jueves, 11 de febrero de 2021

Desobedientes


 

Por Jorge Zabalza
publicado en VOCES
11 febrero 2021

 

La mira ideológica apunta a salir de la crisis concentrando la propiedad del capital y aumentando su rentabilidad. Un propósito que sólo se puede financiar achicando la parte del producto que corresponde a masa salarial e inversión social. Es la ley y el orden del quehacer político en el capitalismo y define dos sendas: o se transita por una de ellas o se lo hace por la otra, no es posible caminar por el medio.
En ese marco, más que un amontonamiento informe de normas, la ley de urgente consideración (LUC) es una estratagema de guerra para expropiar más masa salarial a la fuerza de trabajo. Por supuesto, para disimular su perversa intención, la aderezan con el discurso de la libertad individual y la democracia representativa, aunque, en el fondo, están intentando desvirtuar el espíritu de rebeldía.


Saben muy bien que el malón provocará descontento y, por eso, previendo las protestas masivas, están acostumbrando la población a la presencia militar y policial en los espacios públicos (recordar que la “acción cívica” era recomendada por la Doctrina de la Seguridad Nacional en los ’50). La pandemia fue utilizada para paralizar la lucha de los pueblos con un shock de miedo, con señales que abren caminos al autoritarismo y les permite testear reacciones en el campo popular.


Ahora saben que los parlamentarios progresistas, que podían estar en la primera línea, enfrentando el malón reaccionario, optaron por el pragmatismo y la conciliación: rechazaron la ley en general, pero aprobaron casi el 50% de su articulado. Para su particular manera de ver el mundo, esos artículos habían perdido el carácter regresivo, concentrador y autoritario. El Mario Bergara redondeó la idea: van en la “dirección correcta” aunque hayan sido elaborados por la coalición multi reaccionaria.


¡Asombroso!
Rafael Michelini definió más claramente la concepción general: “No estoy hablando de los tres millones y medio de habitantes, ni siquiera de la mitad, pero con que en el Uruguay un 10% la pase muy mal los jóvenes van a salir y yo los prefiero juntando firmas. “(…)” Pasó en Chile, pasó en Colombia…Se juntan con el celular. Se juntan en un minuto. ¿Por qué no va a pasar en Uruguay?”. Michelini no percibe que más de ese 10% ya comen en las ollas populares, el conflicto social ya está instalado no le será fácil desalentar la indignación popular. Se han convertidos en bomberos que apagan llamas, pero dejan encendidas las brasas.


Con el progresismo atrapado en el trampero, los multi reaccionarios prosiguieron a paso redoblado su ofensiva contra el movimiento popular: aumentaron un 2% el IVA y las tarifas de los servicios públicos -un modo camuflado de recaudar más-, se pasó a medir por el índice medio de salarios el monto no imponible del IRPF, de costado preparan más privatizaciones en ANCAP y ANTEL y comenzaron a implementar la reforma de la seguridad social. La paralizante prudencia opositora está empedrando el camino hacia el infierno. No es posible defenderse del malón con buenos modales de liberales. Da bronca, mucha bronca.


Gabriel Molina (SUTEL) sintetizó el enojo predominante en 19 de los 50 sindicatos representados en la Mesa del PITCNT: “Me importa un carajo lo que el Frente hizo en el parlamento, porque el tema acá es mucho más profundo que la decisión que tomaron los legisladores nuestros”. Lo mismo sentían las bases de FUCVAM, FEUU y la Intersocial Feminista. Entonces, antes que la marea se hiciera tsunami, el progresismo atropelló la independencia política y finalmente la Intersocial y el Frente Amplio salieron unidos y adelante, juntando firmas contra 135 artículos. En un santiamén convirtieron más de dos tercios de la LUC en políticamente aceptables ¡milagro de milagros! “Por la forma en que se toma esta posición, pero también por el contenido que conlleva, dejó al descubierto que sobre los intereses de los trabajadores se ponen los intereses de un partido”, redondeó Lorena Lavecchia, presidenta del Sector Banca Pública de AEBU.


