Brecha 5 de enero 2018
El disgusto ocasionado a raíz de las iniciativas del gobierno para reducir privilegios en sus ingresos más onerosos parece haber motivado la incursión de los militares retirados en la política partidaria. A través de alianzas blanquicoloradas, el Movimiento Unidos Podemos busca promover al Senado a un general retirado del Ejército. Otro sector de las Fuerzas Armadas intenta conformar el denominado Partido Orden Republicano. Expertos en la materia estiman que, más allá de sus planes electorales, estos agrupamientos de tipo “corporativo” no van por buen camino.
Militares retirados se agrupan en un movimiento pensando en llegar al Parlamento
Integrado
mayormente por militares retirados, en los últimos días comenzó a
funcionar el Movimiento Unidos Podemos, con el objetivo de formar parte
de la vida política e ingresar al Parlamento como una fuerza de
oposición en las próximas elecciones.
En conversación con El País, uno de sus integrantes, el general retirado de las Fuerzas Armadas (FFAA) Hebert Fígoli, sostuvo que el movimiento se encuentra en su "etapa inicial" y que en los próximos días se elegirá un presidente para el comité ejecutivo nacional transitorio del sector.
La idea de ingresar a la vida política partidaria surge "del intercambio de opiniones entre personal retirado de las FFAA y también de algunos civiles. La intención es que el movimiento posteriormente se alinee con el Partido Colorado o el Partido Nacional.
Previamente, el comité va a "desarrollar un programa de principios", con sus "diferentes alternativas de acción política". Esto comenzará a llevarse a cabo después de la asamblea general extraordinaria prevista para el próximo lunes, en la que se elegirán a las autoridades formales, señaló Fïgoli.
El militar retirado sostuvo que en las últimas semanas "se han recogido opiniones en Montevideo y el interior, de manera de conformar una masa crítica inicial que permita formar el movimiento y empezar a trabajar" para definir "cuál es el norte que va a orientar las acciones" del sector, con el objetivo de "lograr una representación parlamentaria".
En conversación con El País, uno de sus integrantes, el general retirado de las Fuerzas Armadas (FFAA) Hebert Fígoli, sostuvo que el movimiento se encuentra en su "etapa inicial" y que en los próximos días se elegirá un presidente para el comité ejecutivo nacional transitorio del sector.
La idea de ingresar a la vida política partidaria surge "del intercambio de opiniones entre personal retirado de las FFAA y también de algunos civiles. La intención es que el movimiento posteriormente se alinee con el Partido Colorado o el Partido Nacional.
Previamente, el comité va a "desarrollar un programa de principios", con sus "diferentes alternativas de acción política". Esto comenzará a llevarse a cabo después de la asamblea general extraordinaria prevista para el próximo lunes, en la que se elegirán a las autoridades formales, señaló Fïgoli.
El militar retirado sostuvo que en las últimas semanas "se han recogido opiniones en Montevideo y el interior, de manera de conformar una masa crítica inicial que permita formar el movimiento y empezar a trabajar" para definir "cuál es el norte que va a orientar las acciones" del sector, con el objetivo de "lograr una representación parlamentaria".
Fígoli,
que encabeza el grupo coordinador de retirados y pensionistas que se
oponen a la reforma de las jubilaciones militares que proyecta el
gobierno del Frente Amplio, dijo que este tema y "todos los que hacen a
las FFAA, pero con énfasis en lo que afecta al personal retirado",
estarán "en consideración" en la agenda del Movimiento Unidos Podemos.
Según el general retirado, de las asambleas preliminares que se han llevado a cabo participaron entre "300 y 400 personas".
Consultado sobre por qué se planea que el sector se integre a uno de los partidos tradicionales y no al oficialismo o incluso a otro partido de la oposición como el Partido Independiente o el Partido de la Gente, Fígoli respondió que "hasta ahora no se percibe la intención de que el movimiento pudiera alinearse al oficialismo" y que pasa más "por pensar un movimiento que haga expresión de contenidos y de acción en la oposición y no en el oficialismo".
"Lo importante en este momento es crear una masa crítica: conexiones en el interior a través de representantes que puedan ser el canal conductor a los conciudadanos, de manera de transmitir los principios, las ideas, los valores, para darle vida a este movimiento de total naturaleza política", señaló..
