domingo, 29 de junio de 2014

El dueño de la pelota

Vivir del fútbol

"El gobierno, con la mejor intención posible, puso en práctica una serie de propuestas que incluyen hoy el nombramiento de autoridades provisorias, el compromiso de aceptar nuevas normas de represión y sanción de la violencia, y por supuesto la recuperación de los espectáculos deportivos", señaló Astori en rueda de prensa.
Sin embargo, el vicepresidente expresó que le está "preocupando mucho" el hecho de "creer que esto soluciona los problemas del fútbol uruguayo". "No es así, los problemas de fondo subsisten tal cual estaban planteados desde antes de esta crisis reciente", afirmó.
"Yo creo que esos problemas de fondo que subsisten tienen que ver con lo que podríamos llamar una pérdida de soberanía del fútbol para gobernarse a sí mismo. ¿Por qué calculo que esto es un factor negativo? Porque yo creo que el fútbol debe gobernarse a sí mismo, sin injerencias de tipo político-partidarias, sin injerencias económicas", agregó.
"Esa soberanía se ha perdido y se presenta asociada a la posición dominante de una empresa que como todos sabemos es Tenfield, empresa que también ejerce su trabajo y su influencia en el fútbol uruguayo a través de los derechos de televisación de los partidos. En tanto esto se mantenga así, quien termina conduciendo al fútbol uruguayo es el poder económico, representando en este caso por esta empresa. Y en tanto eso subsista, los problemas más importantes van a también seguir existiendo", dijo Astori.
Las declaraciones de Astori se enmarcan en el momento que asumirá el nuevo Consejo Ejecutivo de la AUF encabezado por el presidente de Danubio, Oscar Curutchet, que además es edil frenteamplista por Asamblea Uruguay.

