jueves, 12 de septiembre de 2013

No se depriman

Tabaré Aguerre, Fernando Lorenzo, Javier de Haedo y Bruno Gili, ayer, en el hotel NH Columbia


Política 10.9.13
Nuevo frente
Aguerre pide “aggiornamento” en el FA porque no se puede seguir con “el diagnóstico de la década del 60”

Muchos trajes, perfume intenso, música electrónica. Ése era el ambiente previo a la actividad organizada por la Nueva Agenda Progresista (NAP) ayer en el hotel NH Columbia, denominada “¿Es diferente la realidad vista desde el gobierno que desde el sector privado?”. Se reflexionó sobre objetivos y gestión, habilidades y frustraciones. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, lamentó que existan “discusiones muy mezquinas” en los partidos, mientras que el titular de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo, se refirió al clientelismo y a la confusión entre perspectivas sectoriales e interés general.
Lorenzo, Aguerre, la ex directora de Medio Ambiente durante el gobierno de Tabaré Vázquez, Alicia Torres, y el ex director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle, Javier de Haedo, se sentaron en sillones, en semicírculo. El presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, y el socio de CPA Ferrere Bruno Gili, en representación de la NAP, oficiaron como moderadores. Reinaba un clima de empatía. La concurrencia asentía y se reía de las bromas de los expositores.

La referencia al antes y al después de los gobiernos frenteamplistas -y del gobierno blanco, en el caso de De Haedo- fue permanente. Lorenzo dijo que se llegó al primer gobierno con “una carencia de habilidades notoria”, sobre todo respecto de cómo implementar las políticas. Afirmó que su visión sobre los temas cambió en forma “drástica” al ocupar cargos de gobierno, ya que esto último permite ver “los problemas en su justa dimensión” y “las dificultades que tiene la realidad para mutar”.
Aguerre, en tanto, destacó los logros de la gestión y se refirió tangencialmente a las recientes críticas de las cámaras empresariales a la política económica. Recordó que en 2002 las cámaras suscribieron la Concertación para el Crecimiento, y sostuvo que 11 de los 14 planteos de aquel entonces ya se cumplieron. No obstante, evaluó que subsisten problemas de definición de objetivos. “Hemos perdido volada en la elaboración del programa [del Frente Amplio, FA], porque no podemos tener un programa de agro sin tener un aggionarmento con los que hoy están en la gestión”, consideró. “No podemos tener el diagnóstico de la década de los 60 en un país que exhibe el dinamismo que tiene”, acotó. Y lamentó: “Todavía tenemos que discutir esas cosas, vas a ver que las vamos a tener que discutir cuando discutamos el programa”. Evaluó que “a veces hay discusiones muy mezquinas dentro de los propios partidos” y llamó a identificar “temas que no tienen discusión, que deben ser políticas de Estado”.
De Haedo elogió al equipo económico del FA por haber logrado “sentar las bases de una institucionalidad” y lograr “una gestión de la deuda que es ejemplo a nivel internacional”. “Quien entre al gobierno ya tiene un patrimonio de experiencia y capital humano que no había antes”, destacó. También hizo una autocrítica respecto de algunas orientaciones del gobierno de Lacalle. Consideró que se tenía una visión “demasiado procíclica” y que se concebía al sector financiero como “el más importante”. “Al sistema financiero lo teníamos en un pedestal porque nos habíamos creído que éramos plaza financiera, y es un sector más de la economía”, afirmó.
También se habló sobre negociación. “El que crea románticamente que es posible construir sobre la suma de intereses individuales, está totalmente errado. Suman perspectivas sectoriales y se creen que ése es el interés general”, cuestionó Lorenzo. El ministro se refirió además a las limitaciones que genera el clientelismo, pero no especificó quién era el sujeto de la crítica. “Hay algunos que se creen que el clientlismo y el amiguismo dependen de quién es el cliente y de quién es el amigo. El clientelismo es clientelismo, no importa si yo me creo que soy bueno y que el otro es malo”, sentenció. Consultado por la prensa, luego de la actividad, sobre si el FA estaba a salvo del clientelismo, sostuvo que en su partido hay “una noción muy clara respecto de que las prácticas clientelísticas y el amiguismo en el pasado le hicieron mucho daño a Uruguay”. “Si algo ha hecho la izquierda es llegar con una visión muy crítica respecto a eso. Esto no implica que para gobernar y manejar áreas sensibles de la administración no se recurra a cargos de confianza política, pero son cosas diferentes”, puntualizó.
Natalia Uval 


