Manuel Freytas
En el mundo globalizado no hay izquierda ni derecha: solo hay sistema capitalista que controla y maneja a la izquierda y a la derecha. El sistema imperial capitalista informatizado (resumen histórico, totalizado y superador del dominio imperial a través del tiempo) es uno solo. Pero se mimetiza (para robar y concentrar riqueza privada como único objetivo) en diversas ideologías, creencias o religiones para dividir a la cabeza humana.
Y de esa manera reinar sin enemigos, fragmentando toda comprensión racional y resistencia organizada. El sistema (como dios) está en todas partes, pero nivela y gobierna el mundo desde la Reserva Federal de EEUU y los bancos centrales del mundo global (incluidos los de Rusia y China) .
Y el sistema capitalista (transnacionalizado y sin fronteras) es el dueño del mundo, porque es el dueño del dinero que controla el mundo. El sistema capitalista imperial (que se esconde a sí mismo a través de la cultura y el cononocimiento oficial) es el dueño de las razas, de los países, de las banderas, de las guerras, de las ideologías, de las religiones, de los bancos, de los complejos militares industriales, de los arsenales nucleares, de la internet, de los sistemas económicos, políticos y culturales.
Es el dueño de las escuelas, de las universidades, de la ciencia y de los valores sociales capitalistas nivelados como civilización única. Y el sistema (como dios) está en todos lados. Pero domina y controla estratégicamente con tres herramientas centrales: el poder militar nuclear, el robo financiero con el dólar, y la manipulación descerebrante de las mayorías convertidas en máquinas humanoides de consumir, votar e ignorar. Ahí estás parado con tu existencia superviviente. Ni un milímetro atrás, ni un milímetro adelante. Y solo te vas a escapar con la liberación de tu cabeza.
>>> La izquierda perdida en el bosque
Neofascismo y Malambos Ideológicos en el Uruguay (Parte I)
Por Martín Delgado Cultelli
Una
discusión en redes sociales, intercambio de opiniones con otros
compañeros, la aparición pública de un nuevo partido de extrema derecha,
la producción intelectual de una nueva derecha, la crisis de la
socialdemocracia a nivel global y ciertas confusiones de algunos
“compañeros” trajeron estas reflexiones.
Un
intento de explicar cómo algunas personas de la izquierda
revolucionaria comienzan a identificarse con tendencias derechistas.
Agradezco profundamente a mis buenos amigos Dante, Leonardo y Joaquín. Sin las conversaciones con ellos, con cada uno desde su particular visión del mundo, estas reflexiones no habrían podido emerger. Mis más sinceros agradecimientos.
A mediados de octubre de 2017, realicé un posteo en mi cuenta de Facebook. Siendo uno de los más vistos y debatidos. Compartía un artículo del blog “El muerto que habla”, transcripción de un artículo en Brecha, titulado “Museo de Grandes Novedades”. Trataba sobre un mitin público del naciente partido “Proyecto Segunda República Oriental” (PSR – O) y de la participación en él de Hoenir Sarthou[1]. Mi publicación comenzó de una forma un tanto sobradora. Diciendo que ahora entendía los históricos ataques de Hoenir Sarthou al movimiento charrúa, a los afrodescendientes, a LGBT y en especial a las feministas. Ese comentario desató el debate -muy fuerte-, con defensores de Sarthou, e incluso con él mismo. Si bien el debate se mantuvo con cierta altura se incurrió en apelativos difamatorios. En determinado momento, me di cuenta de que era un diálogo de sordos. Y lo que me sorprendió más es que personas auto declaradas de izquierda o antisistema, reproducían los argumentos de Sarthou y del PSR-O. ¿Cómo es posible que haya un sector de la izquierda revolucionaria que se esté identificando con el fascismo? ¿Y qué particularidades tiene el discurso de extrema derecha contemporáneo que capta no solo a representantes del capital sino a parte de las clases populares?
