sábado, 13 de mayo de 2023

El hidrógeno que extraerán del agua de Tambores


El hidrógeno verde

El hidrógeno verde se refiere al hidrógeno producido mediante la electrólisis del agua utilizando energía renovable, como la energía solar o eólica. Durante el proceso de electrólisis, el agua se descompone en hidrógeno y oxígeno, y el hidrógeno resultante se recolecta como un combustible limpio.

El hidrógeno verde es considerado una fuente de energía prometedora debido a su potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Al ser producido a partir de fuentes renovables, no genera emisiones directas de dióxido de carbono (CO2) durante su uso. Además, el hidrógeno puede almacenarse y transportarse, lo que lo hace versátil y aplicable en una variedad de sectores, como la industria, el transporte y la generación de energía.

 Audiencia pública en Tambores debido a iniciativa privada que propone producir hidrógeno verde

 
La sombra verde del progreso

Miguel Ángel Olivera Prietto
Brecha 13 mayo 2022 

En un pueblo de 1.500 habitantes en la frontera entre Tacuarembó y Paysandú, se proyecta instalar una planta industrial para producir hidrógeno y metanol verdes, con una inversión de 700 millones de dólares. El miércoles se hizo una audiencia pública, en la que los vecinos  se desayunaron de las características de la megainversión. Calibran  el posible impacto del proyecto en una pequeña villa olvidada luego de la debacle de los ferrocarriles del Estado.
Predio donde se instalará la planta industrial
 

 

Aproximadamente a las 15.00 horas del miércoles 11 de mayo el club Huracán de Tambores comenzó a llenarse de gente. En cierto momento conté más de 300 personas. Imagino que los organizadores no esperaban tanta concurrencia, porque la audiencia pública fijada por la Intendencia de Tacuarembó había sido tímidamente publicada en un par de medios de prensa de la capital departamental y pasó casi desapercibida.

El 29 de abril, en Tambores, recibimos un mensaje del periodista Víctor Bacchetta. Nos preguntaba si sabíamos algo de un suelto periodístico del diario tacuaremboense El Avisador –que tiene poca llegada en el pueblo– en el que se hacía la invitación a esta instancia, para hablar de un proyecto llamado Tambor. Pronto supimos que nadie en la villa estaba enterado, salvo las autoridades locales, que se reunieron en la estancia del propietario del campo donde se planifica llevar a cabo el proyecto para ver la presentación de la empresa (eso lo supimos después). El asombro no se debió al llamado público en sí, sino al motivo: en Tambores, un pueblo perdido en las cuchillas, se planea producir hidrógeno verde.

EL GRAN COMBUSTIBLE

En Australia se están concretando emprendimientos con inversiones de más de 8.000 millones de dólares. China se propone liderar la producción mundial. En América del Sur, Chile tendrá el hidrógeno verde más barato, por sus ventajas geográficas. España está construyendo su segunda planta. Escucho al científico Ramón Méndez (doctor en Física con una destacada actuación durante los gobiernos del Frente Amplio por su diseño de políticas energéticas hacia 2030), quien en una entrevista con El Espectador explica que, si bien tenemos hidrógeno «en todos lados», para obtener su molécula libre hay que hacer un procedimiento caro, que rompe por electrólisis la molécula de agua y separa el oxígeno del hidrógeno. Entusiasta, dice que el hidrógeno será una forma de electricidad moderna, porque suplirá los combustibles fósiles, gracias a que es producido con energías renovables. Para obtener volúmenes importantes de hidrógeno se necesita agua y una gran producción de energía renovable, un área en la que Uruguay se encuentra en una posición privilegiada.

