viernes, 4 de junio de 2010
Escrache al genocida Lofiego
La persistente llovizna no afectó a la importante columna de manifestantes que se movilizaron hasta Mendoza 1480. Allí, en en el departamento 1 del octavo piso de ese edificio se encuentra el domicilio del represor Lofiego. Sobre el frente, se proyectó a gran tamaño una flecha y la palabra “Genocida”.
La liberación de los represores fue otorgada por la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal. Desde el Espacio Juicio y Castigo de Rosario lo consideraron un “despropósito desde todo punto de vista, tanto político como jurídico”. Y lo fundamentan aseverando que la Cámara de Casación otorga este “beneficio” a los torturadores, juzgados por delitos de Lesa Humanidad, como si fueran “delincuentes comunes”. “Esta resolución, tomada a menos de un mes que fueran condenados a prisión perpetua y cárcel común cinco genocidas en la causa Guerrieri, y a menos de dos meses del inicio de este nuevo juicio, constituye una provocación por parte de miembros de la corporación judicial” (Leer documento completo).
Matilde Gatti, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Rosario, planteó que “el mismo argumento es ridículo, porque dicen que por el paso del tiempo que ya están en la cárcel, sería como un derecho que tendrían los genocidas a esperar el juicio en libertad”. Esta definición es tomada por “los mismos que causaron que el tiempo pase, por lo que tardan en resolver”.
“Es totalmente sin sentido” continúa Matilde, “no pueden hacerse los tontos y alegar que por esto, que es por lo que ellos son responsables, se los deja libres”.
De esta manera, los organismos de derechos humanos decidieron retomar la modalidad del escrache, empezando con quien había sido el destinatario del primero realizado en nuestra ciudad en junio de 1998: Rubén Lofiego. “Como siempre decimos en estos casos, que cuando no hay justicia hay escrache, creímos que era un hecho paradigmático como para salir otra vez a la calle, a pesar de que hoy están los juicios en marcha” afirmó la activista.
Hablando de aquella jornada de hace doce años atrás comienza Paula Luna, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas de Rosario. “Me estaba acordando cuando hicimos el primer escrache y fue a Lofiego. Y la verdad que me da así como una nostalgia y a la vez muchísima bronca, porque estuvieron cuatro años detenidos sin la posibilidad de juicio. No esperábamos que el Juicio Guerrieri-Amelong se atrasara tanto como para estos tipos realmente pudieran pagar la fianza y quedar en libertad”.
En la megacausa Díaz Bessone (ex Feced), está el caso de Daniel Gorosito, el padre de Paula, que planteó su impotencia ante la perspectiva de que cuando empiece el juicio, “vamos a estar todos ahí, vamos a estar declarando, ellos nos van a estar escuchando pero van a poder volver a su casa. Entonces, nos da mucha más bronca por esta impunidad y pensar en el miedo que pueden sentir los testigos”.
“Nosotros estamos reclamando que mientras esté el juicio, estén en la cárcel. Pero hay que seguir, vamos a seguir en la calle, este escrache no es el último. Que se quede tranquilo Lofiego que lo vamos a seguir visitando mientras dure esta causa” concluyó.
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Escrache genocida Lofiego Rosario Argentina
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