REFERENTES HISTÓRICOS:
Primer Congreso del Pueblo - agosto de 1965
“Por soluciones de fondo, profundas y radicales”
“Nos proponemos concretar en este Congreso del Pueblo todas o la mayor parte de las inquietudes y aspiraciones que la generalidad de los uruguayos tenemos, ya pertenezcamos al sector de los trabajadores manuales, a los estudiosos o artísticos, a las actividades cooperativas, comerciales o a esas mil actividades que los hombres que viven de su trabajo y su esfuerzo realizan.”
Con estas palabras se iniciaba el documento preparatorio del Congreso del Pueblo, realizado por diferentes organizaciones como aporte a las discusiones que iban a desarrollarse. El texto marca la impronta que habría de tener el congreso: una convocatoria amplia que nucleara a todos aquellos sectores de la sociedad que vivían de su trabajo, que padecían la crisis y que buscaban participar en la búsqueda de soluciones. No se trataba solamente de un diagnóstico, sino de impulsar cambios en un contexto de participación y creciente protagonismo de los sectores populares.Como los propios expositores lo consignaron, no bastaba agruparse con la finalidad de defender los intereses corporativos, sino que era imprescindible “plantearse con seriedad y con formalidad la alternativa seria de salir también a la calle para reclamar soluciones de fondo, profundas y radicales a los problemas sociales y económicos que tiene planteados el país”.
El clima previo a la convocatoria del congreso puede sin duda ser definido como fermental. En el contexto de una crisis económica, cuyas principales manifestaciones fueron el estancamiento y la inflación, la adopción de las líneas trazadas por el Fondo Monetario Internacional, el aumento acelerado del endeudamiento y la fuga de capitales, con sus secuelas, se produjo el aumento de las tensiones sociales reflejadas en un incremento de las actividades y movilizaciones sindicales. Había una sensación extendida de estar viviendo un período histórico, en el sentido de una etapa de oportunidades para cambiar, y construir en común, a través de la lucha, las transformaciones indispensables para dar satisfacción a las necesidades populares.
Los aportes preliminares
Las organizaciones que participaron del Congreso del Pueblo produjeron dos documentos: uno preliminar, realizado en el mes de mayo con contribuciones de diferentes núcleos y con la finalidad de aportar insumos para la discusión general, y otro como resultado de los acuerdos alcanzados, con un programa de soluciones concretas para enfrentar la crisis.
Las elaboraciones realizadas por el congreso tomaron como antecedentes algunos de los datos aportados por la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico (CIDE), creada por el gobierno en 1960 con el cometido de coordinar los proyectos de inversiones del sector público.
El trabajo de la cide se concretó inicialmente en un diagnóstico publicado en 1963, “Estudio Económico del Uruguay. Evolución y perspectivas”, y finalmente en un “Plan Nacional de Desarrollo Económico Nacional”, en 1965. Ambos evidenciaron las deficiencias estructurales de la economía uruguaya y pusieron de manifiesto que los problemas del país no obedecían a una situación pasajera.
Los aportes sustanciales de la CIDE estuvieron centrados en los informes que contenían los primeros datos serios sobre la crisis.
Por su parte, a nivel de los asalariados la década del 60 señaló un impulso en la tendencia de los colectivos de trabajadores a adoptar posiciones respecto de los problemas del país. Se trataba de temas que superaban el marco de las reivindicaciones tradicionales y mostraban la intención de generar espacios que unieran a las fuerzas “de signo nacional y popular”, tal como se expresara en gran parte de los manifiestos de la época.
La realización del Congreso del Pueblo en agosto de 1965 marca los avances en ese sentido, la constitución de un nucleamiento propositivo y con capacidad de movilizarse y presionar que aportaba un programa nacional concreto de ataque a la crisis.
El programa de soluciones elaborado en el Congreso del Pueblo y luego adoptado por la CNT en 1966, muestra los progresos en la comprensión de la problemática del país y en la elaboración de propuestas consensuadas. El documento preparatorio, presentado en el Paraninfo de la Universidad el 29 de mayo del 65, consta de una serie de exposiciones que consideran diversos temas: los problemas del campo, de la educación, de la banca, de los entes públicos, la defensa de la soberanía y el análisis particular del analfabetismo a partir de los datos del censo de 1963 enmarcado en el diagnóstico de la CIDE.
La situación del campo constituía un aspecto sustancial del análisis en tanto la agropecuaria, principal actividad del país, vivía un estancamiento que se arrastraba de décadas atrás. El representante de la Comisión Nacional de Defensa de la Producción Agropecuaria, integrada por pequeños y medianos productores, expresaba la necesidad de superar la separación campo-ciudad y afirmaba que la línea real era la que dividía “la gran danza del latifundio y los grandes monopolios explotadores de los trabajadores de la ciudad y el campo”. El estudio planteaba los problemas de la tenencia de la tierra y el latifundio, la intermediación, la especulación, y concluía con la necesidad de tecnificación, planificación y división de la tierra. “El latifundio –decía– es estancamiento, es despoblación, es producción extensiva por definición (…) en el problema de la tierra que es por esencia un bien social, nos encontramos con que el latifundista va desplazando al pequeño productor (…).”
