viernes, 7 de enero de 2011

Entrevistas a testigos claves

Ramirez lo asesinaron por romper el pacto de silencio en las FFAA uruguayas

Entrevistas a los testigos claves

Con un testigo clave en el caso de la muerte del ex militar del Batallón 13

“Ramírez sabía quiénes enseñaban a torturar”
 
Brecha 7 de enero 2011

Juan Carlos Pérez Quiñones abordó una lancha y fue a la Isla del Sauce a ver al ex soldado Julio Ramírez, el mismo que el 21 de diciembre de 2010 aparecería muerto en las aguas del río Uruguay. En esa visita Ramírez le contó que había integrado un grupo antiterrorista desde el año 69 hasta el 70 y que se retiró porque, según le habría dicho un oficial: “Si usted no sirve para torturar, no sirve para nada”. Pérez Quiñones también fue militar, y en la entrevista con Brecha aporta datos sobre los tormentos en el cuartel de Mercedes durante la dictadura y sobre la sospechosa construcción a fines de los noventa –y bajo guardia militar– de la terminal de ómnibus de la ciudad en un predio que pertenecía a ese batallón.
 
—Usted fue militar. ¿Cuándo y dónde comenzó su carrera?
—En 1972 entré al Batallón 5º de Infantería, de Mercedes, tenía 26 años.
—¿Cuáles eran sus tareas respecto de los detenidos de la época?
—Les daba de comer, los llevaba al baño. Cuando pasaban a la carpa grande, pedía permiso al jefe de la guardia para asistirlos un poco…
—¿Eso sucedía después de la tortura? ¿Usted supo, estuvo de alguna manera a la hora de la tortura?
—Mire, yo vi que a los detenidos los tenían de plantón varios días, luego había golpes de todo tipo…, y sí, los torturaban… Primero a los tupamaros, luego empezaron a caer los del Partido Comunista Revolucionario de Mercedes, los llamados maoístas…
—¿Y lo dejaban asistir a los detenidos?
—Algunos jefes sí, no todos eran iguales. Los que estaban detenidos eran todos conocidos, muchos de ellos jugaban al fútbol conmigo, eran amigos…
—Todos se conocían, entonces…
—Todos nos conocemos en Mercedes: había revolucionarios, pero también muchos estudiantes, sindicalistas…
—Entonces usted sabe quiénes eran los torturadores…
—Todo el mundo sabe…
—¿Y quiénes eran? ¿Viven en Mercedes?
—Algunos aún viven acá, pero no voy a dar los nombres. La mayoría se fue a vivir a Buenos Aires apenas volvió la democracia.
—No va a decir ningún nombre…
—Mire, el que más torturaba era Sergio Magallanes, el “Pájaro”; era uno del S2. Acá todo el mundo lo sabe. Era un soldado, luego habrá ascendido a cabo…
—¿Y dónde está ese hombre? ¿Vive?
—Se fue a Buenos Aires, sé que es remisero, pero nada más…
—¿Cuántos integraban el S2 (Inteligencia) del Batallón 5º?
—Eran unos diez, y casi todos se jubilaron y cruzaron el río para vivir en Argentina.
—¿Hubo algún detenido muerto en el batallón?
—Que yo sepa no, pero yo estuve sólo 17 meses… Pero hay gente que dice que sí había restos cuando demolieron el batallón para construir la terminal…
—¿La terminal de Mercedes fue construida en el predio del batallón?
—Sí, y cuando estaban haciendo las excavaciones para los cimientos se hundió una máquina retroexcavadora y quedó la bóveda a la luz…
—¿Qué bóveda?
