sábado, 1 de agosto de 2015

"El Gordo Marcos" murió como héroe en la tortura

Eduardo Perez Silveira de Salto fue el Gordo Marcos


>>>Lucía Topolansky fue llamada como testigo en el caso del Gordo Marcos .





EDUARDO PÉREZ
Eduardo Pérez Silveira nació en Salto el 13 de octubre de 1950, cursó Mecánica y Tornería en la UTU y soldadura en CALNÚ en Bella Unión. Se vinculó a la Juventud Obrera Católica e integraba el grupo de jóvenes de la Iglesia de Santa Cruz de Salto. Se domiciliaba en calle Uruguay 2711, junto a sus padres, hasta que a fines de 1960 se trasladó a Montevideo, donde conoció a Griselda Manuelita Castellini Jardín, con quien formó pareja y con quien tuvo un hijo, que nació un mes antes de su desaparición. Trabajaba en un taller de reparación de heladeras y era electricista. Era militante en el MLN y en la Acción Sindical Uruguaya (ASU).
Pérez Silveira, EduardoFue detenido el 5 de mayo de 1974 en la zona de Colón (Montevideo) a la hora 14:30 y recluido en la Base Aérea “Boiso Lanza” y trasladado, posteriormente, al Grupo de Artillería Nº 1, en el Cerro (de Montevideo). Fue duramente torturado, según el testimonio de otros presos. Era conocido como “el gordo Marcos”.
Según testimonio del exdiputado Víctor Semproni “en forma permanente sentía los gritos de dolor, de una persona a quien reconocí por su voz, como Eduardo Pérez, esta persona se quejaba y decía “me muero, me muero”. También me confirmaron lo de la muerte.
La actual senadora Lucía Topolansky, indicó que “un hecho sobresaliente de ese período fue la muerte de un compañero sobre el cual nos estaban interrogando. Se trataba de Eduardo Pérez, detenido en mayo del 74. Nosotros, que no sabíamos qué estaba pasando, notamos que el clima del cuartel se estaba enrareciendo. En determinado momento mandan pintar uno de los calabozos: era donde había estado hasta ese momento este compañero, y lo pintaban para borrar todos los rastros…”.
Fue llevado al Hospital Militar en estado de coma (“semi inconsciencia”) por las torturas recibidas y con graves problemas respiratorios a causa del estallido de una granada de gas que le fuera arrojada intencionalmente dentro de su celda. Falleció en la madrugada del 10 de mayo, sin recibir asistencia médica.
Según testimonio de Waldemar Tarocco sobre su estadía en el Hospital Militar indicó que “estando allí reconozco la voz de Eduardo. Apenas llegado, en un momento de lucidez dice: “Soy Eduardo Pérez…tengo un hijo de un mes, Martín…soy trabajador de Salto”. Pérez muere esa misma noche. Pude apreciar que el enfermero entraba a la celda donde se encontraba y salía con una toalla ensangrentada. No vi que se le practicaran otro tipo de curaciones. Sólo ingresaba el enfermero y lo limpiaba con la toalla. Murió en el correr de esa noche del 10 de mayo de 1974. Esto lo pude confirmar ya que al día siguiente un soldado que estaba de guardia me comenta que había muerto un prisionero. Le pregunto por los rasgos físicos del muerto y coincidían con los de Pérez”. Sus restos nunca fueron entregados a sus familiares. Eduardo tenía 24 años.
A nivel judicial, en el año 1987, se investiga su desaparición en el marco de la ley de caducidad, que encomienda al Poder Ejecutivo “esclarecer los hechos”. En la misma el Ministerio de Defensa indica que “no es posible considerar probado que el ciudadano Pérez haya estado detenido en una unidad militar, ni mucho menos que haya fallecido en ella como consecuencia de la acción de persona o personas determinadas”. En la investigación el Teniente Coronel (en situación de retiro) José Nino Gavazzo expresó que “todas las acusaciones son falsas”. El caso se archivó el 10 de noviembre de 1987, y se desarchivó el 30 de junio de 2006.
El 18 de diciembre de 2001 la Comisión Para La Paz entendió que “fue esclarecida la causa de su desaparición. Fue muerto por torturas en el Grupo de Artillería Antiaérea Nº 1″. La misma comisión en su informe final (de 3 de julio de 2003) expresó que “sus restos habrían sido enterrados en dependencias de las Fuerzas Armadas”.
En un informe elaborado el 16 de abril de 2003 por el Ministerio de Defensa Nacional se indica que “sus restos fueron enterrados en el Batallón 14 de Toledo, luego exhumados (en 1984), incinerados y arrojados al Río de la Plata”.





