miércoles, 17 de enero de 2018

El conflicto del campo





En Uruguay estamos acostumbrados a que en el verano no se destacan conflictos importantes, al menos en los últimos años. El comienzo del 2018 parecía estar en éstos marcos. Con una temporada turística récord, los empresarios del sector y la ministra Kechichian desfilaban contentos por los medios de comunicación. Sin embargo irrumpe en la situación nacional el conflicto del campo y Tabaré Aguerre renuncia a su cargo. Una perspectiva desde la izquierda y la clase trabajadora.

En Uruguay estamos acostumbrados a que en el verano no se destacan conflictos importantes, al menos en los últimos años. El comienzo del 2018 parecía estar en éstos marcos. Con una temporada turística récord, los empresarios del sector y la ministra Kechichian desfilaban contentos por los medios de comunicación. Sin embargo irrumpe en la situación nacional el conflicto del campo y Tabaré Aguerre renuncia a su cargo. Una perspectiva desde la izquierda y la clase trabajadora.
La movilización del día lunes tuvo un importante despliegue de tractores, camionetas, y hasta avionetas en distintas localidades del país. Exactamente en nueve departamentos. Mientras tanto, el gobierno convocaba a la residencia presidencial a las gremiales agrarias.
Como hemos informado en este mismo medio, el sector rural realizó reuniones en distintos departamentos para recoger las demandas de los participantes. Los problemas de rentabilidad es lo que más se hace escuchar, consigna tomada por casi todas las capas de este sector movilizado. En correspondencia con el programa de reivindicaciones que desde siempre levantan las gremiales patronales del campo. Entre sus principales reclamos está el “costo” de los aportes patronales a las jubilaciones de los trabajadores (pagos al BPS), el “costo” del estado, la baja del precio de los combustibles, piden devaluación quejándose del atraso cambiario (en línea con la ARU que viene pidiendo que el dólar pase a 35 pesos), entre otras.