—Había un túnel por el que pasaban los detenidos para ser torturados. Empezaba justo en la esquina del cuartel que da a Colón y Don Bosco (hoy una esquina aún en construcción dentro de la terminal de ómnibus, a la que no se puede acceder). Los hacían bajar unos escalones y luego recorrían el túnel, que cruzaba la calle, y debajo de una de las casas antiguas que aún existen se encontraba el lugar de torturas. Ahí trabajaba el S2: ponían la radio alta arriba y bajo el piso torturaban.
—¿Y quiénes vieron esos restos?
—Lo sé por terceras personas, pero en las que confío. Uno de los que trabajaban allí del que no conozco el nombre –pero sí a un allegado que habló conmigo– vio restos humanos y avisó al capataz de la obra. Fue cuando la máquina se hundió. El capataz mandó parar la obra: “Paren, paren muchachos, que se nos acaba la changa”, dijo, según me contó esta persona. Inmediatamente llegó una guardia militar a vigilar que nadie se acercara. Y se tapó todo.
—¿Y cuándo ocurrió eso?
—A fines de los años noventa. En el 98 o 99…
—Fue en el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti. ¿Quién era el intendente de Soriano?
—Todavía estaba Gustavo La Paz.
—¿Y esas personas que fueron testigos o protagonistas, viven, pueden hablar?
—Mire, acá en Mercedes no hay voluntad de investigar nada. El capataz trabaja en Nueva Palmira y a los periodistas del Eco de Palmira que lo fueron a buscar los sacó prácticamente a patadas. Los demás tampoco quieren hablar…
—Pero debe haber detenidos políticos que aún viven y pueden dar su testimonio…
—Haber, hay, algunos tienen familiares desaparecidos, pero en general nadie quiere hablar...
—¿Al batallón de Mercedes llevaban detenidos de otras partes del país o de Argentina?
—Llegaban de otras partes. El doctor Martínez Platero fue detenido en Colonia y lo trajeron para acá, y como él otros…* Los que llegaban desde Argentina eran militares, y también venían de Perú, Bolivia, Chile y algunos con acento yanqui, todos los de la Escuela de las Américas de Panamá. Llegaban para ver cómo estaban los detenidos, cómo eran las torturas, y para aprender otras cosas: les construimos una tatucera en el cuartel para que supieran cómo era y para que la detectaran, pero no pudieron…
—¿Pero usted participaba de ese grupo?
—No, yo era albañil, y nunca salí a detener a nadie. Veía que torturaban, veía que entraban a los calabozos a violar a las muchachas detenidas, pero jamás participé de la tortura. Tanto, que pedí la baja y me la dieron, pero me dijeron que me fuera del país…
—¿Cuándo fue eso? ¿A dónde fue?
—A fines del 73 me fui a Mercedes, en la provincia de Buenos Aires. Me detuvieron en el 75 y me quebraron la mandíbula. Luego me fui a San Justo: caí en un lugar donde actuaba la brigada más asesina de la represión en Argentina. Allí fui detenido decenas de veces por no tener el certificado de buena conducta. Hice por lo menos siete veces la cola para que me lo dieran, pero al llegar al mostrador me sacaban la huellas dactilares y después se reían de mí: “Qué te vamos a dar si vos sos un tupamaro chorro”, me decían.
—En ese tiempo desapareció su hermano, Modesto Quiñones.
—El 24 de junio de 1977 desapareció mi hermano, que también era albañil y dirigente del sunca. Lo buscamos durante 30 años, hasta que sus restos fueron encontrados en 2008 por el Equipo Argentino de Antropología Forense, en el cementerio de Villegas, en San Justo.