No se depriman

 Gráficos de "Saracho"


Más allá de las conclusiones que surjan de ese nuevo encuentro en el NH Columbia, la verdadera respuesta la van a tener muy clara los integrantes de la NAP en el caso de que quien ellos promueven a la presidencia de la República, el Dr. Tabaré Vázquez, llegue al gobierno. Porque entonces, las buenas intenciones de esos jóvenes yuppies progresistas, que en los foros lucen trajes bien cortados y finas corbatas y que en materia económica pretenden un "aggiornamento" de la izquierda, se van a dar de bruces contra una realidad incontrastable: desde un gobierno del Frente Amplio la cosa es realmente diferente a la actividad privada, pues quienes realmente mandan, antes, ahora y también, si gana el Dr. Váz-quez, no serán ellos, por más que cuenten con el respaldo presidencial, sino que seguirá siendo el poderoso Plenario, los mandamases sindicales y la corporación política e ideológica que está detrás, es decir, el Partido Comunista (más algunos radicales del MPP).
A diferencia de lo que pretenden los "aggiornados" Álvaro García (exministro de Vázquez), Gabriel Oddone (socio del estudio CPA Ferrere) y Pablo Ferreri (director de la DGI), el objetivo del Partido Comunista enquistado en los gobiernos frenteamplistas está en las antípodas del liberalismo de los "NAP boys": si estos promueven tomar como modelo del Uruguay a los países que integran la OCDE (conocidos como "el club de los ricos"), los comunistas quieren en cambio imitar los pasos que vienen dando la Venezuela de Chávez y la Cuba de los Castro. Casi nada la diferencia.
Para dar mayor idea de sus radicales diferencias en materia económica, vale recordar que en el segundo foro de la NAP, realizado la semana pasada, el Cr. Oddone dijo (con power point incluido para dar imagen de cosa moderna) que "la discusión no debe centrarse en aumentar los impuestos directos sino en mejorar el enfoque del gasto público", agregando que "no hay margen para subir los impuestos directos ni a las personas físicas ni a las empresas". En cambio, apenas unas horas después, técnicos del MPP en un foro propio y también el Partido Comunista a través de un documento oficial para discutir en su próximo congreso, coincidieron en que en un tercer gobierno frenteamplista se deben implementar detracciones a las exportaciones de materias primas, gravar el capital financiero y utilizar un porcentaje de las reservas que Uruguay mantiene en el exterior para costear el gasto social. Es decir, mientras la NAP aspira a una economía mercadista y sin presión tributaria del Estado, PC y MPP pretenden, como dijo Olesker en el referido foro, "transitar sin demora del capitalismo al socialismo".
En el foro de la NAP, el Cr. Ferreri advirtió que el incremento del impuesto conocido como IRAE no es el tipo de instrumento que se promueve en el mundo para fomentar la equidad, pensamiento que es precisamente el opuesto a lo que dicen la OPP y Olesker, que sugirieron que esa es una herramienta para distribuir la riqueza y que por lo tanto el IRAE debe incrementarse del 25 al 30%.
A esta altura los muchachos de la NAP deben sospechar que su lucha por modernizar al Frente va a ser más que dura, ya que la perversa estructura de poder del FA está armada para que el Partido Comunista, a través del Plenario, tenga la sartén por el mango. Que intenten el "aggiornamento" y crean que puedan diseñar una política económica acorde a un mundo moderno es una pretensión compartible y ojalá los acompañe la suerte, pero esa batalla, dentro de un FA en un eventual tercer gobierno, puede estar perdida de antemano, porque los que ejercen el poder real (comunistas, emepepistas y sindicalistas) quieren, como dice un documento, que "las propuestas de política económica en un programa de una fuerza política pretendidamente antiimperialista y antioligárquica, tienen que expresar las reivindicaciones de las organizaciones populares y continuar sus luchas en el plano político para la confrontación con las clases dominantes y sus socios del exterior".
En síntesis, los esfuerzo de la NAP atrayendo votantes ilusionados por sus propuestas pueden terminar sirviendo a intereses opuestos a sus ideas.
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