Centro clandestino de reclusión tortura y muerte La Tablada (Base Roberto)
Condenaron al excapitán Enrique Uyterhoeven a 12 años de prisión por torturas en La Tablada
27 septiembre 2024 La Diaria
Escribe Pablo Manuel Méndez
La Justicia lo encontró responsable de los delitos de privación de libertad, abuso de autoridad contra detenidos y lesiones graves.
La jueza en lo penal de 23° turno, Isaura Tórtora, condenó a 12 años de penitenciaría al militar retirado Enrique Uyterhoeven por violaciones a los derechos humanos en el centro clandestino de La Tablada, que era comandado por el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) y coordinaba con el Servicio de Información y Defensa y los enlaces de Inteligencia de las tres fuerzas. Tórtora dispuso su condena por los delitos de privación de libertad, abuso de autoridad contra los detenidos y lesiones graves.
Uyterhoeven, que integró el OCOA entre marzo de 1981 y principios de 1982, fue señalado por varias víctimas del terrorismo de Estado que declararon en la causa como uno de los torturadores de La Tablada, conocida también como “Base Roberto”, donde unas 250 personas fueron torturadas entre 1977 y 1983. Tres de lo cuatro detenidos desaparecidos cuyos restos fueron encontrados en el Batallón 14 murieron bajo tortura en ese centro clandestino.
El excapitán, que operaba en el OCOA bajo el alias “Ulises”, reconoció ante la Justicia la existencia de “apremios” en La Tablada y el carácter clandestino del centro, pero dijo desconocer por qué se ocultaba a los familiares el lugar donde estaban detenidos. En cuanto a la tortura, Uyterhoeven señaló que se actuaba en función de la cadena de mando y que los altos mandos estaban presentes en los interrogatorios, algo desmentido por varias de las víctimas que declararon.
“No puedo identificarlos con el nombre y apellido real. Sí por el alias que manejaban en La Tablada y [por] poder ver su rostro. El que me detuvo y puedo identificar se hacía llamar o lo llamaban Ulises. Él intervino también en la tortura. Hay otra persona que conozco como Ariel, que intervino en la tortura y [al que] le pude ver el rostro”, declaró ante la Justicia Omar Pérez, quien fue detenido en setiembre de 1981 y sufrió plantones, colgamientos y picana en el centro clandestino.
La militante Ivonne Klinger identificó a Uyterhoeven como uno de sus captores: “Uno de ellos fue el conocido como Ulises y el otro, el conocido como Gonzalo… Luego, tanto en sesiones de torturas como en los interrogatorios, me sacaban la capucha y los pude ver, verificando que eran las mismas personas que me detuvieron”.
“Ulises” entabló una relación con una de las presas políticas, Hilda Diez, a quien dijo haber convencido de colaborar con los militares: “Cuando yo comencé a hablar con ella, que empezó a colaborar, yo le di las razones para lo que estaba haciendo, de colaborar y entregar gente, era la opción cero. Eliminar todo lo que estaba en la estructura de la UJC [Unión de Jóvenes Comunistas] para hacer una estructura nueva y con gente no conocida. Esa fue la excusa que le di para que ella comenzara a hablar conmigo. Allí ella comenzó a hablar, incluso escribió a máquina un informe que yo controlaba”.
En sus declaraciones, Diez dijo que Uyterhoeven tuvo conocimiento del asesinato de Migual Mato, quien fue secuestrado en enero de 1982 y trasladado al Centro La Tablada, donde fue visto por última vez y dijo haber escuchado a los integrantes del OCOA Jorge Grau, alias “Gonzalo”, y Robert Terra, alias “Tomás”, hablar de la posibilidad de echarles cal viva a los cuerpos de los militantes asesinados.
La denuncia fue presentada en 2011 por violaciones a los derechos humanos contra los militantes comunistas Ivonne Klinger, Néstor Nieves, Omar Pérez, Alba Garrido, Antonia Yáñez, Sergio Rodríguez, Adela Vaz, José Bruzzone, Luis Aramendi y Ariel Casas.
El 21 de setiembre de 2021, la entonces jueza en lo penal de 26° turno, Ana de Salterain, lo había procesado con prisión por los mismos delitos por los que ahora es condenado, por lo que se le descontarán de la pena los años de la prisión preventiva que viene cumpliendo desde ese momento.
Uyterhoeven también es investigado en la causa que investiga abuso sexual contra 28 presas políticas y la causa que investiga las desapariciones de Félix Ortiz, Omar Paitta y Miguel Mato, también víctimas de La Tablada.
martes, 28 de septiembre de 2021
Las mentiras de "Ulises"
La sentencia que mandó a la cárcel al torturador Enrique Uyterhoeven
Por Georgina Mayo
28 septiembre 2021
Las declaraciones del exrepresor, Enrique
Uyterhoeven, fueron contradictorias sobre si fue responsable o no de la
tortura que diez denunciantes señalaron les aplicó, junto a otros
oficiales que revistaban en La Tablada, entre 1981 y 1982. Además, el
testimonio de su expareja fue clave para terminar con su libertad por
lesiones graves, abuso de autoridad contra los detenidos y privación de
libertad.