Según el general retirado, de las asambleas preliminares que se han llevado a cabo participaron entre "300 y 400 personas".
Consultado sobre por qué se planea que el sector se integre a uno de los partidos tradicionales y no al oficialismo o incluso a otro partido de la oposición como el Partido Independiente o el Partido de la Gente, Fígoli respondió que "hasta ahora no se percibe la intención de que el movimiento pudiera alinearse al oficialismo" y que pasa más "por pensar un movimiento que haga expresión de contenidos y de acción en la oposición y no en el oficialismo".
"Lo importante en este momento es crear una masa crítica: conexiones en el interior a través de representantes que puedan ser el canal conductor a los conciudadanos, de manera de transmitir los principios, las ideas, los valores, para darle vida a este movimiento de total naturaleza política", señaló..
"Que nuestra voz sea escuchada"
Otro integrante del Movimiento Unidos Podemos, el coronel retirado Héctor Rovira, dijo el martes al diario El Profesional
de Cerro Largo que "sentimos la necesidad de agruparnos para tener un
representante a nivel parlamentario y que nuestra voz sea escuchada con
nuestros reclamos, sin tener que apelar a diputados intermediarios", con
el objetivo de "unir el voto del retirado militar que hoy está
preocupado por un montón de temas que no ve solución en el Parlamento”.
"No solamente queremos que lo integren retirados militares sino también gente que piense como nosotros y que pueda acercarse para ingresar nuestras filas”, declaró Rovira.
"No solamente queremos que lo integren retirados militares sino también gente que piense como nosotros y que pueda acercarse para ingresar nuestras filas”, declaró Rovira.
Hebert Fígoli, integrante del Movimiento Unidos Podemos.
Coroneles,
tenientes coroneles, mayores y capitanes que ya no están en actividad,
comenzaron a reunirse en distintos puntos del país para conformar este
grupo político que pretende trabajar para buscar una banca en el
Parlamento, que defienda los intereses y derechos de los retirados y de
quienes están aún en actividad, defendiendo el sistema de jubilaciones
militares.
El
coronel retirado Héctor Rovira —exjefe de la Brigada de Caballería
Número 2 de Melo— fue el encargado de redactar el acta fundacional del
Movimiento Unidos Podemos. No pretenden crear un lema accidental, sino
que el movimiento está estudiando la posibilidad de poder utilizar los
lemas: Partido Nacional y Partido Colorado, dándole así la libertad a
los electores.
"Sentimos
la necesidad de agruparnos para tener un representante a nivel
parlamentario y que nuestra voz sea escuchada con nuestros reclamos sin
tener que apelar a diputados intermediarios", indicó Rovira. "Queremos
unir el voto del retirado militar que hoy está preocupado por un montón
de temas que no ve solución en el parlamento", indicó.
"Vamos a
crear un movimiento, una lista que esté dentro de los partidos
tradicionales sin necesidad de crear un partido nuevo, juntar nuestro
voto militar que nos permita tener una representación parlamentaria",
reiteró. Si bien Rovira no quiso manejar nombres de los fundadores de
este movimiento, estimó sí que son unos 400 aproximadamente que
actualmente están formando parte del ejecutivo y que "seguramente
aumentará", dijo. "Lo que estamos intentando es transmitir esa idea y
ver qué repercusión tiene también en los centros de retirados y
pensionistas militares de todo el país, nosotros ya hemos tenido
respuestas y creen que es muy buen camino".
"Queremos
explicar que este movimiento no está conformado solamente por
oficiales, sino también por personal subalterno; acá no hay grados, se
necesita solo ser retirado", dijo Rovira.
El grupo
se conformó hace 20 días aproximadamente y sus integrantes pretenden
salir a recorrer el país para reunirse con asociaciones de retirados y
pensionistas militares. Rovira aclaró que el grupo está abierto también a
civiles.
>>> Los privilegios de los milicos no se tocan
Grupos de militares retirados gestan un partido y un movimiento político para disputar en 2019 su lugar en el Parlamento
Búsqueda7 Dec 2017Escribe Sergio Israel
El Partido Orden Republicano (POR), una organización creada por militares retirados pero abierta a policías y civiles, espera presentar antes de fin de año alrededor de 3.000 firmas para quedar registrado en la Corte Electoral y comenzar su actividad política abierta, confirmó a Búsqueda el coronel de Infantería retirado Héctor Grossi.
