Roger Rodriguez·
Domingo, 10 de abril de 2016
Fue hace 25 años... el gobierno de Estados Unidos presionaba a Uruguay por el lavado de dinero proveniente del narcotráfico. Había caído Raúl Vivas, quien lavó mil millones de dólares desde el Cambio Italia, y se pedía la extradición de Ramón Puente Patiño, otro narcotraficante instalado en aquel neoliberal Montevideo. El gobierno de Luis Alberto Lacalle recibía presiones por el “Yomagate” en el que también aparecieron implicadas sociedades anónimas creadas en Uruguay. El presidente del Banco Central de Uruguay (BCU), Ramón Díaz se veía obligado a anunciar medidas contra el ingreso de dinero sucio...
Lacalle pronunció en esos días de 1991 una frase significativa: “Cuantos cuchillos se han usado para cosas buenas y cuántos para degollar a un cristiano, y no por eso vamos a comer el churrasco sólo con tenedor...”. Una oración demasiado parecida a la que ahora expresó su entonces canciller Sergio Abreu para defenderse de su complicidad en la evasión fiscal que denuncian los llamados “Panamá papers”: “Uno vende en una ferretería un cuchillo, pero no sabe para qué va a ser utilizado; puede ser para cortar un pedazo de churrasco o para matar a una persona”, dijo el hoy senador del Partido Nacional.
En Brecha publicamos sendos artículos sobre el “Bancotráfico” que entonces se constataba y denunciamos el surgimiento de una nueva modalidad de maniobras fomentadas desde el Estudio Posadas, Posadas & Vecino, del entonces senador herrerista Ignacio de Posadas Montero: las operaciones “off shore” a través de las llamadas Sociedades Anónimas Financieras de Inversión (SAFI). Estas empresas creadas en estudios contables, jugaban a hacer triangulaciones en oficinas gerenciales de los propios bancos, en casas financieras y en mostradores escondidos dentro de la City montevideana.
Las SAFIs uruguayas tuvieron una triste historia: se utilizaron para la triangulación de armas argentinas desde Ecuador a Croacia a través de los sellos Daforel SA, Elthan Trading, Delbote SA, Hayton Trade y Debrol SA; la empresa argentina Mercado Abierto habría lavado dinero del Cártel de Juárez con Tamilur SA, Clunan SA y South Pacific Trade; la American Exchange y Filesa quedaron implicadas en el soborno de la Causa IBM-Banco Nación; Alfa Trading se llamaba la que utilizaron el ex presidente Fernando Collor de Mello y su amigo P. C. Farías (asesinado); el Banco General de Negocios (BGN) de Argentina lavaba dinero con la off shore uruguaya Compañía General de Negocios (CGN); uruguaya era la firma que permitió el vaciamiento del Banestado de Brasil; y del mismo origen las que usaron la DINA y el general Augusto Pinochet en Chile, como la que permitió el robo de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori en Perú. Trade and Commerce Bank (TCB) se llamó la que usó el grupo Peirano para su estafa bancaria... Todos cuchillos bien afilados.
Prohibidas en Argentina en 2005 luego del incendio de la Discoteca Cromagnon (también SAFI uruguaya), la Auditoria Interna de la Nación de ese país denunció que sólo en 1999 se habían creado 4.374 de estas empresas para argentinos en Uruguay. En el Capítulo 10 del “Informe Carrió” sobre lavado de dinero se decía que las “ferreterías” en las que se templaban estas “dagas” financieras eran: Hughes & Hughes, Oliveira & Delpiazzo, Guyer & Regules, Bado, Kuster, Zerbino & Rachetti, Posadas, Posadas & Vecino y Galante & Martins; 0tros estudios como Vignolli, Laffitte & Lublinerman o Estudio Etcheverrito, también crearon sociedades para adquirir en forma ilegal miles de inmuebles.
Las leyes antilavado en Uruguay limitaron las SAFIs y redujeron las operaciones de bancos, financieras y casas bancarias, pero los estudios jurídicos uruguayos encontraron en Panamá un lugar donde repetir aquellas operaciones bajo estricta reserva y total anonimato... Puede resultar interesante, entonces, releer los fascimiles adjuntos de aquellos artículos que hace 25 años publicó Brecha, en los que se exhibían los mostradores escondidos de la calle Rincón desde los que se hacían las operaciones de bancotráfico. Quizás ayuden a catalogar los Papeles de Panamá en su verdadero contexto: el de la cultura de impunidad en que vivimos.
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado