La estafa de las tarjetas de débitos sigue creciendo e involucrando a grandes empresas de plaza, grandes anunciantes
Grandes superficies de primer nivel, joyerías, casino hotel, empresas de viaje, electrodomésticos importadores
Uno de los procedimientos mas Grande del Juzgado de Crimen Organizado de 1 Turno
En los próximos tweets voy a explicar la maniobra que enfrenta a grandes comerciantes con First Data. 50 millones de dólares
El cliente iba con una tarjeta de débito y compraba un objeto de mil dolares pero pedía pagarlo en 10 pasadas de 100 de la tarjeta
De esa manera la tarjeta le pagaba en dólares al comercio pero DEBITABA EN PESOS. Compro por mil dólares y me debitan mil pesos QUE PAPA!
Un misterioso error informático
Samuel Blixen
4 de junio 2015
La justicia pretende desentrañar el papel de financieras trasnacionales, bancos internacionales y grandes empresas de plaza en un operativo con tarjetas de débito por 42 millones de dólares. Entre los extranjeros que actuaron como comparsas de la maniobra aparece una miss Paraguay, un holandés errante y un delegado de la aduana guaraní.
Como esos bestsellers promocionados porque incluyen acción, intriga, suspenso y sexo, esta historia contiene, en un cóctel discepoliano, todos los ingredientes esperables en un asunto de delitos de cuello blanco: estafas millonarias en dólares, inmaculados ejecutivos involucrados, sospechosas omisiones de trasnacionales financieras, pequeños comerciantes cabeza de turco y hasta candidatas a miss universo y modelos extranjeras cuya agraciada apariencia otorgó un aire de jet-set a simples maniobras con tarjetas de débito.
No se trata de una primicia: la noticia viene circulando desde hace semanas y su centro de interés es lo que se denominó “estafa y lavado de activos por 42 millones de dólares”; la información se ha centrado en el procesamiento de tres personas: un paraguayo, un holandés y un uruguayo, y la responsabilidad de algunos comerciantes de plaza. Sin embargo, el grueso expediente empollado en el Juzgado de Crimen Organizado de 1° Turno desde noviembre de 2014 contiene otros aderezos que involucran a importantes firmas de plaza y bancos internacionales, y la ausencia de controles del Banco Central sobre balances que deberían haber revelado pérdidas sustantivas e inexplicables en entidades financieras internacionales. Las irregularidades contables y las maniobras delictivas se remontan a siete años atrás.
Papá, mamá y las nenas. Desde hace mucho tiempo, pero en especial en 2014, un selecto puñado de extranjeros tomaron conocimiento de que sus compras en Uruguay, en dólares, con tarjetas de débito –emitidas por bancos internacionales que tienen sucursales en plaza–, se transformaban en deudas en pesos cuando recibían el estado de cuenta. Así, un holandés radicado en Pan de Azúcar se aprovechó de la circunstancia de que sus compras mágicamente se reducían 25 veces. Hace dos años compró una bicicleta de 1.700 dólares con tarjeta Master Card, pero su estado de cuenta registraba una deuda de sólo 70 euros. Asombrado de ese error contable, probó cautamente comprando materiales para reciclar su casa. Aleluya: los dólares se transformaban en pesos (y después en euros, porque el pago se realizaba en Europa). Se engolosinó: con su tarjeta de débito compró en una estación de servicio combustible por 75 mil dólares, una camioneta Chevrolet S 10 Advantage, un terreno en Playa Hermosa por 19 mil dólares, cadenas de oro, relojes Rolex y otras chucherías por un valor total de 395 mil dólares.
