Lunes 23 • Noviembre • 2015
Una adolescente, estudiante de secundaria y del Centro
de Capacitación y Producción (Cecap), fue golpeada, insultada y
perseguida por policías de la Seccional 12ª de Montevideo. Los
educadores del centro, testigos del hecho, preparan una denuncia penal.
La Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) analiza el tema. El
Servicio Paz y Justicia (Serpaj) alerta que “generalmente los casos de
violencia institucional son contra niñas, niños y adolescentes”.
Según los referentes educativos del Cecap, que fueron testigos
del hecho, el martes 10 de noviembre al mediodía un grupo de estudiantes
del centro conversaba frente a la institución, sobre el murito del
Centro Tiburcio Cachón. Paró un patrullero, que estaba fuera de su zona
-pertenece a la 2 y estaban en la zona 3-, y de él se bajaron dos
policías que quisieron cachear a los jóvenes. Una de las estudiantes se
negó, alegando que era menor de edad y que, en todo caso, tendría que
hacerlo una policía mujer.
Los dos policías se abalanzaron sobre ella, la golpearon con un puño, le tiraron del pelo, la pasaron de un lado del murito al otro y la insultaron. Ella gritó y lloró. Dos vecinos que pasaban por allí, un hombre y una mujer, fueron a ayudarla.
.
Mientras, los otros chiquilines del grupo corrieron al Cecap y avisaron a los referentes educativos qué estaba sucediendo a unos 100 metros de allí. “La están cagando a palos”, escuchó de la boca de uno de ellos la educadora Mayte García. Y corrió. Con ella salieron tres funcionarias más, que aseguran que escucharon los gritos de la joven desde mucho antes de llegar. Cuando llegaron, los dos vecinos intentaban explicar a los policías que no le pueden pegar a una estudiante, y los dos policías “forcejeaban” con la adolescente, que tenía los brazos en su espalda, bajo la presión de la cachiporra. Fernando Zas, uno de los educadores, contó que intentaron dialogar con los policías, para hacerlos entrar en razón, pero fue en vano. Cecilia Ferreira, también educadora del centro, les pidió que la soltaran, les dijo que la estaban lastimando; como respuesta recibió una amenaza: ser detenida por obstrucción del procedimiento policial.
Después llegaron tres patrulleros más. También lo hizo la coordinadora de la institución, Cristina Levaggi, que no fue reconocida como autoridad por la Policía; la directora no estaba. Uno de los autos traía a una policía mujer, que fue la que finalmente le puso las esposas a la chiquilina, y junto a otro funcionario, la arrastró hasta que logró meterla en el auto.
Segundos antes, uno de los educadores se había parado junto a la puerta del patrullero y repetía a los oficiales que había llegado la coordinadora del Cecap, que hablaran con ella. Otra vez, otra amenaza: “Si no te vas, te disparo”. Y la mano en la culata. Durante, antes y después, los policías decían su verdad: “Estos gurises de 15 años los mandan a ustedes”, les decían a los educadores. Se referían a ellos como “estos pichis de mierda”.
Para ese momento habían salido varios educadores más, y aunque la idea original era lograr que no se la llevaran, se conformaron con conseguir que los policías aceptaran que uno de ellos la acompañara. Simultáneamente, otros educadores intentaban contener a los demás estudiantes, que estaban indignados y sentían, como todos los allí presentes que no representaban a la fuerza policial, la impotencia a flor de piel. Los hicieron entrar al local del centro de estudio, pero los jóvenes, al ver que habían hecho ingresar a su compañera al patrullero, tiraron piedras. Los educadores los detuvieron inmediatamente, y llegaron a suspender a dos de ellas.
Pero la respuesta de la Policía fue inmediata: prendieron las sirenas y amenazaron, otra vez, con balear. Se desprendieron, por segunda vez, la canana. A todo esto, los dos vecinos que habían intentado proteger a la joven ya estaban dentro de un patrullero. Zas cuenta que pudo ver cómo uno de los policías provocó al hombre, tirándosele arriba y poniendo su cara muy cerca de la de él, pero no consiguió ninguna reacción violenta.