Se le conoce como hidrógeno verde porque se extrae del agua, utilizando energía eléctrica generada en parques eólicos o fotovoltaicos, y las posibles fugas no contaminan: son hidrógeno u oxígeno, que ya están presentes en nuestra atmósfera. Según Méndez, si lográramos independizarnos del petróleo, evitaríamos las emanaciones de dióxido de carbono y sus efectos nocivos. La aplicación del hidrógeno verde en la industria de los fertilizantes, en el transporte y en los hogares sería la solución para deshacernos de las energías contaminantes. Se augura que para la década del 30 este recurso será el gran combustible y se asegura que muchos países petroleros están intentando convertirse a esta nueva industria, en la que Uruguay tiene las condiciones para ser protagonista.

 

TAMBORES

Vivo en Tambores hace dos años. Mi compañera, Ana, es oriunda del lugar. Nos vinimos a vivir al pueblo de su niñez y primera juventud. Ella nació y se crio corriendo por las vías del tren, mirando a los pasajeros en ventanillas fugaces, subiendo a los árboles, chiveando en el descampado con un montón de gurises pobres. En este lugar he conocido el silencio, mezclado con el trino de los pájaros y el silbido de un viento constante que atraviesa la cuchilla de Haedo. A este lugar vine a escribir y pintar, en comunión con lo que la naturaleza me quiera dar diariamente. Vine de la ciudad a este refugio oculto del mundo, un lugar olvidado y empobrecido, luego de que en la década del ochenta el gobierno de Julio María Sanguinetti liquidara la Administración de los Ferrocarriles del Estado (AFE).

Tambores es una villa atravesada por una calle larga que sirve de límite entre Tacuarembó y Paysandú. Acá las viejas casas de latas de aceite de los pobres y las casillas inglesas de los trabajadores ferroviarios fueron sustituidas por casas de ladrillos o bloques, por casas mixturadas con barro y chapas, o por las viviendas del plan MEVIR. Algunos estancieros viven en el pueblo y tienen las mejores viviendas, aunque no hacen alarde. El caserío está rodeado de estancias. Pero la mayor parte de la población es pobre.

Nosotros vivimos en la punta del pueblo, desde donde un camino de tierra y pedruscos se abre hacia Piedra Sola: otro pueblito, más perdido aún, que queda a poco más de 20 quilómetros. Desde aquí veo el amanecer en el horizonte de cerros azulados, al este, cuando temprano les doy una ración diaria de semillas y arroz quebrado a decenas de pájaros que se agolpan casi a mis pies. En el horizonte opuesto, por las tardecitas, vemos el fulgor del atardecer, casi como un rito. Sin dudas, es mejor que la televisión. A esas horas el silencio es bellísimo, el viento te llena los pulmones y parece que los años vividos se alivian cuando cerrás los ojos, parado en medio del descampado.

Hubo una época en la que esta villa tenía dos estaciones de servicio. También tenía una farmacia, un correo y oficinas públicas. El tren traía los pedidos de London París para las familias del pueblo. Los comerciantes se nutrían de mercaderías bajadas de los vagones. Aún quedan los restos del corral de embarque, el puerto seco por donde los hacendados de la zona embarcaban su ganado en enormes trenes de carga para trasladarlo a los frigoríficos del sur. Todo cambió después del golpe asestado a AFE. Los pueblos como Tambores comenzaron a morir cuando perdieron su contacto directo con la capital del país y todo el ramal hacia Rivera, hacia el norte y hacia el litoral oeste.

En los últimos decenios ningún gobernante ha entendido cómo viven estas localidades. Nadie ha intervenido, tampoco, con políticas serias para darles a estos uruguayos un estatus similar al de los ciudadanos del sur. En el papel todos tienen los mismos derechos, pero si uno no puede ejercerlos por la ausencia de posibilidades, el abismo que se abre entre una ciudad como Montevideo y un pueblo como Tambores es tremendo. Por eso, hoy Tambores no tiene estación de servicio ni farmacia, entre tantas otras cosas. La juventud se va yendo y la población se va achicando. Antes eran más de 4 mil, ahora apenas quedan 1.500 pobladores.