Grossi, uno de los dirigentes del nuevo partido en formación, es un oficial de Estado Mayor egresado del Colegio Interamericano de Defensa. El militar explicó que se están reuniendo desde hace un año en casi todo el país, bajo una definición ideológica de centroderecha. Aseguró que no está ligado a ninguna logia o grupo de presión, sino que sus integrantes están decepcionados de los partidos tradicionales, enfrentados al gobierno del Frente Amplio y que cuya “primera preocupación es recuperar valores”.
“No hay ningún cangrejo debajo de la piedra”, afirmó Grossi, y explicó que aunque la génesis es militar, alrededor del 50% de los actuales adherentes no lo son.
En paralelo a este nuevo proyecto político hay otro movimiento en marcha. I nspirado en la Liga Federal de Acción Ruralista, un exitoso movimiento creado a mediados del siglo pasado por Benito Nardone por encima de blancos y colorados, el coronel de Caballería retirado Héctor Rovira y un grupo de su generación se propusieron fundar el Movimiento Unidos Podemos.
El grupo busca nuclear a “militares retirados y ciudadanos en general” para lograr una representación parlamentaria propia.
Luego de varias reuniones y sondeos, el pasado 27 de noviembre, una asamblea reunida en un club ubicado en bulevar Artigas y Guaviyú, decidió designar al general retirado Hebert Fígoli como presidente del comité ejecutivo provisorio del movimiento. Rovira fue votado como coordinador ejecutivo.
Fígoli, que antes de aceptar la propuesta renunció como coordinador del equipo de análisis de la seguridad social militar, es presidente de la Asociación de Veteranos de Operaciones de Paz y profesor de la Escuela Militar, entre otras actividades.
Rovira, que pasó a retiro en 2014, se desempe- ña como director de Información y Tecnología Informática de la Intendencia de Cerro Largo y es convencional del Partido Colorado por Propuesta Batllista ( Proba).
El general Fígoli, que regresó de una misión de ONU en Chipre en 2005 y pasó a retiro, no tiene militancia partidaria, aunque en 2009 adhirió al sector del nacionalista Jorge Larrañaga.
Los voceros del movimiento dijeron a Búsqueda que están en la etapa de captar adherentes y que no se proponen constituir un partido, sino lograr una banca parlamentaria y que llegado el momento decidirán a qué partido apoyan.
El nuevo movimiento encabezado ahora por Fígoli, está “orientado a la defensa de los legítimos derechos de la familia militar”, busca entre otras cosas atender a “la situación crítica de la seguridad social en general y del sistema de retiros y pensiones militares en particular”.
Militares en política. Sobre el final de la dictadura militar- cívica (1973-1985) el coronel Néstor Bolentini encabezó sin éxito la Unión Patriótica Salvadora de la Democracia, y antes el teniente general Grego- rio Álvarez también esbozó un proyecto político propio que tampoco prosperó.
En 1966, el general Óscar Gestido había sido electo presidente por el Partido Colorado, mientras que en 1971, el general Liber Seregni fue candidato único a la presidencia por el recién creado Frente Amplio. En el Partido Colorado compitió varias veces el general Juan Pedro Ribas y en el Partido Nacional fue candidato el general Óscar Aguerrondo, fundador de la Logia Tenientes de Artigas, la que tuvo un papel protagónico en el golpe de Estado de 1973 y que puso a Seregni y a otros 40 militares presos durante casi una década.
En mayo, el excomandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, hijo de uno de esos presos de la dictadura, anunció el retiro de su precandidatura a la presidencia dentro del Partido Colorado, una iniciativa que también había tenido el excomandante de la Fuerza Aérea y excoordinador de Inteligencia José Bonilla, pero que tampoco se concretó.
Aguerre fue resistido por una parte del Ejército. Bonilla dijo a Búsqueda que está concentra- do en la defensa de las pasividades militares. El proyecto de ley sobre el tema que cuenta con media sanción del Parlamento, dijo, “es una inmoralidad”.
Uno de los asuntos que mueve a los militares hacia la política es precisamente la defensa de sus conquistas profesionales y de la seguridad social.
Pero los militares tendrán una voz en esta legislatura: el capitán retirado de la Fuerza Áerea Aníbal Abreu entrará a sala en los próximos días como suplente del diputado blanco Juan José Olaizola.
Debate por i mpuesto. El tema de l a seguridad social militar ocupó al Senado el miércoles 29 durante casi ocho horas, con motivo de la discusión del impuesto propuesto por el Poder Ejecutivo a alrededor de 8.000 retirados que ganan por encima de $ 50.000.
El senador blanco Javier García y otros legisladores de la oposición fundamentaron su voto en contra del proyecto con el argumento de que se trata de una iniciativa inconstitucional, ilegal y discriminatoria, porque se propone solo para los militares y no para los 42.227 beneficiarios del BPS que ganan por encima de esa cifra.
García sostuvo que “sectores de la izquierda tienen una visión estigmatizadora de las Fuerzas Armadas”, y advirtió que, aunque “no son todos”, se trata de “una parte que arrastra a todo el gobierno”.
El senador blanco desestimó el criterio usado por el gobierno, que sostiene que las pasividades militares representan un déficit de unos US$ 480 millones al año. Dijo que “los sueldos de miseria explican el déficit” porque “el 50% de los soldados están bajo la línea de pobreza”, y que “hay cinco veces más pobres entre los soldados (y marineros) que entre la población en general”.
La senadora oficialista Constanza Moreira, en cambio, dijo que si bien el proyecto no soluciona el déficit, ayuda a mitigar la situación. Sostuvo que existe una diferencia “injusta e insostenible”, porque las jubilaciones y pensiones que cobran los militares son mucho más altas que las de los policías y demás trabajadores del Estado, sobre todo las de los oficiales superiores, que no tienen tope y en promedio triplican a las del Banco de Previsión Social.
>>> Beneficios obscenos
Sobre los privilegios militares y nosotros
Este año, en el marco del proceso de “consolidación fiscal” (o
ajuste fiscal) propuesto por el Poder Ejecutivo en el proyecto de
Rendición de Cuentas del ejercicio 2015, el gobierno frenteamplista
planteó públicamente la necesidad de reformar la Caja Militar. El
impulso a esta idea, que algunos sectores sostienen desde hace años,
pareció relacionarse con la necesidad de ajustar nuestras cuentas, visto
el abultado aporte que hacemos todos los uruguayos al mantenimiento de
las jubilaciones y las pensiones militares. Sólo un dato alcanza para
demostrar la justa preocupación en términos fiscales: Rentas Generales
aportó en 2015 casi 13.000 millones de pesos, o sea, casi 0,8% del
Producto Interno Bruto (PIB) para financiar el déficit de la Caja
Militar. 0,8 del PIB es el aporte de Rentas Generales al Fondo Nacional
de Salud, que beneficia a cientos de miles de personas más. Por otra
parte, el conjunto de medidas de consolidación/ajuste fiscal busca
reducir un déficit equivalente a 1% del PIB. Las cifras son elocuentes.
No obstante, hay otras razones, además de la económica, que fundamentan la necesidad de revisar urgentemente los beneficios obscenos del personal superior de las Fuerzas Armadas (FFAA).
Privilegios verdes veredes
Es imposible describir todos los privilegios de los retiros y las pensiones militares. Aproximadamente 150 leyes y decretos, de todas las épocas, regulan estas prestaciones estatales. Entre esas normas, el decreto-ley 14.157, que es la Ley Orgánica Militar vigente, establece el cálculo del “haber básico de retiro”. Aclarando que lo que el militar termina cobrando -el “haber de retiro”- es el haber básico más otros beneficios, revisar el cálculo del básico nos permite aproximarnos a la dimensión de los privilegios.