EL CASO RAMÍREZ
—Su lucha por la búsqueda de desaparecidos continuó incluso después del hallazgo del cuerpo de su hermano.
—Claro, mi compromiso sigue y seguirá.
—Imagino que por eso hace unos meses fue a hablar con Julio Ramírez, el ex soldado del Batallón 13 que apareció muerto en diciembre.
—Sí, todo el mundo hablaba de ese testigo pero nadie lo iba a buscar. Así que conseguí que una lancha me llevara** y fui hasta la Isla del Sauce, que queda a diez minutos de Nueva Palmira.
—¿Y qué pasó?
—Entramos por el Arroyo del Sauce y llegamos a la isla. Amarramos contra la costa, porque no hay muelle, y caminamos unos cincuenta metros. El hombre estaba ahí, solo, en una casillita hecha sobre postes, con pedazos de tablas.
—¿Y qué información le dio?
—Él me dijo que toda la vida había trabajado en los montes de Nueva Palmira y en la pesca, y que al quedarse sin trabajo se fue a Montevideo y se metió de milico…
—¿En qué año?
—Ramírez me dijo que fue militar entre el 69 y el 70, y que había ingresado al Batallón 13.
—Otras informaciones señalan que fue militar durante toda la dictadura, por eso pudo colaborar con croquis de los batallones donde se buscan restos de desaparecidos.
—No, no es así. Él me contó que no estuvo más de dos años: en el Batallón 13 le ordenaron que pasara a la Escuela Naval del Cerro, donde se estaba formando un grupo de tareas antiterroristas.
—¿Qué hizo en ese lugar?
—Ramírez me contó que vio cómo torturaban a las personas, que allí se enseñaba a torturar. Y que cuando le tocó el turno, él no se animó.
—¿Qué pasó con él?
—Me dijo que estuvo un tiempo preparándose para todo tipo de tareas antiterroristas, pero que se negó a torturar. Me dijo que se apersonó a un capitán del Batallón 13 para decirle que él no servía para torturar, y que ese oficial le dijo que si no servía para torturar no servía para nada.
—¿Le dieron la baja?
—Sí, se fue.
—Pero entonces este hombre conocía a todos los que enseñaban a torturar y a los que torturaban en aquellos años…
—Claro que los conocía a todos.
—Le dio algunos nombres.
—No.
—Luis Ramírez ha dicho que su hermano Julio estaba dispuesto a declarar ante la justicia.
—Sí, pero Julio Ramírez apareció asesinado. Bah, algunos dicen que murió porque se cayó del bote, pero no sé cómo explican los tajos que tenía el cuerpo. Acá en el pueblo se sabe que cuando a alguien se le abre el pecho es para que el cuerpo se hunda, pero éste flotó y ahora debe investigarse el homicidio.
—Usted desconfiaba de que Ramírez fuera un testigo clave.
—Sí, porque no estuvo tanto tiempo en las Fuerzas Armadas como para saber sobre enterramientos de cuerpos. Él me hizo un croquis muy rudimentario del Batallón 13 (véase foto), porque mi interés era saber cómo estaba ubicado el frontón y la cancha antes de los cambios de ubicación.
—¿Pero sabía algo importante?
—Sí, ahora me doy cuenta de que lo importante que este hombre podía aportar eran los nombres de todos los torturadores que conoció entre el 69 y el 70. Pero ya es tarde.


*          Respecto de otros detenidos y los modos de tortura, entre otros aspectos, véase La República, 8-I-08.
**        Su acompañante fue Rubí Veliz, que en 2007 brindó testimonio ante la justicia sobre traslados clandestinos desde Argentina a las costas de Soriano (véase Brecha, 21-XII-07).

Rubí Véliz, ex marinero de prefectura naval, testigo del traslado ilegal de prisioneros desde Argentina en 1978. Treinta años más tarde Véliz recorrió la costa de Nueva Palmira intentando identificar el lugar exacto donde, durante una procedimiento de rutina, se topó con cuatro personas encapuchadas en la ribera del río de la Plata. Nueva Palmira, enero de 2008.

Testimonio. Habla el ex marinero que en febrero de 1978 vio llegar a Uruguay uno de los traslados ilegales

"Vi bajar a cuatro encapuchados"

Se llama Rubí Veliz. Su testimonio se manejó bajo reserva en la causa por la que fue procesado el ex dictador Gregorio Alvarez. Junto al subprefecto de Nueva Palmira presenció el desembarco de una lancha en la que traían secuestrados de Argentina. Confirmó el testimonio que Angel Gallero le había dado a LA REPUBLICA.