Para los que no hayan leído el artículo de Brecha sobre PSR-O hago una pequeña descripción sobre este nuevo grupo político. PSR-O surge a instancias e influenciado por Proyecto Segunda República de Argentina (PSR-A), sector político configurado en los últimos años del Kirchnerismo por Adrián Salbuchi. Este grupo no solo realizó una militancia antikirchnerista, al igual que el macrismo y otros sectores, sino también en contra de varios movimientos sociales. Particularmente PSR- A se opone al feminismo, al movimiento LGBT y al movimiento indígena. Con respecto al feminismo y LGBT utilizan el discurso de la “ideología de género”, dicen es doctrina impulsada por la ONU, Estados Unidos y el poder “judío-masónico” para dividir a nuestra sociedad y destruir la familia.
Por otro lado, el movimiento indígena también sería un invento del imperialismo Anglosajón para fomentar una guerra secesionista en Argentina. Para ellos la mayoría de los Indígenas de hoy son “truchos” ya que tienen grados de mestizaje y no viven de forma tradicional. Ya no son “puros”. Son simple y sencillamente unos “negros resentidos y aventajados”. Y en parte es por la fuerte tradición que hay en la Patagonia (donde viven los mapuches) de reivindicación del General Roca y de los refugiados nazis de la Segunda Guerra Mundial.
Esta tradición patagónica de revindicar a “héroes de la Patria” como Roca y al mismo tiempo al Tercer Reich, puede explicar el apoyo de PSR-A a los operativos policiales contra mapuches, justificando la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado. Es más, los discursos criminalizantes de los medios de comunicación masivos hacía el movimiento indígena, primero se vieron en las páginas de PSR – A y de otros grupos de extrema derecha.
Para completar el combo, solo falta decir que PSR – A, habla de deportar a los migrantes bolivianos y paraguayos, bajar la edad de imputabilidad de menores y sacar a las Fuerzas Armadas a controlar la delincuencia. A esto se le debe agregar su reivindicación explicita del nazismo (aunque sin estética neonazi clásica), del movimiento de los cara-pintadas (militares golpistas de los 80)[2] y de Ricardo Iorio, famoso artista de la escena heavy metal devenido en ultra-nacionalista conservador.
En el acto que participó Sarthou también estuvo el mismísimo Salbuchi, así como el Coronel (r) José Carlos Araujo del Foro Libertad y Concordia (organización que apoya a los militares procesados por crímenes de lesa humanidad durante la Dictadura) y Roberto Sosa del Puerto (fundador de la filial oriental). Una de las razones por las que justamente Sarthou fue invitado al evento es para que ataque a las feministas y a lo que ellos denominan como “ideología de género”. El resto de los discursos no se quedaron atrás. Desde revindicaciones a las potencias del eje, pasando por glorias al imperio español y la guerra contra los musulmanes, hasta finalizar con el cuestionamiento del marxismo, ya que éste también es parte de la conspiración judía.
La aparición de grupos políticos de extrema derecha en Uruguay, no es cosa nueva. Santiago Sánchez y Gabriel Delacoste en su artículo de junio de 2013 en la Revista Lento, titulado “A la derecha y más allá” documentan de forma excelente la pluralidad de grupos que ha habido en el país desde 1996 hasta la fecha. Y como bien señalan, las diferencias en la interna del ambiente ultraderechista, son sobre cuán permitido esta expresar una performance nazi y cuanto no. Si bien PSR (tanto en su variante argentina como oriental) revindica al Tercer Reich, no usan una estética neonazi en sus vestimentas. Se atreven a levantar una bandera del imperio español, pero no de la Alemania nazi. Eso es para evitar que el poderoso lobby de la comunidad judía caiga sobre ellos. Sus compañeros de las derechas tradicionales se desmarcarían inmediatamente si vieran una esvástica. Sin embargo, el sentido común uruguayo no asocia a España con el fascismo sino con los inmigrantes “que con su trabajo construyeron a la patria”. El sentido común generado por los grandes medios de comunicación y por la hegemonía de las derechas post Segunda Guerra Mundial, ha generado que cuando se habla de fascismo, pensemos en Hitler y el holocausto. Sin embargo otras formas de fascismo como las de Franco en España, el apartheid en Sudáfrica o el sistema Jim Crow[3] de Estados Unidos no son asociados al fascismo y por lo tanto no son condenables. Nadie se escandaliza con una bandera confederada, o con la reivindicación del franquismo, o con la dictadura cívico-militar de nuestro país. El monumento de los charrúas vandalizado o el ataque racista a un afrouruguayo no alertan a la sociedad o a las instituciones de activismo fascista. Es por ello que los grupos de extrema derecha muchas veces esconden sus símbolos nazis y manifiestan públicamente otras formas fascistas como el anticomunismo, el racismo o la homofobia.
