompañaba la documentación sobre las distintas publicaciones que Arias –al enterarse en enero de 2012 de los “me gusta”– realizó en “impresiones de pantalla”, mientras la página era de acceso público.
El abogado reclamó del ministro de Defensa el pase de los antecedentes a la Corte Electoral, en el entendido de que los agravios (y en particular las acusaciones de traidor) son manifestaciones de carácter político que los oficiales en actividad tienen expresamente prohibidas según el artículo 77 de la Constitución. La abogada, mayor María Verónica Fontana, del Departamento Jurídico Notarial del Ministerio, entendió que a su juicio los contenidos de las impresiones de pantalla no configurarían una violación constitucional, pero en todo caso recomendó que la Corte Electoral debería juzgarlo. La abogada estimó que los documentos aportados no pueden acreditarse como medios de prueba, por lo que sugiere que el ministro ordene una investigación administrativa.
Esa investigación, que implicaría citar a declarar a los coroneles Helgue, Díaz, Olivera y Silva para determinar si asumen la paternidad de los insultos, hasta ahora no ha sido resuelta por el ministro. Tampoco derivó el caso a la Corte Electoral, porque entonces tendría que hacerlo con otros episodios –la participación en la misa del 18 de mayo, el acto recordatorio de la muerte de los cuatro soldados y la instalación de una capilla en el Hospital Militar– que implicarían pronunciamientos políticos de los militares.
















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