El tema de la educación ocupó gran parte de los aportes preliminares. El delegado de la Federación Uruguaya de Magisterio, Rolando Vieira, planteó la existencia de niños y jóvenes que desertaban de las aulas para convertirse en “la infancia que recorre las calles de Montevideo vendiendo estampitas o figuritas o pastillas en los ómnibus, la misma infancia y la misma juventud que está en los cantegriles de Montevideo y en los ranchos de lata en el Interior”.
La constatación de esta realidad que se asentaba en los datos emanados del censo se acompañó con el análisis del insuficiente presupuesto destinado a la educación primaria y media y la escasa provisión de recursos a la enseñanza técnica, considerada fundamental para el desarrollo económico. Las conclusiones hacían hincapié en políticas de fondo: “somos conscientes de que los problemas de la enseñanza y de la cultura en general no podrán tener ninguna solución dentro del sistema actual que tiene el país. (…) si no hay un cambio radical en el régimen de tenencia y explotación de la tierra, no habrá enseñanza igualitaria para todos. (…) si este cambio no se realiza en nuestro país a través de la industrialización de las materias primas y de la creación de fuentes de trabajo, como la apertura de fábricas, seguirá desvalida, desocupada y frustrada la juventud. (…) seguirá esta frustración hasta tanto no se cambie el sistema de comercio del país, ni su política impositiva, no se racionalice la administración pública, no se termine con las estafas, con los robos, y con la especulación de la banca y la industria (…)”.
El documento “Gobierno de la enseñanza”, producido por el Movimiento Nacional de Apoyo y Defensa de la Escuela Pública, promovía la autonomía de la enseñanza y la abolición de todo reparto político partidario de los cargos de dirección, que deberían ser elegidos por los docentes y los interesados directos en la educación. Otro de los aportes de este nucleamiento social fue el estudio de los resultados del censo de población y vivienda vinculados al analfabetismo. El trabajo definió como dramáticas las revelaciones surgidas, que mostraban un número significativo de analfabetos y semianalfabetos a quienes se les había negado su derecho a la cultura. La deserción escolar y los índices de analfabetismo fueron vinculados a causas estructurales derivadas de las condiciones económicas de pobreza: “(…) los hijos de la miseria, de los pueblos encerrados por el latifundio, los hijos de los humildes de cualquier parte del país son los que están en la primera fila del analfabetismo”.
El documento hacía alusión a la necesidad de crear más escuelas públicas, tanto en el medio rural como en el urbano, cursos para adultos que permitieran estudiar a quienes dejaron la enseñanza, evitar la superpoblación de los grupos para disminuir la deserción, aumentar el presupuesto de la enseñanza y los salarios de los maestros, brindándoles una remuneración que sirviera de incentivo para que nuevas generaciones se incorporasen a sus cuadros.
Entre los aportes preliminares, Héctor Rodríguez planteó el tema de la soberanía nacional y de las libertades públicas como principios a sostener. Se refirió a los procesos antidemocráticos que se daban en la región y a las amenazas más o menos indirectas de intervención de Brasil o Argentina en los asuntos internos de Uruguay. La defensa de las libertades públicas constituyó –y constituye– sin dudas uno de los principios rectores de los trabajadores organizados, principio que impulsó en el 64 la declaración de la cnt de ir a la huelga general en caso de golpe de Estado. Las preocupaciones presentadas por Héctor Rodríguez se inscribieron no sólo en declaraciones del embajador estadounidense de claro tono intervencionista y en lo publicado en tal sentido en revistas y otros medios de prensa que hablaban del tema, sino también en los rumores de golpe que circulaban en ese momento.
La exposición de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay partía a su vez de la afirmación de que la crisis bancaria era “tan sólo una manifestación de una crisis (que abarcaba) todos los planos de la vida colectiva: lo político, económico, moral”. Al igual que en el resto de las ponencias, los trabajadores de la banca, además de analizar su situación particular, en este caso especialmente crítica dada la crisis de la que se venía y que había generado un conflicto prolongado de los empleados del sector, se detenían en soluciones generales: “sólo el día en que la totalidad del manejo del crédito esté en manos del Estado, a través de organismos controlados por los trabajadores, será posible pensar en una financiación adecuada de los planes de desarrollo que el país resuelva poner en práctica”.