Pero si tenemos una visión histórica, podemos ver la larga tradición de la extrema derecha. Pasando por la dictadura cívico-militar, el escuadrón de la muerte y otros grupos paramilitares de los sesenta, la dictadura de Terra y los simpatizantes del nazismo-fascismo-falangismo en los años treinta, el militarismo de Latorre, Santos y Tajes e incluso podemos remontarnos a los “héroes de la Patria” Venancio Flores y Fructuoso Rivera. Como se ve, el pensamiento totalitarista no es tan ajeno a nuestra realidad nacional.
Tampoco es nueva la conexión entre las fuerzas reaccionarias de ambos lados del Rio de la Plata. Desde los vínculos en asesoramiento militar e ideológico para combatir a grupos indígenas y gauchos en el siglo XIX, pasando por en el Plan Cóndor de los setenta. Pero como bien señala Magdalena Broquetas en su libro “La trama autoritaria: derechas y violencia en el Uruguay (1958-1966)”, había una intensa interacción entre los grupos de extrema derecha de ambas orillas del Plata a principios de los sesenta. Esta interacción puede considerarse como la génesis del Plan Cóndor. PSR - O está retomando esa tradición.
No es casualidad que en la semana del mitin de PSR – O, se realizaron dos pintadas contra el Memorial al Holocausto. Cabe aclarar que las pintadas no tenían esvásticas, sino una leyenda que relativizaba el genocidio. Esto es parte de lo que hablaban Delacoste y Sánchez sobre la no exteriorización de la performática nazi clásica.
Sin bien PSR- O y algún otro grupo que pueda estar integrado en el Partido Nacional, en el Partido Colorado o en el Partido de la Gente se desmarcan de la estética neonazi particular para así obtener legitimidad social. Pese a ello, hace unos meses la Coordinadora Estudiantil Antiespecísta denunció a un grupo neonazi (por la foto, muchos con estética skinhead) que participaba en marchas por los derechos de los animales. Los antiespecístas de tendencia libertaria se desmarcan de los fascistas en su declaración e incluso dicen que no van a permitir que participen en las mismas marchas. Un grupo parecido al denunciado por la coordinadora ocasiono desmanes en un restaurante que tenía el colibrí de “No a la Baja”. Debido a la investigación policial se detuvo a un joven que en su casa tenía banderas nazis y materiales asociados a la Segunda Guerra Mundial[4]. Cabe aclarar que en la zona del Centro y Ciudad Vieja hay varias tiendas que venden objetos militares, policiales y asociados a la Segunda Guerra Mundial. Incluso textos clásicos como “Mi lucha”, “Los protocolos de los sabios de Sion”, “La subversión”, “El Tabaré”, entre otros. Mencionar que recientemente con mi hermano, tuvimos oportunidad de chocarnos con uno de estos personajes. Con sus all star blancas, su ropa totalmente negra, su bomber verde, su colgante de la Cruz de Hierro de tamaño considerable y su pelo rubio cortado igual que los policías de la Guardia Republicana.
