Ejército propone que los "ni-ni" se incorporen a las fuerzas militares El comandante en jefe del Ejército Nacional, Guido Manini Ríos, informó a El Espectador que, en el marco de las reuniones de diálogo social propuestas por la Presidencia de la República, proponen que las personas que no estudian ni trabajan se incorporen al ejército.
Guido Manini Ríos, comandante en jefe del Ejército Nacional, le contó a Daniel Castro en La Mañana de El Espectador que proponen que ninis (que no estudian ni trabajan) se incorporen a las fuerzas militares.
Por otro lado, se refirió a la posibilidad de que el ejército se incorpore a los trabajos de seguridad ciudadana. "Estamos formados y equipados para actuar como Ejército", dijo Manini Ríos agregando "no me parece correcto, porque utilizar nuestro equipamiento para esa tareas implicaría la militarización de la sociedad".
A su vez, habló sobre el presupuesto del Ejército Nacional y dijo que casi todo lo recibido es destinado a las remuneraciones, "solamente 5% para otras cosas". Agregó que la maquinaria que tienen es muy vieja, "de las década del 80", y que eso no permite desarrollar sus tareas a la perfección. "Propusimos hacernos cargo de una ruta nacional a cambio de la maquinaria, pero no tuvimos respuesta".
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Operación Limpieza
El ejército uruguayo y los jóvenes ni-ni
por Soledad Platero Puig
El comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, anunció ayer que la institución que integra tiene una idea para aportar al diálogo social convocado por Tabaré Vázquez (ver “Ma ni-ni”). Todavía no la presentaron porque no les tocó el turno de ir a conversar, pero el comandante ya adelantó que se trata, ni más ni menos, de un plan que podría resolver la desagradable situación de los jóvenes que ni estudian ni trabajan, los ni-ni, esos chicos que constituyen el desvelo de las autoridades de los más diversos ámbitos y que apenas existen en su negatividad o en su ausencia, es decir, allí donde faltan. Manini dice que ellos podrían darles “a los ciudadanos que hoy por hoy no tienen en el horizonte una vía de salida a su situación, que no están trabajando ni están estudiando y que tienen cerradas las vías para transitar en la vida” la oportunidad de ser incluidos en las unidades militares para “darles en ellas educación cívica, prepararlos en valores, darles cierta disciplina, darles normas de higiene, primeros auxilios, enseñarles oficios […]”. Darles, en suma, “la posibilidad de poder transitar por la vida con ciertas herramientas que hoy, en su estado de marginalización, no tienen”.
No deja de ser conmovedora la convicción con la que el comandante en jefe del Ejército asume que todos los jóvenes que no estudian ni trabajan son personas poco aseadas, carentes de disciplina y de valores, marginales y sin rumbo. Personas que podrían cambiar su lamentable circunstancia si se les inculcaran saludables hábitos higiénicos, rutinas estrictas y habilidades con las que ganarse la vida honradamente. Claro que no es todo tan sencillo: para que el Ejército pueda hacerse cargo de semejante tarea redentora hace falta un marco legal apropiado y, sobre todo, un presupuesto que permita llevarla adelante. El comandante cree, además, que sería bueno que los jóvenes que formen parte del proyecto cobren algún incentivo; un viático equivalente a la mitad de lo que gana un soldado. Poco dinero, en realidad, pero valioso desde el punto de vista simbólico, y útil para que el joven en proceso de recuperación saboree el orgullo de contar con dinero ganado en forma honesta.
La idea de que los descarriados pueden enderezarse a fuerza de trabajo y disciplina no es nueva, por cierto. La historia está llena de momentos en los que se consideró apropiado que los díscolos ingresaran a la milicia, y los ejércitos -en especial los destinados a servir fuera de fronteras- muchas veces reservaron un lugar para los que tenían cuentas pendientes con la Justicia o pretendían dejar atrás pasados tormentosos. Y a fin de cuentas, detrás de campañas como Knock out a las drogas (orientada a retirar a los potenciales adictos de las calles y volcarlos al sano deporte de agarrarse a trompadas) o de declaraciones como las del ex presidente José Mujica sobre la pertinencia de meter a prepo a los drogadictos a trabajar en el campo, no hay sino esa convicción de que el trabajo duro, el esfuerzo físico, la disciplina estricta y el respeto a la autoridad pueden poner fin a los tormentos del alma y las veleidades del carácter.
El asunto es que los jóvenes que no estudian ni trabajan no deberían ser asimilados así, aproblemáticamente, a la categoría “vago/mugriento/marginal/delincuente” (“pichi”, dicen algunos para implicar todo eso de manera sintética y conclusiva). Estar fuera del sistema educativo puede tener que ver con muchas cosas que no son, necesariamente, una especial vocación rebelde o beligerante. El primer enemigo de la educación, me temo, es el absoluto desprestigio en el que la hemos venido hundiendo desde hace décadas. No veo por qué razón un adolescente tendría que creer que es bueno educarse, si el Estado y la sociedad tampoco parecen muy convencidos. Durante el anterior período de gobierno convivió la promesa de “educación, educación y más educación” con las declaraciones, un día sí y otro también, del presidente de la República a favor de la implementación de rápidas carreras técnicas que dieran respuesta a las necesidades de personal del sector empresarial. ¿Para qué podía servirle a un joven de escasos recursos saber de Aristóteles? se preguntaba Mujica en aquellos días. Para nada, realmente, excepto para entender las bases que organizan todo el conocimiento occidental, para preguntarse por las fronteras entre la ciencia y el arte, para intuir un concepto de política inherente a la condición humana, para ser capaz de enunciar sus inquietudes y aventurar hipótesis críticas sobre su circunstancia. Nada que un muchacho pobre necesite saber en estos días en que hace falta tanto personal que sepa manejar un tractor importado.