El inicio de este movimiento fue supuestamente a través de mensajes de whatsapp que daban cuenta de una postura enfervorizada y antiobrera. Por ejemplo con las propuestas, luego más de una vez discutidas en las reuniones de este sector, de bloquear los accesos a las grandes ciudades e impedir el ingreso de alimentos. Esto sería una medida de lock out patronal, en contra de la clase trabajadora, sintomático para darse cuenta quienes llevan la voz cantante en este “movimiento”. En reuniones posteriores decidieron confluir nacionalmente en una asamblea del sector el próximo 23 de enero, pero antes ya se hicieron sentir manifestaciones en las rutas y medidas llamadas “tractorazos” en distintos puntos del país.
Las apelaciones que también se hicieron escuchar contra el PIT-CNT no parecen darse por su rol de contención política del movimiento obrero y su alianza con el gobierno, sino más bien expresan un sentimiento reaccionario contra la organización de los trabajadores. Debemos recordar el caso del peón rural en Salto que fue azotado con un rebenque por reclamar sus derechos. Es que para la gran patronal agraria “el mejor sindicato es el que no existe”.
La situación de conflicto del campo tuvo al Partido Nacional como uno de sus primeros adherentes. Es que después de más de una década de gobierno y hegemonía frenteamplista, al calor de la victoria de las derechas en el continente, los blancos piensan que esta es su hora. Sin embargo la actual situación encuentra al partido de Oribe hundido en su propia crisis entre disputas de poder y acusaciones de corrupción.
El movimiento de conjunto se destaca por su heterogeneidad, pero queda claro quienes llevan la voz cantante hasta ahora. Como los que hablan contra el “costo del estado” y el bendito “atraso cambiario”, en los discursos también se manifiesta el desprecio de las grandes patronales por la carga social que representa mantener a sus peones en regla. Este es uno de los “costos” del estado. Es que en el campo, aún existen condiciones en las grandes haciendas que se reducen casi que a la servidumbre.
Todas estas son demandas históricas de sectores medianos y grandes ligados a la ganadería terrateniente, pero también responden al reciente fenómeno de la soja y la producción transgénica y también de la forestación. Cabe destacar además la adhesión de sectores patronales del transporte de carga, que recientemente asesinaron a un dirigente sindical y que públicamente los trabajadores del sector han denunciado una política de sicariato por parte de las patronales buscando amedrentar a los trabajadores.
Por otro lado están los pequeños productores y colonos de la tierra con importantes dificultades para llegar a fin de mes, pero sus necesidades se diluyen o se entremezclan con las de los grandes.
Es cierto que la política de los 13 años de gobierno frenteamplista tendió a desincentivar la producción familiar y de los pequeños propietarios, para dar rienda suelta al proceso de extranjerización de la tierra más imponente en la historia del Uruguay. Del total de las 16 millones de hectáreas de tierra productiva en nuestro país, aproximadamente el 60% de la propiedad se encuentra en manos de sociedades anónimas extranjeras. Mientras tanto, como bien denuncian el colono Gabriel Arrieta y Álvaro Jaume, el proceso de despoblamiento del campo se ha acelerado, favoreciendo aún más la concentración de la tierra.
Una política que ha beneficiado a los grandes terratenientes del Uruguay y a las multinacionales que con los precios de las materias primas de la década pasada han llenado sus arcas. Ahora, muchos de esos sectores subidos al caballo de las demandas de los pequeños y medianos productores, pujan por mayor rentabilidad.
Los costos electorales para el gobierno
Ante esta situación el gobierno ha recibido algunos coletazos, la crítica inicial de todo este sector al Ministro del MGAP Tabaré Aguerre y la difusión de su presentación de renuncia seguido de la aceptación por parte del poder Ejecutivo de la misma, es un índice de la repercusión política que empezó a tener este conflicto, si bien el gobierno quiso aclarar que no tuvo relación con este conflicto.
Pero esto no solo puede tener repercusiones inmediatas. Desde el punto de vista de la dinámica de clases del conflicto y su posible repercusión electoral, el gobierno mira con preocupación este problema. Ya que una de las claves del Frente Amplio para mantenerse en el poder es seguir desarrollando bases de sustentación en el interior del país. Ante el actual conflicto, es un riesgo real que los sectores medios de las ciudades del interior viren hacia un apoyo a las demandas del agro.
Podemos decir que la hegemonía del ciclo frenteamplista se basa en su fortaleza en su bastión (Montevideo y zona metropolitana), y una creciente llegada al interior explicado por su posición de partido de la gestión estatal, un rasgo que lo emparenta a la función histórica del Partido Colorado.
Mientras tanto, la oposición de derecha intenta polarizar con el gobierno alrededor del conflicto, buscando erosionar su apoyo social.
Ante la situación no tan alentadora aún para la vuelta del Partido Nacional al gobierno, su propia base social ve una buena oportunidad para lograr mejores concesiones por parte del gobierno, evitando tener que esperar el supuesto triunfo blanco.
La salida es con el movimiento obrero
Ante la situación de pauperización de pequeños productores y la situación de despojo que vive el trabajador rural es necesario que desde las organizaciones de la clase trabajadora se levante un programa nacional de emergencia que contemple la demanda de las capas bajas del agro. La salida de fondo a la extranjerización de la tierra y la proliferación del monocultivo de la soja y los transgénicos vendrá de la mano de un plan de impuestos progresivos a las grandes fortunas, créditos baratos a los pequeños productores y colonos, la organización de los trabajadores rurales y el respeto de sus derechos y salarios dignos. La producción de alimentos debe estar no al servicio de la ganancia del agro negocio y los grandes hacendados del Uruguay, sino al servicio de los trabajadores y el pueblo pobre. Es necesario terminar con la especulación alrededor de los alimentos para el consumo popular, hay que eliminar el monopolio de las grandes superficies e ir hacia almacenes populares controladas por las organizaciones de trabajadores.
La única salida es que los trabajadores del campo y la ciudad se unan, pero a la vez diferenciados tanto de las patronales rurales como del gobierno. Lo que ahoga a los pequeños productores es la gran propiedad terrateniente, no solo la extranjera sino también la local (como toda la historia del país). Así como las políticas de los gobiernos, que nos mete la mano en los bolsillos tanto al pequeño productor como a los trabajadores rurales y urbanos, en beneficio del gran capital nacional y extranjero. La unidad de los trabajadores rurales y urbanos, junto a los pequeños productores y los colonos, unidad independiente no solamente del gobierno, sino también de las patronales de la ciudad y el campo.




Una sociedad de base agraria. Investigación sobre el capitalismo y la renta del suelo en Uruguay

12 Jul 2017

| Por: Gabriel Oyhantçabal*

Foto: Gabriel Oyhantçabal, por Victoria Evia.