A ella la pusieron contra el auto y con violencia, a los empujones,
la metieron dentro. A él lo tiraron al piso, y con la rodilla de uno de
los policías en la espalda, lo esposaron.
Mientras sucedía todo esto, Ferreira llamó al 08005000 -una línea que depende de la Dirección de Asuntos Internos del Ministerio del Interior (MI) y recibe llamadas relativas al funcionamiento policial- y denunció los hechos y el abuso.
El educador que acompañó a la estudiante contó que el patrullero iba rápido y aceleraba en las curvas, para que se golpearan. La joven les decía cosas, seguramente los insultaba, presume Zas, y ellos, provocadores, le ponían el radioescucha y le decían: “Dale, seguí hablando”, “dale, un poquito más”.
Los padres de la joven fueron a la comisaría de la Seccional 12ª, pero no les permitieron hacer la denuncia sobre los hechos de abuso. Levaggi, que también había ido, la pudo hacer horas más tarde, cerca de las 18.00, pero una vez que la administrativa le tomó los datos hizo un bollito con el papel y lo tiró a la cara de la madre. Los vecinos que también estaban ahí se fueron, sin explicaciones de por qué los habían llevado, dos horas y media después. A ellos tampoco les dejaron hacer la denuncia.
Lejos de amedrentarse por la denuncia de los educadores y Levaggi, los policías de la Seccional 12ª persiguieron el jueves 12 en moto a la joven cuando iba del Cecap a la casa; le gritaban cosas y la llamaban por su nombre. El viernes 13 la siguió un patrullero; esta vez iba con amigas, compañeras del Cecap, y aunque ella no lo puede asegurar, sus acompañantes dicen que eran los mismos policías que la golpearon. Se rieron de ella y se burlaron de que se había teñido el pelo.
Ese jueves los trabajadores del Cecap se reunieron en asamblea. Tomaron varias resoluciones, entre ellas hacer una relatoría de los hechos y la denuncia ante las instituciones que correspondan. Están preparando una denuncia penal.
El viernes se entrevistaron con Eduardo Florio, del MI, que les recomendó que hicieran la denuncia en Asuntos Internos. Sumaron 15 testimonios a la denuncia telefónica. Ese mismo viernes, Mauro Tomasini, del Serpaj, horas antes había acompañado a la joven a la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) para hacer la denuncia.
La revisó un forense. Se supone que esta semana el juzgado correspondiente recibirá el informe. A partir de entonces se definirá si la INDDHH hace una denuncia de oficio o penal.
Lo peor no empezó acá
Éste no fue el primer episodio de abuso policial que vivieron en el Cecap. Zas, Ferreira y García contaron que la violencia fue aumentando en cada instancia, y aunque el hostigamiento no comenzó el año pasado, recuerdan que en la segunda mitad del año tuvieron un encontronazo con la Guardia Republicana. Supuestamente, algunos estudiantes habían insultado a los miembros del grupo de choque, por lo que ellos, enojados, ingresaron a la institución. Los educadores tuvieron que mediar y explicarles que no podían entrar, y menos armados.
El 8 de junio, la Policía puso contra la pared y abrió de piernas y brazos a 12 estudiantes porque estaban fumando marihuana. Los cachearon.
Los educadores interfirieron, les explicaron cuál es la legislación vigente, y la respuesta que obtuvieron fue que algo tuvieron que haber hecho para conseguirla: cometer un delito. “Quedó claro que a algunos los ampara la ley, pero a otros no”, sostuvo Zas.
A fines de agosto también se vivió una situación violenta: tres policías entraron armados, persiguiendo a un muchacho que supuestamente había robado una bicicleta; los educadores aseguran que era suya e impidieron que se lo llevaran.
La conclusión que sacan los educadores es que cierto personal policial no está preparado para las funciones que desempeña ni para lidiar con adolescentes. Consideran que es inadmisible que en vez de cuidar a los jóvenes generen hechos de violencia. Sostienen que aunque ellos trabajan “todos los días para que los gurises vean en la Policía no a un enemigo sino a una fuente de protección”, estos hechos tiran abajo todo ese trabajo.
