Publicado el 28 jul. 2017
En
entrevista con TV Florida, Fermín Rossi habló sobre lo que presenció
cuando trabajaba como efectivo militar en cuarteles de Florida y
Montevideo.
El ex soldado Fermín Rossi denunció violaciones a detenidas
políticas durante la dictadura y torturas en los cinco años que estuvo
en el Ejército. Las declaraciones las realizó esta semana en el programa
Rompecabezas de TVFlorida. Rossi entró al Ejército en su
ciudad natal; se codeó con el comisario Alejandro Otero e incluso con el
ex presidente Jorge Pacheco Areco. Venía de trabajar en una estancia.
Entró a la tropa con 19 años, en junio de 1969. Abandonó el uniforme en
junio de 1974, acosado por las imágenes del sufrimiento de decenas de
personas que eran torturadas. “La viví y la pasé muy mal, horrible”,
confesó al periodista Fabricio Álvarez. Hizo de guardiacárcel, albañil,
presenció plantones y picanas. “Era inhumano, palo y garrote. Les
decían: corra por ahí y los hacían reventar contra un árbol”.
También hizo patrullas en Montevideo. En los “allanamientos en casas no dejaban nada, se robaban todo”, recordó. También relató cómo los militares desestabilizaban la situación política haciendo atentados con bombas de alquitrán contra sedes de los partidos tradicionales. Ante cámaras, rememoró las torturas en una cancha de pelota de mano.
Durante un tiempo estuvo en el Batallón de Ingenieros de Combate I de Montevideo, en San Martín y Chimborazo. De ese lugar tiene las peores memorias. “Una vez, trajeron a tres mujeres, las mataron a palos. Yo estaba de guardia, tenían sangre por todos lados y dijeron: Denles salmuera”.
“Los milicos agarraban a las mujeres y las manoseaban, les hacían de todo. ¿Violación de mujeres? También las vi ahí. Las sentí. Llevaban a las mujeres atadas. Los oficiales se mamaban y las mandaban a buscar para violarlas [...] Los tipos se mamaban con el capitán que estaba de guardia, el que fuera, y mandaban a buscar a las mujeres... las llevaban a violar”, declaró. Una noche, según dijo, una “mujer defendía el derecho de que no la violaran”. Escuchaba a los uniformados arengar: “A esta puta hay que violarla, porque son tupamaras putas”. “Lo sentía porque yo estaba en la guardia. Gritaban como locas, me desgarraba”.
También estuvo en el Hospital Militar mientras uniformados balearon a una mujer joven: “Sentí que era mi hermana, que era una amiga. La trajeron, la miraron: era una niña, 17 años tendría. Le pegaron un balazo y los doctores militares decían: ‘dejala que muera la pichi esa’”. La dejaron tirada sin primeros auxilios. “La alcancé a mirar. Y me miró como diciendo: ‘mirá, me estoy muriendo’”. Esa imagen lo persigue. No sabe el nombre de la joven ni recuerda el de los doctores. Rossi aseguró que todos los militares vieron la tortura, que era imposible no verla. “Estos son los sediciosos que quieren derrocar al gobierno”, decían los militares mientras mostraban fotos de Zelmar Michelini o Wilson Ferreira Aldunate. “Te lavaban el cerebro”, opinó. Rossi declaró a la diaria que si es citado por la Justicia, dirá todo lo que sabe.
También hizo patrullas en Montevideo. En los “allanamientos en casas no dejaban nada, se robaban todo”, recordó. También relató cómo los militares desestabilizaban la situación política haciendo atentados con bombas de alquitrán contra sedes de los partidos tradicionales. Ante cámaras, rememoró las torturas en una cancha de pelota de mano.
Durante un tiempo estuvo en el Batallón de Ingenieros de Combate I de Montevideo, en San Martín y Chimborazo. De ese lugar tiene las peores memorias. “Una vez, trajeron a tres mujeres, las mataron a palos. Yo estaba de guardia, tenían sangre por todos lados y dijeron: Denles salmuera”.
“Los milicos agarraban a las mujeres y las manoseaban, les hacían de todo. ¿Violación de mujeres? También las vi ahí. Las sentí. Llevaban a las mujeres atadas. Los oficiales se mamaban y las mandaban a buscar para violarlas [...] Los tipos se mamaban con el capitán que estaba de guardia, el que fuera, y mandaban a buscar a las mujeres... las llevaban a violar”, declaró. Una noche, según dijo, una “mujer defendía el derecho de que no la violaran”. Escuchaba a los uniformados arengar: “A esta puta hay que violarla, porque son tupamaras putas”. “Lo sentía porque yo estaba en la guardia. Gritaban como locas, me desgarraba”.
También estuvo en el Hospital Militar mientras uniformados balearon a una mujer joven: “Sentí que era mi hermana, que era una amiga. La trajeron, la miraron: era una niña, 17 años tendría. Le pegaron un balazo y los doctores militares decían: ‘dejala que muera la pichi esa’”. La dejaron tirada sin primeros auxilios. “La alcancé a mirar. Y me miró como diciendo: ‘mirá, me estoy muriendo’”. Esa imagen lo persigue. No sabe el nombre de la joven ni recuerda el de los doctores. Rossi aseguró que todos los militares vieron la tortura, que era imposible no verla. “Estos son los sediciosos que quieren derrocar al gobierno”, decían los militares mientras mostraban fotos de Zelmar Michelini o Wilson Ferreira Aldunate. “Te lavaban el cerebro”, opinó. Rossi declaró a la diaria que si es citado por la Justicia, dirá todo lo que sabe.
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