Por último, el dirigente de Aute Wladimir Turiansky abordaba la situación de los entes del Estado y su rol en la economía nacional. Profundizaba en los aspectos negativos de su funcionamiento, destacando entre ellos la politización de los mismos a través de la designación partidaria de sus directorios y el paulatino empobrecimiento de los entes como consecuencia de la crisis económica y los efectos de la reforma cambiaria y monetaria de 1959.
El documento planteaba las situaciones particulares de Ancap y Ute, consideradas estratégicas para cualquier proyecto de desarrollo, y luego se detenía en los organismos bancarios, los entes vinculados al transporte (Afe, Pluna y ANP) y en la pesca (SOYP). El funcionamiento de los entes del Estado se estimaba básico en tanto “en torno a estos organismos gira prácticamente toda la vida del país: (…) energía, combustibles, transporte, moneda, comunicaciones”.
La propuesta global de la mesa sindical coordinadora de entes autónomos y servicios descentralizados instaba al Congreso del Pueblo a “inscribir en su programa la defensa y el desarrollo de los entes industriales y comerciales del Estado”, la anulación de los contratos de ancap con las petroleras estableciendo el monopolio estatal sobre los combustibles, el estanco de tabaco, el apoyo a la construcción de Salto Grande pero con una financiación que incluyera recursos nacionales o convenios de intercambio, nacionalización del ahorro y del comercio exterior evitando la especulación, protección de la marina mercante nacional, coordinación del transporte, desarrollo de la industria pesquera dotando de recursos al organismo estatal competente, suspensión de las remesas al exterior por concepto de utilidades de las empresas extranjeras, impuesto progresivo a la propiedad latifundista de más de mil hectáreas, moratoria de la deuda externa, entre otros.
El Programa
Reunido en definitiva el Congreso del Pueblo en agosto, después de las deliberaciones en las que participaron 707 organizaciones y más de 1.300 delegados, se redactó un amplio documento, aprobado por unanimidad, que fue ordenado por la comisión organizadora y editado en los talleres del diario Época, que puso a disposición de los trabajadores del Sindicato de Artes Gráficas sus instalaciones y máquinas para que fuera armado e impreso con trabajo solidario.
La publicación de los resultados, cuya finalidad expresa era llevar a todos los rincones del país la propuesta aprobada, comenzaba con un “Mensaje al pueblo uruguayo” en el que se consignaba la composición del congreso, se denunciaba la situación crítica que atravesaba el país, se marcaban los responsables de esa situación y se hacía un llamamiento a la participación popular que se resumía en la frase artiguista: “Uníos, caros compatriotas, y estad seguros de la victoria”.
El programa se iniciaba con un breve diagnóstico y caracterización de la crisis a través de una serie de datos concretos. Éstos abarcaban aspectos de la producción, del papel de los consorcios y trusts que operaban desde los países capitalistas, de la tenencia de la tierra, las empresas nacionales, el papel del Estado, entre otros. Este espacio se cerraba con la constatación de la necesidad de cambios estructurales urgentes que permitieran superar el estancamiento y la pobreza.
Las soluciones fueron presentadas por temas. Se proponían una serie de reformas: agraria, industrial, del comercio exterior, tributaria, crediticia y bancaria, urbana, del transporte, y se le confería un papel relevante a las cooperativas, a la reactivación de la industria y a las inversiones públicas. Otras partes sustanciales del documento final se referían a la defensa de las libertades y a la soberanía nacional, a la educación y la cultura, y al bienestar y seguridad social. Bajo cada uno de los ítems considerados se enumeraban medidas a tomar que comprendían distintos aspectos de diversa complejidad.
En definitiva, los postulados programáticos aprobados integraban objetivos reivindicativos inmediatos (salud, vivienda, educación, salario, jubilaciones) con propuestas de transformación profunda, formulando un proyecto alternativo con clara definición antimperialista.
El documento también daba cuenta de los mecanismos de coordinación, creaba una Asamblea Nacional, definía su integración, marcaba plazos, daba pautas para la incorporación de nuevos temas e incluía la plataforma y el plan de lucha.
El tratamiento del tema cultura y educación ocupó un amplio espacio, en el que se destacaba el papel de la enseñanza pública en la formación de un “hombre capaz de manejar la técnica, la ciencia, el arte”. Asimismo establecía principios básicos en materia de política educativa y definía aquellos en los que debía asentarse: gratuidad, asistencialidad, laicidad, obligatoriedad.
“La enseñanza pública –expresaba el texto– debe ser orientada hacia la formación plena del individuo, entendiendo por tal la asimilación en forma consciente y creadora por parte del educando de una enseñanza que sea: científica, técnica, física, moral y cívica, humanista, artística y vocacional.”
Se analizaba la pertinencia de una transformación de la organización del sistema educativo, destacando como prioridades la autonomía, la creación de una ley orgánica, el estatuto del funcionario administrativo y docente y la preparación y perfeccionamiento del docente, la reforma educativa, así como la dotación de recursos materiales para llevar adelante las reformas planteadas.
