sábado, 8 de noviembre de 2014

Vivos los queremos





Conferencia de prensa desde Ayotzinapa

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San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 5 de noviembre, 2014.
El fuego de Ayotzinapa no se apaga en Chiapas. Desde el 28 de octubre y hasta el 5 de noviembre se han realizado acciones diarias de protesta por el asesinato de seis personas (tres de ellas, normalistas) y la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos”, secuestrados por policías municipales de Iguala, Guerrero, el pasado 26 de septiembre.
La semana de protestas continuas ha sido protagonizada por estudiantes normalistas y universitarios, así como por maestras y maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Chiapas (CETECH), por diversas organizaciones civiles y por adherentes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Junto con la Escuela Normal Rural Mactumatzá de Tuxtla Gutiérrez, única normal rural en Chiapas, desde el pasado 20 de octubre se encuentran en paro indefinido de labores 14 escuelas normales de la Coordinadora de Estudiantes Normalistas de Chiapas (CENECH) que han realizado marchas, conferencias y liberación de casetas en Tuxtla Gutiérrez, Zinacantán, Cintalapa, Tuxtla Chico, Huehuetán, Villaflores y Tapachula en demanda de la presentación con vida de sus compañeros de Ayotzinapa.

Los ecos de sus protestas, que el 5 de noviembre bloquearon la autopista hacia Tuxtla Gutiérrez, han sonado fuerte esta última semana en San Cristóbal de las Casas con actos diversos: tomas pacíficas de los palacios de justicia y de gobierno, asambleas que se coordinan con la nacional interuniversitaria, pintas y carteles por doquier, entrevistas de la CETECH en estaciones locales de radio, marchas y actos de protesta del XXXVII Encuentro Nacional de Estudiantes de Historia y ofrendas de muertos enormes o pequeñas donde se reparten volantes informativos y no se desperdicia comida porque se invita a los vivos a compartir los alimentos. Las acciones por Ayotzinapa no se detienen en una ciudad donde el muro sur de la catedral se ha convertido en un Cinema Paradiso indignadísimo que igual proyecta videos con los reclamos dolorosos del padre de un normalista que las intensas movilizaciones en México y el mundo.
Las protestas crecieron a lo largo de una semana en que la policía del Estado de México reprimió y encarceló a personas mayores en San Francisco Xochicuautla, un grupo policiaco de élite asesinó a cuatro jóvenes en Tamaulipas, unos secuestradores secuestraron tranquilamente a ocho deportistas en el Ajusco capitalino y los enfrentamientos armados a lo largo y ancho de este país en guerra no pararon ni un día.
La reciente detención de la pareja criminal que gobernaba Iguala, y que ordenó el ataque a los normalistas, no apaga las protestas. Los nombres del expresidente municipal que asesinaba a sus propios compañeros de partido, de su esposa narcotraficante o de su primo jefe de la policía municipal (aún prófugo) no parecen tener importancia en un Chiapas de gritos ininterrumpidos que se concentran claramente en denunciar al sistema político mexicano en su totalidad y en pronunciar los nombres de 43 estudiantes desaparecidos, a quienes llevamos cuarenta días esperando.






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