La cueva de Alí babá se abrió para otros –no muchos– elegidos por la fortuna. Un alto funcionario de la aduana paraguaya destacado en Montevideo usó su tarjeta de débito del sistema Maestro y efectuó compras por 250 mil dólares (moto de agua Yamaha, relojes Armani, televisores Lcd y hasta una cocina). Pero fue un alto funcionario del Banco Central de Paraguay, que las fuentes identifican de apellido Hornung, quien transformó a su familia en una maquila para multiplicar, de manera industrial, las compras en Uruguay con las tarjetas de débito, al parecer expedidas por la sucursal paraguaya del español Bbva. El propio Hornung, pero también sus hijas Paola –diseñadora de ropa y modelo– y Belén –miss Paraguay– viajaban a Montevideo para concretar compras de celulares, tablets, joyas, y lo que viniera, pero eso sí, en exuberantes cantidades. Por ejemplo: partidas de celulares de 200 y 400 unidades obligaron a los comerciantes (Motociclo, Géant, entre otros) a reponer sus existencias con nuevas importaciones, por lo que papá y las nenas dejaban aquí en Montevideo sus tarjetas y el correspondiente pin para que el comerciante pasara el plástico por la terminal Pos cuando llegaba la mercadería. No se sabe si los celulares, relojes y tablets ingresaban a Paraguay de contrabando o si, dada la diferencia de conversión de moneda, valía la pena pagar los exiguos impuestos de importación que cobra la aduana paraguaya. Tampoco se sabe si esas compras no eran ficticias.
Ese es un punto no aclarado en el auto de procesamiento del funcionario paraguayo procesado porque, al parecer, a la justicia uruguaya no le interesan las consecuencias presuntamente delictivas en Paraguay. De todas formas, una compra de 400 celulares de última generación implicaba un gasto de unos 400 mil dólares. En el estado de cuenta de la familia Hornung aparecían compras –aunque fraccionadas– por 400 mil pesos. Como las tarjetas de débito tienen topes de gastos, era necesario multiplicar los depósitos de dinero para cubrir los débitos. Los pagos se realizaban en guaraníes, porque las deudas en pesos debían convertirse primero a dólares y después a la moneda nacional, por las exigencias de las normas bancocentralistas.
A los bancos no les extrañó la coincidencia de compras en dólares con la cancelación de la deuda en guaraníes (o en euros, según el caso), y los abultados montos de compras en Uruguay por simples particulares. Tales coincidencias deberían haber alertado a los servicios financieros sobre eventuales maniobras de lavado de activos.
Comerciantes ingenuos y de los otros. Las mismas sospechas podrían haber tenido algunos comerciantes cuando los extranjeros realizaban compras insólitas, como aquel que adquirió varios relojes de un toque y pidió que le arreglaran la malla del suyo. En todo caso el comerciante no incurría en ningún delito, y no había por qué rechazar una venta, si la tarjeta autorizaba la transacción. El juez Néstor Valetti entendió otra cosa e investiga a numerosos comerciantes por presunta estafa. Abogados de algunos de ellos entienden que, en el peor de los casos, debería considerarse un dolo eventual por aprovechamiento de error, pero no una estafa.
Otros comerciantes, en cambio, fueron aparentemente parte de la maniobra. Fuentes judiciales indican que están siendo investigados ejecutivos del hotel Conrad, Géant, Motociclo, Multiahorro, Jetmar, joyería Revello entre otras firmas. Motociclo, por ejemplo, que atendió las abultadas “demandas” de los paraguayos (hubo, según las fuentes, una venta de celulares por 500 mil dólares en un solo día), finalmente llegó a un acuerdo con la multinacional que administra las tarjetas de débito de los bancos, First Data, que se ocupa de las transacciones de Master Card. Por dicho acuerdo, Motociclo aceptó a Master Card como la tarjeta preferencial para todas sus transacciones. Resulta significativo que los principales actores de este confuso entramado hayan contratado a los más notorios abogados para la representación legal en el juzgado. Motociclo contrató a Paul Pereyra Schurmann, mientras que los paraguayos están representados por los hermanos Carlos y Alejandro Balbi. First Data-Master Card optó por el renombrado Amadeo Otatti.
