>>> Un desastre
Contaminación en el Santa Lucía
Río revuelto
El río que abastece de agua potable a la mayor parte del país sigue en un escenario delicado. Las mediciones muestran altos niveles de riesgo y los controles aún detectan situaciones de deterioro, como la tala de monte nativo y el robo de arena. Ahora el gobierno anuncia “mano dura” para detener los daños.
La calidad del agua está entre "regular y muy mala"
ANDRÉS ROIZEN 01 noviembre 2015
El agua sigue revuelta en el río Santa Lucía.
El mayor proveedor de agua potable del país parece no encontrar paz y,
más allá de ser señalado una y otra vez como prioridad, y más allá de
grandes anuncios, de amplias intenciones y de planes específicos, sigue
enfrentando poderosas fuentes de afectación y focos de contaminación que
lo dejan en una situación muy delicada.
Hace solo 15 días, en un vuelo por la cuenca del Santa
Lucía, inspectores de la Intendencia de Canelones detectaron, con el
apoyo del Ministerio de Defensa, una importante acción de tala de monte
nativo sobre un terreno en la ribera del río. En el lugar se registró
una escena casi de película: al este de Pueblo Bolívar, un paraje
alejado al norte del departamento canario, una máquina retroexcavadora
con oruga arrasaba decenas de árboles como si fueran solo astillas que
se interponían en su camino.
.
Se dio aviso a la Dirección Nacional de Medio Ambiente
(Dinama) y enseguida se inspeccionó el lugar. Además de la tala de monte
nativo —prohibida en los márgenes del río— se constató la desviación y
desecación de bañados, y un gran impacto en una zona considerada
importante y vulnerable. Es que el monte nativo en la cuenca funciona
como filtro de sustancias, por eso su tala está especialmente prohibida.
Al relevar con detalle los daños, se observó que se
había afectado un predio de 100 metros de ancho desde el río hacia el
territorio. Además, se obstruyó un desagüe natural que da al cauce, se
realizó una excavación de más de 5.000 metros cuadrados y de cuatro
metros de profundidad, y se levantó un terraplén de tres metros de
altura. Un desastre.
Ante una escena de ese calibre, tanto jerarcas del
gobierno como autoridades locales y especialistas en el cuidado
ambiental expresan asombro, aunque luego admiten que en la zona aún se
dan con frecuencia episodios de similar gravedad. La tala de monte
nativo, los cultivos sobre la ribera del río, los establecimientos
ganaderos cercanos al agua y también el robo de arena del río están
consolidadas como las principales causas de daño del Santa Lucía, además
de las irregularidades de unas 24 industrias que aportan entre el 5% y
el 10% de la contaminación del cauce.
Con ese panorama, la situación actual del Santa Lucía
rápidamente remite a marzo de 2013, cuando sonó la primera alarma. En
aquel momento, el olor y el sabor desagradable en el agua de OSE
alertaron a todo el país y eso generó que, en poco tiempo, el gobierno
anunciara una serie de medidas para hacer frente a la situación. El
tiempo transcurrió sin novedades, hasta que con la asunción del gobierno
de Tabaré Vázquez, el tema volvió al tapete: apenas llegó a Torre
Ejecutiva, el primer mandatario reunió a los ministros del área y al
presidente de OSE y les pidió que concretaran acciones para el cuidado
del río, además de exigir informes cada dos meses.
Sin embargo, con el paso de los meses esa exigencia
no se tradujo en mayores cambios, y ahora, a partir del caso de Pueblo
Bolívar, el gobierno busca renovar el énfasis sobre el asunto. Tal es
así que, una vez más, la administración anuncia que hará hincapié en el
control del río que abastece a casi 2.000.000 de personas y aporta el
95% del agua que utiliza OSE.
(DINAMA) detectó que 300 de los 3.000 padrones que cumplen actividades agrarias en las márgenes del río Santa Lucía no tienen sus cultivos a la distancia exigida de los cursos de agua, para evitar la contaminación con agroquímicos.
El director nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, afirmó esta semana en diálogo con El País que ya pasó el tiempo de "informar" y de anunciar el cuidado que hace falta tener sobre el río, y avisó que el gobierno no hará concesiones a la hora de sancionar a quienes incumplan la normativa.