Es una lástima que el mercado de trabajo tampoco resulte tentador para estos jovenzuelos dejados de la mano de la fortuna (no me explico por qué, considerando los suculentos salarios que se pagan en el mercado a quienes recién empiezan).
Tampoco es seguro que el actual discurso de las autoridades educativas, ese que mezcla metáforas genéticas con apelaciones al territorio, tenga mucho para decir sobre esa figura fantasmática del sistema que son los jóvenes que no estudian ni trabajan. La educación (la institucionalidad educativa) no parece muy segura de sus propias fuerzas redentoras, y más bien se decanta por multiplicar los esfuerzos de contención al precio de sacrificar, en el altar del buen desempeño productivo, todo lo que de apasionante tiene el conocimiento.
Nadie sabe bien quiénes son ni qué quieren los ni-ni, aunque estén medidos y clasificados en cientos de planillas. Ante ese desconcierto, es esperable que muchos crean que la del comandante en jefe es una gran idea. A fin de cuentas, cuando no hubo quien juntara la basura, el Ejército se encargó de hacerlo. Y lo aplaudieron.
Los gráficos de "Saracho"
Los milicos, el ejército uruguayo son responsable directo y materiales del Terrorismo de Estado y de crímenes de lesa humanidad, crímenes que aún hoy su inmensa mayoría siguen impunes y sin que la justicia penal haya podido avanzar en las investigaciones y procesar castigando -con prisión como corresponde hacerlo- a todos los responsables, esto producto de la IMPUNIDAD política que ha proporcionado tanto el partido de gobierno FA con todos sus políticos como los de la falsa oposición.
Tampoco la justicia penal ha podido aclarar ni ha podido castigar los múltiples delitos económicos cometido por los milicos, por esta verdadera pandilla de delincuentes. Ejército uruguayo ostenta el récord de tener aún 212 detenidos desaparecidos, que se le extraviaron a los milicos uruguayos hasta el día de hoy, porque al parecer ejercer esa profesión les trae a todos amnesia. Ejército uruguayo y sus mandos denunciado internacionalmente en Italia, juicio del Plan Cóndor, por torturas y por desapariciones forzadas, y también denunciados en la actualidad por el pueblo de Haití por ser responsables las tropas uruguayas de ocupación militar -enviadas bajo gobiernos del FA- en Haití de gravísimas violaciones de derechos humanos contra la población, y estar implicados en el fraude electoral para imponer un candidato de EE.UU., y por estar implicadas las tropas de la Minustah -las cuales integra el ejército uruguayo- en la corrupción y en el narcotráfico, y un larguísimo etcétera.
Así y todo el cara rota, el cara dura de su comandante en jefe, milico, parásito, Guido Manini Ríos, pretende darnos cátedra a l@s urugay@s con su organización criminal violadora de DD.HH., y tiene el tupe de salir a pontificar diciendo que quieren instruir a l@s jóvenes uruguayos apodados bajo el mote peyorativo de los ni ni (porque son l@s jóvenes que ni estudian ni trabajan), estos jóvenes son el producto social de la política económica Capitalista neoliberal que administra celosamente desde el Estado burgués y al frente de su gobierno el Frente Amplio desde hace más de 11 años. Claro el milico está cumpliendo su función de agente institucional de los intereses de la burguesía - oligarquía anti-pueblo uruguayo, lo que estaría proponiendo hacer es prácticamente una forma de forzar a esos jóvenes a tener que proletarizarse para así poder ensanchar el ejército de reserva de potenciales trabajadores que necesita tener sí o sí la burguesía -en el modo de producción capitalista- nacional y extranjera, como forma de bajar salarios y maximizar ganancias.
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Los milicos necesitan gente que sea analfabeta, para entrenarlos a ser serviles. Como los fueron durante los anios de dictadura. Gente joven que no saben ni leer ni escribir. Para que? para que todas las frustaciones, complejos, de no tener nada y de repente tener el poder para torturar, matar a otro ser humano. Con la excusa de los ni-ni es el arma mas poderosa del ejercito ensenar que si esta bien torturar a otro ser humano. Es como dijo Mas Mas bien sabio, sobre los serviles. No seria mejor que en vez esa disciplina y order de milico con medallas de perro se usaran los cuarteles en transformarlos en talleres de trabajo de aprendiz, en educacion civica, moral, talleres de trabajo, talleres de cocina, talleres para personas con dificultad de aprender. Es una tarea ardua, hermosa poder reeducar a un ser humano. Pero para estos milicos con mentalidad dictatorial, los necesitan a los ni-ni para que sean los siervos de la burguesia, el imperialismo. Siempre Manini-Rios con una mentalidad civica-moral que asombra. Despues vendran estos serviles entrenados para limpiar la ciudad, el pais, escuadrones de la muerte. Sacar lo que no les sirve a ellos. Genial milico.
ResponderEliminarMarrero...por q olvidar convenientemente q en uruguay hubo 22 detenidos desaparecidos y 200 asesinados políticos? Que carajo les pasa ? Parece q no sólo los miluvos desaparecen gente sibo q toda la sociedad es cómplice.
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