En el siguiente artículo Rodrigo Alonso entrevista Gabriel Oyhantçabal*  sobre el trabajo de su tesis doctoral en relación al capitalismo y la renta del suelo en Uruguay**.


Hace unas cuantas décadas que en Uruguay no son comunes las reflexiones en economía política fuera de la órbita del pensamiento dominante. En el debate predominan los análisis comprometidos con la tradición de la escuela neoclásica y en menor medida aparecen formulaciones más propias de capitales rezagados, que, sin mayor impulso teórico en los últimos años, suelen beber del agua empozada del pensamiento cepalino. El trabajo de la tesis doctoral de Gabriel Oyhantçabal* intenta echar luz sobre las tendencias estructurales que definen la economía política del Uruguay, y se inscribe dentro de un esfuerzo más amplio por la recomposición de un pensamiento económico crítico en nuestro país. En las siguientes líneas, presentamos una mirada sobre la acumulación de capital en Uruguay (1973-2014), tasa de ganancia, renta del suelo agraria y desvalorización de la fuerza de trabajo a través de los avances de la mencionada investigación.


Rodrigo Alonso: Una de tus principales hipótesis en la tesis es que los ciclos de la economía uruguaya dependen de los flujos de renta de la tierra. ¿Por qué?

Gabriel Oyhantçabal: Empecemos por aclarar que no es una hipótesis propia. Ya Methol Ferré en El Uruguay como problema (1967) y González Guyer en El país de los fisiócratas (1984, aunque editado en 2009), postularon en sus respectivos ensayos que el devenir del Uruguay independiente respondía a los ciclos de la renta agraria. Luego hay que destacar la línea de investigación abierta por Juan Íñigo Carrera en Argentina que ha ubicado el problema de la renta del suelo como clave para entender la acumulación de capital en América Latina, y que ha derivado en sendas investigaciones sobre Brasil, Venezuela, Ecuador y Chile.

En mi caso, la hipótesis surge de forma más empírica investigando primero el boom sojero de la última década y media, y luego cuando con Martín Sanguinetti investigamos la distribución del ingreso en el agro. Ahí la cuestión de la renta del suelo apareció en toda su relevancia, porque era (es) un ingreso extraordinario que no tiene que ver con la ganancia capitalista media. Ese fue el punto de partida de la hipótesis que me llevó a formular un proyecto de investigación para hincarle el diente al problema de la renta en los últimos 40 o 50 años, retomando una idea, que es de sentido común, que afirma que los ciclos económicos en Uruguay tienen que ver con los precios de lo que exportamos. La novedad de mi hipótesis es que interpreto esos ciclos de altos precios como renta del suelo que apropia el país, y me propongo estimar empíricamente su relevancia.

Yendo al meollo del asunto, en Uruguay no tenemos capitales que estén en la frontera tecnológica (no diseñamos ni celulares ni autos ni robots), no somos un reservorio de mano de obra barata (como México o Asia Oriental), nuestro país, así como otras economías de la región, integran la acumulación mundial de capital como vendedores de mercancías primarias, en cuyo precio está contenida la renta del suelo. Si la renta, como ya habían señalado los economistas clásicos y el propio Marx, es un ingreso extraordinario por encima de la ganancia media, entonces cuando ésta crece es posible que capitales de baja productividad, que de otra forma serían inviables, se vuelvan rentables porque apropian parte de esa renta. Esto se expresa más visiblemente como crecimiento del Pbi, de los salarios directos y de los indirectos a través del gasto público. Por el contrario, cuando la renta se achica, esos capitales empiezan a quebrar porque ya no tienen esa compensación que era la renta, y se producen ciclos de recesión o estancamiento económico, que producen crecimiento de la población obrera en condición de sobrante, lo que se manifiesta en desempleo y migración, y retracción de los salarios.


RA: ¿Cómo se distribuye ese flujo de renta?

GO: Básicamente la renta tiene dos destinos. El primero, y más conocido, es su apropiación por los dueños del suelo: los terratenientes. Y ojo que los terratenientes pueden ser al mismo tiempo capitalistas, cuando se superpone en la misma persona/empresa el dueño del capital y de la tierra. Como la tierra es finita, heterogénea y monopolizable, y para producir ciertas mercancías se precisa usar la tierra como medio de producción, sus dueños pueden exigir una parte del plusvalor social, aunque no participen del proceso de producción. El precio de arrendamiento de la tierra es la manifestación más evidente de este ingreso.