Muchos “compañeros” critican la “Agenda de Derechos”, planteando que ésta es una forma de dividir a la clase trabajadora, de desviar la atención de los temas importantes y de ser un invento del imperialismo de la ONU. Plantear una visión de los sectores populares como algo totalmente homogéneo es totalmente herrado, además de que es la incorporación de una visión que viene de la derecha. También se debería reconocer que estos movimientos plantean algo tan importante como la lucha contra las dominaciones reproducidas a nivel micro. Podemos decir sin temor a equivocarnos que actualmente el feminismo es la principal corriente que cuestiona el triunvirato “familia, patria y propiedad”, que está en la base del capitalismo. Y si no se le ha dado mayor importancia a otros temas es porque no se ha sabido articular bien o dar la batalla ideológica. Es muy cierto que al movimiento LGBT y a la mayoría del feminismo, el tema de la degradación ambiental o el modelo económico le es totalmente ajeno. Pero eso en vez de bloquearnos debería servir para que doblemos la apuesta en generar un movimiento popular diverso pero unánime frente a las amenazas del capital. Además, los postulados básicos del cuestionamiento a la “ideología de género”, el “derecho-humanismo” y el “indigenismo ecológico” viene del libro de los argentinos Nicolás Márquez y Agustín Laje “El Libro Negro de la Nueva Izquierda: ideología de género o subversión cultural”. En dicho libro se plantea que la izquierda tras la caída de la URSS renovó su discurso y estrategia, dejando de lado la “revolución proletaria” y la “violencia guerrillera”, y se transformó en un “progresismo cultural” o “neo comunismo”. Dicho neo comunismo trataría de destruir a Occidente a través de la destrucción de su pilar básico, la familia, de ahí la apuesta contra el feminismo tras el discurso de la “ideología de género”. Cabe aclarar que dicho libro fue financiado y auspiciado por la Fundación LIBRE, un think thank de Red Atlas en Argentina. Recordemos que Red Atlas está en contra de toda forma de derecho social. Si algo es propio de la política y el pensamiento conservador hoy, es todo este discurso misógino contra la Agenda de Derechos.
Este trabajo extenso ha querido debatir con altura sobre confusiones ideológicas que hay dentro del movimiento popular. También ha querido dar cuenta de la complejidad del fenómeno del fascismo. Y hacer un llamado de atención, con el fin de tener un movimiento social fuerte frente a las tormentas que se nos vienen. Frente a la crisis del progresismo, tenemos que tener muy claro cuáles son los caminos de la emancipación, sino estaremos saliendo a la calle para que venga un régimen aún peor. Solo en el reconocimiento de nuestras diversidades, podremos construir caminos de liberación.
Referencias
[1] Visitado el 9/11/2017: http://elmuertoquehabla.blogspot.com.uy/2017/10/museo-de-las-grandes-nov...
[2] Para ver un documental sobre el primer levantamiento cara-pintada de 1987. Pero cabe aclarar que fueron en total 4 levantamientos cara-pintadas, el ultimo en 1990. https://www.youtube.com/watch?v=Igv-SA_QSY8
[3] El denominado “sistema jim crow” fue un conjunto de leyes y practicas sociales en el Sur de Estados Unidos por el cual se mantuvo a la población afro-descendiente casi sin cambios luego de la abolisción de la esclavitud y la Guerra de Sesesion. Es lo que comunmente se conoce como “segregación racial” y duro desde 1876 hasta 1965. Su nombre “jim crow” se debe a un personaje teatral afroamericano.
[4] Visitado el 9/11/2017: https://www.elobservador.com.uy/procesaron-prision-uno-los-neonazis-que-...
>>> Ese sistema que acogota
Agradezco profundamente a mis buenos amigos Dante, Leonardo y Joaquín. Sin las conversaciones con ellos, con cada uno desde su particular visión del mundo, estas reflexiones no habrían podido emerger. Mis más sinceros agradecimientos.