Tomasini aseguró que el problema es que en este país “un gurí casi no tiene garantías si no tiene acceso a la Justicia y un patrocinador pago”.
También ocurre que hay una política institucional sobre determinados grupos sociales -en los que “se depositan todas las culpas de los males sociales”-, diferente de la de otros, “porque generalmente los casos de violencia institucional son contra niñas, niños y adolescentes”. La mayoría ocurre en “lugares ilegitimados: en Cecap, clubes juveniles y liceos periféricos”.
“La política no se puede separar de las acciones concretas”, afirmó Tomasini, “aquí no hay mecanismos eficientes de respuestas estatales”.
Los dos policías se abalanzaron sobre ella, la golpearon con un puño, le tiraron del pelo, la pasaron de un lado del murito al otro y la insultaron. Ella gritó y lloró. Dos vecinos que pasaban por allí, un hombre y una mujer, fueron a ayudarla.
Mientras, los otros chiquilines del grupo corrieron al Cecap y avisaron a los referentes educativos qué estaba sucediendo a unos 100 metros de allí. “La están cagando a palos”, escuchó de la boca de uno de ellos la educadora Mayte García. Y corrió. Con ella salieron tres funcionarias más, que aseguran que escucharon los gritos de la joven desde mucho antes de llegar. Cuando llegaron, los dos vecinos intentaban explicar a los policías que no le pueden pegar a una estudiante, y los dos policías “forcejeaban” con la adolescente, que tenía los brazos en su espalda, bajo la presión de la cachiporra. Fernando Zas, uno de los educadores, contó que intentaron dialogar con los policías, para hacerlos entrar en razón, pero fue en vano. Cecilia Ferreira, también educadora del centro, les pidió que la soltaran, les dijo que la estaban lastimando; como respuesta recibió una amenaza: ser detenida por obstrucción del procedimiento policial.
Después llegaron tres patrulleros más. También lo hizo la coordinadora de la institución, Cristina Levaggi, que no fue reconocida como autoridad por la Policía; la directora no estaba. Uno de los autos traía a una policía mujer, que fue la que finalmente le puso las esposas a la chiquilina, y junto a otro funcionario, la arrastró hasta que logró meterla en el auto.
Segundos antes, uno de los educadores se había parado junto a la puerta del patrullero y repetía a los oficiales que había llegado la coordinadora del Cecap, que hablaran con ella. Otra vez, otra amenaza: “Si no te vas, te disparo”. Y la mano en la culata. Durante, antes y después, los policías decían su verdad: “Estos gurises de 15 años los mandan a ustedes”, les decían a los educadores. Se referían a ellos como “estos pichis de mierda”.
Para ese momento habían salido varios educadores más, y aunque la idea original era lograr que no se la llevaran, se conformaron con conseguir que los policías aceptaran que uno de ellos la acompañara. Simultáneamente, otros educadores intentaban contener a los demás estudiantes, que estaban indignados y sentían, como todos los allí presentes que no representaban a la fuerza policial, la impotencia a flor de piel. Los hicieron entrar al local del centro de estudio, pero los jóvenes, al ver que habían hecho ingresar a su compañera al patrullero, tiraron piedras. Los educadores los detuvieron inmediatamente, y llegaron a suspender a dos de ellas.
Pero la respuesta de la Policía fue inmediata: prendieron las sirenas y amenazaron, otra vez, con balear. Se desprendieron, por segunda vez, la canana. A todo esto, los dos vecinos que habían intentado proteger a la joven ya estaban dentro de un patrullero. Zas cuenta que pudo ver cómo uno de los policías provocó al hombre, tirándosele arriba y poniendo su cara muy cerca de la de él, pero no consiguió ninguna reacción violenta.