Detención
Fecha: 05.05.1974.
Lugar: En la casa de una compañera, en la zona de Colón, Montevideo. Uruguay.
Hora: 14.30 hs.
Reclusión: Base Aérea “Cap. Boiso Lanza”. De allí lo trasladan al cuartel de Artillería Nº 1, en el barrio “La Paloma, en Santín Carlos Rossi y La Boyada, en el Cerro. Finalmente es internado en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas donde fallece.
Circunstancia: Es detenido al intentar hacer un contacto clandestino en la vía pública.
Testigos: Franklin Inetti, Walter Brasil, Carlos Minetti, Víctor Semproni, Armando Rodríguez, Giacondo Ravagnolo, Lucía Topolanski, Adriana Castera, María Elena Curbelo, Waldemar Tarocco (detenidos).
Testimonios: Testimonio de Franklin Inetti ante Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 10º Turno (28.11.1986) sobre etapa de la detención en Boiso Lanza: Yo conocía a Eduardo Pérez desde el año 1972 aproximadamente. Fui detenido por el Ejército el 8 de diciembre de 1973 (...). Como a los 12 días de ser detenido aparecí en un celdario que según me enteré pertenecía a la Base Boiso Lanza. Allí estuve hasta el 19 de agosto de 1974 en que fui trasladado al Penal de Libertad. Durante mi permanencia en Boiso Lanza yo escuché comentarios de guardias de que Eduardo Pérez se encontraba también allí  recluido, aunque nunca lo vi. (...) Lo nombraban por el apodo de Marcos, al cual yo conocía con anterioridad. En una oportunidad me sacaron encapuchado del celdario, no pude ver quién me sacaba porque estaba encapuchado y presumo que era algún oficial y me llevaron a las oficinas de la Base donde me informaron que “Marcos”, había salido vivo de allí (...). Pensé que lo hacían como una defensa de ellos mismos, para cubrirse ya que me decían que había salido vivo.




Testimonio de Víctor Semproni ante Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 10º Turno (1.12.1986) sobre detención en el cuartel de Artillería Nº 1, “La Paloma”: (...) Aproximadamente a diez días de haber sido detenido me trasladaron al Regimiento de Artillería Nº 1, que queda en Santín Carlos Rossi y La Boyada, en el Cerro. Allí siempre permanecía con los ojos vendados y encapuchado y estuve en la celda con una o dos personas más; esa celda daba al patio o espacio donde había un número importante que no puedo precisar de detenidos, donde había cinco celdas más. En forma permanente sentía los gritos de dolor, de una persona a quien reconocí por su voz, como Eduardo Pérez, esta persona se quejaba y decía “me muero”, me muero”; esto lo debo haber sentido uno o dos días y tiene que haber sido los primeros días del mes de mayo del año 1974 (...), solamente lo oía. (...) También me confirmaron lo de la muerte, compañeros como Giocondo Ravagnolo, Mario Walter Soto (fallecido) e incluso estos compañeros habían conservado prendas de Pérez que nos las  repartimos como recuerdo, y yo elegí y reconocí un saco sport que él usaba muy frecuentemente, que me lo traje y todavía lo conservo en mi poder (...).
Testimonio de Lucía Topolanski ante SERPAJ sobre detención en cuartel de Artillería Nº 1, “La Paloma”: Un hecho sobresaliente de ese período fue la muerte de un compañero sobre el cual nos estaban interrogando. Se trataba de Eduardo Pérez, detenido en mayo del 74. Nosotros, que no sabíamos qué estaba pasando, notamos que el clima del cuartel se estaba enrareciendo. En determinado momento mandan pintar uno de los calabozos: era donde había estado hasta ese momento este compañero, y lo pintaban para borrar todos los rastros... El mayor Gavazzo hace una recorrida por los calabozos acompañado de otro mayor, que era Rama. Allí nos dice que el mayor Rama se va a  encargar de seguir con el interrogatorio a nosotras y nos hace una aclaración amenazante: “miren que aquí no murió nadie”. Esto nos confirmó lo que ya sospechábamos.

Atribuido a: Integrantes de la Fuerza Aérea y del Ejército Uruguayo. Entre los interrogadores se mencionan en los testimonios al Mayor José Nino Gavazzo, Mayor Ernesto Rama (a) “Óscar 1”, “El Tordillo”, “El Gallego”, “Puñales”; Capitán Manuel Cordero (a) “303”, “Manolo”; Caps. Mouriño y Botti; Teniente Jorge Silveira (a) “Chimichurri”, “Pajarito”, “Isidorito”.
Casos conexos: Operativo represivo contra el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T) dirigido a los militantes que reingresaron al país desde Buenos Aires para reorganizar al movimiento en la clandestinidad.

