El coltán, comercio sangriento.
Un documental realizado por una cadena francesa, nos acerca al incómodo problema que la obtención de Coltán,(mineral necesario para la fabricación mayoritariamente de teléfonos celulares), está causando en el Congo.
Ayudando a financiar grupos rebeldes, responsable de matanzas, abusos y causante de condiciones de trabajo en régimen de esclavitud, muchas con niños por protagonistas.
http://youtu.be/1Y8-0VCvBig
De lo que El Observador no habla
Patricia Madrid @PatriciaJMadrid - 28.01.2012
DESPLIEGUE URUGUAYO EN MISIONES DE PAZ
Vivir a los pies de un volcán
Con el casco azul en el Congo
Cuentan los militares uruguayos que entre las seis bases que el batallón uruguayo tiene distribuidas en el Congo, en el marco de la misión de paz Monusco desplegada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), hay dos misiones: la Congo holiday y la Congo true.En la primera, el destino asegura ciertas comodidades y una calma relativa. En cambio, en la segunda, las fuerzas castrenses saben de antemano que durante los meses que les toque estar allí cualquier cosa puede pasar, y serán testigos en primera fila de la situación de inestabilidad que atraviesa el país africano.
Uruguay aceptó hace 10 años formar parte de las tareas de estabilización, impulsada por la comunidad internacional en esta ex colonia belga, y desde ese entonces ha enviado contingentes militares que tienen como principal objetivo la protección de la sociedad civil.
Hoy, el conflicto político y social más relevante en el Congo se concentra en la zona este del territorio, en donde las acciones del grupo armado FDLR (Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda) generan caos y la fragilidad del sistema político del país no consigue hacerle frente.
Los militares uruguayos cruzan lo estrictamente establecido por la ONU y realizan tareas que el personal de otros países no lleva adelante; ayudan a instituciones que asisten a mujeres que sufrieron abuso sexual, niños huérfanos o con capacidades diferentes, víctimas de la realidad de un país debilitado.
Ese vínculo que han generado en la última década los militares uruguayos y la población local, al que algunos acceden y otros son más reticentes, se termina haciendo evidente para el visitante en cuanto se escucha a un niño congoleño hablar de Peñarol y Nacional o entonar alguna estrofa del himno uruguayo.
Marcando presencia
Esas “dos misiones” a las que aluden los militares uruguayos en Congo saltan a la vista en cuanto se conocen dos de las seis bases en las que está desplegado el Ejército y que visitó El Observador: la base Siempre Presente en la ciudad de Goma, y la base Charrúa en Kimúa, en medio de la selva.
En Goma, al pie del volcán Nyiragongo, los militares uruguayos han construido en los últimos años una miniciudad a partir de estructuras rectangulares a las que llaman “corimec”, proporcionadas por la ONU, en donde funciona la “central” de la misión.
Además de agua potable, luz y conexión a internet las 24 horas, hay canteros cuidados con flores, livings con televisores LCD, un gimnasio, un consultorio odontológico, policlínica con camas de internación, una estación de radio y quinchos con grandes sillones forrados con telas africanas en donde por la noche se escucha música uruguaya.
En la base ubicada en la selva congoleña, adonde solo se accede vía helicóptero en cuestión de 25 minutos, lo que se oye semanalmente son los disparos de los grupos armados y las voces de los niños congoleños que andan alrededor. En Kimua es donde los soldados deben estar en constante alerta y hay poco margen para la distensión, porque es zona de conflicto.
El trabajo en el lugar consiste en realizar patrullas a pie, recorriendo las villas de la zona, monitoreando la situación y reportando a Goma.
Además, el médico de turno en la base es quien brinda asistencia a la población civil y determina cuándo es necesario solicitar apoyo para realizar una evacuación sanitaria.
La ONU tiene también instalado al costado de esa base un lugar adonde los milicianos que quieren desarmarse y desmovilizarse pueden concurrir a entregar las armas y pedir protección.
Pocos y repiten
Uruguay está “al límite” de sus capacidades en lo que respecta al envío de cascos azules al exterior, advierte el Ejército.
La falta de un número importante de nuevo personal que se sume a las Fuerzas Armadas anualmente lleva a que, en su gran mayoría, los militares que hoy están en misión hayan estado más de una vez en los contingentes desplegados en Congo o Haití. Un recuadro en la chaqueta, con un número bordado, muestra cuántas misiones tiene cada militar en su haber.
El dinero es el motivo principal por el que gran parte de los militares eligen voluntariamente participar de una misión.
Eso es lo que mueve a subalternos y oficiales a viajar; aunque en este último grupo –en el que están quienes se formaron en la Escuela Militar– participar en una misión permite también sumar méritos para crecer en la carrera profesional.
Pasar casi un año en el exterior permite a los cascos azules una mejora salarial y aspirar a mejorar el nivel de vida en Uruguay. Un soldado, el grado más bajo en el escalafón de los subalternos, además de percibir el sueldo mensual por parte de las Fuerzas Armadas, puede volver al país con una cifra cercana a los US$ 10 mil, que es el dinero que paga Naciones Unidas.
El destino de ese dinero se repite en gran parte de la tropa: comprar un terreno para hacer una casa, refaccionar la vivienda, capitalizarse para tener un negocio, comprarse un auto, festejar el cumpleaños de 15 de una hija o el casamiento propio.