La misma cartera
Según el informe que la INDDHH elevó en 2014 a la Asamblea General, 16,5% de las denuncias iniciadas de parte o de oficio ante esa institución son contra el Ministerio del Interior. Le sigue con 10,2% el Poder Judicial. Desde Serpaj sostienen que la Seccional 12ª es la que tiene más denuncias de abuso.Mientras sucedía todo esto, Ferreira llamó al 08005000 -una línea que depende de la Dirección de Asuntos Internos del Ministerio del Interior (MI) y recibe llamadas relativas al funcionamiento policial- y denunció los hechos y el abuso.
El educador que acompañó a la estudiante contó que el patrullero iba rápido y aceleraba en las curvas, para que se golpearan. La joven les decía cosas, seguramente los insultaba, presume Zas, y ellos, provocadores, le ponían el radioescucha y le decían: “Dale, seguí hablando”, “dale, un poquito más”.
Los padres de la joven fueron a la comisaría de la Seccional 12ª, pero no les permitieron hacer la denuncia sobre los hechos de abuso. Levaggi, que también había ido, la pudo hacer horas más tarde, cerca de las 18.00, pero una vez que la administrativa le tomó los datos hizo un bollito con el papel y lo tiró a la cara de la madre. Los vecinos que también estaban ahí se fueron, sin explicaciones de por qué los habían llevado, dos horas y media después. A ellos tampoco les dejaron hacer la denuncia.
Lejos de amedrentarse por la denuncia de los educadores y Levaggi, los policías de la Seccional 12ª persiguieron el jueves 12 en moto a la joven cuando iba del Cecap a la casa; le gritaban cosas y la llamaban por su nombre. El viernes 13 la siguió un patrullero; esta vez iba con amigas, compañeras del Cecap, y aunque ella no lo puede asegurar, sus acompañantes dicen que eran los mismos policías que la golpearon. Se rieron de ella y se burlaron de que se había teñido el pelo.
Ese jueves los trabajadores del Cecap se reunieron en asamblea. Tomaron varias resoluciones, entre ellas hacer una relatoría de los hechos y la denuncia ante las instituciones que correspondan. Están preparando una denuncia penal.
El viernes se entrevistaron con Eduardo Florio, del MI, que les recomendó que hicieran la denuncia en Asuntos Internos. Sumaron 15 testimonios a la denuncia telefónica. Ese mismo viernes, Mauro Tomasini, del Serpaj, horas antes había acompañado a la joven a la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) para hacer la denuncia.
La revisó un forense. Se supone que esta semana el juzgado correspondiente recibirá el informe. A partir de entonces se definirá si la INDDHH hace una denuncia de oficio o penal.
YoTeLoDije: denuncian abuso policial en la 12 contra una adolescente. by Alejandra Casablanca on Mixcloud
Éste no fue el primer episodio de abuso policial que vivieron en el Cecap. Zas, Ferreira y García contaron que la violencia fue aumentando en cada instancia, y aunque el hostigamiento no comenzó el año pasado, recuerdan que en la segunda mitad del año tuvieron un encontronazo con la Guardia Republicana. Supuestamente, algunos estudiantes habían insultado a los miembros del grupo de choque, por lo que ellos, enojados, ingresaron a la institución. Los educadores tuvieron que mediar y explicarles que no podían entrar, y menos armados.
El 8 de junio, la Policía puso contra la pared y abrió de piernas y brazos a 12 estudiantes porque estaban fumando marihuana. Los cachearon.
Los educadores interfirieron, les explicaron cuál es la legislación vigente, y la respuesta que obtuvieron fue que algo tuvieron que haber hecho para conseguirla: cometer un delito. “Quedó claro que a algunos los ampara la ley, pero a otros no”, sostuvo Zas.
A fines de agosto también se vivió una situación violenta: tres policías entraron armados, persiguiendo a un muchacho que supuestamente había robado una bicicleta; los educadores aseguran que era suya e impidieron que se lo llevaran.