Publicado en el Semanario Brecha
El sistema Casal-canales

Pacodependencia

Nelson Cesin

Se lo recuerda como un lateral mediocre, de aquellos que apenas se defienden con las dos piernas. Fanático de Peñarol, nunca pudo vestir su camiseta, pero hoy se lo encuentra entre sus socios vitalicios. Nació en San Pablo, Brasil, y se crió en el barrio Bella Vista, Montevideo, donde el esfuerzo familiar consiguió costearle algunos años en el colegio San Francisco de Sales. De chiquilín fue alcanzapelotas. De adolescente, jugador en las inferiores de Defensor. De adulto, sólo consiguió alternar 14 partidos con el equipo mayor de los violetas. El resto de su currículum deportivo estaría destinado al olvido: su ficha marca un pasaje por el Vasco Da Gama, donde no jugó, y de allí a Nacional, en el que tampoco jugó, para terminar su carrera en Fénix, por el 80. Al filo de sus 30 años, el futbolista Francisco Casal descubrió que ése no era su negocio, y decidió abandonar las canchas... para vivir del fútbol.
Los memoriosos asocian la irrupción del empresario "Paco" Casal a su primera gran operación: la venta a un club mexicano del futbolista de Nacional Juan Ramón Carrasco, en el 88. Desde entonces demostró sus habilidades en el terreno de las vinculaciones (sobre todo con el ambiente europeo), que le permitieron, apenas dos años después, aparecer como el representante de los jugadores más destacados de la selección uruguaya que disputó el Mundial de Italia 90: Daniel Fonseca, Nelson Gutiérrez, José Perdomo, Ruben Sosa, Ruben Pereira, Pablo Bengoechea, Carlos Aguilera y Enzo Francescoli eran jugadores "de Paco". Tantas y tan selectas alcanzaron a ser sus conexiones que hasta el presidente Julio María Sanguinetti llegó a pedirle que le facilitara un acercamiento con el magnate Gianni Agnelli, número uno de la multinacional fiat y propietario del Juventus. El resto del periplo empresarial de Casal ha sido motivo de mayor difusión, aunque el proceso de "Pacodependencia" se vuelva cada vez más sorprendente, como lo atestiguan la reciente adquisición del "paquete" de jugadores de Bella Vista y sus derivaciones, y la compra de los derechos televisivos del fútbol uruguayo durante una década por la empresa Tenfield, cuyas caras visibles son Casal, Francescoli y Gutiérrez. En el milenio que se avecina, el sueño en los potreros ya no será llegar a vestir "la celeste" sino pertenecer algún día al "grupo Casal".
Yo, el supremo, il padrino. Los buenos oficios del representante Casal demostraron que era posible valorizar a los protagonistas del espectáculo (no a todos, claro, sino a aquellos que podían cotizar en la bolsa), defenderlos del cuasi desprecio económico al que eran sometidos por los clubes, devolverles una pequeña porción de ese gran negocio que generaban. Hasta principios de los noventa, los dirigentes de los clubes todavía eran los dueños de las decisiones en un fútbol pobre y mal conducido, y Casal un empresario en franco ascenso que se apoderaba de las piernas de los principales jugadores pero no participaba en la cocina política del deporte. La designación de Luis Cubilla al frente de la selección, en el 91, marcó el punto de inflexión y el inicio de "la era Casal". Las viejas cuentas pendientes entre el empresario y el técnico celeste -originadas, en opinión de ciertos especialistas, en la comisión por la venta de Alberto Bica a tierras colombianas-, derivaron en la histórica negativa de los "repatriados" (los que jugaban en Europa) a integrar la selección, confirmando que el contratista se había apoderado no ya de los pases sino de las decisiones de los jugadores. Y la huelga de futbolistas del 92, a raíz de un incidente con un jugador de Basáñez, uno de los amores del contratista, terminó de demostrar el poderío de la palabra de Casal.
Amo y señor de la materia prima, el resto de la erosionada arquitectura futbolística se fue derrumbando a sus pies. La supervivencia de los clubes se tornó cada vez más tributaria de la venta de jugadores. Varias de las instituciones comenzaron a depender de los favores económicos del empresario, so pena de no poder empezar un campeonato o, simplemente, de marchar a la ruina. Entre los dirigentes, quien más quien menos le debía alguna ayuda. Sea porque había levantado la hipoteca de algún endeudado (caso del exárbitro y expresidente de Rampla Juniors Ramón Barreto, quien reconoció públicamente el favor y llegó a decir que "Por Paco hago cualquier cosa"), o porque había mandado a parar la mano con amenazas anónimas ajenas a los asuntos del fútbol contra ciertos dirigentes (como le ocurrió a un integrante de la directiva de Peñarol, quien relató el episodio a BRECHA en clave de agradecimiento al empresario). "En su forma de vida, es amigo de los amigos y por ellos es capaz de dar la vida", lo describen algunos de aquellos que le deben alguna pierna, y en la descripción van dibujando la típica conducta de un empresario devenido "padrino", que sabe apelar a los "ñatos" de Basáñez para "proteger" a sus amigos.