TAMBOR

De momento, solo tenemos información básica sobre el proyecto. Se llama Tambor y se dedicará a la producción industrial de hidrógeno verde y derivados, entre los que se cuenta el metanol. Está a cargo de la empresa Belasay SA, con domicilio en Montevideo, más precisamente, en la plaza Cagancha 1145, piso 6. Su responsable legal es Aram Christian Hermann Sander. A los efectos legales, esta empresa fue creada en Uruguay, pero las empresas responsables del desarrollo del proyecto son SEG Ingeniería (Uruguay) y Enertrag (Alemania). Enertrag parece tener una gran experiencia en la industria energética: en Alemania, por ejemplo, cuenta con una planta que produce hidrógeno verde. El proyecto prevé invertir 700 millones de dólares. La idea es producir 13 mil toneladas de hidrógeno verde y 70 mil toneladas de metanol por año. El planteo en el contrato-plan, publicado por el Ministerio de Ambiente, contiene los detalles del proyecto, que se plantea a 30 años.

Tambor ocupará cerca de 4 mil hectáreas. La planta industrial se construirá en un predio de 100 hectáreas y se ubicaría casi enfrente al cementerio de Tambores, a 3 quilómetros de la villa, por la ruta que la une con Piedra Sola. Según explicaron los responsables, se utilizará energía eléctrica de su propia producción y no se utilizarán las redes de UTE. Para ello se instalará un parque eólico que producirá entre 150 y 200 megavatios, con 33 molinos diseminados en la zona. También se planea instalar un parque solar fotovoltaico, que producirá entre 150 y 300 megavatios en un predio de 500 hectáreas. Esta energía alimentará un electrolizador con potencia de 150 megavatios, que permitirá extraer el hidrógeno del agua a través de la electrólisis.

Un punto delicado: según los voceros de la empresa, el agua será extraída del acuífero Guaraní, sobre el cual se harán entre cuatro y seis pozos. Se consumirán entre 500 y 700 metros cúbicos por día. Esta cantidad de agua obtenida del subsuelo sería menor que la que se extrae para algunos parques termales del litoral del país –14 veces menor que la de las Termas de Arapey, según un representante de la firma–. El documento del proyecto incluye recaudos sobre aspectos arqueológicos, ambientales y de fauna y flora. Por ejemplo: el propietario de los predios exige que no se corte ningún árbol, que no se usen herbicidas, que no se afecte a los animales, que se respeten tres cairnes de indios que están en el lugar –así como un cerco de piedras del siglo XIX– y que se conforme un equipo arqueológico para el caso de que aparezcan vestigios de interés.

LA AUDIENCIA

Entre los asistentes a la audiencia pública en Tambores, donde el proyecto se presentó en sociedad, había representantes políticos de Tacuarembó y Paysandú, integrantes de la Universidad de la República (Udelar), organizaciones de la sociedad civil, el propietario del campo donde se planea instalar la planta y algunos pobladores de la villa y las zonas cercanas, como Valle Edén y Piedra Sola. Comenzó hablando el intendente de Tacuarembó, Wilson Ezquerra, y luego siguió la directora de Ordenamiento Territorial, Silvia Silveira. Por la parte empresarial expusieron Annie Hareau, de AHB Consultora, y Martín Piedra Cueva y Fernando Schaich, quienes hablaron de los aspectos legales del proyecto e informaron de algunas cuestiones generales.

Una vez culminada la presentación se abrió un espacio para que los pobladores locales y los demás asistentes plantearan sus preocupaciones e interrogantes. Estos cuestionaron varios aspectos: el consumo de agua del acuífero, la producción de metanol, el impacto socio-territorial en la vida del pueblo. Consideran contradictorio que se tenga un discurso tan afín a la no contaminación cuando se produciría metanol (cuyo consumo produce emanaciones de dióxido de carbono). Se aclaró, entonces, que el metanol también sería verde, ya que su producción se llevaría a cabo con energía renovable y desechos orgánicos de otros procesos industriales (¿forestación?).