La conclusión que sacan los educadores es que cierto personal policial no está preparado para las funciones que desempeña ni para lidiar con adolescentes. Consideran que es inadmisible que en vez de cuidar a los jóvenes generen hechos de violencia. Sostienen que aunque ellos trabajan “todos los días para que los gurises vean en la Policía no a un enemigo sino a una fuente de protección”, estos hechos tiran abajo todo ese trabajo.
Tomasini aseguró que el problema es que en este país “un gurí casi no tiene garantías si no tiene acceso a la Justicia y un patrocinador pago”.
También ocurre que hay una política institucional sobre determinados grupos sociales -en los que “se depositan todas las culpas de los males sociales”-, diferente de la de otros, “porque generalmente los casos de violencia institucional son contra niñas, niños y adolescentes”. La mayoría ocurre en “lugares ilegitimados: en Cecap, clubes juveniles y liceos periféricos”.
“La política no se puede separar de las acciones concretas”, afirmó Tomasini, “aquí no hay mecanismos eficientes de respuestas estatales”.
>>> Recibo
Paso a comentantarle lo que me ocurrio el 1ro. De Setiembre en Pando a la hora 9.30 mas o menos
En la mañana a eso de las 9 salimos en el auto con mi hijo (militar), mi hija (menor) y mi yerno, a cobrar el sueldo de mi hijo y de mi esposa.
Nos dirigimos a la Camara Comercial de Pando, donde a pesar de tratar de estacionar no pudimos. Asi que seguimos viaje hasta el cajero ubicado frente al BHU de Pando, alli mi hijo cobro su sueldo y pasamos a ir a La Casa de la Computadora donde deje una torre y levante otra.
De ahi fuimos a Cambio Iberia donde tampoco pudimos estacionar por lo que seguimos por Avda.Artigas hasta Garibaldi de ahi a 18 de Julio y Ruta 8 hasta Devoto.
El cajero de BROU ubicado en Devoto no tenia dinero en ese momento por lo que mi yerno y yofuimos a pagar con debito una cuenta en Abitab de ahi mismo y volvimoa al cajero a ver si se habia terminado de cargar. Al estar vacio nos dirigimos al Redbank que esta en el estacionamiento cruzando por la farmacia . Mi hija y mi hijo quedaron en Devoto comprando.
Al llegar mi yerno y yo a la cola del cajero, se nos avalanza un Policia (de particular y no se identifico) tira a mi yerno al suelo y le apunta en la cabeza con el arma
A mi se me coloca contra la pared y se me pregunta si estaba alguien mas con nosotros por lo que les digo que mis hijos. Al ir a buscarlos la Policia, tira a mi hijo al piso y le tira una bolsa que llevaba con un termo y yerba que habia comprado. Son ellos dos colcados contra el auto (al levantar a mi hijo se le tuerce el brazo).
El cacheo a mi hija a pesar de que habia policia femenina al parecer se lo iba a hacer un masculino (la policia feminina estaba al lado mio quiso ir y se volvio porque le hicieron señas) y despues la llamaron.
Nos llevaron a la Comisaria 7a (en el patrullero le manifeste al Policia que me acompañaba que tenia dinero en el morral y me dijo quedate tranquilo, al llegar a la Comisaria el morral que iba en el Patrullero conmigo no era el mio, el mio iba en otro y el que llevaban no sabian de quien era)
Se procedio a tomarnos varias veces los datos. Despues de haber declarado yo y mi yerno el Policia que nos custodiaba (que segun manifestaciones que hizo a sus compañeros no era de Seccional 7a.) que se habia pasado pasando mensajes en el celular procede porque si a abrirle la piernas a mi yerno Y le dice "te gusta la 9 mm" a lo que mi yerno procedio a contestarle que la tenia en la cabeza. Al darme cuenta que se trataba de una provocacion le pedi a mi yerno que se callara. Al salir mi hijo el mismo policia le dice "a vos ya te habiamos agarrado con un auto con problemas" a lo que mi hijo respondio que ni siquiera sabia manejar.
Posteriormete el mismo se dirige a los 3 diciendo "estamos viendo si es solo lo de auto o tienen algo mas si es asi quedaran adentro " por lo que le dije al policia que mas le convenia no seguir provocando.