Sin embargo existe otro destino, menos estudiado y analizado, que es su apropiación por capitales no agrarios y por el Estado. El mecanismo más evidente de redistribución son los impuestos a las exportaciones (las detracciones o retenciones), que lo que hacen es afectar la ganancia de los capitales que exportan, y estos a su vez trasladan esta pérdida a la renta del suelo, básicamente porque para los terratenientes su margen de negociación es dejar de percibir renta. Otro mecanismo menos evidente, y por esto más efectivo (o menos conflictivo), es la sobrevaluación de la moneda nacional, el abaratamiento del dólar, que reduce la cantidad de pesos que apropian los capitales agrarios por cada dólar exportado. Esa pérdida de los exportadores también se compensa con renta del suelo. Si en el caso de las detracciones la renta la apropia directamente el Estado, en este caso la renta se apropia a través de la mediación cambiaria bajo la forma de “dólares baratos”. La renta que así se apropia puede tener como destinos principales: la importación de maquinaria y equipos; la remisión de ganancias al exterior; el abaratamiento del componente importado de la fuerza de trabajo (las mercancías chinas); el pago de intereses y amortizaciones de la deuda externa; y el consumo y/o ahorro privado en el exterior. En los primeros tres procesos los beneficiarios directos son, mayoritariamente, capitales no agrarios, que ven abaratados sus costos (tecnología y fuerza de trabajo) y que en caso de ser extranjeros multiplican sus ganancias cuando remiten utilidades.


RA: ¿O sea que, aunque no seamos muy conscientes de ello, somos una sociedad de base agraria? ¿Los flujos de renta en función de qué varían?

GO: Sí. Pero esta cualidad no surge de la pericia de gobernantes y/o capitalistas agrarios, sino de cómo se ha estructurado a lo largo del tiempo la división internacional del trabajo. De hecho ocurre más allá de la voluntad de los sujetos, como resultado de un proceso autónomo orientado a la valorización del valor. Si se quiere, es resultado de que otras economías requieren materias primas y bienes-salario que se pueden producir con alta productividad (bajo costo) en las praderas orientales. Si esa condición internacional cambia, chau pinela. Entonces ser un país de base agraria es una determinación que nos escapa, que no se puede modificar en el mediano plazo por la acción política a nivel nacional.

Con respecto a los ciclos de renta pasa lo mismo. Están determinados mundialmente, y esa determinación resulta, en términos generales, de la expansión o retracción de capitales industriales que demandan materias primas y bienes-salarios que se producen con medios de producción naturales, de la productividad media en las ramas agrarias y del desarrollo de sustitutos de las mercancías agrarias. Sin cambios en la productividad, cuando se expande la acumulación industrial es necesario incorporar nuevas tierras para producir más mercancías de base agraria, y como en general esas tierras son de menor productividad, se eleva el precio de producción, que se define en las peores tierras, incrementando la renta diferencial en el resto de las tierras. En la segunda mitad del siglo XIX esos capitales estaban en Inglaterra, y en la actualidad están en China. Por el contrario, cuando la acumulación industrial se estanca o se contrae, o los aumentos de productividad por innovación tecnológica en las ramas agrarias reducen los precios de producción, o aparecen sustitutos a las mercancías agrarias (caso de las fibras sintéticas en lugar de la lana), se ingresa en una fase de retracción de la renta.


RA: ¿Qué ocurre cuando baja el flujo de renta? ¿Hoy estamos parados en ese momento de retracción del flujo de renta?

GO: Cuando la renta se retrae, o deja de crecer, pierde significación una de las fuentes de compensación para los capitales que acumulan en Uruguay. Entonces lo que se ve, que es básicamente lo que estoy investigando y lo que ha encontrado Iñigo Carrera en el caso argentino, es que se recurren a dos nuevas fuentes de plusvalor: endeudamiento externo y desvalorización de la fuerza de trabajo. Si miramos las décadas del 70 y del 80, vemos claramente esos dos factores en casi toda la región. En Uruguay por ejemplo, entre 1971 y 1984 el salario redujo su poder de compra un 60 por ciento mientras que la deuda externa se multiplicó por ocho en dólares corrientes.
Efectivamente hoy estamos de vuelta en un escenario de retracción de la renta, luego de un ciclo fuertemente expansivo. Aun tengo cifras preliminares, que seguramente subestimen el monto total, pero entre 2005 y 2011-2013 la renta agraria total se multiplica por 6,5 en moneda constante, para luego caer un 50 por ciento hacia 2016, no obstante lo cual sigue estando tres veces por encima de sus valores en 2005. Es decir, ya no estamos en un escenario de “súper-rentas”, pero aún sigue siendo superior al monto de comienzos de los dos mil. Mi hipótesis fuerte es que esta retracción parcial que está detrás del enlentecimiento del crecimiento económico registrado en los dos últimos años, explica el ajuste fiscal de 2016 y las pautas orientadas a la desindexación salarial, así como el reinicio de un ciclo de endeudamiento.


RA: Juan Iñigo Carrera plantea que de continuarse incrementando las brechas de productividad de nuestros capitales industriales respecto a los que rigen en la media mundial la situación para los sectores trabajadores de Sudamérica no es para nada auspiciosa. Les espera o bien engrosar la masa de población sobrante o la depreciación del valor de su fuerza de trabajo. En función del movimiento que describías anteriormente, ¿cuáles son las perspectivas a mediano y largo plazo para Uruguay?

GO: La clave es intentar captar las grandes tendencias, preguntarse qué puede pasar en los próximos 30 o 40 años más allá de coyunturas específicas. Si el escenario actual de “complementación conflictiva” Estados Unidos-China sigue operando dos o tres décadas más, es esperable que la trayectoria del Uruguay “virtuoso” siga dependiendo de los ciclos de alta renta, a costa eso sí de una mayor degradación de la base ecológica sobre la que se sustenta la producción agraria (lo que una parte de la izquierda ha llamado “neo-extractivismo”). Hay otro escenario, mucho menos auspicioso para la clase trabajadora, que es la retracción casi total de la renta y una salida tipo México (o Paraguay), basada en competir mundialmente como reservorios de mano de obra barata maquilando mercancías para vender en la región, y seguramente expulsando a los segmentos más calificados de la clase trabajadora.


RA: ¿Cómo responder a estas tendencias desde los que vamos a sobrar o a ver como se nos deteriora nuestra participación en el ingreso nacional?

GO: El problema, ante un escenario de ajuste regresivo, es cómo se procesa su distribución, quién paga los costos, y eso es lucha de clases, que no es una construcción ideológica izquierdista, sino un proceso real, material. Lamentablemente sólo tengo intuiciones generales para responder la pregunta, aunque tiendo a pensar que es necesario por un lado, planificar e invertir racionalmente los excedentes bajo apropiación nacional, y por otro, ampliar la escala de la acción política al menos a nivel sudamericano. Obviamente que ambas estrategias exigen, guste o no, abordar el problema del rol social del Estado y su control.


RA: Parece que lo que sobra acá no es parte de la población, sino una modalidad determinada de relaciones sociales a superar…

GO: Totalmente. El horizonte histórico para los trabajadores sigue siendo sustituir al valor, y a su forma superior, el capital, como mediación indirecta de los trabajos privados, por un tipo de relaciones entre individuos libremente asociados, que directamente organicen la reproducción de sus vidas. Por mucho que le pese a los liberales, el problema del socialismo vuelve a presentarse como una necesidad histórica.


* Gabriel Oyhantçabal es ingeniero agrónomo, doctorando en Estudios Latinoamericanos por la Unam (México), docente del Servicio Central de Extensión y de la Facultad de Agronomía de la Udelar y miembro del omité editorial de Hemisferio Izquierdo.

** Este artículo fue publicado originalmente en Mayo de 2017 por el semanario Brecha.






15-03-2014

La contrareforma agraria en Uruguay y el MLN-T



Rebelión publicó hace unos días un artículo de Piero Sabini [1] (PS en adelante) que integra el actual MLN-T.
En él defiende la actuación del gobierno del Frente Amplio y en particular la de su sector político en relación a la tierra.

Para situarnos en la actual realidad, en particular porque obviamente su trabajo está dirigido hacia el exterior, relataremos una anécdota: durante la exposición anual que la Asociación Rural del Uruguay (principal organización de los latifundistas del país) efectúa en un predio conocido como “El Prado” el entonces ministro de ganadería, el Tupamaro Ernesto Agazzi pronunciaba el tradicional discurso. El auditorio estaba constituído, en el anfiteatro, por lo más granado de la oligarquía uruguaya. Había también representantes de la Argentina; justo en aquel momento su oligarquía terrateniente llevaba adelante un intento de “golpe de estado blando” (al estilo Ucrania o Venezuela) contra el gobierno Kirchner por el tema tributario del agro.