La digitación del técnico de la selección, Daniel Passarella, y la compra de los derechos de televisación cerraron definitivamente su círculo de poder sobre toda la estructura del fútbol uruguayo, en una jugada empresarial de largo aliento sumamente coherente desde la óptica de sus réditos económicos: los 60 mil dólares mensuales que el "grupo Casal" abona a Passarella habrán de redituar con creces en la mejor imagen internacional de "la celeste" y, por ende, su comercialización por todo concepto, desde los calcetines hasta los derechos por las emisiones de tevé, dejará aun mejores dividendos.
Pero todo ejercicio de poder demanda su fachada para seguir operando con cierta impunidad, y esa fachada fue lo que estuvo a punto de perder Casal en su último y brillante negocio de compra de jugadores. A fines de julio, al cabo de arduas y accidentadas negociaciones, adquirió los pases de cinco futbolistas de Bella Vista, club que recibió 4,2 millones de dólares por todo "el paquete". A la semana siguiente trascendió la operación que el contratista había anudado antes de la compra del paquete: la venta en 3,873 millones de dólares al Atlético de Madrid de uno de los cinco futbolistas del "paquete", Leonel Pilipauskas, de cuyo monto 3,1 millones (75 por ciento de lo que costaron "los cinco") fueron a dar a los bolsillos de Casal. El acuerdo no firmado con Bella Vista incluía la solicitud de un período especial de pases por parte del club para que el contratista pudiera negociar el pasaje de otros tres jugadores del "paquete" a Peñarol. El escandalete en el mundillo futbolístico fue mayúsculo: el período especial de pases sólo se podía habilitar mediante una grosera violación de la reglamentación vigente, precisamente lo único que daba apariencia de poder a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Nacional encabezó la oposición a la violación del estatuto, un tanto por cuestiones de principios y otro tanto porque no le hacía gracia que su rival saliera favorecido con la operación, pero las razones últimas de que Bella Vista desistiera de presentar la solicitud de un nuevo período de pases residen en la voluntad del propio Casal, quien reaccionó a tiempo y evitó que se perdiera la coartada de una AUF "soberana".
Con todo, la jugada del empresario trascendió el ambiente especializado y consiguió poner los pelos de punta a varios representantes políticos de distintas tiendas partidarias. El diputado colorado Carlos Lago, por ejemplo, consideró que "la concentración de poder revela una descomposición del fútbol uruguayo", y, aludiendo al presidente de Venezuela, dijo que "Casal se está transformando poco a poco en el Chávez del fútbol porque tiene poder y mando absoluto". Lago también aseguró que "el poder del dinero" consigue "comprar" los votos de algunos clubes, y que "entre la venta de seres humanos que juegan al fútbol y la de mujeres que ejercen la prostitución, la trata de blancas, no hay mucha diferencia". El diputado nuevoespacista Ricardo Falero, en tanto, opinó que los que "mandan en el fútbol son los empresarios y no los dirigentes ni los asociados ni los hinchas, ni siquiera los delegados a la AUF. Son los empresarios que hoy tienen los jugadores, el poder de decisión, el poder de los medios, los pases, la política del fútbol, la forma en que se nombra la selección y a quiénes juegan o no en ella". De paso, Falero recordó la fenomenal evasión impositiva que encubre los pases de futbolistas (programa En Perspectiva, de Radio El Espectador, 29-VII-99).
El periodista Atilio Garrido (Ultimas Noticias), gerente comercial de Tenfield que oficiara de puente entre Casal y el gobierno de Luis Alberto Lacalle, vino a poner los puntos sobre las íes recordando durante un programa deportivo que en el mundo del fútbol Eugenio Figueredo, presidente de la AUF, es "la reina Isabel", Juan Damiani, delegado de Peñarol, "el príncipe Carlos", y el grupo Casal "Tony Blair, porque es el que manda". Claro que para Garrido "eso es beneficioso porque el sentido empresarial ha permitido cosas históricas que, en el manejo diario, la gente no se da cuenta", y ha favorecido que "el fútbol esté privatizado y muy bien encaminado".
Derechos de televisación. Los dichos de Garrido adquieren veracidad apenas se analizan otras aristas de esa "Pacodependencia", como el abultado negocio de los contratos televisivos para los torneos locales e internacionales, sean de clubes o selecciones, y su larga cadena de derivados. La historia comienza hace casi exactamente un lustro, cuando la empresa argentina Torneos y Competencias (tyc), cuyo paquete accionario controlaba el grupo del diario porteño Clarín e integraban, con participaciones menores, los empresarios Carlos Avila y Casal, adquirió los derechos de televisación del fútbol uruguayo hasta junio de este año, por un monto de 3,2 millones de dólares. tyc utilizaba como boca de salida para sus imágenes al canal cable tvc, también controlado por Clarín en sociedad con el grupo Otegui.