También fueron recogidas las ponencias de los “trabajadores de la cultura”, que introdujeron aportes en materias como promoción de las publicaciones, concesión de becas y subsidios, creación de un centro estatal de investigación expresiva, censo de las existencias artísticas, fomento del teatro, sanción de leyes de radio y televisión.
Los aspectos relacionados con el bienestar y la seguridad social, por su parte, incluyeron propuestas como la intervención de las cajas oficiales, despartidización de sus directorios, mejoras en los beneficios, actualización periódica de los ingresos de jubilados y pensionistas, aguinaldo, derogación de las jubilaciones de privilegio, legislación laboral que promoviera el estatuto del trabajador rural, fijación del salario mínimo nacional, protección a la minoridad desvalida, reestructura del Consejo del Niño, entre una variada lista de preocupaciones.
Bajo el título “Recomendaciones e iniciativas” se recogieron las contribuciones producidas por diversas organizaciones relacionadas con la vivienda y la prensa y se trasladó al organismo competente la discusión del tema reforma constitucional que se debatía en la coyuntura a nivel nacional.
Independencia, unidad y solidaridad
El documento final se completaba con “Otras ponencias” y una “Declaración especial”. En la primera tuvieron cabida asuntos vinculados a la solidaridad con la mutual de futbolistas en conflicto, con los estudiantes frente a “atentados policiales” y con la población negra de Estados Unidos en el contexto de brotes de violencia racial en ese país que ponían “en peligro la vida y el derecho inalienable de la persona humana a vivir decorosamente, independientemente de su raza o color”. La segunda marcaba la independencia del Congreso del Pueblo con respecto a los nucleamientos partidarios y a las instituciones estatales, dejando “expresa constancia pública de que el programa elaborado será llevado adelante (…) por los propios participantes a través de sus organizaciones y las que se dé el congreso”, y destacando que dicho programa fue aprobado “con la misma independencia que sus organizaciones integrantes guardan celosamente respecto a los partidos políticos y al Estado (…)”.
La lectura directa de los documentos y de las crónicas que la prensa publicó en esos días de agosto de 1965 permiten reconstruir el clima de participación, entusiasmo y compromiso que atravesaba a vastos sectores de la población. La crisis como telón de fondo, lejos de generar apatía, fomentó –en una coyuntura internacional marcada por transformaciones y confrontaciones– el protagonismo de los sectores populares.
El espíritu de cambio se acompañó del rescate de tradiciones –muchas de ellas propias del movimiento obrero organizado– como la solidaridad, la independencia, la valoración de la unidad en la diversidad y la capacidad propositiva.
Compelidos por la gravedad de la crisis, acicateados por la percepción del fin de la imagen del Uruguay “de excepción”, ningún aspecto de la vida del país, desde lo estructural a lo cotidiano, quedó fuera del análisis y de la propuesta de cambio que fue enunciada con un lenguaje común y accesible, expresión de la convicción de que se trataba de un programa “profundo y humano. Y por ello plenamente realizable”.
En definitiva, el Congreso del Pueblo convocó a la “unidad de voluntades” y propuso un “programa de la esperanza”, unitario en la acción. Tarea difícil –como se admitía– pero también desafiante, de construcción de un destino propio de los sectores populares con “trabajo, paz y libertad”.
En definitiva, el Congreso del Pueblo convocó a la “unidad de voluntades” y propuso un “programa de la esperanza”, unitario en la acción. Tarea difícil –como se admitía– pero también desafiante, de construcción de un destino propio de los sectores populares con “trabajo, paz y libertad”.
Publicado en el Suplemento sobre el Congreso del Pueblo, semanario Brecha, 14 de septiembre de 2007
Edición a cargo de Universindo Rodríguez y Silvia Visconti Aporte a la discusión del Frente Amplio sobre el tema "nos hemos quedado sin estrategia"
Hoy acercamos unos comentarios sobre el PRIMER CONGRESO DEL PUEBLO a los que nadie podrá considerar controversiales ya que el Congreso del Pueblo reunió a la totalidad de las expresiones organizadas del movimiento popular y a través de ellas a un número muy significativo de la militancia de la izquierda. En aquél entonces. El citado Congreso adoptó una serie de resoluciones de CARÁCTER ESTRATÉGICO que en lo sustancial SIGUEN VIGENTES Y CONSERVAN ACTUALIDAD.El Congreso del Pueblo estuvo precedido por un largo proceso de discusiones y estudios sobre la realidad CONCRETA y acerca de LAS CAUSAS del conjunto de la problemática nacional. Es decir que sus resoluciones fueron madurando a lo largo de mucho tiempo en un proceso fermental en las organizaciones sindicales,populares y en la misma izquierda y en los debates del Congreso adquieren dimensión colectiva ya que se lograron plasmar a través de discusiones que le hicieron a los problemas de fondo, orientados -eso sí - a la búsqueda de consenso, el que se logró. Nadie abandonó el Congreso del Pueblo por discrepancias de fondo con la estrategia delineada ni ninguna organización no las hizo suyas.Por el contrario, fueron el fundamento teórico - digamos así - para lograr la unidad sindical y la creación de la CNT basada precisamente en las conclusiones emanadas del Congreso del Pueblo.Por estas razones lo mejor es darle la palabra al Primer Congreso del Pueblo que sostuvo:
"No se trataba solamente de un diagnóstico, sino de impulsar cambios en un contexto de participación y creciente protagonismo de los sectores populares.Como los propios expositores lo consignaron, no bastaba agruparse con la finalidad de defender los intereses corporativos, sino que era imprescindible “plantearse con seriedad y con formalidad la alternativa seria de salir también a la calle para reclamar soluciones de fondo, profundas y radicales a los problemas sociales y económicos que tiene planteados el país”.