"No vamos a ser flexibles. Proteger la calidad del
agua es una prioridad para el país y queremos dar una respuesta en
bloque. Que la gente sepa que no puede tocar el Santa Lucía, que hay
protocolos de cómo actuar ahí, que no se puede entrar con una
retroexcavadora y desatar una escena parecida a esas que vemos en el
Amazonas, cuando entran a limpiar todo", afirmó el jerarca.
>>> Gobierno y privados lo niegan
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Pocos ojos.
Pero más allá de ese objetivo, y a pesar de que la
Intendencia de Canelones y el Ministerio de Vivienda anunciaron la
semana pasada que concretarán un protocolo común de monitoreo del río,
el correcto control del lugar, y por lo tanto su adecuada preservación,
siguen siendo objeto de dudas.
Es que el Santa Lucía, que se extiende por 257
kilómetros, cuya cuenca cubre cerca de 13.500 kilómetros cuadrados (7,6%
de la superficie nacional), y sobre el cual vive medio millón de
habitantes, es un gran rompecabezas. El río atraviesa el departamento de
Lavalleja y forma el límite departamental de Canelones con Florida y
San José, y de San José con Montevideo. Por eso, la decisión de cómo
debe cubrirse y quién debe encargarse de cada aspecto son asuntos que
dificultan la tarea a diario. Esto explica que aún se den episodios de
fuerte afectación en toda la cuenca.
Las situaciones de daño ambiental son admitidas por
jerarcas del gobierno, autoridades departamentales y locales, y
especialistas en la materia. Igual, a la misma vez, algunos se muestran
confiados de que este nuevo anuncio de trabajo en el lugar traerá
soluciones, y otros parecen ya no poder creer nada y solo necesitar
resultados.
Agua de los caños
Agua de los caños
"Lo de Pueblo Bolívar fue una alerta, porque si eso
está pasando ahí, puede estar pasando en otro lado", admite Nario, que
en ese marco afirma: "Tenemos que mostrar que cuando detectemos algo
seremos muy contundentes, para que la gente sepa que si infringe las
normas va a tener problemas".
En cambio, para Luis Aubriot, doctor en Ciencias
Biológicas, docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la
Universidad de la República, el hecho de que se registren casos de
grandes talas de monte nativo resulta difícil de entender. "Llama la
atención que en la cuenca del Santa Lucía se sigan registrando casos
como el que ocurrió en Pueblo Bolívar. Llama la atención porque se
supone que es una de las cuencas más vigiladas del país, si no es la más
vigilada. Nos genera preocupación que a pesar de que hay un plan de
medidas tan estricto, todavía existen este tipo de situaciones. Y nos
lleva a pensar qué podemos esperar para el resto de las cuencas del
país", dijo el experto.
Aubriot, que lleva varios años estudiando la
situación del Santa Lucía, expresó: "Se ha comprobado que en muchos
sectores de la cuenca se ha deforestado de la misma forma que ocurrió en
la zona cercana a Pueblo Bolívar. Hay casos alarmantes, lugares en los
que se ha deforestado hasta la costa y aparentemente eso aún no se ha
detenido".
Para el investigador, es "buena cosa que se esté
patrullando la cuenca", aunque entendió que aún hace falta mayor
intensidad, más vuelos y una mayor presencia de guardaparques.
En tanto, para Raúl Estramil, alcalde de Santa
Lucía, también hace falta mejorar los controles, además de lograr un
fuerte avance en la comunicación entre las partes involucradas. "Hay una
serie de elementos que generan presión constante sobre el río y por eso
hace falta tener un control permanente sobre el lugar", dijo el
alcalde.
.
Entendió que hace falta contar con más
guardaparques, más recorridas por la zona y también dotar de más
herramientas a los gobiernos locales para que puedan desplazarse por el
lugar. Así, puso como ejemplo que la alcaldía de Santa Lucía, la ciudad
más grande sobre el río, no tiene ni siquiera un vehículo para poder
responder ante cualquier denuncia o imprevisto en la cuenca.
En tanto, el director general de Gestión Ambiental
de la Intendencia de Canelones, Leonardo Herou, consideró que las
medidas que el gobierno nacional ha tomado para el río son un "muy buen
paraguas para trabajar en los problemas del Santa Lucía, y marcan un
camino para avanzar". Y opinó, en igual medida, que "las intendencias y
municipios tienen, pueden, y deben hacer muchas más cosas". Herou
admitió que "a veces los recursos no son suficientes", pero dijo que en
eso se trabaja con el gobierno nacional.
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