miércoles, 25 de noviembre de 2015
Argentina en el día después
>>> Argentina: ¿Porqué cayó el kirchnerismo?
No olvidemos la economía
Autor: William Yohai
23 de noviembre de 2015
La gráfica que reproducimos más abajo es fuertemente provocativa. La economía creció, entre 2004 y 2011 a una tasa de 8,45% anual (un 59% para ese período). “Tasas chinas” las llamaban los kirchneristas en aquella, ya lejana, época.
A partir de 2011 la tasa anualizada de crecimiento se derrumba: es de 1,23%. Algo más de 3% para esos 3 años.
Este estancamiento se da, además, en un contexto de fuerte inflación. Al haber desde hace ya varios años falseado las cifras que proporcionaba el INDEC (de donde tomamos los datos que exhibimos aquí), resulta difícil saber su cuantía exacta. De todas formas ésta fue seguramente superior al 20%.
Estancamiento+inflación= estanflación
Vieja y temida por todos combinación de eventos macroeconómicos.
La evolución del vbp está, a su vez, estrechamente relacionada con los precios de las materias primas que Argentina exporta. Más aún, con la relación de los precios de intercambio. La gráfica que sigue es ilustrativa. Un número índice mayor equivale a una mejor relación (favorable al país) de aquellos. Dicho de otra forma cuando lo que se exporta se hace más caro en relación a lo que se importa el índice es mayor.
La similitud entre ambas gráficas es sugerente y se puede argumentar que hay una relación causal entre ambos fenómenos.
La última cifra de pobreza publicada por el INDEC data del primer semestre de 2013. Tiene fecha 29 de octubre de aquel año. O sea, por aquellos tiempos se daban a conocer los datos con apenas 3 meses de retraso. A partir de allí....silencio. Como uno es malpensado tendería a imaginarse que dichas cifras comenzaron a empeorar, después de haber caído en forma espectacular desde 2003. En efecto, las personas pobres pasaron de 54 a menos de 5%. Las indigentes disminuyeron desde 27% a menos de 2%.
Como lo que se utilizó fue el método del ingreso y éste relaciona los ingresos de las personas-hogares con una línea determinada a partir del costo de respectivas canastas de bienes y servicios cuyo precio se reajusta por inflación, no es disparatado imaginar que los desajustes del índice que mide la inflación hayan falseado las cifras. Por supuesto no es discutible que la pobreza y la indigencia cayeron signficativamente entre 2003 y 2013.
No adherimos a la peregrina idea de que existe una relación lineal, automática, determinista entre performance económica y resultados electorales.
Sin embargo es evidente que economía y política están fuertemente relacionadas.
En otros contextos ello puede no funcionar así. Cuba revolucionaria sufrió una crisis brutal en los años 90 cuando el derrumbe del campo socialista provocó una caída del pbi de más de 35% en pocos años. Hubo hambre en la isla. A pesar de lo cual el gobierno se mantuvo firme. Atribuir esta estabilidad política a la represión, en un país a apenas 90 millas del imperio yanki nos parece una tontería. Recordar como la represión no impidió la caída, por ejemplo, del régimen de Ceaucescu en Rumania. En Cuba las firmes convicciones ideológicas de la gran mayoría del pueblo permitieron resistir los cantos de sirena que fluían del norte.
No es el caso del gobierno de Cristina Fernández.
A pesar de que éste y, sobre todo, el de Néstor Kirchner supieron-pudieron crear un cierto espacio ideológico (nacional, popular y democrático, le decíamos antes), las falencias e incoherencias del mismo son demasiado grandes.
No sólo mantuvieron una economía capitalista con sus consiguientes desigualdades estructurales. Los mayores beneficiarios del “modelo” fueron grandes grupos empresarios concentrados.
Los mitos, como el de la industrialización, se cayeron ante el embate de la realidad. Como demuestran las cuentas nacionales (ver “Argentina industrialización; mito o realidad” en www.resonandoenfenix.blogspot.com) el país no se industrializó.
Cuando la cruda realidad de la masacre de 11 puso en blanco y negro la corruptela generalizada en el sistema de ferrocarriles privatizado por el menemismo y mantenido así por los gobiernos K Cristina tomó medidas dirigidas hacia la reestatización y adquisición de nuevas locomotoras y vagones. Pero a diferencia de décadas anteriores y a pesar de que aún existen las fábricas, se optó por importar de China.
Crecieron sí, mucho, las ganancias de los bancos.
Cobrarle detracciones (o retenciones) a los exportadores de materias primas es una medida importante y progresista. Pero no alcanza.
Por supuesto que muchos otros factores eminentemente políticos y subjetivos (desde la desgastada salud de la presidente hasta sus errores o incoherencias a la hora de nominar candidatos sin obviar varios escándalos de corrupción minuciosamente explotados y exagerados por el multimedio Clarín y sus mercenarios) han incidido en la derrota.
Sigo pensando, sin embargo, que los límites que la economía impuso al “modelo” están en el fondo de lo ocurrido.
Argentina no ha, al igual que Venezuela, Brasil, Uruguay, Ecuador, etc. roto con el esquema primarizado de su economía. Exporta materias primas con escaso o nulo nivel de industrialización e importa casi todo lo demás.
Está, por tanto, sujeta a los ciclos de precios relativos de aquellas materias primas. Y estamos en una etapa de caída sistemática de ellos.
Al mismo tiempo no se rompe, ya no el “modelo”, sino lo esencial: el modo de producción.
El entusiasmo que cualquier gobierno capitalista puede generar en las masas está siempre pendiente del bienestar económico que éstas experimenten.
La mística se agota relativamente pronto. La distancia entre “los de arriba” y “los de abajo” está siempre presente. Cuando se acaba la plata se termina el amor.
Lógica pura y demoledora.
¿Qué debería-debió hacer una izquierda con pretensiones socialistas en coyunturas como ésta?
Tengo la impresión de que ponerse como furgón de cola de regímenes burgueses en decadencia es táctica más bien funesta.
A mi entender se han exagerado las diferencias, aún en el plano internacional, entre el gobierno que hará Macri y el que pudo haber hecho Scioli.
Frente a todas sus debilidades y problemas económicos, Argentina tiene una fortaleza: una deuda externa reducida. Está en condiciones, dependiendo que el entorno internacional no se vuelva demasiado desfavorable demasiado rápido, de tomar ingentes cantidades de dinero prestado. A esto apostaban ambos candidatos.
Para ello había que: 1) “arreglar” con los buitres o holdouts. Tema simple (las cantidades involucradas no son demasiado grandes y se pagarán con títulos de deuda) y que será encarado inmediatamente por Macri. Lo hubiera sido igual por Scioli. 2) Volver al redil del “mundo civilizado”, occidental y cristiano, claro.
No creo que Scioli hubiera planteado desde el primer día, por ejemplo, expulsar a Venezuela del MERCOSUR. Pero un acercamiento con EEUU y el resto de la OTAN hubiera estado a la orden.
En nuestra humilde opinión lo sucedido demuestra los límites estrechos de las opciones “nacionales y populares”.
Nuestras “lumpen burguesías” son incapaces de generar desarrollo económico.
Algún día (esperemos no demasiado lejano) la clase trabajadora asumirá su papel de enterradora del capitalismo.
Hasta entonces seguiremos en estos juegos macabros que incluyen votar con la nariz tapada a los “menos malos”. Definitivamente éste no es el camino para lograr aquello.
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