Agrego que los tres hombres fuimos esposados desde el primer momento hasta que el Juez ordeno la libertad y permanecimos de pie y de frente contra la pared al pasillo frente a los calabozos de Seccional 7ª. , mientras que mi hija le fueron sacadas las esposas al rato de llegar a la Seccional y conducida SOLA a la Ofina de la misma. Destaco que en el PARTE POLICIAL no figura en ningún momento el nombre de mi hija MACARENA RODRIGUEZ como tampoco le fueron tomadas declaraciones NI ANTE MI DETENCION SE CITO EN NINGUN MOMENTO A LA MADRE PARA QUE LA ACOMPAÑA, NI TAMPOCO A MI HIJO MAYOR QUE SE ENCONTRABA EN MI DOMICILIO, el que se entero por las mis compañeras del Observatorio de Discapacidad que nos acompañaron desde que se enteraron al ir a la revisacin medica en CAAMPEPA, y con quien debía reunirme con el Director de este Centro de Asistencia La"noticia" fue publicada en facebook por El Megafono Pando como intento de copamiento en Camara Comercial de Pando y en Devoto. Luego fue desmentida, tambien fue publicada por Pica TV y difundida en Radio 89.3 El Molino de Pando
Despues de 4 hora en la comisaria, de que me perdi una reunion con el Director de CAAMEPA, mi hijo no pudo viajar a Florida y mi yerno perdio la mañana de trabajo fuimos "liberados" sin mas explicaciones que estaban buscando a uno de capucha amarrilla (ninguno de nosotros llevaba capucha amarilla) y que habiamos dado demasiadas vueltas por lugares de cobro.
Ya solicite a Devoto por intermedio de un amigo las filamciones de ayer a la mañana, la Camara Comercial de Pando tambien tiene camaras exteriores, uno de los funcionarios de Farmashop, que funciona al lado de Devoto, me manifestó que habían visto lo ocurrido y tambien estan hechas las denuncias ante el Ministro del Interior, el Ministerio del Interior, Jefe de Policia de Canelones (el que me hizo comunicar telefonicamente por medio de uno de sus ayudantes el 8/9 que había solicitado informes al Jefe de Zona) y Asuntos Internos de Ministerio (la que me cito a ratificar la denuncia el dia 21 de Octubre a la hora 9.30 con el Dr. Rony Griot, denuncia Nro. 2015/4/1/0011974 , Comision de Derechos Humanos del Parlamento (secretaria, de quien ya recibi acuse recibo) Integrantes de la Comision Especial de Seguridad y Convivencia, Secreataria de la Comision Especial de Seguridad y Convivencia, esta ya acuso recibo. (ambos de Diputados) , Comision Especial de Seguridad y Convivencia del Senado (secretaria) y Convivencia e Institucion Nacional de Derechos Humanos. (Esta ultima ya me confirmo la recepción de la denunciay 700/15 (Ariana) y pidió informees al Ministerio del Interior) Con fecha 10 de Noviembre me comunica un amigo que es Gerente de Grupo Disco, que el personal policial actuante según manifestaciones de empleados de Devoto Pando, no aviso a la Gerencia que iba a intervenir entrando armados al Supermercado por la puerta del frente (en el Super fueron detenidos mis hijos) y también saltando los muros del fondo que dan al deposito.
Destaco que los móviles policiales cuando llegamos al estacionamiento de Devoto ya se encontraban apostados allí una camioneta y 3 patrulleros en el Estacionamiento y otros en distintas partes.
Tambien que terminado mi interrogatorio le pregunte al Comisario Campos a quien buscaban (ya que somos conocidos con el desde hace muchos años) y me manifestó que a alguien de capucha AMARILLA, mi yerno iba de capucha VERDE y mi hijo de buzo rayado amarillo y negro. Dia; 23/11/15 me entero por medio de conocidos que el auto (que por orden judicial fue trasladado al Deposito Judicial de Suarez)le fueron cambiadas piezas de su motor
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