El contrato entre la AUF y tyc significó una afrenta para los canales privados, habituados hasta entonces a emitir goles y partidos sin desembolsar un peso. La cabeza de Casal rodó en la época por cuanto programa deportivo emitieran el 4, el 10 y el 12. Los periodistas Carlos Muñoz (Saeta) y Alberto Kesman (Teledoce) sirvieron como punta de lanza de la ofensiva de los canales, y denunciaron durante meses la genuflexión de los dirigentes del fútbol ante la prepotencia de un empresario, espetaron sapos y culebras contra ese "magnate de nuestro fútbol" que se arrogaba el derecho de negar "al pueblo" la emisión de los goles por tevé abierta (olvidaban que los goles, y algo más, eran emitidos los domingos de noche por las pantallas del 5). Fuentes bien informadas relataron a BRECHA que Casal llegó entonces hasta Canal 10 con el propósito de negociar algún acuerdo con el directivo Omar de Feo, pero su secretaria le respondió que no lo podía atender. "Chiquita, te prometo que en unos años voy a volver con un regalito para vos, y en ese momento no hará falta ni que me anuncies", aseguró Casal a la secretaria de De Feo. Cinco años después cumplió su promesa y se verificó su pronóstico.
El 20 de noviembre de 1998 la AUF vendió hasta el 2008 unos derechos de televisación que en el transcurso de los cinco años anteriores habían incrementado 18 veces su cotización. Poco importaba el aumento de valor del espectáculo deportivo en los próximos diez años, pues al fin y al cabo las negociaciones del 94 como las de ahora tenían algo en común: la presencia del contratista Casal, esta vez como integrante de la empresa Tenfield. Sólo una relación de fuerte sumisión puede explicar la firma de un contrato tan favorable a la firma de Casal-Francescoli-Gutiérrez (véase recuadro), puesto que de otro modo habría que admitir la ausencia de una elemental visión comercial de parte de los dirigentes deportivos, algo muy improbable en operadores de la talla del contador José Luis Damiani, el presidente de Peñarol. Lo cierto es que la AUF recibió de Tenfield 50 millones de dólares (pagaderos en cómodas cuotas) a cambio no sólo de los derechos televisivos del fútbol durante una década sino también de los de esponsorización, venta de publicidad en sus diversas formas, explotación del merchandising, y varios etcéteras. Rechazó, en cambio, la oferta de la firma Barsabel (propietaria de tvc), superior en 32 millones de dólares a la propuesta ganadora y con un aditivo nada menor: ofrecía a los clubes una participación del 70 por ciento en los beneficios derivados de los derechos de televisación al exterior, esponsorización, venta de publicidad estática y demás. Una fuente vinculada a tvc en el momento de las negociaciones reconoció a BRECHA que "sólo" con su participación en el aditivo ofrecido a los clubes la empresa "recuperaba, incluso superaba en algo" la inversión global de 82 millones de dólares.
Algunas versiones responsabilizaron del insólito negocio al Ejecutivo de la AUF, pero a juzgar por los datos de la realidad la última responsabilidad recayó en la Asamblea de Clubes (depositaria de la soberanía), que casi por aclamación votó a favor de la peor oferta. Las únicas excepciones fueron las de Nacional, River y Liverpool. Con todo, después se supo que el acuerdo aprobado en mayo del 98 por los clubes estaba sellado varios meses antes mediante un "adelanto" de 1,9 millones de dólares que Casal entregó a la AUF para que pudiera comenzar el torneo Apertura de ese año, y por el cual se le extendió un recibo "a cuenta del precio de venta de los derechos de televisación", que hasta entonces nadie había concedido.
Por el lado de las empresas que "compitieron" por los derechos, el proceso no fue menos turbio. Según las fuentes consultadas, al grupo Otegui, accionista minoritario de Barsabel, con la pérdida de los derechos de televisación se le escapaba el principal atractivo de la escasa programación de tvc, la exclusividad de las trasmisiones del fútbol, y con él unos cuantos miles de abonados. Pero el grupo Clarín, con un pie en Barsabel y otro en tyc, percibía que las trasmisiones únicamente por la vía de tvc no rendían buenos dividendos y temía que una puja empresarial pudiera elevar en exceso el precio a pagar por los derechos televisivos. De allí que tyc renunciara finalmente a ejercer su derecho de renovar el contrato, igualando la oferta de Tenfield, y optara por negociar un acuerdo con Casal que se extendió a Barsabel. Esta última empresa también recibe ahora las imágenes en directo de los partidos, salvo el de los sábados, en una suerte de favor por la "docilidad" demostrada ante la pérdida de la exclusividad.