Estimulados por el enojo y la bronca decenas de luchadoras y luchadores sociales acudimos al llamado de las maestras en lucha contra toda la LUC. Ya somos cientos y pronto seremos miles. Son muchas las organizaciones sociales cuyas asambleas están decidiendo juntar firmas por las dos opciones: la total y la del tercio. Es un grito que dice ¡presente! “vamos a defendernos, ya lo hicimos cientos de veces, sabemos cómo hacerlo y no nos detendrán con transas moderadas”. Se proclama la voluntad de resistir a la manifiesta voluntad de la clase dominante: un acto político de doble desobediencia: a los que quieren implantar las bases jurídicas del terrorismo y a los que transan con ellos.


No es una lucha fácil: “Gracias al terror a la pandemia, plantear salir a la calle y reunirse forma parte del ideario de ser un irresponsable. Hasta esa batalla tenemos que dar con los compañeros: que van a trabajar, pero no van a militar. Que van apilados en los ómnibus, pero no pueden ir a la plaza a tocar el tambor un sábado” agregaba Lavecchia.


Sin embargo, es necesario darla: “No sólo porque implicará rebajas salariales, y más privatización y pérdida de soberanía. No sólo porque da el golpe de muerte a la educación, ya ninguneada sin el presupuesto necesario. El gatillo fácil, la reglamentación de piquetes sumado a las otras disposiciones de permitir la libre circulación, también es producto de 15 años de gobierno frenteamplista que sucumbió, -porque le convenía- a permitir ese discurso que, más temprano que tarde, nos llevaría a un gobierno “de mano dura”. Acá no hay inocentes, te diría”, finaliza Lavecchia la entrevista con “El Muerto”.


En el Oeste montevideano, tradición de lucha obrera y autonomía, se salió a pintar muros y rejuntar la militancia dispersa, a quebrar de hecho el “aislamiento social” respetando las medidas sanitarias. Se comienza a tender un cerco de pueblo embravecido para aislar a los dueños del Uruguay y derrotarlos, la misma estrategia que obligó la dictadura a retroceder.


Los dueños del Uruguay y su coalición multi reaccionaria comenzaron a trepar la cuesta hacia el autoritarismo… ¿culminarán nuevamente en terrorismo de Estado? ¡Alerta, compañeras y compañeros! las luchas que vendrán serán las más caborteras de la historia.


Jorge Zabalza



(recuadro): LOS MUROS EN LA LUCHA DE LOS PUEBLOS 

 

El ser humano ha pintado y grabado sobre los muros desde épocas prehistóricas, para transmitir conocimientos y también como expresión de sus demandas económicas, sociales y políticas. Desde el hombre de las cavernas y sus pinturas de animales, plantas y del entorno que lo rodeaba, pasando por los muros pintados en Roma con las demandas de esclavos y plebeyos, los muros de la Revolución Francesa de “pan y muerte al rey”, a los muros pintados en el transcurso de la Revolución Rusa con la consigna de “paz, pan y trabajo”.
Los muros fueron siempre escenario de comunicación en el espacio público, construyen identidad y a través de ellos nos apropiamos de nuestro territorio y de lo público, nos ayudan a tomar conciencia de nosotros mismos, a qué clase social pertenecemos, unifican demandas y aspiraciones populares y nos llaman a la lucha social y política.
Detrás de los medios de comunicación hay clases sociales que los poseen, por ello, frente a la propiedad hegemónica de los medios audiovisuales (televisión, radios y diarios), los medios de desinformación que maneja la oligarquía, los trabajadores y sectores populares pintamos muros como forma de contrarrestar su mensaje y también como expresión de empoderamiento por los oprimidos de una zona, de un barrio, de una ciudad.
Pintar un muro es comunicar una injusticia, una demanda, que nos identifica como clase y también con una etapa de nuestra militancia, de nuestra niñez y juventud, dónde solo teníamos “Nuestros Muros”.
Es también una acción colectiva por excelencia, en una pintada se suman voluntades, se decide la consigna en forma democrática, se charla, se intercambia información, nos contamos anécdotas de viejas y viejos luchadores, de pintadas históricas y nos reímos de todo un poco.
En la dictadura era una acción en la que compartíamos riesgos, recordemos al compañero Medina que lo mataron por estar pintando un muro. No debemos olvidemos jamás que nos disparaban y tiraban a matar.
Los militares tenían muy claro el valor de nuestros muros y también lo tiene claro la oligarquía, la derecha, no es casual que nos hayan vandalizado algunos muros que volvimos a pintar inmediatamente.
Ellos temen nuestros muros, temen al grito de guerra a las injusticias, al grito de libertad de expresión, al grito de rebeldía y al grito de que “¡no nos callarán!”. Ellos nos quieren mudos, sumisos y obedientes, que sigamos tragándonos su televisión, sus radios y sus diarios, por ello cada muro que pintamos es mucho más que una pintada, es un símbolo de RESISTENCIA ORGANIZADA.

