viernes, 17 de octubre de 2008

AMERO el EURO americano

El 'Amero', ¿nueva forma de dominación?


EEUU, Canadá y México apuestan por una moneda común al estilo de la Unión Europea. ¿Y Sudamérica, cuándo? ¿Seguira siendo una simple y mal pagada proveedora de las grandes transnacionales?

El 01 de enero del año 2010, Canadá, Estados Unidos y México podrían reemplazar sus monedas nacionales por una nueva divisa: el ‘Amero’.

Según Wikipedia, “”ese mismo día todos los billetes y monedas denominadas en dólares de los EE.UU. se cambiarán a razón de uno a uno por un amero (A). Canadá y México cambiarán sus respectivas monedas, el dólar canadiense y el peso mexicano, a un tipo de cambio que deje inalteradas la competitividad y riqueza de ambas naciones. En los tres países los precios de los bienes y servicios, salarios, inversiones y pasivos, serán convertidos simultáneamente a Ameros, al mismo tipo de cambio con el que se convirtieron las respectivas monedas nacionales””.

Entonces habrá nacido la Unión Monetaria de América del Norte, sustentada en el Amero, una divisa hipotética propuesta para una unión monetaria en las naciones de la parte norte de América, idea basada en la moneda de la Unión Europea, el euro. Algunos especialistas que conocieron de este plan, le llamaron el TLC-Ultra, otros le llaman el Súper-NAFTA y la idea es estructurar una especie de versión americana de la Unión Europea.

Este plan fue al asunto clave que se protocolizó en la reunión que en Marzo de 2005 tuvo lugar en la Universidad de Baylor, en Waco, Texas (EEUU), entre los presidentes George Bush (USA), Vicente Fox (México) y el primer ministro canadiense Paul Martin… a espaldas de los Parlamentos de sus respectivos países. El candidato republicano John McCain ya lo aprobó...¿y qué opinará el otro candidato a la presidencia norteamericana, Barak Obama? Nada se le ha escuchado decir al respecto.

EEUU, Canadá y México firmaron secretamente el documento con el cual pretenden instaurar una moneda común, previa destrucción del dólar en una crisis del sistema económico americano, evento este último que serviría para justificar la operación ante la opinión pública estadounidense. Pero, la moneda común sería sólo una parte de esa “unión” entre los tres países. Ella también se extendería a todo lo que la frase “defensa de intereses comunes en el mundo” pueda englobar. Por supuesto, ni qué decir que el nuevo “ente” estaría dirigido por empresas y ‘trusts’ estadounidenses, ya que en este asunto los gobiernos y parlamentos están al margen y sólo actuarían como avales del acuerdo.

El euro entró en circulación en Europa el año 2001, y muchos economistas aseguran que esa moneda ha logrado que los precios de artículos y tecnologías aumenten, mientras los sueldos se han mantenido con escasas variaciones positivas. Es lo que podría suceder en México si entra en vigor el Amero, pero la diferencia es que al no haber en América del Norte un gobierno central, como lo hay en Europa, será México (la economía más débil del triunvirato) el país que tendrá que luchar en solitario y sin dinero contra una inflación desmesurada.

La idea gruesa respecto del Amero, expresada ya por algunos relevantes hombres públicos de la economía norteamericana, apunta a unir ejércitos, policías y economías de los tres países, a la vez que abrir completamente las fronteras al comercio y al tránsito…pero todo ello controlado desde Washington. Por lo tanto, lo anterior no tiene la misma conformación que la Unión Europea, donde cada quién posee identidad y capacidad de decisiones propias y colectivas en beneficio de toda la comunidad, asunto que no sucederá con la NUA (North American Union).

La Historia muestra y enseña que Estados Unidos siempre ha sacado ventajas superiores y totalitarias de sus negociaciones y tratados con otros países. ¿Habría en México mejores salarios?, ¿aumentaría el nivel de vida de los mexicanos?, ¿se estrecharía la brecha entre la economía mexicana y la estadounidense?