Desaparición
Fecha posible de fallecimiento: 10.05.1974.
Lugar: En el informe del Comandante del Ejército al Presidente de la República se señala como lugar probable de enterramiento los tubulares del Cementerio del Norte.
Hora: Noche.
Circunstancia: Fue llevado al Hospital Militar en estado de coma por las torturas recibidas y con graves problemas respiratorios a causa del estallido de una granada de gas que le fuera arrojada intencionalmente dentro de su celda.
Testigos: Adriana Castera, Waldemar Tarocco (detenidos).
Testimonios: Testimonio de Adriana Castera ante el Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 10º Turno (03.12.1986) sobre detención en “La Paloma”: Yo fui detenida y llevada a Punta de Rieles, donde permanecí por mucho tiempo. De allí se nos llevaba al Regimiento de Artillería Nº 1 en el Cerro, donde se nos interrogaba. En el mes de junio de 1974 en uno de los interrogatorios que se me hizo en el Regimiento de Artillería Nº 1, el mayor Nino Gavazzo me manifestó “matamos a uno”, inmediatamente me pregunta: “vos conocías al gordo Marcos”, diciéndole yo que no. Cuando regresé a Punta de Rieles pregunté a mis compañeras si conocían al gordo Marcos, diciéndome que el mismo era Eduardo Pérez.
Testimonio de Waldemar Tarocco ante IELSUR (1985) y Familiares de Detenidos Desaparecidos (2001) sobre estadía en el Hospital Militar: Luego de mi detención el 3 de mayo, soy prisionero en Boiso Lanza y a los pocos días soy trasladado al Hospital Militar donde recibo atención médica por lesiones que me provocaron durante la tortura a la que fui sometido. Estando allí reconozco la voz de Eduardo Pérez. Yo estaba ubicado en las celdas individuales, con puertas de rejas cuyas ventanas daban hacia la calle Jaime Cibils. Estaba en la celda Nº 1, y la noche en que reconozco a Pérez me trasladan a la Nº 2 y a Pérez lo alojan en la Nº 1.
Apenas llegado, en un momento de lucidez dice: “Soy Eduardo Pérez...tengo un hijo de un mes, Martín...soy trabajador de Salto”. Pérez muere esa misma noche. Pude apreciar que el enfermero entraba a la celda donde se encontraba y salía con una toalla ensangrentada. No vi que se le practicaran otro tipo de curaciones. Sólo ingresaba el enfermero y lo limpiaba con la toalla. Murió en el correr de esa noche del 10 de mayo de 1974. Esto lo pude confirmar ya que al día siguiente un soldado que estaba de guardia me comenta que había muerto un prisionero. Le pregunto por los rasgos físicos del muerto y coincidían con los de Pérez. El soldado luego de confirmarlos se arrepiente de haberme dado esa respuesta y me dice que no “que en realidad era flaco, etc.”. Luego de retirar el cuerpo del lugar debieron proceder a baldear la celda porque estaba totalmente ensangrentada.
Testimonio de María Elena Curbelo ante IELSUR: Estaba internada en el Hospital Militar. Recuerda que un día del mes de mayo de 1974 trajeron a un hombre en una camilla. Pasaron con el frente al pabellón de mujeres y alcanzaron a verlo. Se trataba de un hombre corpulento, y tenía la cara muy congestionada. No lo dejaron en el pabellón de hombres (que estaba situado frente al de mujeres) sino que lo llevaron al celdario del piso superior. Al día siguiente se enteraron por un soldado de que había muerto, y el mismo soldado mencionó que lo llamaban Marcos.
Atribuido a: Mayor José Nino Gavazzo, 2º Jefe del Grupo de Artillería de 105 milímetros Nº 1.