Hugo Ramírez





Gente en Obra en radio Fenix entrevista a Lorena Lavecchia dirigente sindical de AEBU por el tema que vino discutiéndose en la interna:

1) ¿Cómo encara el movimiento social contra la Ley de urgente consideración? ¿Hay dos propuestas?

La oportunidad que plantea la LUC es que nos afecta a todos, eso es bien interesante de analizar. Yo creo que, si el movimiento social consigue organizarse mínimamente, el escenario del país podría variar. El problema de las organizaciones sindicales es que otra vez no se consultó a los trabajadores. La posición de las élites de la Convención, el PIT-CNT, y de otras, como FUCVAM decidieron ante sí, sin que la gente pudiera resolver. Entonces necesariamente, por la forma en que se toma esta posición, pero también por el contenido que conlleva, dejó al descubierto que sobre los intereses de los trabajadores se pone a un partido político.

Eso es grave porque muchas de las modificaciones de la LUC reafirman o continúan planteos originados durante los gobiernos frenteamplistas.

Por otro lado, la propia forma de la LUC, que a diferencia de otras leyes que no tienen plazo, incluso pueden ser planteadas en la siguiente legislatura, tiene un plazo de 100 días entre ambas cámaras y la Asamblea General. Con una prohibición constitucional de analizar dos leyes de urgente consideración a la vez, la clase política toda, aceptó introducir cambios sustanciales a todos aquellos ejes que hacen a la vida de un país, en 100 días, sin analizar en profundidad los cambios, violentando resoluciones soberanas tomadas en otras instancias plebiscitarias, y, al sólo pretender derogar 135 artículos acepta como constitucional una ley que claramente no lo es y acepta también este método antidemocrático.

2) ¿Qué es la LUC para los trabajadores uruguayos?

Para los trabajadores es nefasta desde varios puntos de vista. El primero es lo que nos afecta a todos: haber sido borrado de un plumazo nuestro derecho a participar de cambios estructurales de esa magnitud. No sólo por la imposibilidad de dar la discusión como corresponde. Porque gracias al terror a la pandemia, plantear salir a la calle y reunirse forma parte del ideario de ser un irresponsable. Hasta esa batalla tenemos que dar con los compañeros: que van a trabajar pero no van a militar. Que van apilados en los ómnibus pero no pueden ir a la plaza a tocar el tambor un sábado. No sólo porque implicará rebajas salariales, y más privatización y pérdida de soberanía. No sólo porque da el golpe de muerte a la educación, ya ninguneada sin el presupuesto necesario. El gatillo fácil, la reglamentación de piquetes sumado a las otras disposiciones de permitir la libre circulación, también es producto de 15 años de gobierno frenteamplista que sucumbió, -porque le convenía- a permitir ese discurso que, más temprano que tarde, nos llevaría a un gobierno “de mano dura”. Acá no hay inocentes, te diría.

Si a la LUC de la coalisión le sumamos la complicidad de un partido que ya sabemos no es oposición, pero muchos uruguayos aún conservan esa ilusión, -y ese partido todavía no asumió que, muchos, pero muchos votos, no son porque sea bueno sino porque lo consideran el menos malo-, y le sumamos el apoyo de la cúpula de organizaciones sociales, tenemos un claro enfrentamiento entre la clase política y sus aliados empresariales y burocracias, contra los trabajadores y la ciudadanía toda.