Roger Rodríguez rogerrodriguez@adinet.com.uy
En las costas del río Uruguay. Cerca del Arroyo de las Víboras, el marinero Rubí Veliz vio llegar en febrero de 1978 una lancha civil con gente encapuchada. En esa zona, el cruce desde Argentina sólo demora diez minutos.
En las costas del río Uruguay. Cerca del Arroyo de las Víboras, el marinero Rubí Veliz vio llegar en febrero de 1978 una lancha civil con gente encapuchada. En esa zona, el cruce desde Argentina sólo demora diez minutos.
El ex marinero de la Sub prefectura Naval de Nueva Palmira Rubí Baltasar Veliz es uno de los testigos reservados que los denunciantes de los traslados de uruguayos desaparecidos en 1978 presentaron al juez Luis Charles y la fiscal Mirtha Guianze, en la causa por la que fue procesado el ex dictador Gregorio Alvarez.
Radicado en Nueva Palmira, departamento de Colonia, Veliz (61 años, divorciado, dos hijos, seis nietos), se desempeñó entre 1965 y 1993 en esa Subprefectura y fue testigo del traslado de cuatro personas encapuchadas en febrero de 1978, cuando con el subprefecto Heber Martínez Siboldi salió de recorrida por las orillas del río Uruguay.
La Subprefectura de Nueva Palmira depende de la Prefectura Nacional Naval de Colonia, a cuyo cargo estaba el entonces mayor Alvaro Diez Olazábal, denunciado en el libro "Un marino acusa", del desertor Daniel Rey Piuma, quien lo acusa de haber sido un torturador en la jefatura de la Dirección de Inteligencia de la Prefectura (Dipre).

--¿Usted fue testigo del traslado de prisioneros en esos años?
--Sí, yo vi cuando llegó uno de los viajes. Corría el año 1978. Era febrero. Nosotros hacíamos un enlace con la gente de la Subprefectura de Carmelo. Ese día, salimos de recorrida y pasamos por los senderos por los que pasamos siempre controlando el contrabando, cuando entre unos sarandíes alcancé a ver una lancha.

--¿Qué tipo de lancha?
--Aquellas, tipo la Cacciola.

--¿Civil o militar?
--Civil, de esas tipo argentinas, de pasaje... y cuando nos fuimos acercando, lo que me quedó grabado siempre fue que llegué a escuchar el llanto de una mujer. De la lancha ya habían bajado a cuatro encapuchados, No sé si eran mujeres o varones. Una mujer había.

--¿El llanto de la mujer se escuchaba adentro de la lancha?
--No. Estaba ahí, era uno de los cuatro que vi. Cuando nos fuimos aproximando más, salió un oficial de dentro del monte y le dijo al prefecto que se retirara que estaban haciendo un procedimiento.

--¿Quién era el prefecto?
--Heber Martínez Siboldi... que le dijo que no, que estaban bajo jurisdicción de él, pero el otro le dijo "haga el informe correspondiente"... lo que no me puedo acordar bien es si le dijo al Esmaco o algo así... Así que nos tuvimos que ir.

--¿Cuánta gente era la que estaba haciendo aquel procedimiento?
--Yo llegué a ver al oficial y a los cuatro que estaban bajando.

--¿No vio a nadie custodiando?
--Debían estar en el monte.

--¿El prefecto Martínez Siboldi qué hizo luego?
--Acató lo que le dijeron, pero no sé qué hizo después. Yo era marinero, no sé si hizo informe, porque eso lo manejaba inteligencia con el jefe... Éramos tres, pero no me recuerdo quién era el chofer de la camioneta en la que íbamos.

--¿Por qué no contó esto que había visto, antes?
--No hubo medios. En algún momento lo conversé con gente pero no se llegó a nada. Y luego, por circunstancias de la vida, pasaron los años y uno se va mentalizando de otra manera, va ganando experiencia y ve las cosas de otra manera. Ahora se dio, me contacté con gente y está. Me dijeron si me animaba a declarar y dije que sí, cómo no.

--¿Alguna vez habló con Martínez Siboldi del tema?
--No. Ellos son pasajeros en las unidades, vienen, pasan y se van y yo seguí allí hasta 1993.

--¿Cómo vivió aquellos años de represión en la dictadura?
--Nada especial, porque por allí no se hacían procedimientos. No se mandó ir a buscar a nadie. Era una simple unidad. Dependíamos de Colonia.

--¿Y quién era el mando en Colonia?
--En esa época era el capitán Alvaro Diez.