Siete años errando. Fue precisamente Otatti quien firmó, en representación de First Data-Master Card, la denuncia que inició el trámite judicial. En ese escrito, First Data-Master Card comienza admitiendo que todas las maniobras con tarjetas de débito fueron posibles por un “error informático” en los programas que gestionan las transacciones, y acepta que tal error es de su responsabilidad. La trasnacional, sin embargo, revela que ese “error” viene transformando créditos en dólares por débitos en pesos desde hace siete años. Aparentemente, recién a finales de 2014 descubrió la existencia de tal “error” surgido en 2007, que le costó 42 millones de dólares, si es cierto que realmente sufrió esa pérdida.
First Data ha confesado en el juzgado que no ha podido identificar al responsable del “error”. Resulta significativo que la empresa no haya notado las pérdidas a lo largo de los años, de la misma forma que los bancos no hayan reparado en las peculiaridades de las operaciones. Por ello, Gustavo Salle, abogado defensor de uno de los comerciantes, ingresó en el juzgado del crimen organizado una denuncia contra First Data-Master Card porque estima que existen “aspectos muy oscuros”, entre ellos las negociaciones que emprendió con los comercios antes de formalizar la denuncia. Según afirmó Salle en su programa de radio Fénix, First Data ofrecía, a cambio del pago de las transacciones con las tarjetas identificadas, no denunciarlos. Para Salle esa conducta implica una eventual extorsión.
Técnicos consultados aventuran que la maniobra puede haber sido una confabulación de altos empleados de First Data y los bancos, o puede ser una actividad empresarial de lavado de activos. Delimitar ambos extremos es el desafío de los magistrados, que por ahora llevan la investigación en total reserva. Por la sede del juzgado del crimen organizado están desfilando prominentes ejecutivos acompañados de notorios abogados defensores. Por ahora los primeros procesados sostienen los hilos más delgados –y quebradizos– de esta trama.
EDUARDO BARRENECHEjue may 7 2015
Según fuentes del caso, la investigación surgió
meses atrás a raíz de un testimonio de un indagado en el Juzgado de 2°
Turno, Pedro Salazar, por un caso de contrabando de celulares donde
fueron procesados varios comerciantes de plaza.
Ese individuo reveló en la sede de Salazar la
existencia de una maniobra multimillonaria con tarjetas clonadas y
presunto lavado de dinero en el país. Parte del expediente con dicho
testimonio pasó al juzgado de Crimen Organizado de 2° Turno, a cargo del
magistrado Néstor Valetti. El fiscal del caso es Gilberto Rodríguez.
En las actuaciones judiciales, que comenzaron el martes
5, Valetti inició indagatorias a comerciantes y trabajadores de
conocidas firmas, quienes usaron las tarjetas clonadas en su propio
beneficio por montos elevados.
Según fuentes del caso, se presume que las tarjetas de
créditos internacionales fueron clonadas en Paraguay y traídas a Uruguay
por delincuentes guaraníes y franceses, cuya identidad se desconoce
hasta ahora.
El martes pasado declararon siete comerciantes —entre
ellos varios procesados por el juez Salazar por un delito de
contrabando—. La indagatoria duró 12 horas. Ayer testificaron cinco
personas vinculadas a comercios de plaza. Un escribano, que declaró en
calidad de testigo, mostró a Valetti los escritos de compras de
propiedades supuestamente efectuadas con dinero extraído con las
tarjetas clonadas. De esa forma, el profesional presentó pruebas de que
no tenía ninguna vinculación con la maniobra delictiva.
En las próximas dos semanas continuarán las
indagatorias a personal vinculado con firmas de plaza para determinar si
estaban o no involucrados en la mega estafa.
En esta primera etapa, la investigación se centra en
cuantificar la maniobra. Las tarjetas clonadas fueron utilizadas en
decenas de compras de electrodomésticos y alimentos. También se presume
que pudieron ser utilizadas para la extracción de dinero en efectivo.
Durante las indagatorias efectuadas ayer por el juez
Valetti y el fiscal Rodríguez, con la participación de prestigiosos
abogados que defendían a comerciantes, se supo que algunas compras
fueron de entidad y que, en algunos casos, superaron los límites de
créditos de dichos plásticos.