Los concurrentes también cuestionaron el procedimiento del recurso de la audiencia pública. De acuerdo con lo previsto en la ley 18.308, de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible, la propuesta de cambio de los padrones se debió presentar antes al órgano legislativo departamental. Estas dudas sobre el procedimiento fueron contestadas por el abogado Pablo Ligrone, uno de los redactores de la ley. Según evaluó, ciertas directrices departamentales de 2016 permiten que la audiencia pública se haga antes que la consideración en la junta departamental. Plantearon, además, la necesidad de que un agente externo, y no la propia empresa, estudie el impacto ambiental. Se sugirió que intervenga la Udelar. Las explicaciones fueron escuetas. Hubo momentos de tensión. Cuando algunos vecinos hablaron en contra de la instalación de la planta o cuestionaron que se consuma agua del acuífero Guaraní, fueron aplaudidos por buena parte de los concurrentes. En la audiencia quedó claro que, luego de que la junta departamental considere la recategorización de los padrones –en caso de que lo apruebe–, se hará otra audiencia pública para que la gente de Tambores reconsidere el proyecto final.

Sobre los tiempos de construcción de la planta, Martín Piedra Cueva, uno de los ingenieros representantes del emprendimiento, dijo que por algo le llaman de prefactibilidad: no depende de ellos, sino de la Junta Departamental de Tacuarembó y de la opinión de los vecinos de Tambores en una segunda audiencia, definitiva. Además, resta definir otros aspectos, como los permisos, los contratos posteriores, los acuerdos empresariales y las licitaciones internacionales. Piedra Cueva también dijo que algunos países podrían querer hidrógeno gris o negro (llamado así porque se obtiene de la energía fósil y es más barato), aunque los países como Alemania prefieren un producto cuyo proceso no haya contribuido a la contaminación ambiental. En ese sentido, Uruguay podría competir con otros países, como Chile. Una vez superados todos esos requisitos legales, empresariales y de oferta del producto en el mercado internacional, se sabrá a qué atenerse.

La gente de Tambores quizás se sienta superada por las cifras del Tambor. Dicen que en la construcción de la planta trabajarán 1.900 personas y que habrá 2 mil puestos de trabajo en actividades anexas. También estiman que unas 300 personas trabajarán en forma permanente cuando la planta esté en plena producción. No imagino una población de 1.500 habitantes, acostumbrada a la mansedumbre de las horas, conviviendo con 2 mil personas extrañas, sobre todo teniendo en cuenta que se preocupan apenas ven llegar al pueblo a alguien que no conocen. El proyecto tendrá un impacto social, un impacto en el ritmo de vida y las costumbres, en el comercio y las necesidades. Pero quizás los pobladores se beneficien con el arreglo de las rutas, con una nueva farmacia y una nueva estación de servicio, y con las actividades culturales. El progreso es una sustancia híbrida.


Vecinos de Tacuarembó presentaron acción de inconstitucionalidad contra decreto departamental que permite instalación de planta de hidrógeno verde y metanol

La Diaria 28 de febrero de 2023
Escribe Camila Méndez 

El recurso fue llevado a la Suprema Corte de Justicia y firmado por 43 locatarios; entienden que la normativa departamental va en contra del artículo 47 de la Constitución por promover el “extractivismo” del agua.

La compañía alemana Enertrag se asoció con la compañía uruguaya SEG Ingeniería y juntas crearon la empresa Belasay SA para presentar ante el Ministerio de Ambiente la viabilidad ambiental de localización de un proyecto a fines de 2021. Su objetivo es instalar una planta de producción de hidrógeno verde y “derivados, principalmente metanol”, según se propone en el documento enviado a las autoridades. Recordemos que el hidrógeno verde se ha definido como uno de los productos-promesa para sustituir los combustibles fósiles en un futuro y cumplir con sus metas climáticas, ya que se obtiene a partir de energías renovables y la electrólisis de agua. Sin embargo, el desarrollo de su industria todavía es incipiente e incluso la rodean diferentes debates vinculados a la soberanía del agua, los efectos en los territorios y qué tan económicamente viable es su producción. Ahora bien, las empresas privadas denominaron a la iniciativa como “Tambor”, en referencia a Tambores, la localidad donde pretende llevarse adelante, cuya administración es compartida por los departamentos de Paysandú y Tacuarembó.

