Victoria y Mirta
Por Liliana Giambelluca
Enero 2015
Mirta Acuña de Baravalle celebró el lunes último sus 90 años de edad y
los 38 del nieto (o nieta) que nació en cautiverio el 12 de enero de
1977. La Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora también rindió homenaje a
su hija y a su yerno, detenidos-desaparecidos durante la última
dictadura cívico-militar.
Este 12 de enero, Mirta Acuña de Baravalle hubiese llegado a los 90 años
de edad como un día cualquiera de no ser que dos incondicionales
compañeras de su lucha, Laura Jara Suazo y María Teresa Núñez, le
insistieron que debía festejarse su cumpleaños, es más, ellas lo
organizarían le dijeron. La cofundadora de Madres y Abuelas de Plaza de
Mayo se resistía al acontecimiento hasta que encontró el motivo para
aceptarlo: rendir un homenaje a su hija Ana María Baravalle y a su yerno
Julio César Galizzi, detenidos-desaparecidos desde el 27 de agosto de
1976. Otra motivación era que ese mismo día, su nieta o nieto (Camila o
Ernesto) cumplía 38 años de edad.
Mirta con su hijo Sergio y Pablo Pimentel (APDH)
Laura y María Teresa
aceptaron el desafío y trabajaron sin tregua para lograr un equilibrado y
cálido festejo-homenaje. Familia y compañeros de lucha de ayer y de
hoy, se reunieron a partir de las 20 en una casa de derechos humanos, a
unas cuadras de la histórica Plaza de Mayo. En el ingreso había una gran
pancarta con un mensaje y la foto de Ana María y Julio César.
En el salón se preparó una mesa principal que la Madre y Abuela de
Plaza de Mayo compartió con su hijo Sergio, con Susana, una amiga de Ana
María, con las Madres Nora de Cortiñas y Elia Espen, y la Abuela Elsa
Pavón. Para los invitados se distribuyeron mesas en todo el salón y en
las paredes se colocaron fotos de momentos significativos en la lucha de
Mirta. “Ana es tu faro, sos digna discípula de tu hija”, fue el mensaje
que se mostraba en otra gigantografía.
Compañeras de su lucha, Laura Jara Suazo y María Teresa Núñez
“Soy reacia a estos
encuentros de mis cumpleaños -dijo Mirta a los presentes- pero hoy es un
día muy especial: estamos deseando un feliz cumpleaños al hijo de Ana y
de Julio, a Camila o Ernesto, que también nació un 12 de enero, por
eso, cumplir años para mí tiene una doble significación”.
Los
conceptos y recuerdos transmitidos por sus compañeras de lucha generaron
emoción y sonrisas en Mirta. Se leyó un poema escrito por un amigo de
Ana María y Nora de Cortiñas manifestó: “Mirta, sos admirable, 38 años
de permanencia en la histórica y simbólica Plaza de Mayo con tus
principios inalterables, con tu fuerza y convicción mostrando al mundo
que los derechos humanos no se negocian, no hay canje posible. El amor y
el respeto por tu Ana y todos tus hijos e hijas te impulsan a estar
presente en todo lugar donde se comete una injusticia. Tu solidaridad
traspasa las fronteras. Por todas y todos los que hoy no están y los que
están, seguiremos juntas. Hasta la victoria siempre. Venceremos”.
Reconocimiento y pancarta a Mirta de Baravalle
Elia Espen expresó el profundo afecto que sentía por su compañera de
lucha y la recordó en los inicios de su militancia: “Cuando yo iba a la
casa de las Abuelas, Mirta se movía todo el tiempo, era un cohete que
andaba de acá para allá, era muy trabajadora y luchadora”. También
mencionó “lindos momentos” que pasaron juntas cuando “la rutina” del
final de la jornada era “tomarnos un heladito”. El gusto por los helados
y el fervor por las innumerables propiedades del limón, llevó a otras
anécdotas que desataron las risas de quienes conocen esas “debilidades”
de Mirta.