El artículo 201 de ese decreto-ley indica que el haber básico de retiro está constituido por el sueldo total del militar en el mes anterior al retiro, de acuerdo con un cálculo en el que se le asignan tantas treintavas partes de ese haber básico como años de servicio tenga (computados desde que ingresó a la educación militar), con un máximo de 30. En términos más sencillos: si usted tiene 30 años de servicio, le corresponden 30/30 partes, es decir, 100% de su sueldo en el mes anterior al retiro. Si son menos de 30 años, se estipulan cuatro franjas. De 25 a 29 años de servicio, se toma como base 90% del sueldo del último mes y se le asignan tantas treintavas partes de ese monto como años de servicio tenga. El cálculo es igual para las otras franjas, aunque cambia el porcentaje del último sueldo: de 20 a 24 años de servicio, se toma 80%; de 15 a 19, 65%, y con menos de 15 años de servicio, 50%.
Es necesario desmontar un primer tipo de argumentos a favor de mantener el statu quo: hace un tiempo, el ex presidente José Mujica planteó que, en determinadas condiciones, un subalterno no se jubila con 100% de su salario. Esto es cierto, pero es un extremo, en las condiciones mínimas para el retiro. El caso planteado por Mujica se encuentra en la penúltima franja, y un soldado con sólo 15 años de servicio se jubila con 15/30 partes de 65% de su sueldo.
Los privilegios no son parejos en las FFAA: se concentran en el personal superior (que, por lógica, no llegó a altos grados en pocos años de servicio). Además, los beneficios para el retiro han seguido aumentando durante los gobiernos frenteamplistas, por lo general para el personal superior. Por lo tanto, cuando hablamos de privilegios no corresponde que se invoquen casos del personal subalterno, carne de cañón de la oficialidad militar en la batalla para defender sus propias ventajas. Se plantea la situación de los menos favorecidos para que no miremos a los más privilegiados y caigamos en la vieja contradicción de pobres contra pobres, que tanto mal les hace a las causas populares. Se disimula así, además, que los privilegios de unos militares van en detrimento de otros, que son los que están en peores condiciones (salvo que se pretenda mantener todos los privilegios y además transferir más recursos de Rentas Generales para mejorar la situación de los subalternos).
Venimos hablando sólo del haber básico de retiro. Como se dijo antes, hay que sumarle otras prestaciones complementarias. Por ejemplo, si usted es un oficial bien evaluado, hace uso de las normas sobre retiro obligatorio y tiene la edad mínima para ascender al grado inmediatamente superior, no se jubilará con el sueldo que estaba cobrando, sino con el del grado más alto. A su vez, usted puede recibir bonificaciones específicas por años de servicio en determinadas tareas (como la docencia o la sanidad militar). Y, por si fuera poco, acogerse al beneficio de las llamadas “leyes comparativas”, según las cuales su jubilación no puede ser menor que la de alguien ya retirado de su mismo grado. Le recuerdo que si usted suma 30 años de servicio, la base a la que se aplican las generosas bonificaciones es 100% de su último sueldo. En Uruguay, hay militares retirados cobrando alrededor de 300.000 pesos por mes.
Discusión democrática urgente
Desde la ciudadanía civil, por lo general, no discutimos sobre defensa nacional ni sobre asuntos militares, por distintas razones que se complementan y se refuerzan: en un país en paz, lo militar nos es bastante ajeno; la información es difícil de conseguir (por ejemplo, las altas y bajas en cargos militares son cargadas tarde y mal en los sistemas de gestión humana del Estado) y, luego, difícil de analizar (hay que armar el puzle con más de 150 leyes y decretos), y, sobre todo, cuando se intenta analizar el statu quo, llegan las amenazas aleccionadoras e intentan decirnos que en ciertos temas es mejor no meterse. El último ejemplo de esto son las declaraciones del comandante de la Fuerza Aérea, general del aire Alberto Zanelli, que vinculó la discusión sobre la Caja Militar con la muerte de personal de su fuerza en vuelos de práctica. Sí, como lo acaba de leer.
Ante las lecciones del “no te metás”, es nuestra obligación discutir. Por una razón más: estos privilegios, hijos del decreto-ley 14.157, estuvieron entre los primeros cambios establecidos por la dictadura cívico-militar. Un Estado tomado por militares y sus cómplices civiles, naturalmente, reguló privilegios para los usurpadores. Hagamos un poco de historia: esa norma fue redactada por un Poder Ejecutivo que encabezaba el dictador Juan María Bordaberry, y el 25 de enero de 1974 (siete meses después del golpe) fue remitida al Consejo de Estado, que había sido designado un mes antes por la dictadura para sustituir a la Asamblea General. Y el Consejo de Estado aprobó esa iniciativa en tiempo récord, el 19 de febrero de 1974, tratándose de un texto que, en su versión original, tenía 278 artículos. Un dato más, que completa el cuadro indignante: uno de los dos miembros informantes del proyecto en el Plenario del Consejo de Estado fue Aparicio Méndez, posteriormente premiado por las FFAA con el cargo de presidente (dictador) de 1976 a 1981.
¿No es una obligación ética y política de la democracia revisar las normas de retiro militar? ¿Es justo que persistan privilegios obscenos, derivados de un decreto-ley escrito por los usurpadores del Estado en beneficio propio? ¿No nos parece aberrante, incluso simbólicamente, la vigencia de este texto firmado por Bordaberry e informado por Méndez? Quienes defienden el statu quo no quieren que sepamos, no quieren que discutamos, no quieren que opinemos. Porque valoramos nuestra democracia, por razones ideológicas, políticas y económicas, los civiles, toda la ciudadanía, tenemos que debatir estos temas. Si se quiere reconciliar a las FFAA con el resto de la sociedad, buena cosa sería que tengan derechos, al menos, similares a los del resto, ¿no?
Martín Couto García
No obstante, hay otras razones, además de la económica, que fundamentan la necesidad de revisar urgentemente los beneficios obscenos del personal superior de las Fuerzas Armadas (FFAA).
Privilegios verdes veredes
Es imposible describir todos los privilegios de los retiros y las pensiones militares. Aproximadamente 150 leyes y decretos, de todas las épocas, regulan estas prestaciones estatales. Entre esas normas, el decreto-ley 14.157, que es la Ley Orgánica Militar vigente, establece el cálculo del “haber básico de retiro”. Aclarando que lo que el militar termina cobrando -el “haber de retiro”- es el haber básico más otros beneficios, revisar el cálculo del básico nos permite aproximarnos a la dimensión de los privilegios.
El artículo 201 de ese decreto-ley indica que el haber básico de retiro está constituido por el sueldo total del militar en el mes anterior al retiro, de acuerdo con un cálculo en el que se le asignan tantas treintavas partes de ese haber básico como años de servicio tenga (computados desde que ingresó a la educación militar), con un máximo de 30. En términos más sencillos: si usted tiene 30 años de servicio, le corresponden 30/30 partes, es decir, 100% de su sueldo en el mes anterior al retiro. Si son menos de 30 años, se estipulan cuatro franjas. De 25 a 29 años de servicio, se toma como base 90% del sueldo del último mes y se le asignan tantas treintavas partes de ese monto como años de servicio tenga. El cálculo es igual para las otras franjas, aunque cambia el porcentaje del último sueldo: de 20 a 24 años de servicio, se toma 80%; de 15 a 19, 65%, y con menos de 15 años de servicio, 50%.
Es necesario desmontar un primer tipo de argumentos a favor de mantener el statu quo: hace un tiempo, el ex presidente José Mujica planteó que, en determinadas condiciones, un subalterno no se jubila con 100% de su salario. Esto es cierto, pero es un extremo, en las condiciones mínimas para el retiro. El caso planteado por Mujica se encuentra en la penúltima franja, y un soldado con sólo 15 años de servicio se jubila con 15/30 partes de 65% de su sueldo.
Los privilegios no son parejos en las FFAA: se concentran en el personal superior (que, por lógica, no llegó a altos grados en pocos años de servicio). Además, los beneficios para el retiro han seguido aumentando durante los gobiernos frenteamplistas, por lo general para el personal superior. Por lo tanto, cuando hablamos de privilegios no corresponde que se invoquen casos del personal subalterno, carne de cañón de la oficialidad militar en la batalla para defender sus propias ventajas. Se plantea la situación de los menos favorecidos para que no miremos a los más privilegiados y caigamos en la vieja contradicción de pobres contra pobres, que tanto mal les hace a las causas populares. Se disimula así, además, que los privilegios de unos militares van en detrimento de otros, que son los que están en peores condiciones (salvo que se pretenda mantener todos los privilegios y además transferir más recursos de Rentas Generales para mejorar la situación de los subalternos).
