>>> Tristeza total.
Pero no bajaran los brazos. Ni ellos ni nosotros. ENTREGA DEL CACHON AL MIDES
.
El centro Tiburcio Cachón tiene 52 años y funciona en la calle Juan José Quesada 3666, cerca del monumento a Luis Batlle Berres.
El edificio que ocupa pertenece a la Comisión Honoraria de Lucha Antituberculosa y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) paga un alquiler de 66.000 pesos.
>>> A un lugar inaccesible
Este es el fundamento del Pronadis para trasladar el Cachón al Instituto General Artigas, que hace 40 años está intervenido y se encuentra en Camino Maldonado y Libia.
Adriana Antognazza, ex directora del centro de rehabilitación para personas ciegas y con baja visión Tiburcio Cachón, denunció que el pasaje del centro al Instituto Nacional de Ciegos General Artigas se hizo de forma intempestiva por parte de la dirección del Pronadis y esto repercutirá en la rehabilitación de los usuarios.
Antognazza estuvo en el Cachón durante los últimos cinco años (2011-2015) y dijo que el traslado se hizo “sin planificación”. “Se me comunica a mí por parte de la dirección, en forma bastante intempestiva, que hay que llenar el Cachón o vaciar el Cachón. Yo no entiendo de qué se trata porque uno no puede llenar algo por llenarlo. ¿Qué significa ‘llenarlo’? Bueno, lo que pasa es que esto es caro y si no hay que entregarlo, me dicen”, explicó.
La directora del Pronadis es Begoña Grau, quien asumió en esta nueva administración de Tabaré Vázquez y sustituyó a María José Bagnato. Además, Grau fue integrante del equipo del Pronadis durante la primera gestión de Vázquez, que tuvo al frente del Pronadis a Alberto Della Gatta.
“Este lugar se acabó, lo único que guarda son desgracias”.
Antognazza llegó al Cachón en 2011, convocada por la ex directora del Pronadis, María José Bagnato, con el cometido de llevar a cabo una reforma. En ese momento, el centro tenía unos 27 usuarios fijos al año y la idea era generar mayor movilidad, a partir de un abordaje individual de la rehabilitación. El cambio de modelo se llevó a cabo, a pesar de algunas resistencias internas, y en 2014 hubo 135 personas que hicieron su rehabilitación en el centro Cachón.
Antognazza se enteró del cierre a mediados de este 2015 por “rumores” que luego le ratificaron. “La directora me confirmó el cierre. Textuales palabras, me dijo: es así y vos te tenés que callar porque es una decisión a nivel de ministerio. Sin comunicación, aparece en el centro y me dice que junte a la gente porque tiene que hacer una comunicación. Le pregunto qué comunicación porque si se saltea a los responsables de un lugar se pone en riesgo la gestión. Ella le da tranquilidad al equipo y cuando se va yo intento de nuevo hablarle. Con una forma de comunicación a la que yo no estoy acostumbrada, me dice: este lugar se acabó, esto al final lo único que guarda son desgracias, me tienen harta los ciegos. Y se va”, contó.
La ex directora dijo que no cuestiona las razones económicas del cambio. Sus diferencias son con la forma en que se llevó a cabo y con el impacto que esto tendrá en los usuarios.
“El Instituto Artigas es absolutamente inaccesible. Estamos violando una ley que nosotros mismos estamos defendiendo. Es un edificio que tiene un largo camino para llegar desde la entrada hasta el fondo, tiene una caminería inadecuada, una nave central llena de escalones y escalinatas, tiene barracones que supuestamente van a ser utilizados. Yo le plantee a la directora que no entendía lo que se va a hacer porque no puedo trabajar de esa forma”, sostuvo Antognazza.