¿Quiénes integran, a todo esto, la empresa Tenfield? ¿Cuál fue el acuerdo que permitió a los canales privados recuperar la exhibición de imágenes que habían perdido cinco años atrás? Curiosamente, ningún medio informativo ha conseguido manejar una versión oficial acerca de estas interrogantes; tampoco BRECHA pudo acceder a ella: el representante más visible de Tenfield, Nelson Gutiérrez, no respondió a ninguna de la media docena de llamadas que se le cursaron. De modo que sólo queda ceñirse a versiones de fuentes oficiosas que señalan a los tres canales privados como "cotizantes" de la mayor parte de los 50 millones ofrecidos por los derechos televisivos, y a Tenfield como una sociedad compartida entre el grupo Casal y la empresa brasileña Traffic. El principal beneficio del oligopolio televisivo privado sería el sustancial incremento de abonados debido a la atracción del fútbol en directo. Para acceder a esas imágenes (y a las de otros 14 canales temáticos) los montevideanos abonados al cable deberán agregar a los 300 y pico de pesos de abono que pagan hoy otros 129. La duda de muchos suspicaces reside en cuánto podría incrementarse ese costo extra con el correr del tiempo. Nada impide en principio que mañana aparezcan publicidades como éstas: "Viva desde su sillón el primer Mundialito del milenio por un costo adicional de tan sólo...", o "No se pierda el vibrante clásico que define el campeonato por un costo adicional de...".
El arreglo incluiría que los dividendos obtenidos por la venta de publicidad en las trasmisiones televisivas y sus productos derivados, como el programa deportivo Pasión, quedaran en manos de Tenfield.
De todos modos, el acuerdo entre el grupo Casal y los canales debió superar los escollos de toda negociación entre poderosos. El proceso demandó incluso la intervención política desde el Edificio Libertad, pues no era sencillo sentar en una misma mesa al propietario del producto con los dueños de las imágenes y hacerles entender que había que superar viejos enconos. No en balde las relaciones se aceitaron en Canal 10, con el cual el presidente de la República mantiene excelentes vínculos, al tiempo que el articulador de las negociaciones fue el periodista Juan Carlos Scelza, íntimo del abogado Julio Luis Sanguinetti, hijo del presidente, delegado de Peñarol y fervoroso partidario del negocio con Tenfield, empresa de la que sería asesor legal.
El convenio, sin embargo, tuvo derivaciones en el ambiente del periodismo deportivo, que ahora levantó una frontera entre los profesionales "paquistas" y los "independientes". Como sea, el staff de Pasión (que se emite los domingos a la noche por el cable) expresa cabalmente el entendimiento Casal-canales. Según el reparto de tareas, Scelza se convirtió en el presentador estrella del programa, conducido por Sergio Gorzy y Jorge Crossa, ambos colaboradores inquebrantables de Casal, con la participación lateral, en espacio y funciones, de los representantes de los tres canales de aire privados, Máximo Goñi (por el 4), Muñoz (10) y Kesman (12), quienes debieron tragarse los sapos y culebras que alguna vez dirigieron a Casal.
"Goles para todos" fue el eslogan utilizado por los otrora anticasalistas para justificar el cambio de senda. Decía Kesman en mayo del 98 al diario El País: "Desde el principio fui un luchador incansable para que los goles pudieran ser difundidos por televisión abierta y que todos tuvieran la posibilidad de verlos Al conocer esta noticia (la firma del contrato entre la AUF y Tenfield) todos debemos festejar". Muñoz agregaba: "He mantenido diferencias de enfoque y de criterio con Francisco Casal, incluso con Francescoli por asuntos de la selección, pero eso no me pone una venda en los ojos y me permite reconocer que se está haciendo un muy buen negocio para el fútbol uruguayo". Declaraba Casal, también a El País, en octubre del 98: "(...) En lo particular dije en algún momento que había que dejar las guerras intestinas de lado. (...) En la medida que todos nos demos cuenta de eso y que juntos apuntemos a un mismo proyecto, la mejora será también para todos".
Los "goles para todos" ahora se emiten con una economía de espacio asombrosa, y apenas incluyen el pase anterior que desemboca con la pelota en la red. Por otro lado, los partidos se juegan en campos de deprimente calidad (Troccoli, Las Acacias, Charrúa), una paradoja en la perspectiva de ofrecer "un mejor espectáculo televisivo". En primera instancia, dos de las mejores canchas (el Saroldi y el Franzini) quedaron excluidas. Dato a tener en cuenta: el Saroldi es de River, que votó contra la cesión de los derechos a Tenfield, y el Franzini de Defensor, cuya dirigencia, a pesar de haber aprobado el acuerdo, es conocida por su "independencia" frente a Casal.
La prueba más patética de que el verdadero negocio es para muy pocos estuvo en el encuentro que disputaron Peñarol y Rampla, el domingo 15: 11 de los 22 protagonistas del espectáculo salieron a la cancha por amor al arte, pues hace varios meses que a los jugadores de Rampla no se les paga el sueldo. Esa noche, como todas las demás, Marcelo Segales, que anotó dos de los seis "goles para todos" de ese encuentro, acabó durmiendo en una piecita de la sede del club.
Extraños virajes

