viernes, 13 de septiembre de 2013
Me pongo a analizar...
por Roger Rodriguez
Sergio Clavijo, el héroe de la rambla (y pregunta de Salven el Millón), cumplía servicios en 1978 en el Fusna, principal centro de represión en la Armada donde medio centenar de uruguayos secuestrados en Argentina fueron desaparecidos por Jorge Tróccoli y Juan Carlos Larcebeau.
Amodio Pérez, fue presentado como un interlocutor válido de nuestro pasado reciente, aunque era un confeso traidor de los Tupamaros a quienes delató en 1972, colaborando con las Fuerzas Conjuntas durante un año en el que decenas murieron y fueron torturados.
Mario Vitette Sellanes, se transformó en un mediático personaje porque fue expulsado de la Argentina por ser el cerebro del llamado robo del siglo en 2006, pero también tenía como antecedente ser el asesino del sereno de una estación de servicio en San José.
Raúl Fernando Gómez Cincunegui, el uruguayo que sobrevivió durante cuatro meses en la cordillera de los Andes, en realidad estaba huyendo de la justicia chilena donde enfrentaba una denuncia por abuso sexual sobre un niño de 8 años.
La mascota extraoficial de la selección uruguaya de fútbol, el Pato Celeste, criticado por los propios jugadores y cuyo negocio es vender la camiseta oficial celeste de Tenfield, tiene contacto con las máximas autoridades del poder que hasta lo premian con una placa.
La mediática criadora de caballos Lætitia Marie Madelaine Susanne Valentine de Belsunce d'Arenberg, princesa en Punta del Este, cuyo asesor es el extraditable torturador preso Antranig Ohanessian, nos advierte que los ricos se irán a la mierda si les ponen impuestos.
Me pregunto, ¿los uruguayos tenemos un problema de referentes o es que tanta admiración nos provocan los Keyser Söze?
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