Junto a Pablo Díaz (autor del artículo que PS intenta refutar [2]) y un grupo de jóvenes y veteranos luchadores alzamos en forma sorpresiva un gran cartel, a pocos metros de la tribuna, que rezaba: MUERTE AL LATIFUNDIO. Simultáneamente batimos palmas y se escuchó algún insulto al ministro.

Éste interrumpió brevemente el discurso y después continuó, siendo aplaudido fervorosamente por el auditorio del anfiteatro, cuya integración ya hemos descrito. Después del acto los oligarcas argentinos presentes hicieron declaraciones a la prensa destacando las diferencias entre la actitud del gobierno uruguayo (“serio”, “predecible”, según ellos) y el argentino.

La anécdota demuestra una realidad inocultable: la política llevada adelante por las dos administraciones FA ha sido ampliamente favorable a la oligarquía terrateniente y a los empresarios nacionales y extranjeros que financian, administran y llevan adelante el agro negocio forestal, sojero, arrocero y ganadero.

Dentro del gobierno del FA el sector MPP (movimiento de participación popular, cuyos principales dirigentes son los mismos que los del MLN-T) ha sido clave.

Durante el gobierno Vázquez (2005-2010) y durante el actual presidido por Mujica los ministros de ganadería y agricultura han sido designados por este sector. Está claro que, por si esto fuera poco, en el período actual el presidente de la República pertenece al MPP-MLN y ha designado no sólo al ministro y a su burocracia clave, sino además al presidente del Instituto Nacional de Colonización (que lo fue hasta hace semanas Andrés Berterreche un dirigente claramente identificado con el MLN).

Entre los censos agropecuarios de 2000 y 2011 desaparecieron 12.000 (doce mil) explotaciones agropecuarias. La gran mayoría de ellas pequeñas. Esta cantidad es el 25% de las existentes en 2000.

Y si bien este proceso no es nuevo, se viene dando desde los años 60 del siglo pasado, se había detenido entre 1990 y 2000. Pero hay más: en estos últimos años se han constituido latifundios de un tamaño que no se conocen en el país desde la colonia; en particular UPM y Montes del Plata, dos empresas forestales de capital extranjero ostentan la propiedad de más de 200.000 hectáreas cada una. Un solo latifundista brasileño es propietario de más de 100.000 hectáreas de tierra. Frente a esa realidad, el orgullo del Instituto con la compra (no expropiación) de 3.000 hectáreas, es una burla a la inteligencia de los uruguayos bien informados. Al paso que vamos volveremos a medir la tierra en leguas cuadradas, como en la colonia.

O sea, el proceso de contra reforma agraria se ha acelerado durante el gobierno en el cual el MLN-T desempeñó un papel relevante, no sólo en el gobierno nacional sino específicamente en el sector que estamos considerando.

Mal pueden los actuales dirigentes del MLN-T desentenderse de lo que está pasando. ellos son protagonistas en los sucesos. si alguno de ellos está en desacuerdo con el curso de la contra reforma propiciada por el gobierno, debiera deslindarse públicamente al respecto.



Con todo lo importante que pueda ser lo arriba expuesto, hay algo que tiene, por lo menos para todos los que alguna vez integramos esta organización, profundas implicancias emocionales.

Raúl Sendic Antonaccio murió hace casi 25 años, en 1989.

Durante los últimos años de su vida escribió varios documentos que reflejan claramente su pensamiento. A modo de ejemplo [3]: “Por eso nosotros no somos partidarios de una reforma simplemente en las formas de la Constitución (eliminación de la Ley de Lemas, etc.) sino de agregarle normas de tipo social: limitación de los latifundios, no pago de la deuda externa contraída por la dictadura, estatización de la banca, presupuesto de enseñanza y salud que vuelva al porcentaje histórico, etc. Así el que se compromete para una reforma se compromete también por un programa social mínimo para paliar la pobreza”

Fíjese bien el lector: para Sendic la limitación de los latifundios, la estatización de la banca y el no pago de la deuda externa contraída por la dictadura (en aquella época ésta era la gran mayoría de la deuda externa total) no eran “medidas de máxima”. Eran apenas un “programa social mínimo para paliar la pobreza”.