Etica y periodismo deportivo

En su edición del 4 de agosto, la revista Guambia recabó la opinión de los principales periodistas deportivos del medio acerca de las nuevas relaciones de dependencia con el grupo Casal. Las reflexiones muestran una curiosa unanimidad en torno al "poder" del contratista, y cualquier lector desprevenido podría pensar que todos los consultados están enfrentados al "monopolio" de Casal. Veamos, para empezar, la reflexión de algunos de los contratados por Casal.
Alberto Kesman: "La influencia (de Casal) es total y absoluta; es él quien soluciona las cuentas a los equipos, quien compra los derechos de televisación a la AUF y a partir de esto quien fija los partidos, quien maneja los jugadores; en definitiva es el zar del fútbol uruguayo. (...) En cuanto a la influencia sobre el periodismo, depende de los periodistas. En el caso mío no, porque estoy seguro de mí. El día que no actúe con independencia me retiro de esto. No me siento presionado y no ha sido así En esto he dicho mi opinión: a mí no me gusta que exista un monopolio, me gustaría que existiera más competencia, porque de lo contrario pueden aparecer las suspicacias".
Carlos Muñoz: "Existe una concentración de poder. Yo no afirmaría que (Casal) es el dueño del fútbol, pero es cierto que la mayoría de los clubes le deben favores. (...) Nadie puede desconocer que la palabra de él tiene un poder bárbaro, pero el tema es que ese poder se lo dieron, ¿y quién tiene la culpa, el chancho o quien le rasca el lomo?.A mí los monopolios nunca me gustaron, pero cuando existen por algo es. (...) (En el acuerdo con Tenfield) quedó preestablecido que existía una total libertad para opinar lo que cada uno creyera conveniente".
Jorge Crossa: "Después de 37 años en el periodismo deportivo tengo una absoluta tranquilidad de conciencia: a mí nadie me ha dicho que hable en favor de nada (...). Pero yo jamás hablé bien de Paco o de cualquier jugador: yo seguiré siendo el mismo hombre y periodista recto (...). Mi amistad con Paco en esto no incide. En Tenfield tengo absoluta libertad, hay respeto hacia las trayectorias, la honestidad, la ética y la moral. Soy el conductor periodístico de Pasión y lo soy a partir de éstas, que son mis reglas de juego (...). Aquí no hay amos: hay una gran organización que procura mejorar el fútbol uruguayo".
Ahora, la reflexión de los que no integran la selección del contratista. Lalo Fernández: "El fútbol va a mejorar de rebote. Porque nadie invierte en ningún negocio para perder. Entonces la selección tendrá que andar bien y jugar muchos partidos, los clubes tendrán que mejorar para tener un campeonato uruguayo más atractivo, y así nuestro fútbol será más vendible. No sé si Casal se está transformando en un salvador de periodistas, pero sí se está transformando en un patrón de periodistas. Si eso es malo no sé, dependerá de la buena voluntad del que manda y del orgullo y la honestidad del empleado que escucha al patrón".
Jorge da Silveira: "Hace 15 meses recibí a través de un amigo el ofrecimiento de Casal para formar parte del programa (Pasión). Medité unas horas y respondí que agradecía muchísimo la atención pero que no podía formar parte del mismo. Por dos razones: dado el creciente poderío de Casal no creía bueno tener una relación de dependencia con él, que pensaba podía coartar mi libertad periodística. En segundo lugar, porque es notorio que no tengo relación con Francescoli.( ...) Mientras no se pueda hacer una actividad televisiva al margen de Tenfield, no voy a hacer televisión". Por lo demás, el multifacético Julio Sánchez Padilla, conductor de Estadio Uno por Canal 5 y famoso por su anticasalismo, opinó, en diálogo con BRECHA, que en el ambiente del fútbol "todo el mundo está en la mafia y el que no está, quiere entrar". Sánchez consideró que Casal es "el dueño del fútbol" merced a la incapacidad de los dirigentes para calibrar "en toda su magnitud el negocio", auguró que la hegemonía del contratista se mantendrá "por lo menos durante los próximos 50 años", y entendió que es "el público quien debe juzgar la conducta de los periodistas que se integraron a Pasión".
Con Tenfield