También se constató que en un solo día se efectuaron reiteradas compras con las mismas tarjetas en conocidos comercios de plaza.
La investigación, que es realizada por la Dirección
de Crimen Organizado e Interpol y dirigida por el juez Valetti, también
apunta a conocer el origen de las tarjetas clonadas.
Una de las hipótesis manejadas por fuentes del caso
es que Valetti deberá enviar exhortos internacionales a Paraguay para
establecer si las mismas fueron clonadas en ese país. También se analiza
enviar el expediente a la Secretaría de Antilavado para que determine
si se trata de un caso de lavado de activos o no.
Millonarios.
La clonación de tarjetas de créditos se conoce con el nombre de "Skimming"
La mayoría de los métodos de clonación ya son
conocidos por la Policía. Por ejemplo, un empresario norteamericano
concurre a un restaurante en Europa. El mozo, junto con varios
cómplices, le realizan una copia de la banda magnética utilizando un
aparato casero. También se le sustraen la contraseña. Posteriormente,
esa información es volcada a una computadora. Luego estos individuos
venden esos datos a organizaciones delictivas generalmente rumanas o
búlgaras, quienes extraen la mayor cantidad de dinero posible con las
tarjetas antes de que el propietario de las mismas detecte el ilícito y
lo denuncie.
Hackers usan programas informáticos que les permiten
rastrear la red y obtener numeraciones de tarjetas de crédito y sus
contraseñas.
Otro tipo de maniobra más burda es colocar adentro
del cajero una cámara que filme la contraseña utilizada por el
propietario de la tarjeta para retirar dinero y una ranura falsa que
copia la banda magnética. Este sistema fue utilizado en Uruguay por dos
delincuentes colombianos, quienes fueron identificados y procesados por
la Justicia en 2013.
A mediados de 2011, efectivos de Crimen Organizado
fueron alertados de que en cajeros de Punta Carretas ocurrían reiterados
retiros de dinero utilizando tarjetas europeas. Tras un seguimiento
fueron detenidos ocho búlgaros.
En el hotel tenían 500 tarjetas clonadas.
En la cárcel tras vida de lujo.
Un hacker brasileño, experto en clonación de
tarjetas de crédito de ejecutivos, hoy se encuentra alojado en el penal
de Libertad luego de un pasaje por varias cárceles uruguayas.
Su vida parece de película. A los 19 años viajó a
Estados Unidos a estudiar tecnología en una conocida universidad. Allí
supo que podía conseguir a través de Internet o mediante contactos en
hoteles los números de tarjetas internacionales utilizadas por
ejecutivos de multinacionales. Un año después, el joven vivía una vida
de lujo con sus amigos en hoteles de primer nivel y viajando a países de
Europa, Asia y América Latina sin gastar un centésimo de su bolsillo.
La diversión se sustentaba con las estafas mediante la clonación de
tarjetas de crédito de ejecutivos.
A principios de 2013, el hacker se alojó en un
conocido hotel de Carrasco. Venía por la rambla en un auto de alta gama
alquilado.
Totalmente ebrio, el hacker pasó de largo de su
hotel. Entonces giró en redondo y subió la vereda de la rambla por
varios metros. Lo detuvo un patrullero. Cuando levantaron el asiento del
auto, los agentes encontraron tarjetas de crédito clonadas, cédulas y
pasaportes falsos. Fue alojado en el penal de Las Rosas (Maldonado).
Allí obtuvo 30 números de tarjetas internacionales a través de contactos
en hoteles de primer nivel. Junto con un recluso, también fue procesado
por esta causa.
La Policía brasileña cree que este hacker estafó en tres años a 400 multinacionales por más de US$ 4 millones.
http://www.elpais.com.uy/informacion/justicia-uruguaya-investiga-mayor-estafa.html
http://www.elpais.com.uy/informacion/procesado-mega-estafa-comenzo-comprando.html
Que lastima cayeron unos chorlitos los dueños de la pelota no se la devolvieron al vecino jejeee
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