Por donde mataron al gordo Marcos en el cuartel La Paloma

En efecto, si las excavaciones en dicho cuartel constataran la aparición de los restos del jefe tupamaro Eduardo Pérez Silveira, alias “el Gordo Marcos”, fallecido en la noche del 10 de mayo de 1974 en el primer Piso del Hospital Militar, desmentirían los datos aportados por el informe del comandante en jefe del Ejército al Presidente de la República, doctor Tabaré Vázquez, sobre el destino final de los 33 ciudadanos detenidos desaparecidos.
El citado informe reconoce que Eduardo Pérez Silveira (el gordo Marcos) “fue detenido el 5 de mayo de 1974. Inicialmente fue trasladado a la Base Aérea de Boiso Lanza y posteriormente conducido al Grupo de Artillería Nº 1″. Agrega que “falleció en la noche del 10 de mayo de 1974 en el Hospital Central de las FFAA (Hospital Militar), afectado por severos problemas respiratorios que se originaron al habérsele arrojado una granada fumígena dentro de su celda por razones que se desconocen”, y que “no se pudo establecer fehacientemente dónde fueron enterrados sus restos, aunque resulta, del análisis de la información manejada, la presunción de que los mismos hayan sido enterrados en los tubulares del Cementerio del Norte”. La Comisión para la Paz estableció sobre este caso que los restos de Pérez Silveira “habrían sido primero enterrados en el Batallón 14 de Toledo y después exhumados sobre fines del año 1984, incinerados y tirados al Río de la Plata”, lo que se conoce como la famosa “Operación Zanahoria”.

Topolansky y Semproni testimonian

Según el testimonio de la senadora Lucía Topolansky, que estuvo encerrada en “las mazmorras” de “La Paloma”, cuando fue trasladada de su lugar original de detención para ser nuevamente torturada en el cuartel de Artillería Nº 1, “La Paloma”, “un hecho sobresaliente durante este período fue la muerte de un compañero sobre el cual nos estaban interrogando. Se trataba de Eduardo Pérez, detenido en mayo del 74. Nosotros, que no sabíamos qué estaba pasando, notamos que el clima del cuartel se estaba enrareciendo. En determinado momento mandan pintar uno de los calabozos: era donde había estado hasta ese momento este compañero, y lo pintaban para borrar todos los rastros…”. Topolansky denunció que “el mayor Gavazzo hace una recorrida por los calabozos, acompañado de otro mayor que era Rama (a) “Oscar 1″, “El Tordillo”, “El Gallego”, “Puñales”, hoy internado en el Hospital Militar; capitán Manuel Cordero (a) “303”, “Manolo”, cuya extradición de Brasil es aguardada; capitanes Mouriño y Botti y teniente Jorge Silveira (a) “Chimichurri”, “Pajarito”, “Isidorito”.
Alba Antúnez, otra tupamara que también fue rehén de los militares y sacada de su prisión, fue asimismo interrogada sobre el “gordo Marcos”.
Otro testimonio ante Juzgado Penal de 10º Turno, el del diputado Víctor Semproni, también detenido en Artillería Nº 1 en la época, aporta que “estuve en la celda con una o dos personas más. Esa celda daba al patio o espacio donde había un número importante que no puedo precisar de detenidos, donde había cinco celdas más. En forma permanente sentía los gritos de dolor, de una persona a quien reconocí por su voz, como Eduardo Pérez. Esta persona se quejaba y decía “me muero, “me muero”. Esto lo debo haber sentido uno o dos días y tiene que haber sido los primeros días del mes de mayo del año 1974″.
El actual diputado Semproni confirmó a LA REPUBLICA que se encontraba detenido en uno de los seis calabozos que estaban ubicados arriba de la sala de torturas del Regimiento de Artillería Nº 1, donde hoy se encuentra instalado un museo. En cierto momento, Semproni escuchó que Pérez Silveira dejó de quejarse. Fue entonces cuando “el gordo Marcos fue trasladado al Hospital Militar”. En el piso de arriba de la sala de torturas del cuartel de “La Paloma” estaban siendo torturados el “griego” Statakis, Carlos Etchemendy, el “mosquito” Saravia, el “Coco” Quiñones, Mario Walter Soto, el ciudadano francés Frank Cochon, Stella Reyes y Marisa Alvarenga junto al actual senador Víctor Semproni. Otros dos detenidos en lo que se llamaban “las mazmorras”, unas celdas más alejadas de la sala de torturas, Mario de León y el “Mono” Herrera escucharon a un soldado comentar sobre el “gordo Marcos”: “este hijo de puta no quiso hablar”, por eso justificó que le hubieran tirado una granada de gas en la celda. Semproni declaró además que “también me confirmaron lo de la muerte, compañeros como Giocondo Ravagnolo, Mario Walter Soto (fallecido) e incluso estos compañeros habían conservado prendas de Pérez que nos las repartimos como recuerdo, y yo elegí y reconocí un saco sport, que él usaba muy frecuentemente, que me lo traje y todavía lo conservo en mi poder”. Semproni confirmó a LA REPUBLICA que dicho saco sport hoy está en poder del hijo de Pérez Silveira, Martín Castellini.
“Meá, meá, ¿no podés mear hijo de puta?, ¿para qué te dejaste agarrar?”, se le oía decir al propio “gordo Marcos” cuando estaba en el baño de los calabozos, mientras un soldado comentaba: “miren cómo dejaron a este hombre”.