Un contrato leonino

A nueve meses de su firma, el contrato entre la AUF y Tenfield sólo es conocido por un reducido grupo de dirigentes y empresarios vinculados al fútbol. A BRECHA, su obtención le demandó un trabajo prácticamente de inteligencia militar, con sutiles persecuciones y contactos al borde de la clandestinidad. Las cláusulas contenidas en ese contrato sugieren los motivos de tanta discreción.
Para el caso de las selecciones nacionales, la AUF cedió al grupo Casal: "A) Los derechos de publicidad estática audiovisual, publicidad virtual y de trasmisión televisiva y/o audiovisual para la explotación comercial de los encuentros de fútbol correspondientes a la selección nacional de mayores y juveniles. B) Los derechos televisivos y/o audiovisuales, estática audiovisual y publicidad virtual para Uruguay y el resto del mundo de los partidos correspondientes a las eliminatorias para los mundiales a disputarse en los años 2002 y 2006; los partidos y torneos de la selección (en todas las categorías y en especial las de mayores y juveniles) que se disputen en el territorio de Uruguay, incluidas la Copa Río de la Plata, el Mundialito y cualquier otro torneo a realizarse en Uruguay. C) Derechos de esponsorización exclusiva sobre la vestimenta en general y ropa deportiva de las selecciones uruguayas en competencias oficiales, amistosas y en entrenamientos (...), así como la contratación con distribuidores y fabricantes de la vestimenta en general. D) Derechos sobre la utilización exclusiva de cualquier elemento identificatorio de las selecciones nacionales o de la AUF, en productos que se comercialicen o que puedan ser comercializados. En consecuencia, Tenfield tendrá derecho a la utilización comercial del nombre o denominación 'Selección Nacional' y sus colores identificatorios. E) El derecho de Tenfield a organizar hasta tres partidos por año de la selección nacional en el Uruguay o en el exterior, siendo de Tenfield los derechos por cachet o recaudación que pudieran corresponderle a la AUF. F) Los derechos de televisación, estática audiovisual y publicidad virtual, para Uruguay y el resto del mundo, de los participantes en torneos a organizar con o por la AUF. Por ejemplo, pero sin limitación, la realización y organización de un Mundialito".
Para el caso de los torneos locales, el acuerdo incluye: "Los derechos de televisación y/o audiovisuales, estática audiovisual y publicidad virtual, para el Uruguay y el resto del mundo, de los torneos oficiales organizados por la AUF, así como la posibilidad de modificar la denominación de los torneos y llevar adelante una esponsorización oficial, por ejemplo del balón u otra especie. (...)"
Entre los "alcances de la cesión" se destaca que "todos los derechos cedidos por el presente contrato comprenden, sin limitación alguna, la difusión nacional e internacional por todo sistema de comunicación, abierto o cerrado, codificado o no, conocido o a crearse", abarcando, además, "todo aquello que haga al espectáculo deportivo en sí, y a vía de ejemplo: tomas de vestuarios, reportajes, conferencias de prensa, concentraciones, entrega de títulos, etcétera".
En el capítulo de las "obligaciones y derechos generales de las partes", la Asociación se compromete a "no autorizar, en los días en que se emiten partidos que explotará Tenfield, la emisión televisiva de otros jugados en el exterior por cualquier seleccionado de fútbol de Uruguay, o por cualquier equipo afiliado a la AUF"; también, a "tener en cuenta, al confeccionar el fixture de los campeonatos cuyos derechos son cedidos, las posibilidades de mejorar la programación para la explotación comercial de los mismos por Tenfield"; se obliga a ceder a la empresa el derecho de "proporcionar una contratación más ventajosa" de aquellos servicios relacionados con el espectáculo, como "por ejemplo los servicios médicos de emergencia", y a no modificar el cronograma de partidos "sin previa conformidad de Tenfield".
A cambio, la empresa acepta promover "la más amplia difusión de la actividad futbolística, propendiendo al aumento de público en las canchas y al desarrollo en general de este deporte, mediante la adecuada disposición de espacios publicitarios y periodísticos"; se compromete a cargar, en los desplazamientos de las selecciones nacionales, con los costos "de 25 pasajes aéreos, 22 en clase turista y tres en Business", además de "proporcionar la vestimenta de viaje y ropa deportiva para el plantel seleccionado, sin cargo alguno para la AUF". La última obligación de Tenfield consiste en "proporcionar a la AUF, con exclusivo destino para el fútbol local, 2.000 pelotas por año para ser utilizadas por los clubes".
Todo esto a cambio de 50 millones de dólares (36 para los clubes y 14 para a las selecciones nacionales), pagaderos durante los diez años de duración del contrato...