Los denunciantes del exrepresor, María Ivonne Klinger,
Néstor Ricardo Nieves, Omar Juan Pérez, Alba Garrido, Antonia Yañez,
Sergio Rodríguez Protti, Adela Vaz, José Bruzzone, Luis Aramendi y Ariel
Casco (ya fallecido), relataron ante la justicia que fueron detenidos y
secuestrados en Montevideo entre junio de 1981 y junio de 1982 por
agentes de inteligencia policial/militar y conducidos al centro
clandestino de reclusión La Tablada. Indicaron que fueron sometidos a
diversas torturas: encapuchamientos mediante el que provocaban la
pérdida de la noción del tiempo y espacio, plantones, solo interrumpidos
por espacios dedicados a otras torturas. Además describieron que los
guardias les ataban los brazos con alambres tras la nuca y les hacían
colocar perros entre las piernas para impedir que las cerraran. Se les
aplicó el submarino en tachos con agua, orina y sangre de los compañeros
torturados. También se les aplicó la picana, con choques eléctricos
aplicados en una cama de tejido metálico por donde se conducía la
corriente.
El fallo señala que también se aplicaba picana cuando se
hallaban con las manos esposadas en la espalda. El teléfono -otra
tortura- consistía en fuertes golpes propinados en los oídos que
provocaban la rotura de tímpanos. La jueza Ana de Salterain indicó que
también fueron sometidos al caballete, que consistía en sentar sobre un
hierro horizontal a la persona, con las piernas abiertas. Conforme a
datos que se han podido recabar, en virtud que los aprehensores se
hacían llamar frente a los detenidos por un alias, quienes les habrían
aplicado los tormentos referidos son: capitán Jorge Gundelzoff (alias el
Cartela), capitán Enrique Uyterhoeven (alias Ulises), Tte. Jorge Grau
Olaizola (alias Gonzalo), teniente Wellington Sarli (alias Simón),
teniente coronel Gustavo Taramasco (alias Alfredo), Robert Tera Do Canto
(alias Tomás) y el capitán José Alonza Bazer (alias Ariel). Además,
añade el fallo, también perpetró torturas otra persona de apellido
Islas, cuyo alias era Isidoro.
La jueza Ana de Salterain sostiene
que varios de los denunciantes detallan las torturas a las que fueron
sometidos a modo de ejemplo, y diversas lesiones y trastornos
psicológicos a raíz de dichos tormentos.
Luego que el fiscal Ricardo
Perciballe solicitara el enjuiciamiento y prisión de Enrique
Uyterhoeven por la comisión de un delito continuado de privación de
libertad, en reiteración real con un delito continuado de abuso de
autoridad contra los detenidos y un delito de lesiones graves, la
defensa de Uyterhoeven subrayó que “no comparte el pedido de
procesamiento formulado". Dijo que en principio "son totalmente falaces
las declaraciones realizadas por la expareja de Uyterhoeven, Hilda Diez,
que recién luego de la separación de la relación que duró quince años y
la vuelta de la mencionada a la militancia política, decide
reivindicarse y declarar contra su defendido en diversas causas”. La
defensa del exrepresor dijo que esa testigo debe ser calificada “como
altamente sospechosa en cuanto le competen las generales de ley actuando
por despecho contra Uyterhoeven”. También dijo que los delitos
prescribieron. La jueza Ana de Salterain concluyó en su fallo que la
defensa “también volvió a aludir a la inconstitucionalidad, cuestión que
ya fue planteada y resuelta por la Suprema Corte de Justicia. En último
punto la defensa del exrepresor solicitó que si se procesara a su
cliente no se le incluya la prisión.
Sin embargo, en su fallo la
magistrada indicó que “según las probanzas allegadas permiten concluir
que el Servicio de Información y Defensa (SID) y el Organismo
Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), detuvieron a los
denunciantes, a quienes trasladaron en principio al centro clandestino
de detención denominado “La Tablada”. Allí fueron sometidos a torturas y
aberrantes tratos. Además, actuaron la Dirección Nacional de
Información e Inteligencia (DNII), la Compañía Contra Información y el
Cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA), entre otros.
La jueza señaló en
su resolución que los denunciantes “eran interrogados sobre su
participación en determinada organización política, gremial o sindical,
como también por sus vínculos con otros integrantes. Luego de ello,
fueron derivados a otros centros penitenciarios. El fallo agrega que
Uyterhoeven intervino en detenciones ilícitas y en la práctica de
torturas bajo el seudónimo de “Ulises”, como él mismo lo reconoce en su
declaración. También el indagado refiere haberse desempeñado en La
Tablada en el período denunciado por las víctimas de autos. Sin embargo,
ante la pregunta de si participó en las torturas infligidas a los
detenidos contesta que no. Luego, contrariamente a ello, y preguntado si
“el episodio de la capucha mojada” que relató, concretamente lo
presenció: y contesta: “sí”. También en su declaración refiere que tenía
conocimiento que se ejercían malos tratos y torturas a los detenidos
mientras él desempeñaba funciones en La Tablada.
Los denunciantes del exrepresor, María Ivonne Klinger
>>> Salió del juzgado sin hablar
Veronica Mato le preguntó donde estaba su padre
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