miércoles, 4 de noviembre de 2009

De Mariana Zaffaroni. Gracias... Y ahora?


Quería ante todo agradecerles a todos y cada uno de Uds. por todo lo que nos brindaron en este viaje que Daniel y yo hicimos. Gracias por el tiempo, por el cariño, por la alegría, por la emoción, por los recuerdos, por la contención, por TODO.
Perdón a todos aquellos a los que el tiempo me hizo imposible encontrar, no fue el ultimo viaje así que la próxima será seguro. Me imagino que la desazón que siento ante lo sucedido el domingo es compartida por todos. No se muy bien que pensar, tengo ideas y sentimientos encontrados de los que todavía no saco nada en claro, pero quiero decirles a todos, que estoy a disposición para todo aquello que pueda surgir para seguir este camino, para reunirnos y discutir ideas, para aportar en lo que sea, CUENTEN CONMIGO.
Todo un nuevo camino se abrió ante mi en este viaje, no se adonde lleva, pero me siento bien recorriéndolo, ya veremos.... Como ultimo favor les pido que reenvíen este mail a todas aquellas personas con
las que compartimos cosas tan lindas esta semana y que en el apuro no pude llevarme su dirección (o tal vez se me traspapelo entre tantos "souvenir" que me lleve), no quiero que nadie quede afuera del profundo agradecimiento que les quería manifestar a todos. Un saludo enorme para todos y nos vemos pronto.

Mariana Zaffaroni



De las madres y Familiares





Montevideo, noviembre 3 de 2009



Queridos amigos:



Vayan estas líneas como forma de estar junto a ustedes en un momento difícil, después de la derrota del Sí el domingo pasado. Sin duda fue un golpazo que pega en nuestros corazones, sobre todo en el de los jóvenes que dieron, en esta oportunidad, su primera batalla en el tema. Golpe que afecta negativamente a los derechos humanos y coloca nuevamente a nuestro país en una situación difícil en el plano internacional.



Por eso, ante todo y a todos ustedes, queremos decirles que nos llena de satisfacción y alegría por su voluntad de lucha y su esfuerzo; gracias por su afecto, por sus esperanzas. Quisiéramos que estas líneas fueran un verdadero abrazo en estos momentos de desazón y dolor y, también, una invitación a la reflexión.



El resultado del 25 de octubre no quiere decir que nuestro pueblo apoye crímenes y criminales. Lejos de esto, en estos veinte años que nos separan de la derrota del “voto verde”, nuestra gente –de miles de maneras- ha demostrado una firme y fina percepción del problema y ha dado su apoyo haciendo esfuerzos constantes, permanentes. Aportes de testimonios, de memoria, de adhesión, a través de miles de actividades, algunas muy visibles como las marchas, otras a nivel local como los homenajes en los barrios o localidades del interior, otras muy silenciosas como los testimonios… *



Esos esfuerzos y apoyos de todos estos años, fueron las llaves que permitieron abrir caminos que estaban cerrados y ensanchar la senda de la verdad y la justicia hasta hoy alcanzada. Estas no fueron concedidas graciosamente. Los últimos gobiernos desde el 2000 debieron dar respuestas y algo avanzamos. No lo suficiente, pero avanzamos. Se trata ahora de continuar el camino.



No hagamos a la gente culpable de este fracaso.



Eso está mal y nos hace mal. Aceptemos de una vez por todas, las complejidades y las particularidades de esta lucha, sus tiempos, la metodología que exige. Saquemos la única conclusión que primariamente se puede sacar: la ciudadanía no estuvo de acuerdo en anular la ley. ¿Por qué? Por razones varias que habrá que analizar, conversar con las personas, pero estemos claro que nada nos habilita a pensar que la mayoría de nuestros compatriotas quiere favorecer a los criminales o comulga con la violación de los derechos humanos.



Hoy, como siempre, nuestro reto es trabajar específicamente en relación a la desaparición forzada y sumar fuerzas al trabajo por los derechos humanos, su doctrina, que es reflexionar en torno a cómo se los vive en su integralidad, a cómo se conquistan y se los defiende. Por tanto, a seguir trabajando por nuestra causa, a seguir contribuyendo para que en nuestros corazones y en los de nuestros compatriotas no sólo se conozcan los derechos humanos sino que se vivan con una ética donde no tienen lugar la mezquindad ni la prepotencia.



Por ellos, por todos, apretemos los dientes, templemos nuestro espíritu, hay un lugar de trabajo para todos y cada uno de nosotros.

¡Vamos que podemos!

Gracias por todo.

Un abrazo fuerte,



Grupo de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos-Desaparecidos.
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