Venimos hablando sólo del haber básico de retiro. Como se dijo antes, hay que sumarle otras prestaciones complementarias. Por ejemplo, si usted es un oficial bien evaluado, hace uso de las normas sobre retiro obligatorio y tiene la edad mínima para ascender al grado inmediatamente superior, no se jubilará con el sueldo que estaba cobrando, sino con el del grado más alto. A su vez, usted puede recibir bonificaciones específicas por años de servicio en determinadas tareas (como la docencia o la sanidad militar). Y, por si fuera poco, acogerse al beneficio de las llamadas “leyes comparativas”, según las cuales su jubilación no puede ser menor que la de alguien ya retirado de su mismo grado. Le recuerdo que si usted suma 30 años de servicio, la base a la que se aplican las generosas bonificaciones es 100% de su último sueldo. En Uruguay, hay militares retirados cobrando alrededor de 300.000 pesos por mes.
Discusión democrática urgente
Desde la ciudadanía civil, por lo general, no discutimos sobre defensa nacional ni sobre asuntos militares, por distintas razones que se complementan y se refuerzan: en un país en paz, lo militar nos es bastante ajeno; la información es difícil de conseguir (por ejemplo, las altas y bajas en cargos militares son cargadas tarde y mal en los sistemas de gestión humana del Estado) y, luego, difícil de analizar (hay que armar el puzle con más de 150 leyes y decretos), y, sobre todo, cuando se intenta analizar el statu quo, llegan las amenazas aleccionadoras e intentan decirnos que en ciertos temas es mejor no meterse. El último ejemplo de esto son las declaraciones del comandante de la Fuerza Aérea, general del aire Alberto Zanelli, que vinculó la discusión sobre la Caja Militar con la muerte de personal de su fuerza en vuelos de práctica. Sí, como lo acaba de leer.
Ante las lecciones del “no te metás”, es nuestra obligación discutir. Por una razón más: estos privilegios, hijos del decreto-ley 14.157, estuvieron entre los primeros cambios establecidos por la dictadura cívico-militar. Un Estado tomado por militares y sus cómplices civiles, naturalmente, reguló privilegios para los usurpadores. Hagamos un poco de historia: esa norma fue redactada por un Poder Ejecutivo que encabezaba el dictador Juan María Bordaberry, y el 25 de enero de 1974 (siete meses después del golpe) fue remitida al Consejo de Estado, que había sido designado un mes antes por la dictadura para sustituir a la Asamblea General. Y el Consejo de Estado aprobó esa iniciativa en tiempo récord, el 19 de febrero de 1974, tratándose de un texto que, en su versión original, tenía 278 artículos. Un dato más, que completa el cuadro indignante: uno de los dos miembros informantes del proyecto en el Plenario del Consejo de Estado fue Aparicio Méndez, posteriormente premiado por las FFAA con el cargo de presidente (dictador) de 1976 a 1981.
¿No es una obligación ética y política de la democracia revisar las normas de retiro militar? ¿Es justo que persistan privilegios obscenos, derivados de un decreto-ley escrito por los usurpadores del Estado en beneficio propio? ¿No nos parece aberrante, incluso simbólicamente, la vigencia de este texto firmado por Bordaberry e informado por Méndez? Quienes defienden el statu quo no quieren que sepamos, no quieren que discutamos, no quieren que opinemos. Porque valoramos nuestra democracia, por razones ideológicas, políticas y económicas, los civiles, toda la ciudadanía, tenemos que debatir estos temas. Si se quiere reconciliar a las FFAA con el resto de la sociedad, buena cosa sería que tengan derechos, al menos, similares a los del resto, ¿no?
Martín Couto García
Este milico retirado lo dijo bien claro. Aca no se necesitan grados, basta con ser retirados. Es decir para mandar, saquear y ordenar habia grados. Ahora son todos retirados, es lo mismo un general milico que un cabo o sargento de batallon. En una palabra para mantener sus privilegios se necesitan los retirados ahi ellos son iguales. Pero para los puestos ellos son de grados retirados. Esto demuuestra lo que han sido una bosta y siempre seran bosta y moriran como bosta.
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