A mediados de octubre de 2017, realicé un posteo en mi cuenta de Facebook. Siendo uno de los más vistos y debatidos. Compartía un artículo del blog “El muerto que habla”, transcripción de un artículo en Brecha, titulado “Museo de Grandes Novedades”. Trataba sobre un mitin público del naciente partido “Proyecto Segunda República Oriental” (PSR – O) y de la participación en él de Hoenir Sarthou[1]. Mi publicación comenzó de una forma un tanto sobradora. Diciendo que ahora entendía los históricos ataques de Hoenir Sarthou al movimiento charrúa, a los afrodescendientes, a LGBT y en especial a las feministas. Ese comentario desató el debate -muy fuerte-, con defensores de Sarthou, e incluso con él mismo. Si bien el debate se mantuvo con cierta altura se incurrió en apelativos difamatorios. En determinado momento, me di cuenta de que era un diálogo de sordos. Y lo que me sorprendió más es que personas auto declaradas de izquierda o antisistema, reproducían los argumentos de Sarthou y del PSR-O. ¿Cómo es posible que haya un sector de la izquierda revolucionaria que se esté identificando con el fascismo? ¿Y qué particularidades tiene el discurso de extrema derecha contemporáneo que capta no solo a representantes del capital sino a parte de las clases populares?
Para los que no hayan leído el artículo de Brecha sobre PSR-O hago una pequeña descripción sobre este nuevo grupo político. PSR-O surge a instancias e influenciado por Proyecto Segunda República de Argentina (PSR-A), sector político configurado en los últimos años del Kirchnerismo por Adrián Salbuchi. Este grupo no solo realizó una militancia antikirchnerista, al igual que el macrismo y otros sectores, sino también en contra de varios movimientos sociales. Particularmente PSR- A se opone al feminismo, al movimiento LGBT y al movimiento indígena. Con respecto al feminismo y LGBT utilizan el discurso de la “ideología de género”, dicen es doctrina impulsada por la ONU, Estados Unidos y el poder “judío-masónico” para dividir a nuestra sociedad y destruir la familia.
Por otro lado, el movimiento indígena también sería un invento del imperialismo Anglosajón para fomentar una guerra secesionista en Argentina. Para ellos la mayoría de los Indígenas de hoy son “truchos” ya que tienen grados de mestizaje y no viven de forma tradicional. Ya no son “puros”. Son simple y sencillamente unos “negros resentidos y aventajados”. Y en parte es por la fuerte tradición que hay en la Patagonia (donde viven los mapuches) de reivindicación del General Roca y de los refugiados nazis de la Segunda Guerra Mundial.
Esta tradición patagónica de revindicar a “héroes de la Patria” como Roca y al mismo tiempo al Tercer Reich, puede explicar el apoyo de PSR-A a los operativos policiales contra mapuches, justificando la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado. Es más, los discursos criminalizantes de los medios de comunicación masivos hacía el movimiento indígena, primero se vieron en las páginas de PSR – A y de otros grupos de extrema derecha.
Para completar el combo, solo falta decir que PSR – A, habla de deportar a los migrantes bolivianos y paraguayos, bajar la edad de imputabilidad de menores y sacar a las Fuerzas Armadas a controlar la delincuencia. A esto se le debe agregar su reivindicación explicita del nazismo (aunque sin estética neonazi clásica), del movimiento de los cara-pintadas (militares golpistas de los 80)[2] y de Ricardo Iorio, famoso artista de la escena heavy metal devenido en ultra-nacionalista conservador.
En el acto que participó Sarthou también estuvo el mismísimo Salbuchi, así como el Coronel (r) José Carlos Araujo del Foro Libertad y Concordia (organización que apoya a los militares procesados por crímenes de lesa humanidad durante la Dictadura) y Roberto Sosa del Puerto (fundador de la filial oriental). Una de las razones por las que justamente Sarthou fue invitado al evento es para que ataque a las feministas y a lo que ellos denominan como “ideología de género”. El resto de los discursos no se quedaron atrás. Desde revindicaciones a las potencias del eje, pasando por glorias al imperio español y la guerra contra los musulmanes, hasta finalizar con el cuestionamiento del marxismo, ya que éste también es parte de la conspiración judía.