Es decir que estaba claro para el conjunto del movimiento popular que ninguna de las soluciones propuestas se iban a conseguir como una dádiva. Contrariamente, se planteaba la alternativa de "salir a la calle para reclamar soluciones de fondo". Debe de observarse que todo el tiempo se hace referencia a soluciones "de fondo",marcando así desde el comienzo, que no habrían soluciones REALES que no fueran otras que las DE FONDO. Esto con el fin de desmarcarse de la demagogia de los polítiqueros que ante un auge de los reclamos populares podrían salir al escenario - como tantas veces antes - con propuestas o medidas que solo serían comparables a darle una mano de pintura a una estructura podrida. Por eso el Congreso del Pueblo se refiere todo el tiempo a ir a las raíces mismas de los problemas, ir al fondo de la crisis, cambiar las estructuras de raíz no conformándose con meros mejoramientos estéticos. Más aún se habla de soluciones PROFUNDAS Y RADICALES. Esto en los tiempos en que definirse por soluciones radicales era y fué ACEPTADO POR LA TOTALIDAD DEL MOVIMIENTO POPULAR. Eran las épocas en que lo radical no era una mala palabra - hasta peligrosa para el que la utilizase - sino que, -por el contrario-, era la identificación mínima que el movimiento popular le pedía a la gente. A pesar de que se daban debates sobre los caminos y los métodos de lucha, TODOS, todas las corrientes y organizaciones partían del común considerando de que las soluciones por las cuales se luchaba debían revestir un carácter RADICAL si es que se querían considerar soluciones a los grandes problemas "sociales y económicos que tiene planteados el país". Es decir que cuando en la actualidad se utiliza el término "radical" de manera despectiva y condenatoria, de hecho no se está más que ignorando lo que han sido los cánones por los cuales transcurrió la edificación - ladrillo a ladrillo - del edificio del movimiento popular y sindical. La búsqueda de soluciones radicales a los problemas nacionales es el basamento subjetivo de todo este vasto movimiento popular que luchó con heroicidad - en todos los frentes- y finalmente logró derrotar a la dictadura militar fascista. Es el basamento de la forja de conciencia en amplios sectores del pueblo, de que los trabajadores, con sus organizaciones, eran los más aptos para emprender el camino de las soluciones de fondo.
"La situación del campo constituía un aspecto sustancial del análisis en tanto la agropecuaria, principal actividad del país, vivía un estancamiento que se arrastraba de décadas atrás." "....la necesidad de superar la separación campo-ciudad y afirmaba que la línea real era la que dividía “la gran danza del latifundio y los grandes monopolios explotadores de los trabajadores de la ciudad y el campo”. El estudio planteaba los problemas de la tenencia de la tierra y el latifundio, la intermediación, la especulación, y concluía con la necesidad de tecnificación, planificación y división de la tierra. “El latifundio –decía– es estancamiento, es despoblación, es producción extensiva por definición (…) en el problema de la tierra que es por esencia un bien social, nos encontramos con que el latifundista va desplazando al pequeño productor (…).”