De hecho, parte de la tarea de estos cinco años parece ser mientras peor mejor y continuar amortiguando la lucha de los trabajadores. Algo inimaginable para muchos, pero reconozco en lo personal que no analicé que su objetivo iba a ser ganar nuevamente las elecciones nacionales en 4 años y para ello, la clase trabajadora debe continuar desmovilizada. De lo contrario, en 4 años, ¿cómo nos paran?

3) ¿La LUC hay que mejorarla o derogarla?

No se puede mejorar algo que en su esencia atenta contra toda una población y un territorio. Personalmente creo que la posición de organizaciones sociales como la FEUU, FUCVAM la Intersocial Feminista y el propio Pit-Cnt es absolutamente preocupante porque se vuelve cómplice de los contenidos, pero también acepta la forma que como ya vimos es profundamente inconstitucional y antidemocrática.

4) ¿Se propone firmar las dos propuestas?

Como Coordinación para el Cambio, la agrupación que integro, entendemos que no se pretenda profundizar en el debate sobre derogación parcial o derogación total. Pero lo cierto es que no hay prácticamente forma de fundamentar por la derogación total sin ser crítico de la parcial. Es un debate pendiente en el movimiento sindical (no con las cúpulas) sino entre la clase trabajadora. Entre los que elegimos representantes para ser representados y no para votar en contra de nuestros propios intereses.

Por otro lado, desde los organismos de dirección del sindicato bancario propusimos que los afiliados tuvieran ambas opciones. Porque la discusión y el intercambio fortalecen la organización. No es desde la censura ni desde el autoritarismo, sino desde el respeto a las resoluciones colectivas y la apuesta permanente a la participación. Máxime teniendo en cuenta que el voto de Aebu en el Pit-Cnt siempre fue contrario, tanto al mandato del organismo Consejo Central, como de una Asamblea de Banca Oficial con 400 trabajadores. Sin quórum, es cierto, abro paréntesis asamblea que supo ser boicoteada por la mayoría del Consejo Central y la hicimos a la intemperie, con ola de frío polar en plena pandemia, cierro paréntesis. pero el compromiso de ratificar lo resuelto por los trabajadores estuvo. Y fue por unanimidad. ¿Cómo el Secretario General cambió el voto sin más? Son las cosas que permite el aparato burocrático y que la gente esté desmovilizada.

Ahora, producto de enviar un volante agrupacional fundamentando nuestra posición de ir contra toda la LUC, se sancionó a todos los trabajadores afiliados de la banca oficial y del banco república en particular, porque dieron la orden de bajarnos los correos institucionales. Quedamos incomunicados. Todavía lo estamos. Entonces, utilizar métodos fascistas desde una dirección sindical es aberrante. Y, por lo tanto, el debate entre la derogación total o parcial no es una cuestión de distintas papeletas.

5) ¿Qué perspectivas hay dentro de la nueva normalidad?

La verdad es que la clase dominante ya tenía clarísimo que esto se venía. Incluso el propio Alfie lo planteó en una reunión. La diferencia es que con el Covid se adelantó. No podemos olvidarnos que ya las bases del neoliberalismo establecían la necesidad de mantener un ejército de desocupados para quebrantar el peso de los sindicatos. El gobierno apoya a los empresarios que echaron gente a rolete y luego los retomaron por la mitad del salario. A los que quedaron, directamente les rebajaron.

El Banco Central liberó encaje a los bancos, y ¿qué hicieron? La banca privada echó cientos de trabajadoras y la oficial se quedó con millones de dólares de la gente por reprogramarle los créditos. Plata que después le donaremos a UPM para ponerle el tren y contaminar nuestras aguas y nuestra tierra. La falta de información de calidad, la pésima educación pública, a pesar del compromiso docente, al igual que la pésima salud pública, la pobreza, la falta de alimentación, etc., nos deja en un panorama complicado, con la república bananera volviéndose realidad y la gente asustada en sus casas por una pandemia que, al final, les vino tan bien que uno desconfía. O como decía Charly, el que no es paranoico está desinformado (risas). Lo positivo es que somos muchos los que nos estamos encontrando y como te decía al principio, si conseguimos unirnos y organizarnos, la batalla contra toda la LUC habrá tenido sentido.





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