Confirma a Gallero

La declaración judicial de Rubí Veliz, confirma lo dicho a LA REPUBLICA por Angel Gallero, secuestrado en enero de 1978 en Montevideo, quien pudo ver como torturaban en el centro clandestino de detención de La Tablada a su compañero Carlos Cabezudo, que había sido secuestrado en Argentina en diciembre de 1977 y está desaparecido.
Cabezudo, Célica Gómez, ambos del Partido Comunista Revolucionario (PCR), y Eduardo Gallo, del Movimiento de Liberación Nacional (Peludos), junto a uno o más secuestrados en Argentina (posiblemente Miguel Angel Ríos Casas y quizás Julio César D'Elía Pallares) fueron trasladados entonces del pozo de Banfield de Buenos Aires.
Por razones de seguridad personal, Veliz decidió ayer hacer público el testimonio que había dado a la Justicia, que contradice lo que declaró el ex subprefecto Heber Martínez Siboldi, al ser interrogado por el juez Charles en la causa por la que también se procesó al capitán de navío Juan Larcebeau y se pidió la captura de Jorge Tróccoli.


El coronel represor negó haberle dado muerte

Ferro investiga muerte de Miranda

El coronel Ferro. Entre el secreto militar y el arrepentimiento.
El coronel Ferro. Entre el secreto militar y el arrepentimiento.
El coronel (r) Eduardo Ferro, sindicado como el autor material de la muerte del escribano Fernando Miranda en la dictadura, reivindicó el accionar de las FFAA durante la represión y reconoció que Gregorio Alvarez es responsable "porque todo comandante lo es". Ferro fue jefe del Batallón de Contrainteligencia Militar, integró el SID y la OCOA y recibió un curso en la Escuela de las Américas en Estados Unidos. Sobre el caso Fernando Miranda, dijo que no hablaría del tema "públicamente" aunque sí ante los estrados judiciales. Admitió que está "tratando de llegar a ver qué pasó en eso y cómo trascendió" y además "quienes fueron los actores, que los tengo identificados, quiero llegar a la verdad", dijo anoche en un reportaje de "Código País". En determinado momento Ferro se mostró arrepentido por haber actuado "un poquito para el otro lado" de la ley. Ferro rechazó el procesamiento de Gregorio Alvarez, pero reconoció que "todo comandante es responsable de lo que sus hombres hagan o dejen de hacer".El ex coronel reconoció que existió tortura, a la que calificó de "excesos", pero aclaró que "no fue ni metódico ni oficial". "Fueron actitudes personales y no de cuerpo", dijo. Puso en duda "la exactitud" del informe de la Fuerza Aérea que reconoce que hubo segundo vuelo, y negó haber estado vinculado al secuestro y muerte de Miranda y Oscar Tassino: al primero dijo que no conoció y del segundo que no se acuerda. Sí reconoció el traslado a Uruguay, desde Brasil, a Universindo Rodríguez y Lilián Celiberti.

Ver además:

 

1 comentario:

  1. FERRO ,VOS Y TODA LA MILICADA DE INTELIGENCIA DE LA FUERZA,SE CANSARON DE DAR MAQUINA Y TORTURAR COMPAÑEROS,¿DE DONDE CREEN QUE SACARON TODA LA INFORMACION, PARA PEGARLE TAN DURO A LOS GRUPOS DE IZQUIERDA?
    Y CUANTOS COMPAÑEROS SE LLEVARON PUESTOS,QUE ESTAN ENTERRADOS EN LOS CUARTELES Y TODAVIA NO SE SABE NADA.O ACASO NO SABEMOS LO QUE LOS YANQUIS LE ENSEÑABAN A ESTOS OFICIALES EN LA TRISTEMENTE CELEBRE ESCUELA DE LAS AMERICAS.
    HAY QUE SER MUY INGENUO PARA CREERSE LAS MENTIRAS DE ESTOS TORTURADORES Y ASESINOS A SUELDO DEL SISTEMA.
    Y DESGRACIACIADAMENTE ,CUENTAN CON LA COMPLICIDAD ,DE MUCHOS QUE SE DICEN PROGRES QUE ESTAN EN EL GOBIERNO,PARA NO ACLARAR LOS ASESINATOS Y O DESAPARICIONES DE NUESTROS COMPAÑEROS.CON TODAS LAS OPERETAS DE INTELIGENCIA,MONTADA POR ELLOS EN LOS PAISES LIMITROFES,PARA CHUPAR MILITANTES.

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