La fecha para mudar el centro, según la ex directora, era entre Navidad y Año Nuevo. “Me dicen que los usuarios van a estar mejor y que hay una gran cocina. Yo entré en estado de desesperación porque la cocina está en un subsuelo, las salas de trabajo están en otro lugar, se va a dilatar el trabajo, se complejiza. Todo esto va a llevar meses, se va a suspender la rehabilitación. Las personas ciegas tienen un proceso de conocimiento del lugar y a mí se me informó que los barracones se van a arreglar para hacer la rehabilitación. Eso es terrible porque perdemos el espacio cuidado e individualizado. Nosotros no recibimos a una persona que viene a cortarse las uñas, recibimos a alguien que está en la peor crisis de su vida y necesita privacidad. Para alguien que sabe de esto, como el equipo del centro Cachón, imaginarnos que eso es el lugar de rehabilitación es impensado. Solo puede decir que está bien alguien que no sabe nada de discapacidad”, agregó.
Antognazza afirmó que con este cambio se van aumentar las diferencias entre las personas que pueden pagarse una atención a nivel privado y los que se atienden a nivel público.
“Va a haber una rehabilitación para ricos y otra para pobres. Yo seguiré atendiendo a los que tienen alto poder adquisitivo y los que no puedan pagar van a tener que ir a ese lugar, en las peores condiciones, y sin un proyecto de rehabilitación. Acá voy a una cosa más técnica que me parece importante: en Uruguay no hay personas formadas en rehabilitación y hay un concepto erróneo que sostiene que las personas ciegas deben trabajar con personas ciegas. Técnicamente es erróneo, porque existe formación y a nadie se le ocurriría que un paciente que tuvo cáncer tenga que ser el director de un hospital oncológico. Acá hay muchas cosas dando vuelta, hay organizaciones de ciegos que están enojados por esta situación, pero también hay asociaciones a las que esto les parece bien”, sostuvo.
“Acoso laboral” y “despido indirecto”
Antognazza aseguró que su salida del Cachón fue un “despido indirecto” y que sufrió acoso laboral por parte de la directora del Pronadis.En el medio de esta crisis, la ex directora dijo que recibió el respaldo de la subsecretaria del Mides, Ana Olivera, en una reunión de la que participaron Olivera, Antognazza y Grau.
Pero la ex directora dejó su cargo por un mes debido al “acoso laboral” y cuando regresó de su licencia había otra persona encargada de realizar el traslado del Cachón al Instituto Artigas. Ella consideró que esto fue un despido indirecto porque la dejaron sin tareas y así lo planteó cuando se lo comunicaron.
180 consultó a Grau quien preferió esperar a que se publicara el contenido de la entrevista con Antognazza para decidir si habla sobre este asunto.
>>> Ver ademas:
elmuertoquehabla.blogspot.com/2016/05/ciegos-ocupando.html
La información qué el local es de la Lucha Antituberculosa no es correcta, lo digo con propiedad, porqué soy funcionaria, y ese local no figura cómo propiedad. Tal vez sea la Liga antituberculosa de la calle Magallanes, qué no sabemos lo qué hace. Es un aporte. Gracias.
ResponderEliminarPor lo que dijo la Ministra en la Comisión de DDHH de Diputados (lo leí en las actas que están on-line), el tema es que fueron desalojados por falta de pago. Creían que le estaban debiendo a una institución del Estado (Lucha Antituberculosa) y cuando fueron a retarlos, resulta que era de la Liga que es una institución privada. Por falta de pago de varios años, les dieron el desalojo. O sea que fue la Justicia la que actuó y por supuesto tuvieron que obedecer. Resumen: mala gestión y malos pagadores. Pagaron los ciegos y baja visión actuales y los venideros, que podemos ser cualquiera de nosotros.
ResponderEliminarMuy buen blog. Quién lo creó?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa ceguera no es indefensa. Puede que sea un colectivo vulnerable pero con una fuerza y un potencial de lucha para quitarse el sombrero. Salú compañeros!
ResponderEliminarLa ceguera no es indefensa. Puede que sea un colectivo vulnerable pero con una fuerza y un potencial de lucha para quitarse el sombrero. Salú compañeros!
ResponderEliminarEs vergonzoso, si a cada uno del Mides le van a aumentar $ 25.000 que no lo hagan y les sobra para pagar el alquiler. Se han vuelto muy golosos de plata ajena los FA
ResponderEliminar