Uno de los puntos más controvertidos que rodean al proyecto, desde la visión de los locatarios, es el volumen de agua -la materia prima del hidrógeno- que utilizará la planta. Según el estudio de viabilidad, estiman que extraerán entre “500 y 700” metros cúbicos por día. Para ayudar a dimensionar la cifra, un metro cúbico de agua equivale a 1.000 litros. Pero ¿de dónde tomarán el recurso? Prevén hacer perforaciones para obtener agua subterránea, aunque su reservorio podría “ser complementado” con cursos superficiales. “La zona presenta abundantes recursos hídricos, en particular agua subterránea proveniente del acuífero Guaraní, capaces de abastecer la planta de hidrógeno sin afectar otros usos del recurso”, señalan desde la empresa. Por otra parte, describen que “la energía utilizada provendrá totalmente de fuentes renovables”, ya que en sus instalaciones contarán con un parque eólico, y “no implicará consumo de energía de UTE”. Al mismo tiempo, destacan que los productos elaborados “serán destinados en gran medida a exportación, con una parte para uso en el país”.

En los últimos meses, vecinos y vecinas de la zona de Tambores, Valle Edén y Piedra Sola -localidades cercanas al predio donde busca afincarse la empresa- decidieron organizarse para buscar un camino jurídico que logre frenar el proyecto. Gloria Rodríguez, una de las integrantes del movimiento que se está gestando y que desde hace 68 años vive en Tambores, dijo a la diaria: “No podemos dejar que se nos escape el agua. Este verano, por ejemplo, muchos campos están necesitando que se arrime el recurso. Nosotros estamos sobre el acuífero Guaraní, somos unos privilegiados. Es agua limpia y pura, que tenemos debajo de nuestra tierra. Para mí, esto es muy doloroso. Yo lo que defiendo es que no nos falte el elemento principal para vivir”. Antes de profundizar sobre la medida que tomaron, es necesario ver el contexto.


¿Al servicio de quién?

En mayo de 2022 tuvo lugar una audiencia pública en la que se presentó el proyecto Tambor a la sociedad. Seis meses después, la Junta Departamental de Tacuarembó emitió un decreto que establece que “en base a la solicitud presentada por la Empresa Belasay SA [...], surge la necesidad de adecuar el uso vigente del suelo, mediante una revisión parcial de las Directrices Departamentales de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible, que permita la recategorización del uso del suelo”. De esta forma, el área de 100 hectáreas donde se instalarán la planta de hidrógeno verde y sus derivadas actividades pasó de ser suelo “rural productivo” a suelo “suburbano industrial”. Sin esta modificación, la empresa no podría instalarse allí. Fue aprobado por 20 ediles, cuando había un total de 29 presentes.

A su vez, en el decreto se indica que el emprendimiento deberá cumplir con “condiciones mínimas”, tales como: mantener “las condiciones de ruralidad y calidad ambiental del área en el entorno de la localidad de Tambores y el uso tradicional del territorio con fines de producción agropecuaria”; asegurar “un uso sostenible del recurso hídrico, que no interfiera con ninguna fuente de agua de uso y consumo de la población de la zona de influencia”; no extraer “agua de los cursos naturales superficiales ni de reservorios subterráneos cerrados para suministro”, entre otras. También definen que se deberá “elaborar y aprobar un Contrato-Plan” entre la Intendencia de Tacuarembó y la empresa para la instalación de la planta. En el caso de “no concretarse la solicitud del permiso de construcción de la planta en un plazo de tres años a partir de la aprobación”, el suelo nuevamente volverá a ser categorizado como “rural productivo”.

“En la Constitución se ponen “las máximas restricciones para que no salga más allá de sus fronteras territoriales, prohibiendo en los hechos toda posibilidad de extractivismo del agua”.

El camino de los vecinos

Hace poco más de una semana, 43 vecinos y vecinas de Tambores, Valle Edén y Piedra Sola, junto con el abogado Cley Espinosa, presentaron ante la Suprema Corte de Justicia una acción de inconstitucionalidad contra la empresa Belasay SA, a la que accedió la diaria. Entienden que la normativa departamental “viola lo establecido en el artículo 47 de la Constitución”. “El primer inciso de dicho artículo define el interés general de nuestro país en la protección del medioambiente, interés que además debe traducirse en una actividad por parte del Estado, de regulación, control e incluso sanciones, para reprimir todo menoscabo al medioambiente. El segundo inciso vincula el elemento agua con el derecho principalísimo a la vida”, se recuerda. También sintetiza otros puntos de la normativa, vinculados a “la solidaridad con las generaciones futuras”, “el principio de anteponer las razones de orden social a las de orden económico” y que “las aguas superficiales y subterráneas pertenecen al dominio público estatal y están subordinadas al interés general”.

Enfatizan que la “inconstitucionalidad” del decreto departamental no radica en la revisión de las Directrices Departamentales. Tampoco “en aspectos más sustanciales, y para nada menores, como que un parque eólico que cubra una superficie de 4.000 hectáreas puede alterar los hábitos y conducta de parte de la fauna, como aves de la zona, o que el transporte de toneladas de metanol desde el centro norte del país hasta el puerto más cercano puede generar derrames y, paradójicamente, muchas más emisiones de carbono (lo que se dice querer solucionar)”. Desde su postura es “inconstitucional” porque las Directrices Departamentales “se modifican específicamente para un emprendimiento extranjero de hidrógeno verde y sus derivados, emprendimiento que es violatorio de la Política Nacional de Aguas que debe tener nuestro país”. “Es decir, lo inconstitucional es el ‘para qué’ de la norma, especialmente en lo que refiere al destino del agua a utilizarse”, agrega.

“Es extractivismo puro, no le queda nada a Uruguay”. Abogado Cley Espinosa.

En la acción hacen hincapié en la “importancia” de que se trate de “un proyecto absolutamente privado” y promovido por “una empresa extranjera”, con fines “de llevar el producto fuera del país”. Lo resaltan no sólo por “una cuestión meramente nacionalista”, sino porque se trata de un recurso “soberano” y en la Constitución se ponen “las máximas restricciones para que no salga más allá de sus fronteras territoriales, prohibiendo en los hechos toda posibilidad de extractivismo del agua”. “Para el constituyente no es indiferente que el emprendimiento lo gestione OSE, Ancap u otra empresa estatal, con destino a solucionar nuestros problemas de emisión de carbono, a que lo haga una empresa privada extranjera”, se subraya.

Por otra parte, mencionan que representantes de Belasay SA dicen que el agua pretendida “no es mucha”, incluso sería “menos de lo que extraen, por ejemplo, las piscinas termales”. Sin embargo, para el abogado y los vecinos “no es lo mismo un emprendimiento que otro”. “Las piscinas termales extraen agua que permanece dentro de su ciclo. Los 29.000 litros de agua por hora que extraería esta empresa es agua que dejará de ser agua. Se pierde porque no podrá ser bebida ni por nosotros, ni por nuestros hijos y nietos, ni por los animales de la zona, ni tampoco con ella se regarán plantas. Es agua que no correrá por nuestros arroyos”, declaran. A la situación se agrega que, además, el agua que se tomaría es dulce. “¿Que solidaridad estamos teniendo con los habitantes de estas localidades dentro de 30 o 50 años, inutilizando 29.000 litros de agua dulce por hora?”, se inquiere en la acción presentada.

