La sentencia que mandó a la cárcel al torturador Enrique Uyterhoeven
Por Georgina Mayo
28 septiembre 2021
Las declaraciones del exrepresor, Enrique Uyterhoeven, fueron contradictorias sobre si fue responsable o no de la tortura que diez denunciantes señalaron les aplicó, junto a otros oficiales que revistaban en La Tablada, entre 1981 y 1982. Además, el testimonio de su expareja fue clave para terminar con su libertad por lesiones graves, abuso de autoridad contra los detenidos y privación de libertad.
Los denunciantes del exrepresor, María Ivonne Klinger, Néstor Ricardo Nieves, Omar Juan Pérez, Alba Garrido, Antonia Yañez, Sergio Rodríguez Protti, Adela Vaz, José Bruzzone, Luis Aramendi y Ariel Casco (ya fallecido), relataron ante la justicia que fueron detenidos y secuestrados en Montevideo entre junio de 1981 y junio de 1982 por agentes de inteligencia policial/militar y conducidos al centro clandestino de reclusión La Tablada. Indicaron que fueron sometidos a diversas torturas: encapuchamientos mediante el que provocaban la pérdida de la noción del tiempo y espacio, plantones, solo interrumpidos por espacios dedicados a otras torturas. Además describieron que los guardias les ataban los brazos con alambres tras la nuca y les hacían colocar perros entre las piernas para impedir que las cerraran. Se les aplicó el submarino en tachos con agua, orina y sangre de los compañeros torturados. También se les aplicó la picana, con choques eléctricos aplicados en una cama de tejido metálico por donde se conducía la corriente.
El fallo señala que también se aplicaba picana cuando se hallaban con las manos esposadas en la espalda. El teléfono -otra tortura- consistía en fuertes golpes propinados en los oídos que provocaban la rotura de tímpanos. La jueza Ana de Salterain indicó que también fueron sometidos al caballete, que consistía en sentar sobre un hierro horizontal a la persona, con las piernas abiertas. Conforme a datos que se han podido recabar, en virtud que los aprehensores se hacían llamar frente a los detenidos por un alias, quienes les habrían aplicado los tormentos referidos son: capitán Jorge Gundelzoff (alias el Cartela), capitán Enrique Uyterhoeven (alias Ulises), Tte. Jorge Grau Olaizola (alias Gonzalo), teniente Wellington Sarli (alias Simón), teniente coronel Gustavo Taramasco (alias Alfredo), Robert Tera Do Canto (alias Tomás) y el capitán José Alonza Bazer (alias Ariel). Además, añade el fallo, también perpetró torturas otra persona de apellido Islas, cuyo alias era Isidoro.
La jueza Ana de Salterain sostiene que varios de los denunciantes detallan las torturas a las que fueron sometidos a modo de ejemplo, y diversas lesiones y trastornos psicológicos a raíz de dichos tormentos.
Luego que el fiscal Ricardo Perciballe solicitara el enjuiciamiento y prisión de Enrique Uyterhoeven por la comisión de un delito continuado de privación de libertad, en reiteración real con un delito continuado de abuso de autoridad contra los detenidos y un delito de lesiones graves, la defensa de Uyterhoeven subrayó que “no comparte el pedido de procesamiento formulado". Dijo que en principio "son totalmente falaces las declaraciones realizadas por la expareja de Uyterhoeven, Hilda Diez, que recién luego de la separación de la relación que duró quince años y la vuelta de la mencionada a la militancia política, decide reivindicarse y declarar contra su defendido en diversas causas”. La defensa del exrepresor dijo que esa testigo debe ser calificada “como altamente sospechosa en cuanto le competen las generales de ley actuando por despecho contra Uyterhoeven”. También dijo que los delitos prescribieron. La jueza Ana de Salterain concluyó en su fallo que la defensa “también volvió a aludir a la inconstitucionalidad, cuestión que ya fue planteada y resuelta por la Suprema Corte de Justicia. En último punto la defensa del exrepresor solicitó que si se procesara a su cliente no se le incluya la prisión.
Sin embargo, en su fallo la magistrada indicó que “según las probanzas allegadas permiten concluir que el Servicio de Información y Defensa (SID) y el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), detuvieron a los denunciantes, a quienes trasladaron en principio al centro clandestino de detención denominado “La Tablada”. Allí fueron sometidos a torturas y aberrantes tratos. Además, actuaron la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII), la Compañía Contra Información y el Cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA), entre otros.
La jueza señaló en su resolución que los denunciantes “eran interrogados sobre su participación en determinada organización política, gremial o sindical, como también por sus vínculos con otros integrantes. Luego de ello, fueron derivados a otros centros penitenciarios. El fallo agrega que Uyterhoeven intervino en detenciones ilícitas y en la práctica de torturas bajo el seudónimo de “Ulises”, como él mismo lo reconoce en su declaración. También el indagado refiere haberse desempeñado en La Tablada en el período denunciado por las víctimas de autos. Sin embargo, ante la pregunta de si participó en las torturas infligidas a los detenidos contesta que no. Luego, contrariamente a ello, y preguntado si “el episodio de la capucha mojada” que relató, concretamente lo presenció: y contesta: “sí”. También en su declaración refiere que tenía conocimiento que se ejercían malos tratos y torturas a los detenidos mientras él desempeñaba funciones en La Tablada.
Los denunciantes del exrepresor, María Ivonne Klinger
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