Una cantautora deleitó con canciones de los 70 y un
grupo de jóvenes tocaron jazz, tango y boleros. Luego llegó una gran
torta con una mariposa de repostería encima. Fue la oportunidad para que
Elsa Pavón recordara que “estábamos en un acto en el jardín de la
Asociación Anahí y en el pañuelo de Mirta se posó una mariposa. Un
proverbio azteca dice que cuando un guerrero muere se convierte en
mariposa para acompañar a los que siguen luchando, por eso en la
Asociación tomamos como símbolo a la mariposa y a Mirta como una
guerrera máxima en vida”. Aclaró que cuando las Abuelas de Plaza de Mayo
comenzaron a trabajar, “Mirta era una guerrera máxima, era el alma real
porque prácticamente trabajaba las 24 horas del día en la institución, a
veces ni dormía por preparar las investigaciones y todo lo que había
que hacer al día siguiente”.
Homenaje a Ana y Julio
Consultada por la celebración de
su cumpleaños 90 y los recuerdos por su permanente lucha, Mirta
Baravalle respondió que renegaba de la “imposición” del año calendario:
“yo no catalogo los años como tales, un año, otro año y otro más, ¿por
qué tengo que ajustarme a eso?”, se preguntó y continuó: “No pienso en
mi edad, yo sigo nada más, jamás pensé tengo tantos años y la verdad que
no sé cómo tengo que sentirme a los 90. Yo me siento así como me ven
ahora”.
Enviaron notas de saludos María Isabel “Chicha” de
Mariani, Adolfo Pérez Esquivel, Osvaldo Bayer y Daniel Viglietti, entre
otros.
Además de Sergio Baravalle, Susana (amiga de Ana), Nora
de Cortiñas y Elia Espen (Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora) y
Elsa Pavón (Abuela de Plaza de Mayo y referente de la Fundación Anahí),
se hicieron presentes Carlos “Sueco” Lordkipanidse y Enrique Fukman
(Asociación Ex-Detenidos Desaparecidos), la nieta restituida María
Victoria Moyano, Marcela Gudiño (Colectivo Memoria Militante) junto a
integrantes de la “Mesa Todos por el Banco Nacional de Datos Genéticos”,
Margarita Noia (secretaria de Derechos Humanos de la CTA Capital),
Pablo Pimentel (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La
Matanza), Alicia Unzalu (coordinadora del Centro Cultural de la fábrica
IMPA recuperada por sus trabajadores) y las “Amigas de la ronda de
Madres de Plaza de Mayo–Línea Fundadora”, entre otras.
“BUSCAR A LOS NIETOS SIN OLVIDAR A NUESTROS HIJOS”
En la madrugada del 27 de agosto de 1976, instaurado el terrorismo de
Estado más brutal que se vivió en la Argentina, autodenominado Proceso
de Reorganización Nacional (1976-1983), militares del Ejército
fuertemente armados ingresaron a la vivienda de Mirta Acuña de Baravalle
y se llevaron a su hija Ana María y a su yerno Julio César Galizzi. La
joven cursaba un embarazo de cinco meses y el bebé, Ernesto o Camila,
nació en cautiverio el 12 de enero de 1977.
Durante varios
meses, Mirta buscó sola a su familia y a comienzos de 1977 comenzó a
reunirse con otras madres en la Plaza de Mayo para acordar
presentaciones de habeas corpus y reclamos en la Casa de Gobierno y en
distintos organismos estatales. La lucha se transformó en resistencia
colectiva pacífica pero activa y el 30 de abril de ese año las mujeres
comenzaron a marchar alrededor de la Pirámide de la Plaza. Mirta fue una
de las catorce fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo que cada
jueves se cubría el cabello con un pañal de tela blanca para exigir una
respuesta a la Junta Militar por el destino de sus seres queridos y de
otras personas que desaparecían en la Argentina.
En octubre de
ese año, Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, “Licha”, también
participante de las Madres, la invitó a formar un grupo de abuelas para
buscar a los nietos nacidos en cautiverio y también desaparecidos. Bajo
la consigna “buscar a los nietos sin olvidar a nuestros hijos", Mirta de
Baravalle y Licha fueron dos de las doce mujeres fundadoras de las
“Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos”.
En 1980,
resolvieron constituirse en una asociación civil y denominarse de la
forma que eran conocidas: “Abuelas de Plaza de Mayo”, cuyo objetivo,
entre otros, era localizar y restituir a sus legítimas familias a todos
los niños secuestrados-desaparecidos por la dictadura cívico-militar y
lograr el castigo correspondiente para todos los responsables de esos
crímenes de lesa humanidad.