Y este párrafo no es más que un botón de muestra. Basta leer su “plan de lucha por la tierra y contra la pobreza” [4] que fue adoptado por el conjunto del MLN donde se plantea in extenso un plan de reforma agraria que comienza, como no podría ser de otra manera, por la expropiación de todas las tierras que excedieran las 2.500 hectáreas, sin indemnización.

Pero Sendic no se queda en el mero enunciado de la propuesta. En la “cartilla para militantes” que forma parte del mismo documento explica detalladamente la fundamentación de esa y otras medidas radicales que propone, como las ya mencionadas estatización (notemos: “estatización” no “nacionalización”) de la banca y el no pago de la deuda externa. El argumento de Sendic, desde el punto de vista ético e histórico es claro: los terratenientes ya usufructuaron durante muchos años del privilegio de ser propietarios de vastos sectores del territorio nacional. Es hora de que se les retire parte de ese privilegio.

Si tuviéramos que discutir hoy dicho plan, que fue propuesto en un período histórico en el cual los precios de los commodities agropecuarios llevaban décadas de caída sistemática, la única modificación que podríamos hacerle es que sería absolutamente insuficiente limitar la expropiación del latifundio a 2.500 hectáreas. Dadas la evolución de aquellos precios así como los avances tecnológicos ocurridos, una superficie 2 o 3 veces menor es ampliamente suficiente (ajustándola por productividad de cada pedazo de tierra en concreto) para la supervivencia holgada de una familia.

¿Por qué es urgente un frente grande?, interrogaba Raúl Sendic en el acto del Estadio Franzini, y respondía su propia pregunta: para luchar contra la extranjerización del Uruguay. O, dicho de otro modo, hoy el Frente Grande de Sendic es más urgente que nunca para salvar al Uruguay de la invasión de capitales extranjeros propiciada por los gobiernos frenteamplistas.

Cuando Sendic plantea su política de alianzas lo hace sobre la base de un programa de transformación radical de la estructura económica de la sociedad.

En diciembre del año 2003 durante al congreso del Frente Amplio se discute la oportunidad de integrar la anulación de la ley de caducidad en el programa. El entonces integrante del MLN-T, actual ministro de defensa, Eleuterio Fernández fundamenta en contra. Y su discurso termina con una frase que es toda una síntesis del pensamiento que orientaba en aquel momento y lo sigue haciendo hoy a esta organización: “A todo podemos renunciar menos a la victoria”

Esta frase tiene un significado profundo. Se puede renunciar a los principios, a la ética, al programa… a todo.

Lo único que importa es lograr el poder…. y, una vez logrado, conservarlo.

Examinando la acción del actual MPP-MLN (resulta imposible distinguir la acción concreta de ambas organizaciones) resulta evidente que toda ella está guiada por aquel planteo.

Incluyendo las “denuncias” que menciona PS en su trabajo acerca de la concentración y la extranjerización de la propiedad de la tierra.

“Denunciar” hechos más o menos ilícitos, inmorales o incorrectos mientras se ejerce el poder es una vieja táctica de los gobernantes. En este caso se realiza, precisamente, con el propósito de distanciarse de una política que viola ostensiblemente los principios fundacionales de la organización, y en particular el pensamiento de su principal referente histórico: Raúl Sendic.

Forma parte también de esta estrategia resaltar el mínimo, casi ridículo programa de compras de tierra y colonización vigentes. Releyendo el referido libro de Sendic nos topamos con un dato: la superficie colonizada era el 3% del territorio nacional . Lo mismo que afirma Pablo Díaz en su escrito.

No vale la pena entrar a considerar con detalle las infamias varias que el escriba vierte sobre la familia Thedy y, por extensión, sobre quienes hemos apoyado sistemáticamente su lucha para mantenerse en la tierra.

Para oponerse al desalojo por la fuerza de don Ney Thedy concurrieron más de 100 personas. Por tratarse de una zona rural remota todas ellas pertenecían necesariamente al proletariado rural local, a los trabajadores del ingenio azucarero y a pequeños productores.

Pero hay más: PS miente por omisión cuando oculta que hace algunas semanas el INC acordó con Ney Theddy y sus nietos la asignación de una fracción distinta pero de similar extensión para la explotación por parte de estos. Evidentemente este hecho desmiente categóricamente la inmundicia que PS intenta verter sobre dicha familia.