Como se puede ver en los párrafos antes citados, la cuestión de la tenencia y explotación de la tierra se consideraba el problema central de la estructura económica y productiva nacional, y el que generaba todos los otros problemas subyacentes siendo así el factor fundamental en la generación y agravamiento permanente de la crisis. Se indica con extrema claridad que el latifundio es el mal fundamental y que a consecuencias de su existencia y expansíon se genera "estancamiento,despoblación y desplazamiento del pequeño productor". El Congreso del Pueblo sintetiza los resultados de profundos, prolongados e ingentes estudios realizados por variados estudiosos o equipos de estudiosos, del agro, de la estructura económica y social, así como los invalorables aportes de destacados historiadores, todos los que de conjunto brindaron un acervo de alta calidad, hasta entonces desconocido en el país. Las conclusiones a las que arriba el Congreso del Pueblo no fueron la reunión de una serie de consignas o gritos de guerra, sino el resultado de fundados estudios científicos. La izquierda - en todos sus matices - fué la que aportó a través de sus militantes, la base racional y el fundamento científico, lo repetimos, de lo que posteriormente fueron la clave para comprender la realidad nacional, generando consignas de lucha que resumían objetivos movilizadores. La tenencia de la tierra, como siempre, como antes, entonces y ahora, es la llave para la solución de los endémicos problemas que padece el país. No fué este Congreso el primer foro en el cual se consideró ésta problemática, pero sí el de mayor peso y relevancia de todos los que habían habido y - nos atrevemos a afirmarlo - de todos los habidos hasta ahora. Ya que sí la cuestión de la tenencia de la tierra no está como el eje central en los debates o reuniones de la izquierda y del movimiento obrero, se estará eludiendo el abordar el problema sustancial que hará posible la aplicación de un VERDADERO PROGRAMA DE SOLUCIONES NACIONALES.
“somos conscientes de que los problemas de la enseñanza y de la cultura en general no podrán tener ninguna solución dentro del sistema actual que tiene el país. (…) si no hay un cambio radical en el régimen de tenencia y explotación de la tierra, no habrá enseñanza igualitaria para todos. (…) si este cambio no se realiza en nuestro país a través de la industrialización de las materias primas y de la creación de fuentes de trabajo, como la apertura de fábricas, seguirá desvalida, desocupada y frustrada la juventud. (…) seguirá esta frustración hasta tanto no se cambie el sistema de comercio del país, ni su política impositiva, no se racionalice la administración pública, no se termine con las estafas, con los robos, y con la especulación de la banca y la industria (…)”.
Precedido de un análisis sobre la situación de la infancia y de las familias de pocos recursos se aborda de lleno el problema de la educación indicando que la falta de recursos tiene consecuencias fatales para el buen desarrollo de la misma y de allí en más sus resultados en todos los órdenes. Lo extremadamente destacable es el enfoque del Congreso acerca de cómo se debe de solucionar el problema de la educación. Llega directamente a que "no hay solución dentro del sistema actual que tiene el país", lo que es el enfoque absolutamente correcto y REALISTA de la problemática ya que la ubica en el contexto social, dependiente de las condicionantes económicas y sociales y no aisladas de éstas. La ubica como un resultado de las mismas y de allí el que las soluciones pasan por la resolución de los grandes problemas : la tierra, la industrialización, el cambio del sistema de comercio, su política impositiva,y la especulación de la banca. Es decir que aún para la resolución del problema de la educación se adopta una postura claramente anticapitalista en la medida en que es el sistema el responsable de la crisis en todos los aspectos, la educación incluída. El Congreso es muy claro cuando define que no habrán soluciones con "el sistema actual" indicando como primera condición "un cambio radical en el régimen de tenencia y explotación de la tierra", volviendo - de esa manera - a lo anteriormente analizado sobre la significación, en todos los órdenes, del necesario cambio radical en la tenencia de la tierra.
"La exposición de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay partía a su vez de la afirmación de que la crisis bancaria era “tan sólo una manifestación de una crisis (que abarcaba) todos los planos de la vida colectiva: lo político, económico, moral”.“sólo el día en que la totalidad del manejo del crédito esté en manos del Estado, a través de organismos controlados por los trabajadores, será posible pensar en una financiación adecuada de los planes de desarrollo que el país resuelva poner en práctica”."
La misma AEBU que en la actualidad está sometida a incesantes presiones estatales y patronales ya colocaba con claridad el eje que permitía comprender la crisis, la crisis bancaria y sus consecuencias en todos los ámbitos, para concluir con una sentencia que conserva toda SU ACTUALIDAD y que fuera adoptaba como resolución por el Congreso, mas tarde por la CNT, por el conjunto de las organizaciones de la izquierda, por el Frente Amplio cuando su formación y aún por todas las organizaciones armadas o guerrilleras. La AEBU y el Congreso del Pueblo no se hicieron ilusiones : "sólo el día en que la totalidad del manejo del crédito esté en manos del Estado, a TRAVÉS DE ORGANISMOS CONTROLADOS POR LOS TRABAJADORES, será posible pensar en una financiación adecuada de los planes de desarrollo que el país resuelva poner en práctica". Pilar estratégico para cualquier planteamiento de lucha de liberación social, a la luz de la actual crisis mundial que sacude al sistema capitalista, se podrá constatar su agudeza y validez. Clave ayer, actual hoy, IMPRESCINDIBLE EN EL FUTURO sí es que de verdad se quieran implementar "planes de desarrollo que el país resuelva poner en práctica". No en vano el movimiento sindical que hizo suyas estas conclusiones del Congreso del Pueblo pudo delinear un verdadero plan de soluciones de fondo, profundas y radicales como bien se ha explicitado.