Balean a una niña

Según un informe reservado del Comando General del Ejército, Nº 5/974, “el 5 de mayo de 1974, en horas de la mañana, es allanado un local ubicado en Rambla República de México Nº 5515. Dicho local pertenecía a la Comisión Política [dirección del MLN] y había sido adquirido por la organización en 40 millones de pesos”. El arrendamiento lo había hecho el tupamaro Luis Alemañy, después renunciante al MLN y hoy vinculado al Partido Nacional, pero en aquel entonces severamente buscado por las Fuerzas Conjuntas que conocían su vuelta al Uruguay. El allanamiento resultó negativo, “sabiéndose que sirvió de alojamiento a los sediciosos AV alias “T” y GAR, alias “J”, y sus respectivas compañeras e hijos. Se deja ratonera. A la hora 14.30 se detiene en un contacto en la vía pública a Eduardo Pérez Silveira, alias “Marcos”, responsable militar de la Zonal 3. A la hora 17.30 llegan al local de Rbla. de México 5515 dos NN en un vehículo Peugeot. Los mismos no llegan a entrar y se retiran del lugar. Dada la voz de alto, se hace fuego sobre ellos, resultando herido uno de los NN. Posteriormente internada en el Hospital Roosevelt es internada una niña presentando herida leve de bala (viajaba en el vehículo con los NN que huyeron). Posteriormente es localizado el vehículo en Bolivia y Lombardía con muchas manchas de sangre y documentación y presentando varios impactos de bala (…)”.

Procesamiento de Bordaberry

En los autos de procesamiento del dictador Bordaberry, realizado por la jueza doctora Graciela Gatti titular del Juzgado Penal de 7º. Turno, el 20 de diciembre de 2006, según Resolución Nº 2146, se dice que “Eduardo Pérez Silvera, conforme al Informe de la Comisión para la Paz, falleció el 10 de mayo de 1974. Conforme resulta del acta número 18 a fs. 581 a 581v, Acta 27 a fs. 815 y actuaciones de fs. 629 a 627 y 817 a 821 cumplidas ante la Comisión Investigadora Parlamentaria de las que resulta que el mismo, conocido como “Marcos”, estuvo detenido en “Artillería 1″ y que falleció al practicársele “submarino”. Al ser interrogada la testigo Stella Reyes expresó que estando detenida en Artillería 1, desde “el 21 de abril de 1974 hasta junio del mismo año, primero estuve en los calabozos de arriba donde torturaban todo el día y soy testigo de la muerte de Eduardo Pérez, alias el Gordo Marcos, que muere por torturas y nos torturaban con su agonía” (fs. 1537). Por su parte, Waldemar Tarocco declaró ante esta Sede que coincidió con Eduardo Pérez en el celdario del Hospital Militar señalando que éste estaba “en situación grave, semiinconsciente, tarde en la noche recobra la lucidez, habla con el guardia y con el enfermero” (fs. 1748)… “Fallece esa misma noche… PREG. Qué comentaba él. RESP. Que era un trabajador de Salteño, que lo torturaron, le habían tirado una granada de gas en la celda” (fs.1749)”.






3 comentarios:

  1. Esto duele en el alma y el cuerpo, hermano ! La propia tortura del compañero, de los que impotentes de una forma u otra fueron testigos y, por supuesto, más aún, de quienes lo ejecutaron, es un enorme grito de NUNCA MÁS ! La IMPUNIDAD en el mundo intenta campear, es nuestra responsabilidad cotidiana, el evitarlo.

    ResponderEliminar
  2. CUANTA GENTE VALIENTE TUBO QUE JUGARSE LA VIDA POR IDEALES DE LIBERTAD Y TERMINO MORDIENDO EL POLVO JUGANDOSE LA VIDA, LO MAS SAGRADO QUE TENIAN, PARA DEJAR PASO Y PARA QUE SE ENRIQUECIERAN ESTA SARTA DE TRAIDORES.....SI NO LOS DESPEINA EL VIENTO....LOS VA A DESPEINAR LA HISTORIA.......QUE MANGA DE TRAIDORES..........

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡¡Cuánto odio y faltas ortográficas!!! Por Dios!

      Eliminar

No ponga reclame, será borrado