Lo más notable de las Abuelas
fueron las tareas de investigación y búsqueda que encararon a fin de dar
con el paradero de sus nietos. Sin medios ni experiencia recorrían
juzgados de menores, orfelinatos y casas cuna. En más de una ocasión
percibieron que funcionarios, jueces y profesionales de la salud habían
colaborado en la supresión de la identidad de los niños, omitiendo
investigar sus orígenes y facilitando apropiaciones bajo el carácter de
“adopciones” que no eran tales.
Las Abuelas también solicitaron
apoyo a los líderes de los principales partidos políticos de Argentina,
entre ellos Ricardo Balbín (Unión Cívica Radical), Ítalo Luder (Partido
Justicialista) y Oscar Alende (Partido Intransigente). Los dos primeros
atribuyeron toda la responsabilidad al accionar de los grupos
guerrilleros, y el último se negó a recibirlas. La misma indiferencia
encontraron en los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
y de la Conferencia Episcopal Argentina.
Ante tanta
desprotección en el ámbito nacional, las Abuelas decidieron recurrir a
la ayuda humanitaria internacional. En enero de 1978, le solicitaron al
Papa Pablo VI su intervención en la cuestión de los bebés desaparecidos,
pero tampoco obtuvieron respuesta alguna. Solicitudes similares fueron
realizadas a UNICEF y a la Cruz Roja. En todos los casos esas
instituciones guardaron silencio o rechazaron la petición.
El 5
de agosto de 1978, víspera del Día del Niño, el diario La Prensa
publicó la primera solicitada en la que se reclamaba por los niños
desaparecidos. El texto, que en Italia fue denominado “el Himno de las
Abuelas”, fue un factor decisivo para comenzar a movilizar a la opinión
pública mundial.
Amnistía Internacional realizó campañas y
brindó apoyo organizativo y financiero. Una de sus primeras actividades
fue impulsar un petitorio internacional por los niños desaparecidos que
reunió 14.000 firmas, entre ellas las de personalidades de gran renombre
como Simone de Beauvoir, Costa Gavras y Eugène Ionesco. Poco a poco,
organizaciones de derechos humanos en todo el mundo comenzaron a
difundir la situación de los niños desaparecidos en la Argentina.
El 6 de septiembre de 1979, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) de la OEA se instaló durante catorce días en la Argentina
para examinar la situación de los derechos humanos en el país. Las
Abuelas le aportaron a este organismo 5.566 casos documentados de
desapariciones. El 14 de diciembre, la CIDH presentó un extenso informe
en el que por primera vez, un organismo oficial cuestionaba a la
dictadura argentina por las “numerosas y graves violaciones de
fundamentales derechos humanos”, estableciendo el deber del gobierno
argentino de informar sobre cada una de las personas desaparecidas. En
su informe, la CIDH también dio cuenta de “la desaparición de recién
nacidos, infantes y niños, situación ésta en que la Comisión ha recibido
varias denuncias”.
En octubre de 1980, el argentino Adolfo
Pérez Esquivel, quien estuvo detenido-desaparecido durante la dictadura
cívico-militar, sufrió cárcel y tortura, recibió el Premio Nobel de la
Paz por su lucha en defensa de la democracia y los derechos humanos
frente las dictaduras latinoamericanas. Ello le permitió brindar mayor
apoyo y difusión a las acciones de las organizaciones defensoras de los
derechos humanos locales.
En 1986, por discrepancias internas,
la Asociación Madres de Plaza de Mayo se fracturó y Mirta Acuña de
Baravalle integró el grupo llamado Madres de Plaza de Mayo-Línea
Fundadora, donde actualmente tiene el cargo de secretaria. Además
continúa en la búsqueda de su familia y en la lucha por la memoria, la
verdad y la justicia.
Crónica y Fotos: Liliana Giambelluca
miércoles, 21 de enero de 2015
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el blog lo hacen solo para los que tienen super computadoras??? Yo tnego uno que funciona con un video integrado . Ademas las fotos que publican consumen toda la memoria de video, y los que tenemos el internet gratis de antel, el giga que nos da lo consume rapidisimo
ResponderEliminarseñores no discrimenen, los ricos seguramente no vel su blog
Es facil solucionar este problema, solo cambien laa fotos a pequeñas
saludos condiales