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vie nov 22 2013
“Nosotros reafirmamos nuestra opinión original sobre el tema y que es ampliamente conocida. No la voy a repetir”, dijo el vicepresidente de la República, Danilo Astori, a Uy Press a propósito de la decisión del presidente Mujica de archivar el “Caso Casal” en la DGI.
“Pero como lo hemos hecho siempre, nos hacemos plenamente responsables de lo que hace y decide el gobierno. Es nuestro gobierno”, aclaro Astori.
Por otro lado, dijo que “para adoptar esta actitud, además de nuestra visión política permanente, hemos considerado un aspecto fundamental: nuestro compromiso con la marcha de la economía, del país y del gobierno”.
Sobre su opinión respecto a los problemas legales y la actuación de la DGI se negó a hacer comentarios.

La decisión

El Poder Ejecutivo dio por cerrado ayer el caso Francisco "Paco" Casal a quien desde 2008 pretendía cobrarle US$ 10 millones por una presunta evasión tributaria del Impuesto a la Renta de Industria y Comercio (ICIR) y el Impuesto a la Renta de Actividades Económicas (IRAE) por la transferencia de jugadores entre 1998 y 2007.
El presidente José Mujica firmó una resolución que establece la clausura del expediente con lo que se “resguarda al Estado de juicios reparatorios patrimoniales derivados de la eventual anulación” a través de la Justicia por medio del Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA), informó El Observador.
Casal había presentado en marzo un recurso a la Presidencia solicitando que se cerrara el caso. En ese sentido es que el gobierno decidió hacer lugar al pedido a cambio de que Casal firmara un documento en el que renuncia “a la promoción de cualquier clase de accionamiento para obtener reparación por daños y perjuicios patrimoniales o morales, directos o indirectos derivados de la actuación de la administración”, informó el matutino.
La renuncia a hacer juicios es de Casal y de Daniel Delgado, Jorge Chijane, José Herrera, Gonzalo Madrid, Carlos Aguilera, Sergio Hermida y el contador del grupo Julio Szafrán, otros contratistas implicados.







1 comentario:

  1. Nuestro gobierno el de ustedes NO GOBIERNO DEL PUEBLO.

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