En 1970, desde la cárcel de Punta Carretas, Raúl Sendic fue el impulsor de la declaración del MLN-T de “apoyo crítico” –¡y muy crítico!- a la foramción del Frente Amplio. Fue impulsor de la creación del Movimiento de Independientes “26 de Marzo”. En 1986, en el local de la calle Uruguay, cuando el Comité Central aprobó el pedido de integración del MLN-T al Frente Amplio, hubo nueve votos en contra. Para sorpresa de PS, Raúl Sendic fue uno de ellos, junto a Andrés Cultelli y los miembros del Frente Sindical: Jorge Balmelli, Ember Martínez y Roberto Villanueva. También votamos en contra Leopoldo Laferranderie y Jorge Zabalza. PS puede preguntarle a Julio Marenales o buscar en el archivo del MLN-T y, en caso de que quiera informarse mejor, leer la entrevista de Hoenir Sarthou a Raúl Sendic publicada en La República a fines de 1988 titulada “Si es necesario, habría que cambiarle el nombre al Frente Amplio”. PS debiera informarse mejor antes de intentar transformar a Raúl Sendic en un feligrés frenteamplista.

Para terminar: a diferencia de lo que afirma como subtítulo… PS ofende y miente . Tal vez lo haga por ignorancia (lo cual es doblemente peligroso), le recomendamos estudiar, no sólo leer, la colección de artículos de Raúl Sendic publicada en 1990 por el Movimiento por la Tierra, en especial su proyecto de reforma agraria; la biografía escrita por Samuel Blixen y el ensayo sobre su pensamiento revolucionario escrito por uno de los autores de esta respuesta.
En conclusión: a partir de la autoridad que surge de su historia revolucionaria (ya dejó de serlo), el MLN-T se ha transformado en uno de los principales respaldos con que cuentan la burguesía y el imperialismo para ejercer su hegemonía ideológica sobre el pueblo trabajador. el MLN-T es, por consiguiente, muy responsable en la conservación del actual orden económico, político y social en el país.
Notas:
[1] Piero Sabini, Con verdad no ofendo ni temo
[2] El artículo se puede leer en www.resonandoenfenix.blogspot.com. Se trata de un documento sobrio, medido y carente por completo de adjetivos descalificantes. Aprovechamos para felicitar a Pablo por el mismo. Su evaluación sobre la superficie de tierra extranjerizada (20%) es, tal vez, demasiado conservadora. Nosotros estimamos que el porcentaje no baja del 25%. Sendic denunciaba en su época una extranjerización del 8%.

[3] Raúl Sendic: Artículos de prensa sobre LA DEUDA EXTERNA, LA TIERRA Y OTROS TEMAS. Moviemiento por la tierra-setiembre 1990
[4] Se pude leer completo en www.resonandoenfenix.blogspot.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.















1 comentario:

  1. Y SI LE TIRAMOS EL CHICO MAS LEJOS, QUE CON UN PESO URUGUAYO FUERTE PUDIESE COMPRAR U$S 35.- Y LA MORATORIA DE LA DEUDA EXTERNA, PERO ESA NO LA QUIEREN POR SU ESENCIA DE CLASE TERRATENIENTE, DESDE EL TIEMPO DE LA COLONIA Y LA BANCA BERING, LA BANCA MAUA, ETC. LA UNICA CUESTION ES QUE LES DUELE TENER QUE TENER A SU PEON, EN PLANILLA, APORTAR POR EL, UNA PARTE POR QUE LA OTRA LA PAGA EL PEON, LICENCIA, SALARIO VACACIONAL, AGUINALDO, DESPIDO, SEGURO DE PARO, Y QUIEREN VOLVER AL TIEMPO DE ANTES, EL ESCLAVO PEON RURAL DE SOL A SOL, AGARRANDO A SU MUJER DE COCINERA DE ESTANCIA, A SU HIJO DE PEONCITO PARA AYUDAR A SU PADRE, Y MANTENERLO CON SANCOCHO, CON LA MATANZA DE ALGUNA OVEJA ABICHADA, Y LA CANTINA, SI QUIEREN ESO, LA CONSIGNA ES QUE HAYA PATRIA PA NAIDES, QUE ABANDONEN SUS 4 X 4, QUE CADA MOVILIZACION PARECE EL PARKING DE UNA AUTOMOTORA, Y SALGAN ELLOS LOS PRODUCTORES A LABURARSE LA TIERRA ENTRE EL SURCO CON, SUS MUJERES Y SUS HIJOS....

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