La aparición de grupos políticos de extrema derecha en Uruguay, no es cosa nueva. Santiago Sánchez y Gabriel Delacoste en su artículo de junio de 2013 en la Revista Lento, titulado “A la derecha y más allá” documentan de forma excelente la pluralidad de grupos que ha habido en el país desde 1996 hasta la fecha. Y como bien señalan, las diferencias en la interna del ambiente ultraderechista, son sobre cuán permitido esta expresar una performance nazi y cuanto no. Si bien PSR (tanto en su variante argentina como oriental) revindica al Tercer Reich, no usan una estética neonazi en sus vestimentas. Se atreven a levantar una bandera del imperio español, pero no de la Alemania nazi. Eso es para evitar que el poderoso lobby de la comunidad judía caiga sobre ellos. Sus compañeros de las derechas tradicionales se desmarcarían inmediatamente si vieran una esvástica. Sin embargo, el sentido común uruguayo no asocia a España con el fascismo sino con los inmigrantes “que con su trabajo construyeron a la patria”. El sentido común generado por los grandes medios de comunicación y por la hegemonía de las derechas post Segunda Guerra Mundial, ha generado que cuando se habla de fascismo, pensemos en Hitler y el holocausto. Sin embargo otras formas de fascismo como las de Franco en España, el apartheid en Sudáfrica o el sistema Jim Crow[3] de Estados Unidos no son asociados al fascismo y por lo tanto no son condenables. Nadie se escandaliza con una bandera confederada, o con la reivindicación del franquismo, o con la dictadura cívico-militar de nuestro país. El monumento de los charrúas vandalizado o el ataque racista a un afrouruguayo no alertan a la sociedad o a las instituciones de activismo fascista. Es por ello que los grupos de extrema derecha muchas veces esconden sus símbolos nazis y manifiestan públicamente otras formas fascistas como el anticomunismo, el racismo o la homofobia.
Pero si tenemos una visión histórica, podemos ver la larga tradición de la extrema derecha. Pasando por la dictadura cívico-militar, el escuadrón de la muerte y otros grupos paramilitares de los sesenta, la dictadura de Terra y los simpatizantes del nazismo-fascismo-falangismo en los años treinta, el militarismo de Latorre, Santos y Tajes e incluso podemos remontarnos a los “héroes de la Patria” Venancio Flores y Fructuoso Rivera. Como se ve, el pensamiento totalitarista no es tan ajeno a nuestra realidad nacional.
Tampoco es nueva la conexión entre las fuerzas reaccionarias de ambos lados del Rio de la Plata. Desde los vínculos en asesoramiento militar e ideológico para combatir a grupos indígenas y gauchos en el siglo XIX, pasando por en el Plan Cóndor de los setenta. Pero como bien señala Magdalena Broquetas en su libro “La trama autoritaria: derechas y violencia en el Uruguay (1958-1966)”, había una intensa interacción entre los grupos de extrema derecha de ambas orillas del Plata a principios de los sesenta. Esta interacción puede considerarse como la génesis del Plan Cóndor. PSR - O está retomando esa tradición.
No es casualidad que en la semana del mitin de PSR – O, se realizaron dos pintadas contra el Memorial al Holocausto. Cabe aclarar que las pintadas no tenían esvásticas, sino una leyenda que relativizaba el genocidio. Esto es parte de lo que hablaban Delacoste y Sánchez sobre la no exteriorización de la performática nazi clásica.
Sin bien PSR- O y algún otro grupo que pueda estar integrado en el Partido Nacional, en el Partido Colorado o en el Partido de la Gente se desmarcan de la estética neonazi particular para así obtener legitimidad social. Pese a ello, hace unos meses la Coordinadora Estudiantil Antiespecísta denunció a un grupo neonazi (por la foto, muchos con estética skinhead) que participaba en marchas por los derechos de los animales. Los antiespecístas de tendencia libertaria se desmarcan de los fascistas en su declaración e incluso dicen que no van a permitir que participen en las mismas marchas. Un grupo parecido al denunciado por la coordinadora ocasiono desmanes en un restaurante que tenía el colibrí de “No a la Baja”. Debido a la investigación policial se detuvo a un joven que en su casa tenía banderas nazis y materiales asociados a la Segunda Guerra Mundial[4]. Cabe aclarar que en la zona del Centro y Ciudad Vieja hay varias tiendas que venden objetos militares, policiales y asociados a la Segunda Guerra Mundial. Incluso textos clásicos como “Mi lucha”, “Los protocolos de los sabios de Sion”, “La subversión”, “El Tabaré”, entre otros. Mencionar que recientemente con mi hermano, tuvimos oportunidad de chocarnos con uno de estos personajes. Con sus all star blancas, su ropa totalmente negra, su bomber verde, su colgante de la Cruz de Hierro de tamaño considerable y su pelo rubio cortado igual que los policías de la Guardia Republicana.