Entre los más jóvenes, en cambio, el dinero, además de ser ahorrado se utiliza para disfrutar.
Estar en África no es una oportunidad de todos los días y viajar a los países de ese continente u otros cercanos es una experiencia que resulta demasiado costosa para ser concretada desde Uruguay.
De allí que, aprovechando las facilidades que da trabajar para Naciones Unidas, como los vuelos gratis entre distintas ciudades, los militares utilizan sus días de franco y la licencia anual para hacer turismo. Uganda, Ruanda, Tailandia, Kenia o India son algunos de los destinos elegidos.
El tiempo de ocio y cómo se usa es de gran importancia para el contingente uruguayo, por lo que un porcentaje del dinero de que dispone el batallón se destina a “welfare” (estado de bienestar).
Las Fuerzas Armadas tienen alquilada una casa en Entebbe (Uganda), a la que los militares pueden viajar durante su licencia sin costo alguno. Además, en los últimos años se hicieron convenios con hoteles en Goma que disponen de piscina y parques, adonde, abonando US$ 3 por persona, la tropa puede ir a pasar un día de descanso.
Presente en la ausencia
Los oficiales que lideran a un grupo de soldados tienen claro que, para resistir el paso del tiempo y sobrellevar la distancia con Uruguay, a la tropa hay que mantenerla motivada.
Los militares deben estar bien alimentados, ocupados la mayor cantidad de tiempo posible y en contacto con sus familias al otro lado del Atlántico.
Durante los nueve o diez meses que dura la misión, la vida cotidiana del núcleo familiar del militar en Uruguay continúa, y quien está cumpliendo misión en el Congo inexorablemente la vive a miles de kilómetros.
Desde la rotura del caño en la casa hasta el nacimiento de un hijo o la muerte de un padre, se debe estar presente en la ausencia, vía telefónica o internet.
De ahí que en la base uruguaya en Kimúa la antena satelital del wi-fi sea la “vedete” del lugar para los militares.
Entre las fuerzas castrenses existe lo que ellos llaman el “camarada de contacto”. Es el compañero y confidente que uno elige para compartir las buenas y las malas noticias, quien da ánimo cuando se está “hachado” (deprimido) y que habitualmente hace de nexo con los superiores para plantear alguna situación que se esté atravesando.
El contingente también dispone de un psicólogo al que cualquier militar puede consultar, y en Uruguay existe un equipo de asistentes sociales que complementan el trabajo con la familia del casco azul.
Siempre está la posibilidad de pedir la repatriación y volver a Uruguay, olvidándose de la paga restante. Pero esos casos, dicen los militares, son los menos.
La jerga militar
Uruguay ocupa el lugar número 13 en el ranking de países contribuyentes de personal desplegado en misiones de paz de ONU. En diciembre de 2011, había 2.270 militares y oficiales policiales uruguayos distribuidos en siete misiones
Hogar de huérfanos
Los militares uruguayos colaboran semanalmente con el hogar conocido como Aprofime, en la ciudad de Goma, en donde un grupo de mujeres congoleñas educa a 150 niños y adolescentes de hasta 15 años que son huérfanos. El batallón lleva comida todos los días, de lo que se prepara como “extra” en la base Siempre Presente, y se traslada para que los niños puedan alimentarse. Además, tres veces por semana los militares llevan agua potable.
La vinculación del batallón de Uruguay con esta institución comenzó en el año 2010. Ante cada recambio de tropas, muchos soldados dejan ropa que es donada para estos niños. Vinculado a esta institución, hay un hogar de bebés huérfanos adonde también los uruguayos trasladan agua y comida. La directora de la institución, Françoise Mihigo, dijo a El Observador que antes recibían ayuda de diversas ONG pero ahora solo cuentan con el apoyo de la tropa uruguaya.
Hogar de discapacitados
Otra de las instituciones en Goma adonde el contingente lleva ayuda es al hogar ACDF, un centro al que van a recuperarse menores de edad que se vieron afectados por poliomelitis, o con problemas de malformaciones. Se trata de niños y adolescentes a los que se les fabrican prótesis para que puedan volver a desplazarse. Los militares uruguayos también trasladan hasta allí agua y comida semanalmente. Quien sustenta económicamente este centro es una fundación estadounidense, que por semana envía US$ 250. Los militares se trasladan a diario con un camión que lleva en el entorno de 70 platos de comida. Una de las nuevas iniciativas del Ejército fue la capacitación, junto con la Intendencia de Montevideo, de un grupo de 40 militares para que trabajen en la movilidad de niños y adolescentes con dificultades motrices. Estos militares empezarán a trabajar con los niños que concurren al centro en Goma.
Ex colonia belga
El Congo fue un dominio colonial, propiedad privada del rey Leopoldo II de Bélgica, hasta 1908. Después pasó a ser territorio anexo del país europeo. La independencia de Bélgica se consiguió en 1960.
Multiplicidad de lenguas
En el país se hablan más de 200 lenguas y dialectos. De todas ellas, solo cuatro poseen el estatus de lengua nacional: el kikongo, el lingala, el tshiluba y el swahili. El francés es el idioma oficial.
El segundo más grande
La República Democrática del Congo es el segundo país más extenso de África, limita con otros nueve países. Se estima que en el territorio viven más de 70 millones de personas.
Ver además:
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado