lunes, 24 de noviembre de 2014

Otro rumbo



Una carta ciudadana por un cambio de rumbo,
por Marcelo Marchese



El viernes pasado un conjunto de ciudadanos redactó una carta en la que manifiestan su intención de contribuir a un golpe de timón en la política uruguaya.

Los invito a leer esta iniciativa ciudadana (1). Independientemente de las firmas que logren, sus propulsores han logrado, muy levemente por ahora, agitar las aguas estancadas del debate político electoral. Aunque suscribo la carta, debo precisar que lo dicho de aquí en más de ninguna manera representa o deja de representar a quienes impulsaron esta iniciativa, ni tampoco a quienes actualmente la firman.
Las reacciones a la carta no se han dejado esperar y pueden encontrarse en la página de facebook llamada OTRO RUMBO. Algunos optaron por el silencio, por no reproducirla bajo la consigna de que cualquier crítica, por más mala que fuere, siempre es propaganda. Otros la consideraron "irrespetuosa", "cosa de iluminados", "cínica", "antidemocrática", llena de "renunciamientos", "resbaladas pequeño burguesas con una serie de enunciados voluntaristas" y "una bofetada a la inteligencia de más de un millón de uruguayos que acaban de votar un programa". Los de allá, más benévolos, la tacharon de "ilusa", "ingenua". Los de acullá, a pesar de lo dicho por los anteriores críticos, la consideraron "suave", "muy lavada" y muy poco severa con la política oficial. Unos cuantos la saludaron sintiéndose representados por ella y sin prestarle atención a estampar su firma (cosa de viejos) la reproducen actualmente y la defienden en diversos foros.
Se ha dicho que lo propuesto en la carta es "inviable"; se ha dicho que "no propone nada nuevo", pues ya lo han hecho eminentes personajes de izquierda de nuestro país; y finalmente se ha dicho que "no propone absolutamente nada". No importa, al parecer, que estos argumentos se contradigan entre sí y se anulen. Hay que tener sensibilidad política para apreciar, aún discrepando, la iniciativa de gente que viene de diversas experiencias, donde se reúnen pintores, carpinteros, músicos, abogados, cineastas, comerciantes, psicólogos y docentes. Dejando aclarado el hecho trascendental de que independientemente de su voto, individuos aislados se reúnan para hacer un llamado directo a la ciudadanía, vayamos a cuatro puntos esenciales de la crítica a NUEVO RUMBO.
1- Sus autores no serían democráticos, pues ostensiblemente desoyen ese voto de más de un millón de electores que validaron en octubre al Frente.
A pesar de ser un argumento sumamente pobre y débil, es necesario atenderlo por lo que implica. Supone a la democracia como un sistema por el cual una minoría no puede manifestarse contra una mayoría, siempre y cuando creamos que buena parte de ese millón de electores, y de los dos millones, no estén de acuerdo con los fundamentos de NUEVO RUMBO. Esta crítica a NUEVO RUMBO reproduce la crítica que le hacían los partidos tradicionales al Frente, tratándolo de "conjunto de iluminados" cuando apenas reunía un 18% del respaldo ciudadano. La democracia, precisamente, es un sistema por el cual se garantiza la libre expresión por la creencia de que la lucha de ideas y su planteo franco y abierto permite adoptar los mejores caminos para la sociedad. La democracia es una gran apuesta a la inteligencia ciudadana.
2- La carta sólo critica y no propone nada.
En la Universidad, y a la interna del Frente Amplio, se debate el modelo actual. El problema radica en que la Universidad no abre su saber contradictorio al resto de la ciudadanía y, como si no pudiera desprenderse de sus orígenes, actúa como un estamento medieval. Algo similar ocurre con el Frente Amplio, cuyo debate interno no se transfiere al resto del país, moviéndose sus militantes bajo la férula de una muy dudosa disciplina partidaria. La propuesta de OTRO RUMBO confluye con una visión que anida en nuestra sociedad, pues ningún modelo político surge del magín de un intelectual, sino que toda elaboración, por solitaria que fuere, es la proyección del saber social en un individuo. Ante el modelo que apuesta a las exportaciones de bienes primarios y a su manufactura, que estimula la inversión de megaempresas extranjeras, con el argumento de que generarán producción doméstica asociada, OTRO RUMBO expone a la luz pública la alternativa que se discute a puertas cerradas: "Un modelo de desarrollo prudente, sin descartar el agro inteligente y el turismo, exige apostar a una mayor diversificación y sofisticación productiva que genere nuevas bases de competitividad internacional, incorporando otras áreas de producción, como la tecnología, el software, la biotecnología y una industria no sólo orientada al procesamiento de la producción primaria, camino que han seguido exitosamente otras pequeñas economías. Con una raquítica inversión en investigación y desarrollo es impensable dar ese salto".
El drama de apostar exclusivamente al "agro inteligente" trae, por añadidura, innumerables problemas, no sólo ecológicos. A medida que aumentan los beneficios de la soja y el eucaliptus, se dispara exponencialmente el precio de la tierra, constriñendo de tal forma a los pequeños productores, que según las estadísticas oficiales, 1200 de ellos abandonan el campo cada año. En diez años de gobierno del Frente, 12000 productores y sus familias abandonaron el campo y ese campo fue fagocitado por un latifundio insaciable que lejos de apaciguarse, como el monstruo del cuento, crece y se multiplica. No es posible pensar en "desarrollo" sin una apuesta a la inversión y a la creación de conocimientos, pero sea cual fuere la ecuación que imaginemos, será imposible sin gente trabajando en el campo, viviendo en el campo, generando consumo desde el campo y alimentando a la ciudad. Ningún desarrollo sustentable es posible sin fortalecer el entramado productivo y social. Los países considerados punta en la arena internacional, históricamente estimularon y protegieron su producción interna, la auténtica base para la proyección exterior.
En tanto no salgamos del estancamiento demográfico en tres millones, ese certero y preocupante indicador del termómetro económico, cualquier modelo que no apueste a la inteligencia será un suicidio colectivo. No necesitamos una nueva "Reforma Educativa", precisamos una verdadera REVOLUCIÓN EDUCATIVA que la transforme desde sus cimientos. Tenemos una variedad de tradiciones que aprovechar, milenarias formas de comprender y transformar el mundo. No podemos perpetuar una educación específicamente destinada a inocular conocimientos. Debemos crear una educación que contemple todos los posibles abordajes al mundo: fábulas, cuentos, religiones, ciencias, mitologías, oficios, danzas, cantos. No necesitamos una educación de respuestas; precisamos, con urgencia, una educación de preguntas. Debemos estimular la imaginación, no aplacarla ni llevarla a un lugar previamente establecido. Si aramos los originales pensamientos de un niño, estaremos suprimiendo ideas que acaso en toda la historia de la humanidad la suma de circunstancias habrían generado que sólo en ese niño florecieran.
3- La carta no sale a luz en el momento apropiado: la semana previa al balotaje.
Precisamente el carácter democrático de la carta también está expresado por el momento en que ve la luz. Vivimos una progresiva pauperización de los debates electorales, un evidente signo de debilidad democrática. Al plantear la carta antes del balotaje podemos entender que los autores actúan por fuera de cualesquiera estructura política que los quiera constreñir con sus eventuales necesidades electorales. La carta apuesta a un debate público y desdeña considerar las elecciones como el momento en que se deben silenciar las propuestas. Precisamente aprovecha las elecciones para contribuir con su propuesta de cambio de rumbo. Los autores y firmantes no se dejan atemorizar por ninguna dudosa necesidad contraria a ejercer el pensamiento crítico.
4- Las propuestas de OTRO RUMBO son ingenuas pues este gobierno, o el de Lacalle Pou, no atendería a sus reclamos.
Una de las causas por las cuales apoyo esta carta es que evita dirigirse a ningún partido o gobierno. Es una acción democrática en la hora que un tsunami de corporaciones extranjeras, tanto en Uruguay como en el resto del mundo, avasallan las soberanías nacionales y en un nuevo feudalismo imponen cambios a los regímenes jurídicos. El dilema actual del mundo ya no es izquierda o derecha. El dilema es mucho más esencial. El mensaje no va dirigido sólo a dirigentes bienintencionados. Tendiendo una mirada más vasta, quienes no tienen ni podrían tener todas las respuestas, hacen un llamado a la ciudadanía para pensar y construir un modelo de país que adhiera a sus necesidades históricas. En un mundo actual que prostituye las palabras licuándolas en una nada peligrosa, reivindican la palabra democracia como poder del pueblo. NUEVO RUMBO hace un llamado al saber social, al saber que cada ciudadano contiene por ocupar un lugar en la existencia. Una democracia es la forma más inteligente de gobernarnos, pues aprovecha esa energía infinita resultante de la liberación de la sabiduría que anida en una sociedad. Descartar esa energía para apelar al saber exclusivo de los técnicos y sus jefes sería como, a la hora de impulsar un navío, descartar el viento y llamar al capitán para que sople sobre el velamen con toda la fuerza de sus pulmones.
Tienen razón quienes opinen que la carta de NUEVO RUMBO es temeraria. Sus propulsores han decidido conjurar al viento con el sólo uso de las palabras.
(1) https://www.facebook.com/hayotrorumbo?hc_location=timeline


 UN CAMBIO DE RUMBO (Carta abierta a los ciudadanos uruguayos)

Enlace para firmarla digitalmente:
http://www.peticiones24.com/otrorumbo

Los redactores de este texto somos ciudadanos de izquierda, que en vísperas del balotaje del 30 de noviembre tenemos una serie de inquietudes respecto al futuro de nuestro país. Muchos de nosotros, a pesar de lo que diremos, votaremos la fórmula del Frente Amplio. Otros, por las mismas razones, nos inclinaremos por el voto en blanco o anulado. Ninguno de los promotores de esta iniciativa apoyará al Partido Nacional.
En vísperas de un tercer triunfo electoral del Frente Amplio nos preguntamos si vamos en la mejor dirección posible, si lo alcanzado en estos diez años guarda suficiente relación con las causas sociales y políticas por las que tanta gente luchó.
Si iniciáramos el análisis a partir de la crisis de 2002, no cabe duda que la desocupación ha caído sensiblemente, que el poder adquisitivo ha aumentado y cierta desigualdad de ingresos se ha atenuado, sobre todo considerando el reparto entre los sectores de ingresos medios y más bajos. Se han reconocido derechos y dado apoyo a sectores de la población que estaban privados de amparo social. Sin embargo, la distribución de la riqueza continúa siendo injusta. El 1% más rico de la población acapara la misma cantidad de bienes sociales que el 50% más pobre, cuyos sueldos apenas si arañan los 15.000 pesos.
Se ha apostado a un modelo de desarrollo basado en la transformación inteligente de los recursos naturales en una coyuntura de bonanza de los precios internacionales. Sin embargo, la experiencia histórica nos alerta sobre el peligro de sustentar el desarrollo jugándonos a la lotería de las “commodities”, a la venta de materias primas más o menos elaboradas. Un modelo de desarrollo prudente, sin descartar el agro inteligente y el turismo, exige apostar a una mayor diversificación y sofisticación productiva que genere nuevas bases de competitividad internacional, incorporando otras áreas de producción, como la tecnología, el software, la biotecnología y una industria no sólo orientada al procesamiento de la producción primaria, camino que han seguido exitosamente otras pequeñas economías. Con una raquítica inversión en investigación y desarrollo es impensable dar ese salto.
La abierta promoción de la inversión extranjera, por medio del otorgamiento de zonas francas y de exoneraciones tributarias que no condicen con los impuestos que soporta el resto de la población, no ha generado, como se argumentaba, la inversión doméstica asociada, ni ha impactado en el eslabonamiento productivo. En cambio, le abre las puertas del país a poderosas corporaciones transnacionales que codician los recursos naturales del planeta e imponen las reglas del sistema económico global.
Con certeza, nada menos que la mitad de nuestro campo está actualmente explotado por capital extranjero y se estima que un tercio de los títulos de tierras están en sus manos. Los beneficios generados por la soja y el eucaliptus han derivado en una suba ininterrumpida del precio de la tierra. Los sucesivos censos agrarios arrojan la preocupante cifra de 1200 pequeños productores rurales que cada año abandonan el campo, debilitando el entretejido productivo y social.
Este modelo, por añadidura, genera preocupación por sus consecuencias sobre el medio ambiente. Al tiempo que se retrae la pequeña producción rural, se deteriora la calidad de nuestros suelos y de nuestras aguas como consecuencia de los procedimientos técnicos y los productos químicos utilizados por la agroindustria.
Por la vía de la bancarización forzosa y la imposición de los medios de pago electrónicos, se allanará el camino al endeudamiento y se beneficiará al capital financiero que intervendrá en todas las transacciones monetarias, promoviendo una cultura consumista y colocando innecesariamente a los asalariados y jubilados en sus manos.
En materia educativa, los testimonios de los docentes son unánimes: de los estudiantes que logran terminar la secundaria, muchos de ellos redactan defectuosamente, apenas si alcanzan la comprensión lectora y tienen dificultades para el pensamiento lógico. La realidad es aun más alarmante por la brecha que se ensancha entre la educación pública y la privada.
Nuestra educación pública nació con el propósito deliberado de crear ciudadanos y con estos pobres niveles educativos nos aguarda un futuro inquietante. Necesitamos hacer de la enseñanza pública una causa nacional. Ello implica garantizar su funcionamiento, asegurar el acceso de todos los niños y jóvenes, dar estabilidad a los docentes, elevar el nivel de conocimiento impartido, cambiar su metodología para hacerla más amable y rediscutir su rumbo para que cumpla sus objetivos sociales: transmitir y construir conocimientos, generar inclusión social, capacidad de trabajo, pensamiento crítico y calidad democrática.
Finalmente, todo eso requiere un Estado fuerte ante las presiones del poder económico trasnacional, abierto y sincero en la información que proporciona a sus ciudadanos, depurado de cuotas políticas, corrupción, “amiguismo” y burocracia; un Estado en el que los gobernantes respeten las normas establecidas para garantía de los gobernados.
Todos los que un día nos descubrimos “de izquierda” desechamos los dudosos beneficios de transitar un camino trillado, animándonos a hacer girar la aguja del tiempo histórico en una nueva dirección. Rompimos con la visión conservadora que aseguraba que vivíamos en el mejor de los mundos posibles, e imaginamos, ejerciendo la crítica ante el modelo capitalista, otros mundos para la humanidad. No era, fue ni será posible ser de izquierda sin plantearse el capitalismo como problema. Mucho más que una posición intelectual, ser de izquierda significa reivindicar una ética: actuar conforme a lo que se piensa y se dice.
Ese es el camino que deseamos seguir. Y ese es también el mensaje que, como ciudadanos, queremos expresar en esta instancia, sea cual sea nuestro voto. Sabemos que no estamos solos, que en nuestra sociedad no sólo anida la fe hacia los dirigentes, sino también la prudencia infinita de ejercer el razonamiento crítico, como nos enseñaran Quijano y otros grandes maestros. Esta declaración está abierta al apoyo de quienes sientan la necesidad de un cambio de rumbo y por eso ya no es sólo nuestra, sino de todos aquellos que la sientan como propia y deseen firmarla y reproducirla por todos los medios imaginables.

Abracinskas, Lilián
Alastra, Jorge
Álvaro, Alejandro
Ancho, Eduardo
Antuña, Patricia
Arévalo, Marianela
Arpad, Atilla
Balkey, Gabriela
Bidegaray, Silvia
Cabeza, Damián
Castagnet Lacuesta, Ismael
Cruz Stirling, Juan
Eastman, Tomas
Estín Geymonat, Diego
Ferrari Gesto, Marcos
Figares, Daniel
Gimenez, Carlos
Hernández, Andrés
Julien Lopez, Diego
Julien, Diego
Larroca, Oscar
Lauro, Jorge
Leicht, Federico
Magallanes, Javier
Marchese, Marcelo
Mastromatteo, Juan
Mazziotti, Carla
Morgan, Lilly
Núñez, Estrellita
Ochoa, Aldo Curto
Perera López, José Luis
Pesqueira Nancy
Platero Puig, Soledad
Reinosa, Darío
Rodriguez Beaulieu, Brenda
Salandrú, Alvaro
Salsamendi, Graciela
Sánchez, Manuel
Sarthou, Hoenir
Sicardi, Estrella Adriana
Spagnuolo, Alejandro
Stella, Alfredo
Stenger, Haroldo
Venosa, Gabriela
Ximénex, Gerardo 


Manuel Menéndez Fraternalmente a los compañeros que plantean un cambio de rumbo: Comparto aspectos del enfoque de uds.,aunque otros no, sobre como conciben el desarrollo, para mí no se generó con el FA sino crecimiento económico: les envío el siguiente trabajo: 

http://elmuertoquehabla.blogspot.nl/2014/11/la-gota-que-desbordo-el-vaso.html
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