EL DÓLAR EN PROBLEMAS

No cabe duda que el dólar norteamericano se encuentra con enfermedad terminal, pues Estados Unidos se ha convertido en el país con mayor deuda interna del planeta. La deuda pública y privada de esa nación representa el 50% de toda la deuda mundial, lo que da una imagen de cuán gigantesco es su problema, pues el país de George Bush, sin dudas, es hoy el mayor deudor del mundo. Si el dólar sigue perdiendo su valor, el oro volverá a ser el refugio para garantizar las transacciones.

Hace pocos meses, una nueva amenaza se dejó caer sobre la economía norteamericana. Algunos países productores de petróleo determinaron cambiar gran parte de sus depósitos internacionales a euros y realizar sus transacciones con esa misma moneda. Pero, según los informes de organismos independientes, la cantidad de euros disponible no daría abasto para atender a todos quienes lo soliciten. Unos 100 trillones de dólares estadounidenses circulan por el mundo, en tanto la impresión de Euros no sobrepasa el 20% de esa cantidad. El oro, entonces, parece ser el puerto más seguro para garantizar las transacciones, según la visión de los economistas.

Los mandamases norteamericanos no se confunden ni engañan. Saben que el dólar viene en baja desde antes del inicio de la crisis ‘subprime’, superado por el euro en el mercado cambiario y amenazado fuertemente por las monedas de China, India y Brasil, países cuyas emergentes economías muestran crecimientos notables.

Durante algunos meses, los economistas de Washington se esmeraron en promover el acuerdo poniendo como ejemplo a España y la Unión Europea, asegurando que antes de entrar en vigencia el euro, España poseía una economía en decadencia. Ello es falso. Antes de ponerse en práctica la moneda europea, España ya se ubicaba como la novena economía del planeta.

Otro argumento esgrimido por los gobernantes yanquis apunta a que con el Amero se frenaría la inmigración ilegal desde México y Centroamérica, asunto por cierto de dudosa concreción, pues al fortalecerse la complicada y crítica economía estadounidense a través de los aportes canadienses y mexicanos, el mayor volumen de nuevas inversiones se asentaría en el país de Lincoln preferentemente.

Estudios independientes –franceses e italianos- pronostican para USA y Canadá un crecimiento superior al 06% anual si el Amero entra en funcionamiento, mientras que en México tal crecimiento (los primeros 10 años) estaría por debajo del 03% ya que el país de Villa y Zapata no podría competir en igualdad de condiciones, habida consideración de poseer una estructura industrial y tecnológica dependiente de sus futuros socios.

No obstante, resulta obvio entender que luego de uno o más quinquenios de aplicación del acuerdo, México obtendría un crecimiento nada desdeñable, muy superior al que muestra en la actualidad, pero siempre inferior al que se agenciarían sus socios norteños.

En las conversaciones sostenidas el año 2001 en la texana Universidad de Baylor, los tres mandatarios firmantes sugirieron hacer extensivo el acuerdo a América Latina una vez que el Amero se hubiese consolidado en el norte del continente. La intención oculta apunta a evitar que, específica y principalmente, Sudamérica decida estructurar organizaciones supranacionales parecidas a la Unión Europea, lo que en definitiva constituiría un severo peligro para los firmantes de Waco, ya que los países íbero-parlantes del subcontinente podrían transformarse en la tercera o cuarta economía del planeta, si logran consensuar, por fin, la voluntad política de crecer unidos.

Frente a las uniones comerciales –exitosas- de Europa y Asia, amén de la que se construye en América del Norte, las naciones latinoamericanas continúan disgregadas en beneficio ajeno, desunidas mediante la puesta en juego de intereses económicos y políticos administrados por gobiernos de países industrializados que extreman esfuerzos para evitar el nacimiento de una economía poderosa, como bien podría ser aquella que se desglosara de nuestra unidad.







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