Muchos “compañeros” critican la “Agenda de Derechos”, planteando que ésta es una forma de dividir a la clase trabajadora, de desviar la atención de los temas importantes y de ser un invento del imperialismo de la ONU. Plantear una visión de los sectores populares como algo totalmente homogéneo es totalmente herrado, además de que es la incorporación de una visión que viene de la derecha. También se debería reconocer que estos movimientos plantean algo tan importante como la lucha contra las dominaciones reproducidas a nivel micro. Podemos decir sin temor a equivocarnos que actualmente el feminismo es la principal corriente que cuestiona el triunvirato “familia, patria y propiedad”, que está en la base del capitalismo. Y si no se le ha dado mayor importancia a otros temas es porque no se ha sabido articular bien o dar la batalla ideológica. Es muy cierto que al movimiento LGBT y a la mayoría del feminismo, el tema de la degradación ambiental o el modelo económico le es totalmente ajeno. Pero eso en vez de bloquearnos debería servir para que doblemos la apuesta en generar un movimiento popular diverso pero unánime frente a las amenazas del capital. Además, los postulados básicos del cuestionamiento a la “ideología de género”, el “derecho-humanismo” y el “indigenismo ecológico” viene del libro de los argentinos Nicolás Márquez y Agustín Laje “El Libro Negro de la Nueva Izquierda: ideología de género o subversión cultural”. En dicho libro se plantea que la izquierda tras la caída de la URSS renovó su discurso y estrategia, dejando de lado la “revolución proletaria” y la “violencia guerrillera”, y se transformó en un “progresismo cultural” o “neo comunismo”. Dicho neo comunismo trataría de destruir a Occidente a través de la destrucción de su pilar básico, la familia, de ahí la apuesta contra el feminismo tras el discurso de la “ideología de género”. Cabe aclarar que dicho libro fue financiado y auspiciado por la Fundación LIBRE, un think thank de Red Atlas en Argentina. Recordemos que Red Atlas está en contra de toda forma de derecho social. Si algo es propio de la política y el pensamiento conservador hoy, es todo este discurso misógino contra la Agenda de Derechos.
Este trabajo extenso ha querido debatir con altura sobre confusiones ideológicas que hay dentro del movimiento popular. También ha querido dar cuenta de la complejidad del fenómeno del fascismo. Y hacer un llamado de atención, con el fin de tener un movimiento social fuerte frente a las tormentas que se nos vienen. Frente a la crisis del progresismo, tenemos que tener muy claro cuáles son los caminos de la emancipación, sino estaremos saliendo a la calle para que venga un régimen aún peor. Solo en el reconocimiento de nuestras diversidades, podremos construir caminos de liberación.
Referencias
[1] Visitado el 9/11/2017: http://elmuertoquehabla.blogspot.com.uy/2017/10/museo-de-las-grandes-nov...
[2] Para ver un documental sobre el primer levantamiento cara-pintada de 1987. Pero cabe aclarar que fueron en total 4 levantamientos cara-pintadas, el ultimo en 1990. https://www.youtube.com/watch?v=Igv-SA_QSY8
[3] El denominado “sistema jim crow” fue un conjunto de leyes y practicas sociales en el Sur de Estados Unidos por el cual se mantuvo a la población afro-descendiente casi sin cambios luego de la abolisción de la esclavitud y la Guerra de Sesesion. Es lo que comunmente se conoce como “segregación racial” y duro desde 1876 hasta 1965. Su nombre “jim crow” se debe a un personaje teatral afroamericano.
[4] Visitado el 9/11/2017: https://www.elobservador.com.uy/procesaron-prision-uno-los-neonazis-que-...
>>> Ese sistema que acogota
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