"Por último, el dirigente de Aute Wladimir Turiansky abordaba la situación de los entes del Estado y su rol en la economía nacional. Profundizaba en los aspectos negativos de su funcionamiento, destacando entre ellos la politización de los mismos a través de la designación partidaria de sus directorios y el paulatino empobrecimiento de los entes como consecuencia de la crisis económica y los efectos de la reforma cambiaria y monetaria de 1959."
"El funcionamiento de los entes del Estado se estimaba básico en tanto “en torno a estos organismos gira prácticamente toda la vida del país: (…) energía, combustibles, transporte, moneda, comunicaciones”.
"La propuesta global de la mesa sindical coordinadora de entes autónomos y servicios descentralizados instaba al Congreso del Pueblo a “inscribir en su programa la defensa y el desarrollo de los entes industriales y comerciales del Estado”, la anulación de los contratos de ancap con las petroleras estableciendo el monopolio estatal sobre los combustibles, el estanco de tabaco, el apoyo a la construcción de Salto Grande pero con una financiación que incluyera recursos nacionales o convenios de intercambio, nacionalización del ahorro y del comercio exterior evitando la especulación, protección de la marina mercante nacional, coordinación del transporte, desarrollo de la industria pesquera dotando de recursos al organismo estatal competente, suspensión de las remesas al exterior por concepto de utilidades de las empresas extranjeras, impuesto progresivo a la propiedad latifundista de más de mil hectáreas, moratoria de la deuda externa, entre otros."
Como se puede constatar, otro de los sectores en la actualidad en permanente conflicto con el poder y el gobierno, los trabajadores del estado, justamente por estar inmersos en la realidad que indicaba Wladimir Turiansky : “en torno a estos organismos gira prácticamente toda la vida del país: (…) energía, combustibles, transporte, moneda, comunicaciones", aportaban un muy claro y concreto programa de soluciones tanto para la problemática en sí de los Entes del Estado como para la general de la estructura económica nacional.No la vamos a repetir. Sin embargo es dable indicar qué, una vez más - desde este ángulo - aparece el problema de la tenencia de la tierra como factor sustancial para el desarrollo, agregándosele la "moratoria de la deuda externa".
Es decir que sector a sector, el movimiento popular analizó la estructura ecónomica nacional, buscó y encontró las causas de la crisis endémica y levantó un programa de soluciones. Para los más y para el bien de la economía nacional. Estamos en el 2012 pero los problemas siguen siendo los mismos, más aún, agravados. La tenencia de la tierra ahora en un gran porcentaje en manos extranjeras de multinacionales depredadoras sigue manteniendo el mismo rol de eje central para la resolución del conjunto de la problemática nacional. Desde que el Congreso del Pueblo sostuviera que lo resuelto significaba "un programa “profundo y humano. Y por ello plenamente realizable" hasta el día de hoy, pasando por la criminal dictadura militar, por gobiernos de la derecha continuista y por dos triunfos electorales del Frente Amplio y dos presidentes, la situación no ha cambiado en lo sustancial. Lo que el movimiento popular indicó en su Congreso como los males endémicos, apuntando claramente al sistema capitalista de dominación, siguen tan actuales como antes. Hay situaciones que se han agravado notoriamente y los sectores pobres son aún mas pobres. La tierra -como decíamos- permanence bajo el mismo sistema de tenencia como entonces, con la diferencia de que ahora una parte importante de la propiedad es de las multinacionales saqueadoras.
Los gobiernos del progresismo han hecho ligeras mejoras parciales pero ninguna medida de fondo ha sido adoptada y llevada a la práctica. En síntesis el programa y la estrategia delineados por el Congreso del Pueblo en 1965 siguen sin haber sido puestos en práctica siquiera parcialmente, a pesar de las dos victorias electorales,mayorías parlamentarias y dos Presidentes de la coalición.Es decir que éste programa de soluciones sigue vigente como tal: como programa, como estrategia y como guía para la acción del movimiento popular en su afán de comenzar a recorrer el camino de su VERDADERA LIBERACIÓN , de la mano de las resoluciones entonces adoptadas.