Finalmente, como último argumento, se expresa que parte de la población que vive en la zona “ni siquiera tiene asegurado el disfrute del derecho humano al agua y al saneamiento, consagrado en la Constitución”. En el documento agregan que “en esta zona del país hay una imperiosa necesidad de desarrollo, pero de un desarrollo sustentable, que privilegie el interés de nuestra gente, en el presente y futuro”. En diálogo con la diaria, Espinosa admitió que se trata de “una acción muy difícil”. “Desde el punto de vista jurídico, es viable. Lo que pasa es que es una acción que la lleva adelante un grupo de vecinos de una localidad aislada del país, contra una multinacional, una empresa grande, que seguramente contratará el mejor estudio jurídico del país. No es fácil, pero vamos a seguir trabajando, movilizándonos”, agregó. La acción se trata de un primer paso, pero la idea del colectivo es poder organizar conversatorios en el territorio y “movidas culturales” para poder “empezar a difundir el tema”. “Es extractivismo puro, no le queda nada a Uruguay”, resaltó el abogado.

  El dirigible alemán Hindenburg

 Hidrógeno peligrosamente inflamable


Tambor Green Hydrogen Hub: el nuevo proyecto uruguayo de hidrógeno verde

La iniciativa es desarrollada por la empresa alemana Enertrag, en conjunto con la compañía uruguaya SEG Ingeniería.

Uruguay tendrá su primera planta de hidrógeno verde en el departamento de Tacuarembó. El proyecto contempla una capacidad generadora de 350 MW en base a energía eólica y solar, un electrolizador in situ e instalaciones para el refinamiento del hidrógeno.

El Tambor Green Hydrogen Hub será capaz de producir 15.000 toneladas de hidrógeno verde al año, las que serán convertidas en derivados. Así, en la primera fase se producirá e-metanol renovable, materia prima para la industria química que puede utilizarse como portador de energía.

“En estos momentos el proyecto se encuentra en sus fases iniciales, en colaboración con la empresa uruguaya SEG Ingeniería”, indica Matthias Philippi, portavoz de la empresa Enertrag a cargo de este proyecto. El Tambor Green Hydrogen Hub es parte de una serie de proyectos de hidrógeno verde que Enertrag está llevando adelante tanto en Alemania como en el extranjero.

“Especialmente por la situación de guerra en Ucrania, Alemania está intentando reducir su dependencia en combustibles fósiles lo más rápido posible. Aunque esto requiere proyectos a nivel nacional, también se necesita de exportaciones desde el extranjero”, explica el portavoz de Enertrag. De hecho, esperan que el e-metanol producido en Tacuarembó compense alrededor de un 10% del metanol que se produce convencionalmente a partir del petróleo ruso en la refinería más grande de Alemania.

“Uruguay es un partner ideal para Europa y Alemania gracias a sus recursos renovables de alta calidad, su marco regulatorio y político estable, como también su vasta experiencia en permitir la implementación de instalaciones de energías renovables a gran escala”, señala Philippi.

El gobierno alemán ha advertido este potencial y mediante la iniciativa H2Global (de la cual Enertrag es miembro fundador) pretende crear un programa de financiación eficiente para un aumento rápido del mercado y la importación de productos a base de hidrógeno verde a Alemania. El mecanismo de financiación previsto permitirá la operación comercial a largo plazo de plantas de hidrógeno verde y el aumento del mercado hacia una escala industrial global.

“Uruguay es un país pionero en el sector de las energías renovables y actualmente planea convertirse en un exportador del hidrógeno verde y sus derivados. El país tiene el potencial para producir hidrógeno en una escala de gigawatts, y así, por ejemplo, cumplir con la totalidad de la demanda alemana de metanol”, asegura Philippi.

Y no es sólo el caso de Uruguay, sino también el de varios países de la región. En Enertrag aseguran que ven un gran potencial local para la producción de hidrógeno verde, tanto en términos de uso local como para exportación. “Hay varios países en América Latina que se han comprometido a una economía del hidrógeno verde. Varios ya tienen un alto porcentaje de energías renovables en su matriz eléctrica, por lo que se podrían crear capacidades adicionales para la producción de hidrógeno sin necesidad de competir con el mercado eléctrico nacional”, concluye.

 

 

 

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