La izquierda ha apostado a lo que se ha llamado "lo posible". ¿ Es qué entonces, 1965, era más "posible" el hacer realidad estos postulados ?. De ninguna manera. Hoy y hace ya tiempo , desde la primera victoria electoral del Frente Amplio, sí que era y es posible el comenzar a transitar por este camino. Qué - debe de repetirse - es el mismo que no indicaran los documentos y plataformas fundacionales del Frente Amplio. "Lo posible" se ha discutido en las sesiones cerradas de direcciones y estructuras partidarias, en bancadas parlamentarias o consejo de ministros, pero no se lo ha puesto a caminar por los senderos del movimiento popular, como si se hizo antes de 1965 y después también. El Congreso del Pueblo no fué un conciliabulo de cúpula, fué sí , el resumen y la síntesis de un vasto proceso de debate, análisis, estudio y confrontación con la práctica, en la lucha, por parte de todo el movimiento popular en incontables combates más o menos generales, más o menos violentos. La promulgación de cánones de "lo posible" por parte de la misma izquierda, para con ella y con la pretensión de hacerlo extensivo a todo el resto del movimiento popular ha castrado la creatividad del movimiento popular, ha ahogado y finalmente extinguido el debate y el intercambio de ideas y experiencias, ha impedido la participación de las bases en las decisiones fundamentales, ha adoptado resoluciones en Congresos que aún hoy están incumplidas. En fin, "lo posible" ha crecido como un tumor maligno ya que resulta imposible el tratar de llevar adelante un programa tan auténticamente popular como el del Primer Congreso del Pueblo. Con "lo posible" se ha hecho imposible la lucha por soluciones reales,profundas y radicales. Se ha hecho imposible la movilización activa de las bases por medidas realmente posibles. Se ha aplastado la mística militante y popular, y a lo sumo se la ha cambiado por la mistificación de figuras, seres humanos al fin, que nunca podrán adquirir las dimensiones movilizadoras de un movimiento popular conciente y organizado como aquél que dió origen al Primer Congreso del Pueblo, democrático, participativo de verdad, amplio, pluralista también de verdad, de verdad unitario, que convocaba a la militancia y al pueblo en general a una lucha por soluciones de fondo, en la calle.
"Lo posible" ha traído como consecuencia el crecimiento vertiginoso del rol de los que representan. Representaciones ganadas en las urnas, limpiamente eso sí, pero -como lo CONSTATA EL MISMO FRENTE AMPLIO- incapaces de generar ningún tipo de movilización. Por metodología y por práctica de substitución del rol del pueblo y de las bases movilizadas para lograr sus objetivos históricos.En la actualidad hay una tremenda distancia entre representantes y representados. Los representantes planifican y analizan entre ellos mismos , a lo sumo con otros representantes (los de la derecha) para poner en pié diversos cambios de personas que en el fondo no modifican nada. La pasivización le cae como una culpa o como una queja al militante de base o aún al pueblo votante. Los dirigentes se quejan de que la gente no se moviliza cuando ellos no tienen ninguna propuesta de movilización. Si por acaso algunos sectores se movilizan por su cuenta, en base a decisiones democráticamente resueltas por las bases,en Asambleas, después de intensos debates, los partidarios de "lo posible" se molestan ya que según su análisis estas movilizaciones quieren lo imposible (aunque la mayoría de las veces se trate de tantos por cientos de aumentos de salarios que casi siempre están por debajo del costo de la vida).Las indicaciones que "bajan" desde las cúpulas partidarias no son de estímulo a la participación. En consecuencia no la hay y las "movilizaciones" se limitan a ser electorales con todos los peligros que esta práctica implica. El arriba decide y no encuentra obstáculos, y el abajo se pasiviza y a lo sumo se moviliza como despectivamente se la llama desde la cúpula, por "razones corporativas". Para hacer esa crítica debería estar sobre la mesa un programa movilizador , de soluciones reales,profundas,radicales como bien definió el Primer Congreso del Pueblo. En cambio la gente escucha, a través de los medios, que la estrategia frentamplista está agotada.
Lo que puede derivar en algo peor o en algo mejor. Peor, si se considera que se ha hecho lo suficiente en la labor de "humanización" del capitalismo y que -al menos en Uruguay- además de "decente" tiene "rostro humano". Es decir que los representantes se dedicarán a regar las flores. Mejor, podría ser, si hubiera gente en el Frente Amplio, en las bases,entre los militantes, que pusiera sobre la mesa el programa y la estrategia del Primer Congreso del Pueblo y propusiera, como se hace en varios países latinoamericanos, que se comenzaran a aplicar esas soluciones de fondo respaldadas por la activa movilización popular. La derecha cuando puede se intenta movilizar, sea juntando firmas o sea con movilizaciones puntuales. En otros países tambíen hacen huelgas patronales, manifestaciones y diversas acciones concretas para impulsar sus reclamos. Normalmente también -en esos mismos países- el movimiento popular se moviliza por sus reclamos y aún por reinvindicaciones de carácter estrátegico, que tocan la tierra, el no a la minería de cielo abierto,el control obrero como en Venezuela, las nacionalizaciones como en varios países latinoamericanos. Es decir que muchos otros hermanos latinoamericanos ponen en práctica "lo imposible".
A esos efectos recomendamos a toda la militancia del movimiento popular,en primer lugar a la del Frente Amplio, la lectura y el estudio de las resoluciones del Primer Congreso del Pueblo y del programa de fundación de la CNT, que son la historia inmediata que es propia del movimiento popular y la que todos deben de conocer.
Rosendo
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